Julio C. Gambina: Bolivia es como un laboratorio para el mundo
Para el académico, no es poco lo que está pasando en Bolivia en cuanto al desarrollo económico y social.
Finalmente, qué importancia tiene que en el país se hable de “economía plural”, Estado Plurinacional, o, por qué no, socialismo comunitario? Se puede o no estar de acuerdo con estas construcciones, pero en perspectiva en verdad qué son; ¿por qué casi todos los candidatos en las recientes elecciones ‘rescataban’ la economía como lo mejor o acaso lo único bueno del gobierno del presidente Evo Morales? Tema controvertido, sin duda. He aquí que en esta entrevista el académico argentino Julio Gambina invita a otra mirada: que Bolivia es parte de innovadoras “economías en transición”, y con relativo éxito; que por ello, asegura nuestro entrevistado, es un verdadero laboratorio para el mundo, tanto por su logros como por sus problemas.
— En un artículo usted sostiene que Bolivia y otros países están en una “economía de transición”. ¿Qué significa esto?
— El tema es considerar el tiempo de la economía mundial; no se puede hablar de Bolivia, de nuestra América, si no se habla del orden mundial, y hoy éste es capitalista. Es un tema que se resolvió en la práctica con la ruptura de la bipolaridad, entre 1989 y 1991. Entre 1945 y 1991 se puede pensar en el debate capitalismo o socialismo, lo que habilitó a un horizonte del llamado ‘Tercer Mundo’. En las estrategias de desarrollo, también en América Latina después de los 60, tras la revolución cubana (1959), la discusión era cómo romper la dependencia, y ahí hubo un aporte muy importante de la Cepal [Comisión Económica para América Latina y el Caribe, organismo de la ONU para la región], que es la industrialización, la llamada sustitución de importaciones.
— Una cosa que parece no pasó.
— La realidad es que desde 1990, la mayoría de los países de América Latina, con excepción de Cuba, transitaron por una estrategia de los 10 puntos del Consenso de Washington: ajuste fiscal, iniciativa privada, inversión externa, privatización, cambio de la relación entre el capital y el trabajo, cambios en la función del Estado, una nueva inserción internacional, se empezó a hablar de globalización, de mundialización. Era lo hegemónico en el debate, no solo académico, sino político, en los organismos internacionales. Pero acontecieron novedades en nuestra América que vinieron de las luchas sociales, populares: la “guerra del agua” y la “guerra del gas”, en Bolivia, las pobladas argentinas, el movimiento de los piqueteros, el Movimiento sin Tierra en Brasil.
— Se hablaba mucho del ‘neoliberalismo’
— Me da la impresión de que hay una respuesta de una parte muy importante de la sociedad latinoamericana a lo que son las concepciones hegemónicas del desarrollo económico que por simplificación llamamos ‘neoliberal’, por simplificar, porque no es ni nuevo ni liberal. Y a partir de ahí se dan cambios en muchos países de la región; el siglo XXI empieza con una América Latina como un laboratorio de estudio de todo el mundo: la crisis argentina, el Foro Social Mundial en 2001 en Brasil, el gran foro desde Cuba, impulsado por el propio Fidel durante diez años, para discutir ‘Las estrategias de globalización y los problemas del desarrollo’, foro al que asisten el FMI, el Banco Mundial, premios Nobel de economía e intelectuales de la izquierda más diversa de todo el mundo. Como diciendo que aquí hay un debate civilizatorio. Los pueblos de América Latina dieron una voz de basta a este tipo de hegemonía de pensamiento y de práctica política.
— ¿Debate civilizatorio?
— ¿Qué es el capitalismo? El capitalismo por definición privilegia la ganancia por sobre la satisfacción de las necesidades de la población. Lo que define el cambio político en América Latina y el Caribe son las luchas populares, y eso genera nuevos gobiernos; gobiernos que van a confluir y van a construir una agenda de discusión muy novedosa; por ejemplo, la agenda de ‘integración alternativa’; ahí sale la Unasur, la Celac y, mucho más importante, estrategias de soberanía alimentaria, soberanía energética, se plantea una concepción de petroamérica; nuevas estrategias financieras, crear un Banco del Sur, que no se materializó, pero son ideas que están marcando que América Latina quiere ir para otro lado, incluso aunque no esté bien claro ese otro lado.
— ¿Hablamos de los gobiernos de Chávez, Lula, Correa…?
— Esos países en sus políticas van definiendo rumbos, en eso aparece una expresión muy novedosa desde Venezuela que dice ‘vamos al socialismo del siglo XXI’, que tampoco está muy detallado qué es, aunque de alguna manera es una evaluación crítica del socialismo del siglo XX. Y desde Bolivia aparece una idea todavía más entusiasmante, en 2010, el ‘socialismo comunitario’. La economía plural, que incluye a la economía comunitaria, marca unas formas concretas de organización de las relaciones económicas que son originales, muy distintas a Argentina o Brasil. Entonces, aparecen en las constituciones de Bolivia y de Ecuador dos categorías, que en realidad son la misma: Vivir Bien y Buen Vivir, que es traer una concepción civilizatoria ancestral al tiempo contemporáneo; ahí, todos los países configuran un tiempo de cambio político en América Latina, pero hay matices: Brasil, Argentina o Uruguay nunca se proponen trascender el capitalismo, se proponen hacer cambios, generar distribución del ingreso, defender ciertos aspectos críticos de las políticas neoliberales, pero no se proponen cambiar el orden capitalista; mientras que en su momento Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba, se proponen un cambio de sistema, y ahí entra la categoría de transición.
