Según el análisis, el MAS obtuvo un masivo voto metropolitano
El estudio de la FES derriba una simplificación muy usual en los medios de comunicación: que si las capitales de departamento son sobre todo de la oposición, el reino del MAS es el campo, el área rural del país.

Armando Ortuño, Claudia Benavente y José Luis Exeni. Foto: Álvaro Valero
Si en octubre el MAS ganó la elección con 55,1%, buena parte de este caudal lo consiguió gracias a su robusta presencia en las metrópolis y dominio en las ciudades intermedias, se concluyó ayer en el Piedra, Papel y Tinta de La Razón.
En el programa por internet, con la conducción de la directora de La Razón, Claudia Benavente, participaron el economista analista electoral Armando Ortuño, y el comunicador y politólogo José Luis Exeni. Ambos comentaron la separata Geografía electoral (La Razón del domingo 13) producida por la Fundación Friedrich Eberth (FES).
El voto por la oposición, evidentemente, dijo Ortuño, estuvo más concentrado en torno a las metrópolis. El 70% del caudal opositor es urbano; en cambio, 49% del MAS es urbano.
El estudio de la FES derriba una simplificación muy usual en los medios de comunicación: que si las capitales de departamento son sobre todo de la oposición, el reino del MAS es el campo, el área rural del país.
El estudio distribuye la votación del 18 de octubre entre las áreas: “metrópoli” (los conurbanos como La Paz-El Alto o Cochabamba Quillacollo), “ciudades” (sobre todo las capitales de departamento), “localidades intermedias” (de 10.000 a 50.000 habitantes), “pueblos”, y “localidades rurales y comunidades”.
Ante la idea del predominio de las oposiciones en las ciudades y el MAS en el campo, Ortuño retruca: “No, el MAS obtiene 48% en las metrópolis; estamos hablando de estas zonas superconcentradas, La Paz-El Alto, Cochabamba, Santa Cruz”.
Además, el MAS tiene poco menos del 55% de la votación en las localidades intermedias, “que no es que son rurales; estamos hablan de Quillacollo, Sacaba, Yacuiba, donde el voto por el MAS es mayoritario”.
Lo urbano es mucho más complejo —insistió— pues es la suma de las metrópolis, las ciudades, pero también las localidades o ciudades intermedias. “En ese mundo urbano complejo, la contienda electoral es mucho más equilibrada que la caricatura (el campo para el MAS y las ciudades para la oposición)”, destaca el analista electoral.
Lo que sí muestra también el estudio efectuado por la FES, destacó, es el evidente predominio del masismo en la categoría localidades rurales y comunidades, donde casi 80% de los votos invariablemente se lleva el MAS.
Otro resultado llamativo del estudio de la FES es la distribución del voto en las ciudades. En La Paz, por ejemplo, nítidamente se ve cómo “hay dos ciudades”, (Ortuño), la de la oposición, cuyo triunfo se concentra en el centro de la ciudad, Obrajes, Calacoto, hasta cerca a Cota Cota; y cómo el MAS sienta presencia mayoritaria en todos los barrios que rodean a ese centro, “a medida que se va subiendo a la ladera, va volviéndose azul”, apuntó Ortuño. Lo mismo pasa en Cochabamba, donde del centro hacia la zona norte es opositora, y hacia el sur y resto, se hace masista.
En lo relativo a las circunscripciones uninominales, 70 en total, allí donde se vota directamente por el diputado —destacó Exeni— se encuentra que 70% del voto uninominal lo concentra el MAS. El oficialismo ganó en 49 circunscripciones, y en 21 la suma de las oposiciones. El MAS, además, ganó en las siete circunscripciones especiales indígenas que hay en el país.
Esto se debe, dijo Exeni, a la presencia territorial del MAS, con candidatos en todo lado, lo que no siempre logran sus oposiciones nacionales y locales.
