Luis Arce y el arcismo en perspectiva
Imagen: la razón-archivo
Cinco visiones sobre el lado más oficialista del oficialismo
Imagen: la razón-archivo
Rodrigo Ayala Bluske, Susana Bejarano, José de la Fuente, Israel Quino y Daniel Valverde brindan sus miradas sobre el ala más oficialista del oficialismo.
El punto sobre la i
Un grupo de destacados intelectuales bolivianos, conocedores y acuciosos observadores de la realidad política nacional, comparten sus puntos de vista en relación al liderazgo del presidente Luis Arce y el grupo al interior del MAS-IPSP que le respalda. Rodrigo Ayala Bluske, cineasta y ensayista; Susana Bejarano, politóloga; José de la Fuente, abogado e investigador social; Israel Quino, politólogo; y Daniel Valverde, abogado y analista, son nuestros invitados para la ocasión.
¿QUÉ JUEGA A FAVOR DEL ARCISMO?
RODRIGO AYALA. En primer lugar, la estabilidad macroeconómica, que ha logrado mantener desde el inicio de su gestión. En el “contrato implícito” que la sociedad boliviana ha establecido con sus gobernantes desde hace varias décadas, temas como la estabilidad cambiaria y la gasolina barata, entre otros, son fundamentales. A pesar de que se le han presentado varias “grietas” en el modelo, con el telón de fondo del rápido agotamiento de las reservas de gas, ha logrado hasta el momento evitar un quiebre de alto impacto. Ello le garantiza el control sobre el aparato estatal en su conjunto, merced al cual tiene una fuerte influencia en los restantes poderes del Estado. En segundo lugar, le favorece la precariedad de la oposición “tradicional” y el hecho de que por razones discursivas e históricas al evismo, le sea difícil llegar a un acuerdo formal con ella.
SUSANA BEJARANO. A favor del arcismo juegan dos cosas: la primera es estar en función de gobierno. Bolivia es un país presidencialista, la mayor fuente de empleo directo e indirecto es el Estado; por tanto, se siente la necesidad de aproximarse al gobierno de turno. Lo segundo es que las principales organizaciones sociales del país han dado su respaldo, para muchos simplemente por oportunismo y para otros porque con el gobierno de Arce estas organizaciones ocuparon una mayor cantidad de puestos políticos que en todos los gobiernos del MAS; es decir, porque, para bien o para mal, es un gobierno de las organizaciones.
JOSÉ DE LA FUENTE. Uno, la administración del Estado, la herramienta desde la que el arcismo opera sus ventajas. En el Ejecutivo, la presidencia, los ministerios, las empresas públicas, algunos gobernadores y muchos alcaldes, es el tándem desde que el cual se instala impronta con el centralismo a su favor. Dos, el Legislativo bajo control del vicepresidente, junto a las presidencias de la Cámara de Diputados y de la principal Comisión de Constitución y, las oposiciones, con el evismo a la cabeza, divididas y dispersas. Además, un grupo decisivo de entre 20 y 30 diputados y senadores que convergen en casos extremos que ya han logrado varias victorias. Tres, son parte del juego los altos cargos judiciales, ahora con más razón porque la autoprórroga está protegida. Es una enorme capacidad institucional la que juega a fondo por el arcismo.
ISRAEL QUINO. Que hoy por circunstancias verdaderamente coyunturales detentar el poder y el manejo de estructura estatal, y a título de ello inclusive pueden disponer de una serie de privilegios políticos que les permite ejercer hegemonía en las instituciones de su dominio desde el propio Estado. En política, tener de lado a las estructuras castrenses policiales, e inclusive hasta judiciales, entre otros, a nadie le viene mal.
DANIEL VALVERDE. En un sistema político altamente presidencialista y con una cultura política marcadamente caudillista como es el nuestro, Luis Arce Catacora tiene a su favor en primera instancia el manejo del Estado, que es un imán para los grupos corporativos o clientelares a efectos de sacar ventajas o licencias que le permiten actuar con función de intereses y beneficios. Le favorece también su larga experiencia en el manejo de la cartera económica del Estado. En cuanto a la construcción de un perfil de caudillo, que pueda atraer a sectores de la sociedad, el presidente Arce le juega en contra su limitada capacidad comunicativa emotiva que fideliza a sectores populares. No obstante, le favorece el hecho que su principal contendor en esa plaza político electoral, Evo Morales, está en dificultades, sobre todo con los sectores populares urbanos.
¿QUÉ JUEGA EN CONTRA DEL ARCISMO?
