Las subnacionales: cuestión de vida o muerte para la oposición
Las elecciones municipales y departamentales de 2015 serán el escenario en el que la oposición partidaria jugará su vigencia o discontinuidad del escenario político. Asimismo, serán su única opción de hacer contrapeso al MAS.
Para la oposición partidaria tener buenos resultados en las próximas elecciones subnacionales significa más que lograr una alcaldía o la gobernación de algún departamento. Para las organizaciones políticas que vienen de perder en las elecciones generales, como la alianza Unidad Demócrata (UD) o el Partido Demócrata Cristiano (PDC), aún con representación en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), tener malos o buenos resultados puede significar su disgregación o continuidad.
Con los dos tercios de la ALP controlados por el Movimiento Al Socialismo (MAS), la oposición con representación parlamentaria no tiene posibilidades de contrapeso en el escenario nacional, por lo que deberá intentar lograr espacios de poder municipal y departamental para reproducirse y tener vigencia en las elecciones de 2019. De lo contrario, arriesga su supervivencia.
La socióloga María Teresa Zegada, excluyendo al Movimiento Sin Miedo (MSM) y al Partido Verde de Bolivia (PVB) que perdieron sus personerías jurídicas, considera que las organizaciones vigentes tras las elecciones nacionales buscan “una reivindicación de lo ocurrido” (la derrota contra Evo Morales en ocho de los nueve departamentos).
“En el fondo, se está jugando la acumulación que ellos puedan tener en términos nacionales para continuar su presencia en el escenario político, su no desaparición”, señala. El politólogo Marcelo Silva lo dice más enfáticamente: “Las elecciones subnacionales van a marcar para la oposición su posibilidad de sobrevivencia, ya ni siquiera una posibilidad de competir por espacios políticos”. “Se está jugando la posibilidad de tener una voz”, concluye Zegada.
COHESIÓN. Si bien la historia no necesariamente se repite, el repaso del pasado inmediato de las alianzas electorales opositoras evidencia falta de cohesión. Así, en el caso de Poder Democrático Social (Podemos) y Convergencia Nacional (CN), su dispersión fue cuestión de tiempo. La alianza UD tendrá que sortear ese desafío con la dificultad de que sus miembros responden a distintos líderes. Esta complicación de la alianza se pondrá a prueba en cómo encaran las elecciones departamentales y municipales como frente. Mientras tanto, ratificó su pacto para las elecciones subnacionales.
“En el nivel nacional, en el ámbito parlamentario, la oposición solo tendrá una actuación testimonial. El único espacio que le queda para marcar algún contrapeso son los espacios subnacionales para tener un espacio que le permita ver con cierto optimismo los comicios de 2019”, asegura Silva.
A esto se suma otro reto particular de los escenarios políticos regionales: la multiplicación de agrupaciones ciudadanas no partidarias que tienen la intención de disputar los espacios de poder locales. Esto último también será un desafío para el PDC y el mismo MAS.
“En las elecciones subnacionales hay más pluralismo, pero no debido a estos partidos, sino a agrupaciones ciudadanas nuevas o que reaparecen. Eso podría dispersar el voto. La habilidad de los partidos opositores va a estar en la posibilidad de generar acuerdos con estas organizaciones locales”, advierte Zegada.
En La Paz surge la agrupación del Luis Revilla, Soberanía y Libertad (SOL), que más allá de la polémica por una sigla similar en Santa Cruz, irá por el municipio paceño; en Cochabamba aparecen varias agrupaciones como la de Rebeca Delgado; en Santa Cruz, Nuevo Poder Ciudadano (NPC) pretende disputar a Rubén Costas la Gobernación. Éstas son las más visibles, sin embargo existe más en cada localidad. El sistema de partidos en el ámbito subnacional está más “atomizado y disperso”, describe el politólogo Romano Paz. En el ámbito nacional hay un partido de “características hegemónicas”, el MAS. En las regiones están fuerzas locales con caudillos con “buenas opciones”.
Con relación a este pluralismo, Silva considera las próximas elecciones como “no referenciales, sino vitales” para la oposición, por lo que percibe un mea culpa en su accionar. “Contrariamente a lo que inicialmente se veía como una mayor dispersión del voto en las nacionales, ahora hay una intención de tratar de concentrar el voto alrededor de las candidaturas con más posibilidad”.
Esta lectura podrá ser verificada o descartada en las próximas semanas, pues, como se dijo, Antelo quiere disputar a Costas Santa Cruz y la alianza UD está dividida sobre tener un candidato para el municipio de La Paz lo que podría tener un efecto negativo para las pretensiones de reelección de Luis Revilla.
DISPERSIÓN. Justamente, Zegada nota esa tendencia de dispersión y percibe lo contrario a Silva: que las fuerzas opositoras no están llegando a acuerdos con las organizaciones ciudadanas y se están multiplicando los precandidatos. “Hay lugares en los que precandidatos de los Demócratas de Costas o de Unidad Nacional (UN) están compitiendo con liderazgos locales”. Para ejemplificar cita el caso de Cochabamba, donde seis precandidatos perfilan sus postulaciones.
Esa posible dispersión hace de obstáculo a la posibilidad de que los partidos constituidos sumen lugares de poder. “El escenario regional da pie a que el pluralismo se exprese al mismo tiempo que permite la dispersión. Lo que también afecta al MAS”, dice. El campo regional plantea trabas para el afán de los partidos de recuperar espacios; a pesar de que los liderazgos de la alianza UD son todas figuras con fuerza regional, como Rubén Costas, Ernesto Suárez y Carmelo Lenz.
