División, poca producción y descrédito: la Asamblea sufre una de las peores crisis
El Órgano Legislativo se encuentra en una de sus crisis más profundas por las fracturas internas de las tres organizaciones políticas con representación parlamentaria.
Una sesión en la Asamblea Legislativa.
La Asamblea Legislativa sufre una de sus peores crisis debido al descrédito por parte de la población, su escasa incidencia y su poca producción legislativa, producto de las fracturas internas en las tres fuerzas políticas: Movimiento Al Socialismo (MAS), Comunidad Ciudadana (CC) y Creemos.
Sin embargo, existen muchos otros factores externos e internos que afectan y resquebrajan la institucionalidad del Órgano Legislativo.
En los últimos meses, los legisladores no han sido capaces de establecer una agenda conjunta para tratar y aprobar leyes. Su producción se ha visto disminuida por la falta de acuerdos mínimos.
La Asamblea Legislativa también se vio afectada cuando, por orden de una sala constitucional de Pando, paralizó sus tareas de preselección de candidatos a las elecciones judiciales, proceso que debió llevarse a cabo el año pasado. Ahora, los comicios están en fojas cero y no se avizora una salida al entrampamiento.
Tras ello, las bancadas de las fuerzas políticas han presentado posibles salidas, como una ley corta, una solicitud de tutela al Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) y una reunión tripartidaria. Ninguna de las medidas fue consensuada y tampoco hay avance en ninguna de las propuestas.
El vicepresidente del Estado y presidente nato de la Asamblea Legislativa, David Choquehuanca, a 22 días de la suspensión del proceso, no ha convocado a sesión del pleno para asumir una postura institucional. Por ello, los senadores del ala evista del MAS William Torrez y Lucy Escobar presentaron una acción de cumplimiento, cuya audiencia presencial fue fijada para este miércoles a las 16.00.
De ese modo, la Asamblea se encuentra en medio grandes de polémicas.
El diputado de CC Saúl Lara, el senador arcista del MAS Rubén Gutiérrez y la exdiputada del MAS Valeria Silva expusieron sus puntos de vista sobre la crisis en la Asamblea Legislativa en el programa Piedra, Papel y Tinta, de La Razón.
Lara lamentó que le Órgano Legislativo, actualmente, no goza de buena salud por “factores internos y externos”. Indicó que su modelo instaurado desde 2006 (bajo el mandato de Evo Morales) fue “funcional al gobierno”, debido a que contaba con amplia mayoría y los dos tercios de votos. Esto, en su criterio, permitía una dinámica más ágil en términos legislativos.
Sin embargo, admitió que ahora la Asamblea Legislativa perdió atribuciones como su condición de ser el «contrapeso» ante los órganos Judicial y Ejecutivo. En su criterio, gran parte de la responsabilidad recae sobre la fractura del MAS.
“La crisis del MAS ha perdido el control desde 2016 por los problemas internos (y eso repercutió) en las cámaras de la Asamblea”, detalló.
Admitió que la crisis del MAS, de Creemos y de su propia alianza ha sido un factor que ha causado ingobernabilidad en la Asamblea Legislativa. “Existen tendencias en Creemos y nosotros también tenemos nuestras dificultades”.
En coincidencia, Silva lamentó que el país vive una crisis legislativa por tres factores: la inoperancia, la falta de credibilidad y su escasa incidencia política.
Respecto al primer factor dijo que, hace varias semanas, la Asamblea no muestra resultados oficiales de su trabajo sobre algunos proyectos de ley pendientes en la agenda. Sobre la falta de credibilidad, lamentó que está se encuentre por “los suelos”.
Según el informe Delphi, realizado por la Fundación Friedrich-Ebert-Stiftung (FES), un 65,1% de los encuestados tiene una perspectiva negativa sobre la Asamblea Legislativa.
Acerca del tercer factor, Silva afirmó que la Asamblea Legislativa está inmiscuida en el entorno político por sus divergencias.
La exdiputada reclamó que la Asamblea Legislativa no genera leyes, no tiene credibilidad ni es capaz de incidir en la agenda pública nacional e internacional.
El senador Gutiérrez coincidió con los dos entrevistados y admitió que la Asamblea atraviesa “momentos difíciles». Recordó que, en el periodo anterior del MAS, el Órgano Legislativo tenía un promedio de aprobación de 100 leyes en cada gestión. “Luego bajó el nivel de operatividad”.
Silva acotó que, en las gestiones pasadas de la Asamblea, en tiempos de los 2/3, tenía la capacidad de marcar agenda mediática y, además, era capaz de incidir en la economía y política exterior.
“Esto tiene que ver con la debilidad de la constitución de las bancadas. Antes había una bancada hegemónica. Con esos dos tercios podía sentarse con los tres poderes sin condiciones de por medio”, dijo.
En concordancia, Gutiérrez afirmó que cuando existen divisiones en las bancadas, la resolución de problemas es afectada. “No solo la división está marcada en el MAS, sino en las tres fuerzas. Pero la oposición y (el ala evista) tienen los dos tercios y lo han utilizado para obstruir y dilatar los procesos”.
De ese modo, Lara sugirió al Órgano Ejecutivo intentar armar «una nueva correlación de fuerzas para una agenda parlamentaria» y, así, destrabar importantes proyectos de ley que están en cola, como la adhesión de Bolivia al Mercosur, la asistencia familiar y la ley reforzada para niños víctimas de abuso sexual.
Desde comienzos de 2023, la Asamblea Legislativa sufre la atomización de sus tres fuerzas políticas, que degeneran en retraso de leyes, violencia, bochornos, ausencia de acuerdos y crisis de gobernabilidad. La postergación de las elecciones judiciales es una de las principales consecuencias.
Según Gutiérrez, la Asamblea no reportó problemas en los dos primeros años de gestión del presidente Luis Arce, es decir, entre 2020 y 2021. Sin embargo, luego de profundizarse la pulseta política en el partido oficialista, comenzaron las repercusiones en ambas cámaras.
El 18 de octubre de 2020, al término de las elecciones generales, el MAS ganó con el 55,1% de los votos y consiguió 21 de los 36 escaños en la Cámara de Senadores; CC 11 y Creemos cuatro. En Diputados, el MAS logró 75 escaños de 130; CC, 39 y Creemos, 16.
No obstante, las bancadas del MAS en ambas cámaras están divididas en dos facciones (arcistas y evistas) y, por ello, no logran la mayoría y menos los dos tercios de votos.
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