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Sunday 16 Jun 2024 | Actualizado a 08:28 AM

EVO Y PIÑERA BUSCAN RETOMAR EL DIÁLOGO CON CITA EN LIMA

Morales recordó la importancia de abordar y resolver la demanda marítima; mientras que en Chile, el canciller Moreno aseguró que se deben respetar los tratados

Por La Razón

/ 28 de julio de 2011 / 05:00

Ambos mandatarios aprovecharán su asistencia al acto de posesión del electo presidente peruano Ollanta Humala para restablecer el diálogo. Similar encuentro se realizó en diciembre, en el que también relanzaron el diálogo marítimo, que no prosperó.    

Morales gestionó el encuentro al más alto nivel y espera que concluya con resultados. Consideró que la solución de la reivindicación marítima, tema de la agenda de 13 puntos, es beneficiosa para ambas naciones.

«La salida al mar con soberanía al Pacífico no sólo es un problema entre Bolivia y Chile, es un problema de integración de Sudamérica; eso entienden los pueblos pero a veces no entienden ciertos grupos oligárquicos», afirmó en una conferencia ofrecida en Nueva York, donde participa de la Asamblea de la ONU.

Desde Santiago, el canciller Alfredo Moreno confirmó el encuentro, pero reiteró la posición de su país en sentido de que se deben respetar los tratados, en alusión al firmado entre La Paz y Santiago en 1904, que cerró a Bolivia la salida soberana al mar.

Al presidente Piñera le interesa «un diálogo fecundo sobre la base del respeto a los acuerdos y tratados», afirmó el Canciller, según reportó EFE desde Chile.

El 23 de marzo, Día del Mar, el Gobierno dio un giro en la política marítima y, sin renunciar al diálogo, anunció la decisión de llevar el diferendo a tribunales internacionales. El gobierno de Piñera reaccionó condicionando la continuidad del diálogo a dejar la opción de los tribunales.

El ministro de Defensa chileno, Andrés Allamand, incluso advirtió en mayo que las Fuerzas Armadas de su país están preparadas para defender los tratados. El ambiente tenso de los últimos cinco meses precede al encuentro que se celebrará hoy.

Morales aseguró en la conferencia de prensa que en el pueblo chileno existen corrientes de apoyo a la demanda nacional. «La ventaja que tiene el pueblo boliviano es que el pueblo chileno apoya la reivindicación marítima, (entre ellos) los partidos humanistas, socialistas, movimientos sociales e instituciones colegiadas. Entonces ¿por qué no podemos resolver como presidentes (el diferendo)?», se preguntó.

Demanda. El Gobierno boliviano prepara la demanda que presentará ante el Tribunal de La Haya para retornar al Pacífico con soberanía. La Dirección de Estrategia Marítima, presidida por el exministro de Defensa, Rubén Saavedra, tiene la misión de perfilar la estrategia.

También se hizo conocer en el marco del diferendo marítimo entre Perú y Chile, que se sustenta en el tribunal internacional, que se espera que un futuro fallo en la controversia de límites marítimos no afecte la aspiración de  un «acceso soberano» al Pacífico.

Morales afirmó, en reiteradas ocasiones, que la disposición a dialogar no es incompatible con encaminar otras estrategias, teniendo en cuenta que hasta la fecha no existe una propuesta de solución útil, factible y concreta.

A lo largo de la historia se negociaron alternativas de solución como un corredor con continuidad marítima al norte de Arica. El mar territorial contemplada en esta propuesta de 1975, justamente forma parte del litigio peruano-chileno.

El Presidente explicó en una entrevista en la cadena televisiva CNN que, además de tratar el diferendo marítimo, existen otros temas de interés bilateral. «Tengo mucha confianza de retomar las relaciones y esa confianza construida desde el 2006 para solucionar los problemas, no solamente en el tema del mar, porque entre dos países vecinos tenemos mucho de que hablar en temas de contrabando, narcotráfico, comercio e inversión».

Moreno insistió en la disposición de dialogar. «Vamos a poder hablar con mucha franqueza de todo lo que ha pasado», añadió el Canciller, para quien lo importante «es que los diálogos sean fructíferos y para que lo sean —afirmó— «deben basarse en el respeto mutuo de los acuerdos» que se han tenido «a lo largo de los años (y) que se han expresado en los tratados».