Así lo lee Vladimir Peña, líder de los Demócratas de Costas, organización que es parte de UD. “Las próximas elecciones son fundamentales. Para lograr nuestro objetivo tenemos que ensancharnos, tejer alianzas que no sean coyunturales. Por lo que hemos ratificado la alianza de Unidad Demócrata, sin que eso sea una limitación para que otros se sumen”.
Para saldar esa posible dispersión, la politóloga Zegada vuelve a resaltar que la oposición va a tener que ser hábil para lograr acuerdos antes de que el mapa boliviano otra vez se pinte de colores. “Entonces, habrá que ver cómo queda la oposición partidaria que intenta polarizar e ir a un sistema bipartidista, lo cual está muy lejos de que suceda”. El mapa se va a pintar mayoritariamente “de azul”, pero la sección restante será “multicolor”, adelanta.
ANTECEDENTES. Regionalmente el MAS viene creciendo desde 2005. En las elecciones prefecturales de ese año, el partido de Gobierno solo logró tres prefecturas (Chuquisaca, Potosí y Oruro), a pesar de que ganó la elección presidencial con una votación de 53,8%. Aquella vez, la oposición obtuvo las seis prefecturas restantes, desde las cuales operó su accionar político.
En las elecciones departamentales de 2010, el MAS dobló su llegada obteniendo seis de las nueve gobernaciones. No tuvo éxito en Santa Cruz, Tarija y Beni, si bien posteriormente asumió las gobernaciones de Beni y Tarija tras la destitución de los sus gobernadores electos por “desa- cato”, figura jurídica que luego fue declarada inconstitucional, a destiempo, por el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), pues estas autoridades ya habían sido destituidas. A la oposición solo le quedó Santa Cruz, aunque luego recuperaría el Beni en 2013.
Los resultados de estas dos últimas elecciones departamentales no son auspiciosas para la oposición. Sin embargo, hay un elemento que puede darles cierta maniobrabilidad… La lógica del votante —describe Zegada— en una elección regional difiere de la nacional. “La gente vota por sus condiciones de vida, por personajes locales que a veces no tienen nada que ver con la política”.
Se trata entonces de un espacio electoral menos ideologizado en que se vota por cuestiones inmediatas y cotidianas: transporte, seguridad, servicios básicos. Esto da cierta movilidad a las propuestas y la captación del voto.
CONTRAPESOS. Si por un lado está en juego la supervivencia de estos partidos opositores, en la próximas elecciones también lo está la existencia o no de espacios de contrapeso político al MAS desde las regiones. El partido de Gobierno ha derrotado a la oposición en el ámbito nacional dejándole un margen de acción limitado con menos de 2/3 en representantes. No hay nada que los opositores puedan hacer desde el espacio legislativo nacional.
“Ése es el escenario que se está jugando. En la anterior Asamblea, la oposición tampoco tenía posibilidades, pero sus votaciones locales les daban espacios de poder importantes desde donde recuperarse”. Además, lo regional es el lugar donde, para Silva, se van a proyectar los nuevos liderazgos de oposición para las elecciones de 2019, ya que la Asamblea Legislativa, a causa de su composición, no da posibilidad de ningún protagonismo a los asambleístas opositores.
“Ningún parlamentario opositor logra tener ningún papel importante en una Asamblea en donde hay una mayoría absoluta y donde el debate no es un elemento privilegiado. Por eso, será en los espacios municipales y departamentales donde veremos surgir a figuras”, señala.
Dado que las elecciones generales fueron una oportunidad perdida para la reconfiguración del sistema de partidos —según observó el sociólogo Fernando Mayorga— la oposición tendrá la tarea de tomar las elecciones subnacionales como otra oportunidad par encarar esa asignación atribuible solo a ella, pues el oficialismo está cómodo con instituciones o alianzas políticas opositoras débiles.
En lo subnacional hay partidos atomizados: Romano Paz, politólogo
El sistema de partidos en el ámbito subnacional está más atomizado y disperso que el nacional. En el nacional hay un partido de características hegemónicas. En las regiones están fuerzas solamente locales con caudillos con buenas opciones. Tienen opciones más allá de los partidos. Este es el sistema político que hemos configurado y habrá que ver cómo va evolucionando.
Marcan la posibilidad de sobrevivencia: Marcelo Silva, politólogo
Las elecciones municipales y departamentales marcan la posibilidad de sobrevivencia de la oposición. El resultado de la elección general les da una presencia nominal, simbólica, en la Asamblea Legislativa, controlada por el MAS. Por esta razón, el único espacio que le queda para marcar algún contrapeso es el subnacional, para articularse y ver hacia 2019.
Búsqueda de una reivindicación: María Teresa Zegada, politóloga
Las organizaciones políticas que aún circulan buscan una especie de reivindicación respecto de lo ocurrido en el ámbito nacional y sin duda ellos tienen una respuesta más importante en el ámbito regional, porque varios de los liderazgos con que se aliaron tienen una fuerza regional más que nacional. Buscan potenciar su votación para continuar su presencia en el escenario político.
‘Queremos multiplicar nuestra presencia’: Vladimir Peña, líder de Demócratas y parte de UD
Nuestro partido tiene las dos gobernaciones de la oposición (Beni y Santa Cruz) y alrededor de 50 municipios, nuestro desafío es multiplicar. Queremos cinco gobernaciones y más de 150 municipios para administrar dentro de la alianza Unidad Demócrata. Para ello debemos tejer alianzas que no sean coyunturales y ensancharnos con otros grupos que se incorporen.