Atomizada Oposición Subnacional
Los opositores regionales al MAS se tienden a fragmentar más que en 2015
Acto de sufragio en las elecciones de autoridades políticas departamentales, regionales y municipales de 2015
Imagen: Archivo
Con la inscripción de candidatos y candidatas a las gobernaciones se aclaró más el panorama de lo que se viene en cuanto a tendencias de la votación. De primera, comparando con las elecciones subnacionales de 2015, es evidente una práctica “explosión” de candidaturas en buena parte de los departamentos. En efecto, mientras en La Paz en 2015 había 7 candidatos a la Gobernación, en las elecciones del 7 de marzo próximo habrá nada menos que el doble, 14. En Chuquisaca, si en 2015 había solo 4 candidaturas (que al final fueron 3, pues una fue anulada por la renuncia de su candidato), ahora habrá 9. Y si para la Gobernación de Cochabamba en 2015 pugnaron 5 postulantes, en 2021 terciarán 9 fuerzas políticas. Por otro lado, cuando en Oruro en las elecciones subnacionales de 2015 hubo 6 candidatos, en 2021 habrá 9. También Beni se puede considerar “explosivo” en candidaturas para la Gobernación, pues de solo tres que tuvo en las elecciones de 2015, para los comicios de marzo se presentaron hasta 6 postulantes.
Entre los departamento que se pueden considerar de incremento moderado está Potosí, que si en 2015 llegó a tener 5 candidatos, en las justas de 2021 tendrá a 7.
El departamento que mantendrá el número de candidatos es Santa Cruz, que en 2015 tenía 6 candidatos a la Gobernación, y este año repetirá el mismo número.
En tanto que solo dos departamentos habrán bajado de número de candidatos: Pando, que en las elecciones de 2015 tuvo 4 candidatos, en las justas del 7 de marzo solo pugnarán 3 postulaciones; y, Tarija, que de 6 candidaturas en 2015 ahora solo tendrá 4 contendientes por el gobierno departamental.
En todo caso, tal como se puede observar en los gráficos adjuntos, en la mayoría de los departamentos el rasgo común es que sea cual fuere la cantidad de candidatos, la votación tiende a concentrarse en los dos primeros, y con elevado porcentaje.
Así, en Chuquisaca el voto concentrado en el primero más el segundo suma 91% de la preferencia electoral, 81% en el caso de La Paz, 85% en Cochabamba, 72% en Oruro, 83% en Potosí, 92% en el departamento de Santa Cruz, 94% en Pando.
Solo en los comicios de Tarija y Beni se observa una votación más equitativamente distribuida: en Tarija la mayor parte de la votación se la llevan los tres primeros, 95% de los votos; en tanto que en Beni, las tres fuerzas de algún modo se equiparan: 41-31-28 por ciento.
Un dato no menor también es que en todos los departamentos el Movimiento Al Socialismo (MAS) está entre los dos primeros; de hecho ganó seis de las nueve gobernaciones departamentales; aunque perdió precisamente en los dos mayores conglomerados de votantes del país: La Paz (a manos de Sol.Bo) y Santa Cruz, donde le venció, y por casi el doble, Demócratas, el partido del gobernador Rubén Costas.
Tampoco se debe dejar de anotar la derrota del MAS en Tarija, donde al no lograr el primero (UD-A) una victoria por mayoría absoluta (50% más 1) ni haber superado 40% de los votos con una diferencia de 10 puntos sobre el segundo (el MAS) se fue a segunda vuelta, y allí, UD-A (que postulaba al actual gobernador Adrián Olivia) derrotó al MAS nada menos que por 61% a 39%.
Por la misma razón en 2015 hubo segunda vuelta en Beni; pero esta vez la votación se polarizó mucho más: el MAS ganó con apenas 50,23% frente a la agrupación política Nacer, que obtuvo un desafiante 49,77%, un práctico empate técnico.
Ahora, si bien siempre se advierte que las elecciones nacionales no reflejan la preferencia electoral de la población en las subnacionales, no se puede dejar pasar ciertas tendencias similares de las elecciones de 2015 y las generales de 2020.
Siempre con la prevención de que se trata de distintas elecciones, sobre todo por los liderazgos en juego, es llamativo (como se puede observar en los gráficos adjuntos) que en seis de los nueve departamentos (Chuquisaca, La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí y Tarija), lo mismo que en las subnacionales de 2015 el voto tiende a concentrarse en el primero y segundo de los contendientes.
Y si bien las nuevas presencias significativas en el espectro político de Santa Cruz, Beni y Pando son Creemos (del excívico Luis Fernando Camacho) y Comunidad Ciudadana (CC) (que postulaba al expresidente Carlos Mesa), no es para dejar de lado la otra vez fuerte presencia del MAS, esta vez entre los tres primeros.
Una de las mayores certezas en cuanto a las elecciones subnacionales es que buena parte de la preferencia electoral gira en torno al liderazgo local, regional o departamental.