Un grupo de chilenos se pronuncia por el diálogo

Una delegación chilena de un grupo de 53 exparlamentarios, exministros, diputados y otras personalidades del vecino país, entregó ayer al presidente del Senado, el masista René Martínez, un pronunciamiento apoyando el restablecimiento del diálogo bilateral, aunque reafirmando el respeto al Tratado de límites de 1904.

El documento titulado Declaración Pública, refiere: «Mantener buenas relaciones con nuestros vecinos es una necesidad. No es demagogia, entreguismo, ni ingenuidad. La paz, el desarrollo y una mejor calidad de vida para bolivianos y chilenos es posible».

El exsenador y expresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso de Chile, Ricardo Núñez, destacó la importancia de restablecer el diálogo bilateral, congelado desde el anuncio boliviano de llevar el diferendo marítimo a tribunales internacionales.

«La idea de la agenda de 13 puntos fue muy buena, y tenemos que seguir avanzando en ello», expresó Núñez, acompañado por otros exparlamentarios.

Martínez valoró el respaldo de exautoridades chilenas a reencaminar el acercamiento bilateral, mientras que Núñez informó que hoy harán conocer en Santiago, al gobierno de Sebastián Piñera, el pronunciamiento de 53 personalidades a favor del diálogo.

Evo pide evitar privatización del agua

En la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el presidente Evo Morales planteó ayer la necesidad de  garantizar el agua como un derecho humano y, en consecuencia, evitar su privatización.

El organismo internacional declaró que el agua es un derecho humano. «Por tanto, este recurso es la madre de todos los derechos; si los presidentes, los gobiernos, los Estados no garantizan al agua como un derecho humano, estoy seguro que no se respetan todos los derechos de los seres humanos», reflexionó.

Bajo este principio, también abogó por encaminar acciones tendientes a evitar que se convierta en un negocio. «Ahora debe dejar de ser un negocio privado… Si el agua es un derecho humano no pueden haber metas y objetivos que conviertan en comercio al agua, en fuentes y empresas que puedan lucrar del recurso», sostuvo la autoridad.

El Presidente también alertó sobre el efecto del calentamiento global en el agua. Recordó que, por ejemplo, la sequía en diferentes regiones de Bolivia generó problemas sociales y migración. El plan gubernamental Mi Agua, explicó, justamente apunta a garantizar este recurso no sólo para el consumo humano, sino también para la agricultura y la ganadería.

«Hemos invertido 100 millones de dólares para unos 10 millones de habitantes en Bolivia. Quisiéramos profundizar, quisiéramos compartir con ustedes esta experiencia y otras experiencias que tienen en sus países», expresó Bolivia impulsó la iniciativa de que el agua sea declarado como derecho humano. Este principio está constitucionalizado.

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Las dos ‘troikas’

Por La Razón

/ 16 de junio de 2024 / 00:03

Lejos de alentar acuerdos mínimos y soluciones de compromiso, la polémica sesión del pleno de la Asamblea Legislativa Plurinacional, que sancionó normas clave para el país, derivó en mayor distancia entre el gobierno de Arce y las tres bancadas de oposición. Ello traba el debate político plural y genera mayor incertidumbre. En lugar de diálogo, hay descalificaciones.

Sin asumir una pizca de su responsabilidad en la crisis institucional que afronta la ALP, casi paralizada y con escasa capacidad decisoria, el vicepresidente David Choquehuanca salió al ataque. Acusó a Camacho, Mesa y Morales de “capos de la troika extremista”, que se habrían aliado para un “intento de golpe”. Nada menos. “Atacan, amenazan, asaltan”, les dijo. Y atribuyó al presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, la capitanía del operativo, al haber convocado a la sesión de la Asamblea.

Previamente, Choquehuanca derivó al Tribunal Constitucional Plurinacional la decisión sobre la validez de las normas aprobadas por el pleno, entre ellas la ley que dispone la cesación de los magistrados autoprorrogados. Consulta también sobre la competencia de Rodríguez. Era previsible. En lugar de enviar las leyes al Ejecutivo para su promulgación, el Vicepresidente las manda al TCP para su bloqueo. Es la forma del arcismo para evitar cualquier decisión de la Asamblea que no convenga a sus intereses.

Las respuestas a Choquehuanca fueron inmediatas. Lo acusaron de una “inédita e indignante sumisión política”, refiriéndose a su consulta al TCP. “Es como preguntarle al ladrón si se reconoce como ladrón”, dijo una senadora calificando de vergonzante la carta del Vicepresidente. Y se retrucó la idea de troika: “La única alianza existente en el tema judicial es la que se ha evidenciado entre Arce, Choquehuanca y los autoprorrogados”, señaló el opositor Carlos Mesa, de CC. “Un acuerdo espurio”, precisó.

