A propósito del referéndum del 21 de febrero
Es irresponsable encarar la reforma constitucional como si estuviera vinculada al destino de una o de dos personas. Cualquier modificación afectará a todos los bolivianos y a la institucionalidad estatal actual y a la de los siguientes años y de los siguientes gobiernos.
¿Qué es lo que los bolivianos elegirán con su voto el 21 de febrero? No elegiremos a Evo Morales, pues no es una elección presidencial, ni de ningún tipo de autoridad; no estamos evaluando una gestión de 10 años de gobierno ni sus resultados; no está en cuestión ni una política pública, ni un plan de gobierno; no expresamos ni la simpatía ni la antipatía por ningún político.
Es un referéndum para consultar sobre la modificación de un artículo de la Constitución, el referido a la re-elección. Adicionalmente, que quede claro que la aplicación de la modificación de la Constitución sería en las elecciones presidenciales de 2019, no antes.
Es irresponsable encarar la reforma constitucional como si estuviera vinculada al destino de una o de dos personas. La modificación de la Constitución se aplicará hasta que se apruebe otra Constitución o se reforme ese artículo. Cualquier modificación afectará a todos los bolivianos y a la institucionalidad estatal actual y a la de los siguientes años y de los siguientes gobiernos.
¿En el presidencialismo qué papel tiene la re-elección?, ¿es democrática? La re-elección como tal no es ni democrática ni antidemocrática per se, se inserta en sistemas de gobierno vigentes: El sistema presidencialista (predominante en América Latina) que se contrapone al parlamentarista (predominante en Europa). En Bolivia actualmente existe el sistema presidencialista de re-elección inmediata.
El presidencialismo supone el incremento de los poderes del presidente que es jefe de gobierno y jefe del Estado, y que reúne todos los poderes políticos y administrativos inherentes a la función ejecutiva. El presidente es elegido por un periodo fijo. No hay primer ministro y el congreso se limita a funciones legislativas. El gobierno es unipersonal y el gabinete de ministros solo aconseja al presidente. Se basa en el principio de separación de poderes. Fue creado por la Constitución norteamericana de 1787.
En cambio en el parlamentarismo las jefaturas de Estado y de gobierno están separadas. La jefatura de Estado es por sucesión, designación o elección no popular, y la de gobierno emana del parlamento. El primer ministro puede ser destituido por el parlamento, que a su vez puede recomendar al jefe de Estado su disolución. El primer ministro dirige el gobierno, compartiéndolo o controlándolo. El gobierno es colegiado; el gabinete toma decisiones colectivas y sus ministros deben apoyarlas. Los ministros son responsables ante el parlamento y se basa en el principio de función de poderes.
Aunque existen distintas clasificaciones de los sistemas presidenciales, una característica fundamental de éstos es que los presidentes son elegidos por un periodo de tiempo determinado que en circunstancias normales no se puede modificar (Linz, 1994). El límite de tiempo es considerado como una garantía contra la omnipotencia y el abuso del poder. Esto genera alternancia en el poder. Que la elección sea directa o casi directa; que el periodo oscile entre 4, 5, 6 y 8 años; las mayorías exigidas para su elección; la posibilidad de reelección, inmediata o diferida, se consideran circunstancias que pueden tener pequeñas variaciones sin que esto se traduzca en una modificación al sistema de gobierno.
El problema en nuestro país es la subordinación de la discusión de estos grandes temas a individuos con nombre y apellido, que como todos solo son transitorios en la historia. Lo más grave es que el acuerdo establecido —que se llama CPE— ha sido vulnerado con una ley interpretativa en las elecciones presidenciales de 2014 y ahora otra vez se pretende volver a hacerlo con la convocatoria del referéndum, también observada en cuanto a su rocedimiento. En última es cambiar las reglas del juego que fueron fijadas de manera previa, durante el mismo juego.
¿La re-elección es positiva o negativa para la democracia? La reelección presidencial es un fenómeno electoral existente en algunos países, implica que un ciudadano que ha sido presidente pueda volver a serlo de forma consecutiva o por periodo interpuesto. Existen diferentes posturas al respecto. La no reelección puede ser total, o parcial; la primera cuando no se puede volver a ocupar el mismo cargo, por segunda vez; y es parcial cuando el cargo no puede ser ocupado en el periodo gubernamental inmediato al que se concluye, pero se deja la posibilidad para los subsecuentes. En diferentes estudios se ha establecido la siguiente tipología de re-elección en el presidencialismo: a) reelección sin límites; b) reelección inmediata por una sola vez y abierta; c) reelección inmediata por una sola vez y cerrada; d) reelección no inmediata, abierta o cerrada; y e) prohibición absoluta.
El rechazo a la re-elección se origina de la teoría de los frenos y los contrapesos, también conocida como checks and balances, tuvo su origen en Inglaterra, siglo XVII aproximadamente, con la necesidad de una “Constitución bien equilibrada” o de un reparto equilibrado del poder público.
Una de las grandes discusiones actuales en la materia se refiere a la re-elección presidencial inmediata: que un presidente en ejercicio pueda volver a postularse para el cargo en las elecciones inmediatamente posteriores.
Según diferentes estudios esto tiene sus pros y sus contras. Como ventaja, tiene la de renovar una gestión gubernamental con un programa y un equipo de gobierno durante un periodo prolongado, asegurando así su exitosa implementación, pero también con la desventaja para otros adversarios políticos, quienes deberán luchar desde el llano mientras el presidente en funciones aprovecha su posición para hacerse propaganda desde el poder pero tiene la desventaja de que los adversarios políticos saquen provecho de los errores cometidos en su gestión y más aún si en el tiempo de la reelección su popularidad disminuye drásticamente por asuntos políticos, económicos, sociales y otros.
La re-elección no es el problema, el problema radica en el incumplimiento de los acuerdos, en la subordinación de los procesos a intereses individuales, la carencia absoluta de institucionalidad.
¿Cómo es el mecanismo andino de gobierno y gobernabilidad? Los estudios sobre gobierno y gobernabilidad andina realizados en la región establecen como patrón de comportamiento el mecanismo de rotación en el acceso al cargo y a las responsabilidades. Según señalan: “Los abuelos cuentan que antiguamente para llegar a la silla de la jilaqatura cumplían varios servicios de carácter social, eran los pasos o como subir las gradas, para alcanzar la cabeza del ayllu. Sin embargo, en los últimos tiempos han implantado el sistema de rotación de autoridades” (Donato Ayma).
El ejercicio del liderazgo es por un tiempo determinado. La idea principal de aquello es la alternabilidad y la oportunidad para todos miembros. La comunidad reconoce las tentaciones de perpetuidad y del caudillismo. El aferrarse al liderazgo otorgado por la comunidad, irrespetando la temporalidad por la que fue escogido, mediante cierto tipo de artimañas, es una de las debilidades de los dirigentes o pseudolíderes indígenas. Para evitar el caudillismo, la elección y la alternabilidad es una manera de regular el desequilibrio en la relacionalidad. De esta manera, la misma comunidad vuelve a equilibrar la sociedad andina. Un líder tal cual, oportunamente sabrá evitar que el poder de la autoridad lo domine.
La re-elección no es un tradición de gobierno vinculada a los usos y costumbres de pueblos indígena originario campesinos; al contrario, la regla es la primacía de lo comunitario en las decisiones y en el ejercicio del liderazgo y el rechazo al individualismo personalista.