Así, por ejemplo, es llamativo que en el departamento de La Paz, habiendo ganado el MAS en las elecciones generales de octubre de 2014 con nada menos que 69% de la votación, al año siguiente, apenas cinco meses después, en marzo de 2015, haya bajado su votación (por gobernadora, siendo candidata Felipa Huanca) a menos de la mitad, 30,68%, y el significativo triunfo lo haya obtenido el partido recién creado Sol.Bo, con el sociólogo y exministro de Educación Félix Patzi como su candidato.
Es el mismo caso el de Tarija, donde si en la elección nacional de 2014 el MAS también ganó en el departamento con 52%, cinco meses después el electorado mayoritariamente decidió el triunfo del partido regional Unidad Departamental Autonomista (UD-A), que postuló a Adrián Oliva, que si bien ganó en primera vuelta por un porcentaje (45,44%) que obligaba a ir a una segunda ronda, en esta obtuvo nada menos que 61% de la preferencia electoral.
En el departamento de Santa Cruz se impuso la misma lógica: mientras el MAS en las elecciones de 2014 ganó allí con 49%, en las subnacionales de 2015 su caudal electoral se redujo a 31,80%; y es que la reivindicación cruceña la capitalizó el ya para ese entonces reelecto gobernador Rubén Costas, de Demócratas.
En todo caso, como se aprecia en los gráficos, las elecciones subnacionales de 2015 de alguna manera son la continuidad de la tendencia marcada en los comicios generales de 2014. Todos los gobernadores electos por el MAS en 2015, Víctor Hugo Vásquez en Oruro, Juan Carlos Sejas en Potosí, Esteban Urquizo en Chuquisaca, Iván Canelas en Cochabamba, Alex Ferrier en Beni y Luis Adolfo Flores en Pando, eran, o son, militantes masistas; cierto, casi todos ellos, excepto Luis Adolfo Flores, renunciaron a su cargo a causa de la crisis política de octubre-noviembre de 2019, pero eso no quita que hayan sido electos como masistas en pleno ascenso del MAS: en la elección de 2014 el partido azul se mantenía sobre el 60% de la preferencia nacional.
Para la elección del 7 de marzo, el presidente del MAS, Evo Morales, oficializó a los nueve candidatos del partido: Humberto Sánchez en Cochabamba, Mario Cronenbold en Santa Cruz, Franklin Flores en La Paz, Juan Carlos León en Chuquisaca, Jhonny Mamani en Potosí, Álvaro Ruiz en Tarija, Alex Ferrier en Beni, Miguel Becerra en Pando y Jhonny Vedia en Oruro. Es precisamente en la elección de algunos de estos candidatos que ocurrieron las mayores tensiones en el partido: en Santa Cruz, se trató de una concesión de la dirección nacional del MAS, pues hasta hace solo una semana se tenía como candidato seguro al comunicador social Pedro García, quien incluso había sido designado candidato en un ampliado del MAS en Lauca Ñ, en el Trópico cochabambino; en Chuquisaca, Potosí y Pando se impuso el candidato que tenía el aval de la dirección nacional del MAS, pues en los tres casos hubo una cerrada oposición a los designados; la queja común fue que mientras las organizaciones sociales optaron por un candidato, se impuso el “dedazo” de la dirigencia nacional.
En el caso de la oposición regional más fuerte, sin duda destaca el exdirigente cívico, excandidato presidencial por Creemos, Luis Fernando Camacho, por el que la primera fuerza política cruceña, Demócratas, incluso sacrificó a dos de sus más influyentes militantes (Óscar Ortiz y Vladimir Peña) en pos de unificar la candidatura; fue una mutua concesión; como dijo Camacho: él como candidato único a la Gobernación, Roly Aguilera, militante de Demócratas, como único candidato por ambos frentes a la Alcaldía cruceña.
Si hay una cosa que distingue a Camacho de los anteriores líderes cruceños es su declarado federalismo, que las autonomías hay que llevarlas al extremo con el fin de proyectar luego un país federal.
En el lado masista, la pauta de la oferta electoral de sus candidatos la dio el de La Paz, Franklin Flores, cuando en esta semana señaló que uno de los pilares de su plan de gobierno es “crear un complejo industrial y posicionar al departamento de La Paz como líder económico del país”; un “complejo maquilero, de ensamble, como por ejemplo de vehículo Hyundai como en Chile que ensamblan estos vehículos”.
(*) Iván Bustillos es periodista de La Razón