Elecciones y COVID-19, las otras experiencias
80 países tienen comicios en 2020, 22 ya lo hicieron en cuarentena, 22 ya tienen fecha, y 36 están por definirla
El domingo 5 de julio, en República Dominicana tuvieron lugar sus elecciones presidenciales y de congresistas; esto, cuando la pandemia por el COVID-19 en ese país aún está en ascenso y todavía no alcanzó el llamado ‘pico’ de los contagios, relató a Animal Político el director de Participación Ciudadana (institución de observación electoral de ese país), Carlos Pimentel Florenzán. Allí estaban habilitados para votar 7,5 millones de personas (muy similar a Bolivia, 7,3 millones); durante la jornada electoral, considerando a los jurados electorales, delegados de partidos y las fuerzas del orden que deben cuidar el proceso, solo como administradores del acto hubo al menos 100 mil personas. Por cada mesa electoral, que allí llaman Colegio Electoral, el experto dominicano informa que hay entre 200 y 400 electores(cuando en Bolivia el promedio es 200). Por el riesgo de contagio, se pensó en ampliar el número de recintos electorales para de este modo bajarlos votantes por mesa, pero se vio que no era práctico, que complicaba mucho la administración del proceso, “eso es muy riesgoso, puede generar dislocamiento de electores”; la jornada electoral fue de 10 horas, de siete de la mañana a cinco de la tarde.
Con la pandemia aún en ascenso, al punto que, según Pimentel Florenzán, incluso tras la jornada electoral “en el país se van a tener que tomar nuevas medidas de confinamiento”, las elecciones debían efectuarse sí o sí el domingo pasado, cuenta el experto, porque “las actuales autoridades (electas) terminan su periodo (de mandato) el 16 de agosto,sí o sí, con elecciones o sin elecciones”. Según su Constitución, señala, no está prevista ninguna forma de prórroga de mandato; además, enfatiza, estaba en juego la salida democrática a la tensión política del momento: “Tuvimos que involucrarnos en las elecciones con todas las medidas, porque si no, los riesgos de la democracia y los niveles de gobernabilidad aceptable en el país se pudieran descontrolar de una forma muy preocupante”.
Las elecciones dominicanas de este domingo también tienen una urgencia institucional, relata Pimentel Florenzán: deben efectuarse luego de que en febrero de este año estas mismas elecciones tuvieron que ser suspendidas a las dos horas de comenzadas porque fracasó el “voto automatizado” que la Junta Central Electoral (su Tribunal Electoral) quiso implementar entonces.“Tenemos un árbitro electoral ahí en el medio, que no está rodeado de confianza, pero los actores políticos han entendido que es con ese árbitro electoral que tenemos que ir, porque plantearse otro árbitro electoral sería agravarla crisis”.
El lunes 29 de junio, Pimentel Florenzán participó del conversatorio “Experiencias electorales comparadas durante el COVID-19: Desafíos para la elección en Bolivia”, organizado por el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), junto con el español Rafael López Pintor, doctor en Ciencia Política y Derecho; el uruguayo Wilfredo Penco, vicepresidente de la Corte Electoral del Uruguay; y el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia, Salvador Romero Ballivián.
Global
En la introducción del encuentro, la representante del PNUD, Luciana Mermet, apuntó que de casi 80 elecciones de diverso tipo que deben haber este año en el mundo, 22 ya se realizaron en medio de la crisis sanitaria, 22 ya tienen fecha de realización y 36 aún están por definirse. Solo el día anterior, el domingo 28, hubo dos elecciones, la segunda ronda de las municipales francesas y la primera vuelta de las presidenciales polacas. El domingo 21 de junio, además,tuvieron lugarlos comicios generales en Serbia, añadió el politólogo López Pintor.
Los tres expositores internacionales coincidieron en señalarla viabilidad de las elecciones aun en medio de la actual crisis pandémica por el coronavirus; insisten no solo en las debidas medidas de bioseguridad que se deben tomar, sino en la responsabilidad compartida de autoridades y ciudadanía para el éxito del proceso electoral.