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En medio de tales acusaciones de ida y vuelta, estamos nuevamente en fojas cero. La ley para cesar a los autoprorrogados será rechazada por los propios autoprorrogados, diciendo que ya la declararon inconstitucional; las elecciones continúan paralizadas y sin horizonte cierto, con operadores políticos que apuestan por su fracaso; y el Órgano Legislativo sigue en situación de atrofia decisoria y fiscalizadora, aunque se logran aprobar algunas normas, bajo presión, como ocurrió recién en Diputados.

Más allá de cómo se resuelva (o se entrampe) la cuestión judicial, estamos en un preocupante escenario de crisis político-institucional, a lo que se añade una situación de conflicto de poderes. Eso es crítico no solo para el Estado de derecho y la convivencia en democracia, sino también para afrontar la delicada situación económica y el riesgo de conflictividad social. Ojalá todos los actores relevantes logren acuerdos mínimos para transitar la crisis en vez de agitar bloqueos de todo tipo para atizarla.

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Educación

No es una tarea fácil y cabe preguntarse si autoridades, así como trabajadores del magisterio, están en condiciones de afrontarla con éxito

Por La Razón

/ 13 de junio de 2024 / 06:40

Días antes de que la tensión política volviese a escalar con la inédita sesión del pleno de la Asamblea Legislativa Plurinacional, en la que se aprobaron leyes que probablemente no serán promulgadas, el Presidente del Estado anunció la convocatoria al Congreso Plurinacional de Educación. Se trata de un mandato del cabildo de meses atrás en El Alto, pero también de una urgencia nacional.

A primera vista, la idea es excelente. A más de 13 años de promulgada la Ley 70, de Educación Avelino Siñani-Elizardo Pérez, es evidente que, con todo y los avances que especialistas le reconocen a la norma, la educación pública en Bolivia no parece haber mejorado mucho, aunque sí hay evidencia de mucha ideologización de los contenidos (y es bien sabido que ideología está en las antípodas de sabiduría).

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Las y los maestros de secundaria se horrorizan ante la falta de competencias básicas de niñas y niños que han cursado los seis años de primaria; y las y los docentes universitarios descubren que las y los flamantes bachilleres, en una proporción alarmantemente alta, son incapaces de comprender textos básicos, y ni hablar de escribir textos completos, coherentes y libres de errores ortográficos y gramaticales.

Ése es el contexto en el que el primer mandatario pretende realizar el Congreso Educativo con el objetivo de combatir los problemas a los que se enfrentan los educadores al momento de enseñar; al igual que los principales desafíos de los alumnos al momento de aprender. Sin embargo, todavía no se conoce de una convocatoria oficial y menos de la agenda a tratar.

En su anuncio, el Presidente habló de reajustar la Ley Educativa y la malla curricular del subsistema educativo, diseñar el perfil de bachiller que necesita el país y abordar los peligros y amenazas en materia educativa que representan las redes sociales, entre otros propósitos para el encuentro nacional. El mandatario cree que será posible diseñar una “política educativa” para profundizar “la educación inclusiva, científica, técnica, tecnológica; también la productiva, revolucionaria, liberadora, progresista, intracultural, intercultural, plurilingüe, descolonizadora, despatriarcalizadora en todo nuestro sistema educativo”.

Urge hacerlo, sobre todo considerando que la muy extensa lista de adjetivos empleados por el presidente Arce está lejos de materializarse en los contenidos, en las actitudes y comportamientos de la mayor parte de las y los educadores y, por supuesto, en los resultados que demuestran las y los educandos en el aula y fuera de ella.

Es bien sabido que la educación es la primera y más importante tarea del Estado, y que cualquier política pública al respecto debe pensarse y ejecutarse mirando el mediano y el largo plazos, al margen de los apetitos políticos del momento. No es una tarea fácil y cabe preguntarse si autoridades, así como trabajadores del magisterio, están en condiciones de afrontarla con éxito. Sin embargo, seguir postergándola solo abonará al rezago que muestra la sociedad boliviana en estos ámbitos.

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Sensación de crisis

La sensación de crisis, en este caso de naturaleza múltiple, no necesariamente equivale a la situación de crisis.