RODRIGO AYALA. Sobre todo, las fisuras que se han venido dando en la economía básicamente por la falta de dólares. En la medida en que esas grietas se hacen notorias en la sociedad, mediante la escasez ocasional de gasolina, por ejemplo, o las subidas del costo del dólar paralelo, ligadas a su escasez en los centros económicos establecidos, se generan sensaciones de desconfianza. Por otra parte, como todo gobierno en ejercicio, al de Arce le toca sufrir el desgaste que ocasiona el ejercicio de la gestión de manera general; el cansancio con el tema de la justicia, iniciativas conflictivas, como la relacionada con la presentación de la ley relacionada con la jubilación obligatoria a los 65 años, etcétera.
SUSANA BEJARANO. Lo que hoy juega en contra del arcismo es lo que otrora fuera su gran fortalece: la economía. Cualquier desajuste de esta es responsabilidad del gobierno y de Arce, “padre del modelo”; por tanto, cuanto más afectada esté la economía mayor repercusión sobre el presidente y su gobierno.
JOSÉ DE LA FUENTE. Uno, la incertidumbre por la falta de dólares, combustible, los dañinos bloqueos de caminos y una inocultable crisis política han logrado que las personas y los agentes económicos actúen a la defensiva y todos vivamos preocupados. Dos, en consecuencia, sobresale la insuficiente gestión política del oficialismo frente a la incertidumbre. Hay un escenario político en crisis, las organizaciones políticas y sociales divididas, entonces sobresale la falta de capacidad gubernamental para gestionar acuerdos coyunturales, sectoriales o de corto o largo alcance detrás de una visión estratégica sobre la crisis. El victimismo (típicamente evista) o la denuncia no son acciones constructivas, solo es una forma reactiva, testimonial y que no tranquiliza a nadie. En tercer lugar, la comunicación gubernamental a lo tradicional y que solo informa de obras o entregas, cuando lo que está en disputa es un proyecto político y éste debiese ser el objetivo mediático.
ISRAEL QUINO. Están desorbitados en el horizonte político. No tienen una identidad política propia, tampoco tienen una organización política que puedan disponer para un siguiente proceso eleccionario, a pesar de su discurso de izquierda ideológicamente no identifican su lugar en la historia. La división y fragmentación de sus organizaciones sociales y teniendo sólo algunos dirigentes no es sinónimo o garantía de tener a todo el movimiento popular indígena que es la base dura de la izquierda en el país. Menos eso se traduce en preferencia electoral desde luego.
DANIEL VALVERDE. El descontrol de la Asamblea Legislativa y la falta de operadores políticos que puedan promover acuerdos oportunos, afecta notoriamente al gobierno y la imagen de Arce, quien como gobernante se ve impedido de tomar decisiones oportunas en temas muy sensibles para este tiempo, como la economía o las elecciones judiciales. Su gobierna se percibía en sus inicios, como un gobierno de dialogo, amplitud, corrección, y hasta reconciliación, algo que no ocurrió y más bien se acentuó la imagen de un presidente hasta cierto punto parco y obstinado con sus posiciones. La incertidumbre económica con visos de crisis, generada por factores internacionales e internos, está provocando dudas en cuento ha sido su principal capital político, la del hombre con imagen de acertado en la económica y de finanzas y su resultado la estabilidad.
¿QUÉ FORTALEZAS TIENE LUIS ARCE?
RODRIGO AYALA. El control estatal que tiene el arcismo, le permite a su vez tener una relación fluida con la mayor parte de los movimientos sociales. Uno de los rasgos centrales de la configuración estatal a partir del 2006, ha sido la de incorporar mediante distintas vías a los movimientos sociales al aparato estatal; esa característica ha hecho que en la coyuntura le haya sido sencillo arrebatar al evismo el dominio de lo que históricamente se ha denominado el “Pacto de Unidad”, con la excepción de unos pocos sectores, entre los que sobresale el de los cocaleros del trópico cochabambino. Gracias a ello tiene un dominio territorial que en las últimas décadas ha mostrado ser clave para el ejercicio de la política boliviana.
SUSANA BEJARANO. Luis Arce es una persona que corresponde más con las aspiraciones de la nueva clase media formada por el MAS, no porque Arce haga mucho para que así sea, sino porque encarna el sueño que vendió el proceso de cambio: “nuevas élites profesionales que nunca tuvieron espacio hoy están gobernando”. En este campo no podemos abstraernos de la variable indígena. Ahí está la habilidad de Arce, la de incluir (otra vez: para bien o para mal) a las organizaciones sociales en su gabinete.