El conversatorio vía internet estuvo moderado por el periodista Raúl Peñaranda. Para plantear sus dudas acerca de elecciones en medio de la pandemia, también fueron partícipes del encuentro delegados de los partidos habilitados para pugnar en las elecciones del 6 de septiembre; con mayor o menor desacuerdo en la fecha, entre otras cosas, a los partidos les preocupa la aglomeración que vaya a haber, cómo harán campaña política, si la elección podría ser en dos días, que la abstención se dispare por miedo al contagio, si días antes de la elección habría que suspenderla prohibición del transporte.
Incidencia
López Pintor, que estuvo representando al PNUDy hace el seguimiento de todos los procesos electorales, destacó que en general se aplican las mismas medidas de bioseguridad, solo que con distinto énfasis, según el “grado de desarrollo, de disciplina social, de cultura política” de cada país.Ahora, hasta donde se pudo evaluar, el estudioso remarca que no hay evidencia de que el acto electoral haya tenido una incidencia directa en el incremento de la pandemia.“Hasta ahora no ha habido ningún caso donde la elección haya sido motor de una situación en que se pueda demostrar, en términos muy específicos y concretos, un efecto de la elección sobre la evolución de la curva de la pandemia; no hay conclusiones, y las que hay no son concluyentes”.
Asimismo, el doctor en Ciencia Política remarcó que el tema de las elecciones hay que ubicarlo además en la “necesidad democrática de las elecciones”, y señaló que el valor de la elección es más alto en la medida en que resuelve una situación especial de salida política a determinada crisis anterior. “¿Es democrático hacer elecciones? Es democrático cuando se dan condiciones en que la elección es definitiva en el arreglo del conflicto político que tiene el país y si la voluntad de los líderes políticos y de las instituciones afectadas es clara”.De aquí que se deba hablar, insiste, en la “responsabilidad compartida” que hay para que la elección sea exitosa, compartida no ya no solo por las autoridades electorales y los partidos, sino también por la ciudadanía, con su participación respetuosa de lo que dispone la autoridad electoral para evitar el incremento de contagios.
De las “veintitantas” elecciones realizadas en medio de la pandemia afirma López Pintor, sí hay un rasgo en común, previene: el aumento, más o menos significativo de la abstención, de la “baja de participación” ciudadana; aunque ello es relativo, discurre:“¿Cuánto baja? En Alemania no bajó nada, en Corea incluso subió dos puntos, en Mali bajó enormemente, en Francia bajó 14 puntos en la primera vuelta, dos puntos más en la segunda; en Polonia, parece que fue más alta que nunca después de 1995, pasando el 65% de participación”.
Al respecto, aludió a un hecho que es significativo para Bolivia: dijo que mientras en muchos país es la media de votantes por mesa está entre 400 y 600 personas, en el país es de 200, y eso es una relativa ventaja en la actual pandemia; añadió que incluso el hecho de que el día de la elección se interrumpe el transporte público y la gente acude a pie a votar es algo que se puede aprovechar para aminorar el riesgo de contagio.
Proceso
En el caso uruguayo, que renueva sus autoridades cada cinco años, el vicepresidente de su organismo electoral, Wilfredo Penco, no dudó en resaltarlo prolongado que es su proceso electoral: empezó con las primarias en junio de 2019, la elección presidencial y congresal en octubre, la segunda vuelta, 30 días después, y para mayo de 2020 estaban programadas las elecciones departamentales y municipales. Como en Bolivia, también allí pospusieron los comicios para septiembre.
Al margen de que la elección uruguaya será subnacional, lo peculiar de ese proceso, da cuenta Penco, es la unanimidad a que llegaron los partidos para posponer el día de los comicios, del 10 de mayo al 27 de septiembre; este acuerdo fue alcanzado en marzo, cuando a mediados de ese mes se conocieron los primeros casos de coronavirus. Lo llamativo es el tenor de su acuerdo: “Las cuatro disposiciones básicas establecen: primero,
que el 10 de mayo no había condiciones ni garantías para un desarrollo normal de la jornada electoral, en la medida en que la situación imperante afectaba derechos fundamentales, como el de la salud. Segundo,se facultaba a la Corte Electoral a prorrogar la fecha de las elecciones, en el marco de sus propias competencias constitucionales; en tercer lugar,se prorrogaba el mandato de las autoridades actuales; y —he aquí lo novedoso— en cuarto lugar,se acortaba el mandato de las [futuras] autoridades electas en la nueva fecha de la elección”.