Por La Razón

/ 9 de junio de 2024 / 00:02

Desde principios del año pasado, afrontamos en el país un escenario de crisis políticoinstitucional, agitado en especial por la disputa interna en el MAS-IPSP. A ello se añade la percepción creciente de que se aproxima una crisis económica. Y una reciente encuesta nacional muestra la opinión mayoritaria de riesgo de crisis social. Hay, pues, sensación de crisis.

La crisis en el campo político y en las instituciones es innegable. La ruidosa división de la fuerza política que gobernó Bolivia durante las últimas dos décadas, la persistente polarización y la debilidad con fragmentación del bloque opositor configuran un escenario de bloqueo institucional y de alta desconfianza. Ello se expresa en la clausura de espacios de diálogo plural y, peor aún, de construcción de acuerdos. Por si fuera poco, ahora estamos en las puertas de un conflicto de poderes.

En cuanto a la economía, a reserva del debate sobre las causas, las condiciones y la profundidad de los evidentes desequilibrios, se va instalando en la ciudadanía la percepción de que estamos avanzando hacia una crisis económica o ya estamos en ella. La escasez de dólares, las dificultades para la subvención de combustibles y el alza de precios, entre otros factores, impactan en la economía de las familias. Y ello se manifiesta en sus expectativas. No son buenos tiempos para el modelo económico.

Si bien, desde el fallido paro de 36 días en Santa Cruz por la fecha del Censo, no existe gran conflictividad social en el país, hay quienes temen que la incertidumbre y el creciente fastidio ciudadano, atizados por la política y, en especial, por el día a día de la economía, pueden conducir a situaciones de crisis social. Un reciente estudio de opinión pública muestra que el 55% de las personas consultadas cree que “estamos ingresando a una grave crisis social”. Es una alerta delicada.

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La sensación de crisis, en este caso de naturaleza múltiple, no necesariamente equivale a la situación de crisis. Pero no es menor el hecho de que una parte significativa de la población perciba un presente crítico con futuro incierto, asentado en la confluencia de variables político-institucionales, económicas y sociales. Por ello, el buen gobierno y la eficaz acción política deben asumir como necesidad la gestión oportuna y cierta de los sentires ciudadanos. Las percepciones y las expectativas cuentan.

Ahora bien, ¿qué hacer para que la creciente sensación de crisis no derive en una coyuntura crítica, dadas no solo las percepciones, sino innegables señales de realidad, en especial en la economía? ¿Es posible, todavía, evitar un escenario de crisis de gobernabilidad, con resultado también incierto considerando la fragilidad del sistema político y de las instituciones? Siempre cabe la posibilidad, y la esperanza, de que las cosas mejoren y se reencaminen como país. El gobierno de Luis Arce tiene la palabra.  

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La Paz a la deriva

Hoy, la ciudad sede de gobierno está en manos de autoridades demasiado ocupadas en cubrir los rastros de sus malos manejos

Por La Razón

/ 6 de junio de 2024 / 06:42

Mientras los medios de comunicación se llenan de noticias que agravan la incertidumbre respecto de la estabilidad económica y política, en La Paz son otras las fuentes de incertidumbre y surgen del gobierno local; el desorden en el gobierno municipal paceño tiene que ver con la incapacidad de gestionar adecuadamente el desarrollo urbano y el efecto político que esto causa.

Días atrás se supo que las y los concejales del Movimiento Al Socialismo (MAS) habían decidido retirar su apoyo a su colega Roxana Pérez del Castillo, que de todas maneras fue electa como vicepresidenta del Concejo, esgrimiendo acusaciones de irregularidades y violaciones normativas. La profunda división en el partido a cargo del Gobierno nacional repercute en todas las instancias en las que participa.

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Pero el conflicto masista es apenas uno de los elementos en este preocupante estado de cosas. Días antes del desaguisado en el Concejo, la Justicia ordenó la detención preventiva del empresario de bienes raíces Harold Lora, acusado estafar a cientos de personas con la venta de departamentos en edificios que no se han terminado de construir y probablemente, si se cumple la ley, queden inconclusos.

En este caso, que es, seguramente, solo el más visible por el número y volumen de las construcciones, así como por la cantidad de personas afectadas, el problema tiene que ver no solo con la ineficaz tarea de fiscalización, que las leyes le atribuyen al Ejecutivo municipal, sino con una probable lenidad de muchas instancias de fiscalización y control, que ha permitido que se levanten miles de construcciones fuera de norma. Según la concejala Pérez del Castillo, son más de 30.000 edificaciones irregulares solo en la gestión del actual alcalde.

