Evo y el evismo en cuatro miradas
Imagen: la razón archivo y abi
Evo y el evismo en cuatro miradas
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Susana Bejarano, Rodrigo Ayala Bluske, Israel Quino y José de la Fuente brindan sus perspectivas sobre una de las facciones en disputa al interior del partido de gobierno.
El punto sobre la i
Hasta 2019, ser evista y ser masista eran términos prácticamente unívocos. El tiempo ha pasado y ahí cabe incluir los hechos que culminaron con el derrocamiento de Evo Morales. La situación hoy se presenta muy diferente. La disputa interna al interior del partido oficialista ha sacudido no sólo a las dirigencias, también ha llegado hasta las bases y afecta sensiblemente la gestión de gobierno, con una Asamblea Legislativa Plurinacional que anda literalmente a los golpes.
Los hermanos de ayer ahora cavan trincheras para diferenciarse y distanciarse. Autodenominados evistas y arcistas, radicales y renovadores, están enfrascados en una lucha fratricida que no tiene cuartel ni tregua. Así las cosas, cabe preguntarse como para qué pinta esa brega. En esta ocasión, abordamos específicamente la cuestión del liderazgo de Evo Morales y la situación del evismo. Para esto, contamos con la perspectiva reflexiva de cuatro analistas conocedores de los avatares de la política boliviana. Susana Bejarano, Rodrigo Ayala Bluske, Israel Quino y José de la Fuente brindan sus miradas sobre el tema.
EVO MORALES
En primera instancia, los cuatro intelectuales invitados fueron consultados sobre las fortalezas que presenta el líder histórico del MAS en la circunstancia actual.
Bejarano señala que “Evo Morales sigue siendo una figura de identificación de los sectores campesinos y populares. Es el único de los posibles candidatos a la presidencia que cuenta con un voto duro real, sedimentado. A la vez, él tiene control territorial en el centro mismo del país, tiene capacidad de movilización, tiene una bancada legislativa. Evo, como ninguno, se da cuenta de cuáles son los factores de poder en el país”.
Ayala Bluske identifica “básicamente dos fortalezas: el dominio territorial que sigue manteniendo en parte del territorio cochabambino, y la de su lugar en la reciente ‘memoria histórica’, como cabeza de un gobierno donde hubo estabilidad y un importante flujo de recursos. Ambas fortalezas, sin embargo, se relativizan. La presencia en Cochabamba le permite paralizar el eje central del país, pero no puede cuajar en un movimiento político de fondo, a menos que consiga arrastrar a los territorios restantes. Por otra parte, su imagen como generador de prosperidad, solo se activará en la medida en que el país entre en una crisis profunda”.
Para Quino, el exmandatario cuenta con “su experiencia de todo el tiempo que estuvo al mando de la presidencia del país. Tomó decisiones políticas que luego sus gabinetes ministeriales las traducían en normas y políticas públicas. Hoy el expresidente Evo Morales habla de economía, planificación, salud, educación, justicia y otras áreas, la experiencia en el cargo presidencial y su asistencia en eventos internacionales le permiten ahora plantear propuestas interesantes y lo hacen ver como un estadista que es. De igual modo, posee una alta incidencia mediática sobre sus pronunciamientos de carácter político, no existe semana que no se difunda sus publicaciones en redes sociales. De igual modo es protagonista político porque de momento no se consolidó un ‘contendor político’, en 13 años en el poder no emergieron líderes de la derecha que gocen de un liderazgo como el que él consiguió”.
De la Fuente es de la idea de que “en lo individual, Evo Morales representa el proceso del cambio y es un liderazgo de carisma indígena campesino con importante convocatoria comunitaria y sindical, sobre todo en el trópico cochabambino. Esta es la fortaleza puesta en las elecciones orgánicas como las de la CSUTCB el año pasado, en la movilización del bloqueo de caminos de principios de año y, recientemente, en las elecciones del CONAMAQ, donde si bien el evismo termina perdidoso y mostrando los límites de la convocatoria de su liderazgo, lo evidente es que todavía tiene músculo político y sindical por encima de las oposiciones de derecha. Este es el capital político que se apuesta y que también se arriesga”.