Para el dominicano Pimentel Florenzán, en la elección del domingo 5 de julio se tuvo la consigna: “Tenemos que garantizarla salud de todas las personas, pero también tenemos que velar por la salud de la democracia”. Un hecho peculiar de la elección dominicana (al que Bolivia deberá prestar especial atención en las próximas semanas) es la magnitud de su voto en el exterior, nada menos que el 8% de su padrón electoral(595 mil electores), una votación que eventualmente puede decidir un gobierno, que se gane en primera vuelta o se vaya a una segunda. Con ese importante caudal de votos y con la pandemia en medio, insistió que allí se parte del principio de que el organismo electoral sí o sí debe garantizar el voto de sus compatriotas fuera del país, hacer todo lo que deba para lograrlo.“La opción que los nacionales no voten en el exterior no se debe considerar nunca; el Órgano Electoral debe dar todos los pasos para organizarlas elecciones en el exterior. El único argumento válido para que las elecciones en el exterior no se realicen debe ser porque el otro Estado así lo ha decidido”.
Electrónico
Sobre el voto electrónico o voto vía internet, que se ve como la solución ideal en tiempo de coronavirus, el abogado dominicano advierte: con eso no hay que jugar: “eso es muy riesgoso, no se implementa de un día a otro, con eso no se improvisa, con eso no se juega; nosotros, que empezamos a implementarlo hace un año, fracasamos en febrero de este año, porque no se tomaron las previsiones; la experiencia de la tecnología en procesos electorales no es la mejor”.
En cuanto a la experiencia boliviana, el vocal Salvador Romero insistió en la complejidad política del actual proceso por sí mismo,sin la pandemia. Tras la crisis del octubre-noviembre, se cambió a todo el Órgano Electoral, desde el Tribunal nacional hasta los departamentales, y se dio “un tiempo extremadamente breve” para realizar la elección,“solamente 120 días desde el momento de la convocatoria hasta la fecha de la celebración de la elección”. Pero, faltando 45 días para llegar al 3 de mayo, día de la elección, sobrevino la emergencia sanitaria por el COVID-19.
Bolivia
Lo distintivo del proceso boliviano, dio a entender Romero Ballivián, fue que con la crisis pandémica en curso, tuvo que ser el Órgano Electoral el que debió tomar la iniciativa de concertar la nueva fecha de la elección. Fruto de esto se llegó a las dos postergaciones de dicho día: la que determinó el 2 de agosto (90 días después del 3 de mayo), y, la segunda, el 6 de septiembre, que aún está vigente.
En la prevención de que el proceso electoral no sea un factor de incremento de los contagios, Romero Ballivián adelantó dos grande ejes de trabajo: primero, tomar “todas las medidas destinadas a generar distanciamiento social, por ejemplo, incrementar el número de recintos electorales, que permite disminuirlas aglomeraciones; pero también,segundo,todo un conjunto de medidas específicas de protección de todos los actores que participan en el proceso electoral, no solo para la jornada electoral,sino también para todas las actividades previas”.
Como una síntesis del encuentro internacional, la vicepresidenta del TSE, María Angélica Ruiz, concluyó en que los expositores enfatizaron en que el desafío de todos en las elecciones es ejercer el derecho al voto de manea segura; y que no es adecuado contraponer el derecho a la salud ante el derecho político, cuando de lo que se trata es de complementarlos: “No se trata de confrontar los derechos políticos con el derecho a la salud,sino que se trata de armonizarlos; ese gran desafío se puede resumir en precautelar la democracia precautelando la salud. Estamos en una situación que requiere que nos reinventemos, que seamos creativos, pero sin improvisaciones”, cerró la cita internacional.