JOSÉ DE LA FUENTE. Una, su principal fortaleza, al igual que en las decisivas elecciones generales del 2020, es que la ciudanía, las organizaciones sociales y los agentes económicos lo reconocen por su experiencia de economista y gestor público. Dos, este perfil tiene especial valor en una compleja coyuntura política y económica internacional y nacional y cuyos temas son la efectividad de la democracia, el sentido del Estado, el alcance de la economía pública, la colonización puesta en evidencia al medio de guerras, masacres y genocidios, y un mundo multipolar en construcción que, centralmente, discute en torno a otro modelo de economía mundial. Tres, es un intelectual de clase media y forjado en el proceso político del cambio. Esto también tiene un alto valor de cambio en un ciclo que debe recuperar a la clase media que el propio proceso multiplicó y que desde un principio desdeñó.
También puede leer: Evo y el evismo en cuatro miradas
ISRAEL QUINO. La experiencia de la administración pública del Estado durante la cantidad de años que trabajó como funcionario público, principalmente cuando ejerció como ministro de Economía en el gobierno del expresidente Evo Morales y ahora su paso por la Presidencia de Bolivia. Ello le permite tener una fortaleza en el área económica al mando de su gobierno en este periodo constitucional.
DANIEL VALVERDE. A Luis Arce, aun le favorece la experiencia en el manejo económico del Estado, y la imagen que forjó sobre todo en los 14 años del Gobierno a la cabeza de Evo Morales. Su apuesta actual de ofrecer una visión de mediano a largo plazo que permitan capear la situación actual de incertidumbre y renovar las expectativas de la población, focalizando sus acciones y discurso en asuntos como la industrialización, sustitución de importaciones, el potencial del litio y el apoyo para el fortalecimiento de la producción agrícola y pecuaria del país, sobre todo del oriente del país, son una ventaja que aun hacen sentido en buena parte de la población, cabalmente por su imagen y experiencia.
¿QUÉ DEBILIDADES TIENE LUIS ARCE?
RODRIGO AYALA. A pesar del temor que suscita en varios sectores políticos y sociales un hipotetice retorno del Evo Morales al poder, al arcismo le resulta difícil establecer una comunicación fluida con actores políticos ajenos al “universo” del MAS e incluso a otros pertenecientes a la clase media tradicional, lo que hace que a momentos tenga que pelear a “dos frentes”, lo que debilita su capacidad de acción en la coyuntura. Si bien hasta el momento Arce ha podido imponer sus principales metas políticas, ese aislamiento podría debilitarlo para momentos clave que tendrá que sobrellevar en el futuro próximo.
SUSANA BEJARANO. Su gobierno ha mostrado una resistencia al cambio y esto resiente la gestión pública.
Creo que otra debilidad es liderar un ala en la pelea del MAS. Cualquiera diría que Arce no tiene otro camino y es probable que sea cierto, pero el resultado de esto es que Arce es el blanco central de ataques dentro de su propio partido, y eso no tiene otra lectura desde la perspectiva de la gente que de una debilidad. Otra dificultad que veo es que comunica poco. Cómo Luis Arce interpreta su propio gobierno es algo desconocido para la gente.
JOSÉ DE LA FUENTE. La primera debilidad, la más paradójica, es que Luis Arce fue elegido, atinada e inteligentemente, como candidato a presidente por Evo, pero ahora su principal opositor. Ser de la fracción que abandona el núcleo siempre es una desventaja, aunque natural como la vida, porque el sentido conservador siempre toma a herejía la disidencia. Dos, en los 14 años de gestión continua, Arce no desarrolló liderazgo político y, de nuevo, volviendo a las paradojas, fue quizás, por eso mismo, que es el elegido. La desventaja es que Arce empieza con deuda y unos acreedores ansiosos de una transición administrativista de la política y la economía y, por lo demás, concentrado a las alfombras y los manteles para la reivindicación histórica. No fue el caso, el presidente dijo de entrada que él gobernaría, ahí empezó la guerra sin cuartel. Tres, el mensaje presidencial para enfrentar la crisis y, sobre todo, el próximo periodo necesita más que solo una imprescindible propuesta de industrialización, el objetivo debería ser un pacto para un nuevo ciclo.
ISRAEL QUINO. Que a más de tres años de gestión y siendo presidente aún no trasciende como un líder social – nacional, su liderazgo es netamente estatal y a ello se suma su distanciamiento del MAS-IPSP y el expresidente Evo Morales le juegan en contra. De continuar todos así exponen a un grave riesgo inclusive la permanencia de la izquierda en el poder político.
DANIEL VALVERDE. Luis Arce juega sus cartas en un escenario económico y político adverso que demanda acuerdos, señales que generen esperanza, y mucha comunicación. Las limitaciones de comunicación y el hecho de no contar con una trayectoria política que pueda permitirle una narrativa en función a sus propios logros es una de sus debilidades. El desgaste de una parte de su gabinete y no contar con una organización política ni la legitimidad suficiente para tomar el control del MAS, también le generará dificultades en los siguientes meses.
(*)Pablo Deheza es editor de Animal Político