Ahora bien, en cuanto a las debilidades de Morales, La politóloga Bejarano apunta a “su endogamia. Evo está encerrado, aislado con un grupo político que promueve su encapsulamiento. Mantener el aislamiento es para él mismo lo más fácil y cómodo, porque no le exige revisar sus negativos. La segunda gran debilidad es que no logra entender la clase media que produjo el proceso de cambio. No la abraza como propia ni crece con ella. En cambio, la castiga, le llama traidora. La tercera debilidad es no lograr mirarse fuera del poder, reducir la política a las dimensiones de su figura personal”.
Coincidentemente sobre este punto, Ayala Bluske afirma que “la mayor debilidad de Evo Morales radica en el aislamiento en que se encuentra, no solo en relación a muchos sectores del MASIPSP, sino a los otros del conjunto político y social. En ese sentido, le juega en contra la imagen de ‘radical’ que se ha ido forjando en los últimos años. Los temores que suscita se pueden sintetizar en la frase de Eva Copa, que en un momento señalaba ‘si el Evo gana, nos va a corretear a todos’. Esa percepción, real o imaginaria, puede suscitar temores en otros sectores sociales, empresariales, de clase media, respecto a medidas hostiles o poco consensuadas que podría llegar a tomar en caso de volver a ser gobierno”.
Para Quino, el expresidente “al momento no cuenta con la estructura estatal para fortalecer sus objetivos políticos, allí posee una debilidad al estar distanciado de quienes hoy detentan el poder, lo que le impide contar con la disposición de todos los beneficios que otorga tener el control del Estado, si a ello se le suma una justicia a favor del poder se puede ver inclusive perjudicado en sus aspiraciones electorales”.
“La principal debilidad de Evo y el evismo es la sombra que viene de la presidencia más larga de nuestra historia y que retrata un político con muchos negativos y que, para hacer más difícil su desempeño político, este mismo pasado le impide razonar la política con la mesura y el cuidado que debería tener alguien que necesita remontar o que parte en desventaja. Es impensable e imposible para Morales desligarse de la responsabilidad del gobierno de los 14 años en el declive de la producción del gas, lo mismo que de la insuficiente industrialización que era la base de la propuesta para hacer que la renta petrolera promueva la diversificación económico productiva o, peor, de no haber promovido la producción y la economía campesino indígena para vencer la pobreza rural, principal bastión político y electoral del proceso de cambio”, sentencia José de la Fuente.
EVISMO
La denominada ala evista dentro del oficialismo nacional está conformada básicamente por todos quienes apoyan la idea de que Morales puede y debe ser nuevamente presidente del país en 2025. ¿Qué juega a favor de este grupo? “La situación de inestabilidad política y social que se arrastra el país desde los conflictos del 2019, con el añadido de la incertidumbre en materia económica, hace que la gente mire su pasado cercano y vea el gobierno de Morales como un momento de mayores certezas económicas. La fortaleza actual de Evo es precisamente la incertidumbre económica. A mayor daño en la economía mayor la posibilidad de contrastarla con el pasado y capitalizarla a favor suyo”, apunta Bejarano.
En criterio de Ayala Bluske, “dada la configuración política que se ha dado en Bolivia desde la anterior elección, podría decirse a mayor estabilidad y solidez económica, las posibilidades de Evo de convertirse en la fuerza dominante en el MAS, y por tanto tener alguna opción en el país, disminuyen. En ese contexto, solo una hipotética quiebra, severa, de dicho esquema, con efectos directos sobre la población, tales como una fuerte devaluación en los hechos, por ejemplo, podrían generarle posibilidades de ganar en la pelea interna. De ahí la importancia que ha cobrado, por ejemplo, la aprobación o no aprobación del paquete de créditos en la Asamblea Legislativa Plurinacional”.
A su vez, Quino asevera que el evismo se ve favorecido por “su liderazgo social y sindical cuando participa de manera activa con el movimiento popular en el país, siempre congrega a miles de asistentes en los eventos políticos en los que participa, más allá de la militancia orgánica del MASIPSP une a organizaciones sociales de todo el país que todavía lo ven (a Evo Morales) como presidente no de su partido sino del país. La ausencia de otros actores políticos que no tienen el perfil de la trascendencia nacional que tiene él. Finalmente, las transformaciones económico, sociales y políticas conseguidas en su gobierno y su modelo de Estado vigente con la nueva Constitución Política del Estado”.