— ¿Salir del capitalismo?
— O sea, son países que se proponen transitar del capitalismo hacia una nueva sociedad. ¿A qué sociedad? La Constitución boliviana dice “Vivir Bien”; explíqueme qué es el Vivir Bien. Bueno, pero no es la sociedad capitalista, es otra sociedad. Es la sociedad que en los términos de hoy es la economía plural, que incluye una parte a la empresa privada, de desarrollo capitalista; pero también está el de-sarrollo del Estado, pero ya no es el Estado capitalista tradicional, sino que es el Estado Plurinacional, y éste reconoce a 36 naciones que tienen tradición, formas de vida que no necesariamente son comunes, que suponen [otras] cosmovisiones de la vida; entonces, ahí ya se plantea el transitar un camino anticapitalista, donde no está clara la ruta. Digamos que lo que se está desarrollando en nuestra América ahora es una tarea gigantesca de creación de nuevas políticas que merecen ser estudiadas, algunas tendrán que ser corregidas; para el caso boliviano, estos 13 años han representado consolidar la economía del Estado Plurinacional, que no es lo mismo que consolidar, digamos, las empresas estatales del Estado capitalista argentino.
— El estatismo tradicional.
— No es estatismo tradicional. Por eso me da la impresión de que es un tiempo para abrir mucho la cabeza, por eso uso la expresión laboratorio. América Latina es laboratorio de estudio en todo el mundo, y Bolivia en especial, porque Bolivia se ha manifestado como la experiencia más exitosa, incluso en parámetros tradicionales; porque se dice que Bolivia, en los últimos años, es el país de mayor crecimiento en la región. Claro, habría que discutir si el crecimiento en sí mismo es bueno o es malo; ahí viene el debate de la madre tierra, de la defensa de los bienes comunes.
— Esto último plantea si esta transición no repite viejos errores: sobreexplotación de recursos naturales, monocultivos…
— Bolivia muestra tendencias de desmercantilización, a través de la aplicación de la renta petrolera, que se aplica en subsidios diversos, los bonos, el Juancito Pinto, el Juana Azurduy. Según la información pública, casi seis millones de bolivianos reciben esos recursos. Es uno de los países en el mundo que más renta social distribuye; más allá de la magnitud, del alcance que pueda tener; es una forma de desmercantilizar las relaciones económicas; eso es transición.
— Se dice que todos al final, fatalmente, seguiremos el camino de Venezuela, de crisis inevitable.
— No es lo mismo el pueblo cubano que el soviético, que el chino, o que el venezolano o boliviano. Cada pueblo tiene que encontrar los caminos de su transición. Por eso, eso de que ‘Bolivia va hacia Venezuela, hacia Cuba, Vietnam; no, Bolivia con su Constitución ha demostrado criterios muy propios; invito a cualquiera a que diga dónde hay esto de la economía plural, y para mí lo distintivo es la incorporación de la economía comunitaria; en todos los países hay economía privada, cooperativa y estatal, pero estatal no plurinacional; ahí hay una novedad muy importante; da la sensación de que a veces ni en la propia Bolivia nos damos cuenta; parece que es una cuestión solamente identitaria, de reconocimiento de los pueblos indígenas; no, es algo más, el modo de vida, la forma de producir, los mecanismos de consumo, la cultura de consumo; porque un tránsito del capitalismo a una nueva sociedad también exige cambiar los patrones de consumo.
— ¿Qué alcance o influencia ve de todo este debate?
— El desafío es pensar el paradigma de la izquierda en el siglo XXI; y ahí viene para mí la riqueza de lo que han representado los procesos de cambio político en América Latina, y el más exitoso de todos, la foto de hoy, es Bolivia, con todos sus límites. Están en época electoral, cuando se exacerban las posiciones políticas, pero el debate de fondo creo es que si se cambia el rumbo de Bolivia, ¿hacia dónde? ¿Vamos a desarmar el Estado Plurinacional, la economía plural? ¿Vamos a deslegitimizar la economía comunitaria, dejar de apropiar la renta de los recursos naturales hidrocarburíferos para aplicar a la distribución del ingreso? Ese es un debate que yo no veo.
Julio César Gambina. Integración regional “La mejor solución para Bolivia es la integración con sus vecinos, incluso aunque sean de pensamiento distinto. Por eso la Celac fue muy importante porque fue la primera vez que hubo una unidad sin Estados Unidos ni Canadá”.
Datos
Nombre: Julio C. Gambina
Nació: Argentina, el 30 de junio de 1953.
Profesión: Economista
Ocupación: Docente universitario, preside varias instituciones académicas en Argentina.
Perfil
Ha escrito, entre otros: La crisis capitalista contemporánea y el debate sobre las alternativas; con Atilio Borón y Osvaldo Bayer, El terrorismo de Estado en Argentina.