Los numerosos intentos de aprobar y promulgar normativa que “regularice” las construcciones fuera de norma y permita nuevos proyectos arquitectónicos ha terminado por revelar un descuido tal en la gestión urbanística de la ciudad que incluso se le ha acusado de violar derechos humanos, comenzando por el derecho a una vida digna, no solo de quienes adquieren un inmueble mal construido, sino también de las y los vecinos de esas edificaciones levantadas con el único afán de recaudar mucho dinero a cualquier costo.

Ese contexto explica la virtual parálisis del Concejo Municipal, afectado por las disputas del MAS, que son hábilmente aprovechadas por concejales inescrupulosos, unidos no por su ideología o su partido (que no los tienen), sino por su interés de medrar de la necesidad de vivienda que hay en la sociedad paceña. Desde el inicio de la gestión fue muy evidente su mala intención gracias a inverosímiles apelaciones al derecho de las personas a tener un techo propio.

Hoy, la ciudad sede de gobierno está en manos de autoridades demasiado ocupadas en cubrir los rastros de sus malos manejos y despreocupadas de la mayor parte de los problemas que aquejan a la población; y el pronóstico no permite albergar muchas esperanzas en el corto plazo.

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El factor Choquehuanca

Ojalá contribuya a encontrar el equilibrio de las alas del cóndor en lugar de su mutilación. Estamos a tiempo.

Por La Razón

/ 2 de junio de 2024 / 00:02

Hemos señalado en este espacio que la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) afronta una penosa situación de bloqueo y parálisis decisoria. La fractura interna en el MAS-IPSP, la división en las fuerzas opositoras y la persistente polarización impiden la sola posibilidad de diálogo. Ni hablemos de acuerdos. En tal escenario, el presidente de la Asamblea es fundamental.

Más allá del debate político y sus expresiones mediáticas y en redes sociales, estamos en un contexto de crisis institucional con elevada desconfianza ciudadana en todas las instituciones. A ello se añade un campo político malogrado por el enfrentamiento, la descalificación fácil, acusaciones sin evidencia y primacía del interés particular por encima del bien común. Así, la conversación pública se degrada hasta el límite de su imposibilidad. La peor muestra de ello, desde fines del año pasado, es la ALP.

El Órgano Legislativo es el espacio deliberativo por excelencia entre los órganos del poder público. A partir de la deliberación, se espera que la Asamblea cumpla el conjunto de importantes atribuciones establecidas en la Constitución, que de lejos superan la sola legislación. Por su naturaleza, el pleno de la ALP, el Senado y la Cámara de Diputados deberían ser lugares de ejercicio de la política, lo que implica realizar propuestas, debatirlas y construir acuerdos. Nada de eso ocurre en el presente.

Para el normal y eficiente funcionamiento de la Asamblea, hoy en situación de atrofia, es relevante el desempeño coordinado y complementario del presidente de la ALP y de las directivas camarales, además del trabajo de las comisiones y los comités. El problema es cuando la cabeza, en este caso el señor David Choquehuanca, es parte del problema. ¿Qué hacer cuando la necesaria y activa presencia de la principal autoridad del Órgano Legislativo se convierte en ausencia o, peor, en traba? Es muy crítico.

En momentos en que se requiere liderazgo en la ALP y voluntad de concertación, el Vicepresidente está desaparecido. En situaciones en las que ayudaría mucho la palabra serena que invoque el diálogo, el “Jilata David” se queda en silencio. Cuando es fundamental sesionar para tomar decisiones, el presidente de la Asamblea impone receso. Y en un escenario en el que urge una reunión del pleno para destrabar las inciertas elecciones judiciales, al señor Choquehuanca le ganan la línea oficial y la inercia.

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Cierto que la deplorable parálisis decisoria de la Asamblea no depende únicamente de lo que haga o deje de hacer el Vicepresidente, pero al menos se esperaría un mayor protagonismo de su parte, con autonomía de los mandatos del Ejecutivo y la ofuscación de las bancadas. Si asumimos que la situación es insostenible y se avizoran vientos de crisis, el factor Choquehuanca puede hacer la diferencia. Ojalá contribuya a encontrar el equilibrio de las alas del cóndor en lugar de su mutilación. Estamos a tiempo.

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