De la Fuente considera que “el fácil expediente de la denuncia por la falta de dólares o combustible, la penosa crisis política en el legislativo a raíz de las divisiones partidarias y las elecciones judiciales, han instalado un clima social y económico de incertidumbre propicio para la disputa política y la demagogia. Esta situación económica, política y social, compleja y difícil, tanto por el contexto internacional de las guerras que empuja al alza los precios de los hidrocarburos o, la interna, que no termina de estabilizarse luego del auspicioso repunte del año 2022 y que, además, debe enfrentar los enormes daños de los bloqueos de caminos, empezando de los 36 días del paro cruceño y, recientemente, los 16 días del bloqueo evista, es el caldo de cultivo donde las oposiciones, con el evismo a la cabeza, coinciden esperando que la crisis los promocione sin calcular el daño que provocan al país”.
Ahora bien, el porvenir del evismo no parece para nada que se tratará de un paseo por un campo de rosas. ¿Qué factores juegan en su contra en la coyuntura? Bejarano sostiene que le afecta negativamente “el pasado. Si bien existe un recuerdo de certezas en la economía, paralelamente la gente también evoca la crisis política del 2019 que dañó el tejido social del país y que hasta la fecha es un recuerdo traumático para todos. Más allá de la lectura política que se tenga de los hechos, a qué verdad uno se adscriba, en ninguna de ellas Evo queda impune de responsabilidades. El 75% de la gente tuvo sentimientos negativos producto de la crisis política y social del 2019. Entonces, diría que lo que hoy juega en contra de Morales es lo mismo que constituye sus positivos: su pasado”.
Al respecto, Ayala Bluske señala como el factor relevante “básicamente la capacidad que ha tenido el gobierno nacional hasta ahora, para evitar la caída de la economía en una crisis profunda. Por otra parte, el alejamiento del evismo del manejo del gobierno central, y del grueso de los gobiernos subnacionales, le impide tener una relación fluida con la mayor parte de los movimientos sociales, y por tanto tener una presencia territorial fuerte en el conjunto del país, con la salvedad del trópico cochabambino. En el esquema de gobernanza que desarrolló el proceso de cambio, se da una unión prácticamente indisoluble entre los movimientos sociales y el aparato estatal, ya que ellos, como se ha mostrado en el último cambio de gabinete, participan de diversas maneras del mismo”.
“Como todo gobierno constitucional tuvo errores como aciertos. Quizás el momento político del año 2016 no fue evaluado con la debida precisión en el intento de la modificación constitucional del Artículo 168 de nuestra ley fundamental. No recibió la mejor recomendación jurídica ni constitucional y le hicieron cometer un grave error. Ello hoy genera todavía graves críticas y está en el subconsciente de la población y los productos comunicacionales de las redes sociales que a veces se constituyen en formadores de opinión pública”, indica Quino.
De la Fuente interviene señalando que “sigue presente, y ahora con mayor razón, la imborrable mancha de la violación del resultado del referéndum 21F de 2016 y las sucesivas violaciones de la Constitución Política del Estado para prorrogarse en la presidencia y que no hacen creíble que el bloqueo de caminos o la crítica a la autoprórroga de las autoridades judiciales sea para defender la constitución o la democracia. Luego, la locuacidad de Evo Morales, que sin mayores consideraciones o preocupación por las consecuencias se expide cotidiana y compulsivamente y muestra a una persona rencorosa, impulsiva y que antes que agregar aumenta el distanciamiento con los colectivos y las corporaciones preocupadas de la estabilidad. Finalmente, juega en contra que su fracción política solo sea representada por él y que, en consecuencia, el resto de la vocería al medio de una intensa lucha política y mediática esté a cargo de un par de legisladores y ex funcionarios de su gobierno sin cargo alguno en la estructura partidaria”.
(*)Pablo Deheza es editor de Animal Político