Sociedad

Sunday 26 May 2024 | Actualizado a 05:10 AM

Alcaldía advierte que fallo no da derechos a terceros en Mallasilla

Garantía. La Dirección Jurídica sostiene que la propiedad pública está asegurada

Por La Razón

/ 20 de julio de 2011 / 05:00

El asesor jurídico de la Alcaldía de La Paz, Fernando Velásquez,  precisó ayer en conferencia de prensa que si bien la Sentencia Agraria 24/2011 revierte el Título Ejecutorial N°384319 Serie «A» de la familia Jordán, el documento no da derechos sobre esos predios a terceros y menos a los comunarios. 

«Si advertimos que hay acciones directas y avasallamientos contra los actuales propietarios vamos a solicitar el apoyo policial», advirtió.

Los comunarios admitieron el lunes que notificaron con el fallo a dos propietarios de un área de Mallasilla que es terraceada para que detengan estos trabajos. Pese al argumento edil, Blanco expresó que la sentencia favorece a su comunidad.

«El Estado ha demandando y ha ganado. Nosotros nos incluimos como terceros afectados en el proceso». Los comunarios reclaman para sí 162 hectáreas.

Plano. «Vamos a solicitar los planos al Tribunal Agrario del área afectada, que se supone debería tenerlos; sino, vamos a buscar los datos a la ABT. Tenemos que ver la extensión que estaría abarcando el fallo», dijo Velásquez.

Setenta y dos horas después de que se divulgara la sentencia agraria el 20 de junio del 2011, cuyo auto complementario se emitió el 6 de julio, aún no se cuenta con información oficial sobre los predios afectados. 

La Dirección Jurídica estableció que la propiedad pública, es decir,  calles, plazas, monumentos, sitios de preservación, naturales y otros, no han sido afectados, ya que cuentan con el amparo de la Ley de Municipalidades.

Pablo de la Riva, representante de los copropietarios  afectados por la sentencia del TAN, sostiene que la mancha urbana de la zona, el Cactario e incluso el Valle de la Luna se verán perjudicados, aunque el dirigente de los comunarios Damián Blanco manifestó que los predios son los que bordean la mancha urbana de Mallasilla, es decir, cerros y quebradas. Ni De la Riva ni Blanco mostraron documentos o planos que apoyen sus palabras.

En cuanto a la propiedad privada, Velásquez explicó que el fallo que declara la nulidad del título ejecutorial supone que la propiedad nunca salió del dominio originario del Estado.  Según explicó, en este caso, el Estado está representado por el municipio de La Paz, que tiene jurisdicción en el área urbana.

«Estamos analizando cómo garantizamos a los propietarios que han adquirido de buena fe la propiedad, que tienen consolidado su asentamiento y garantizar su permanencia en el área. Se están analizando los mecanismos legales para consolidar aquello».

TAN ampara compras de buena fe

Sentencia 
«En cuanto a la nulidad de las transferencias posteriores a la emisión del título ejecutorial, cuya nulidad se declara, se salvan derechos de buena fe y legalmente adquiridos por terceros, que deberán hacerse valer en instancias judiciales», dice.

Críticas contra el Ejecutivo

El apoderado de los copropietarios de los predios revertidos en Mallasilla, Pablo de la Riva, y el concejal opositor Jorge Silva (MAS) señalaron ayer por separado que hubo dejadez del Ejecutivo edil en el proceso de nulidad del título ejecutorial de Raúl Jordán Velasco, que le daba derecho sobre 705 hectáreas de tierra en la mencionada zona.

«La Alcaldía de La Paz nunca se ha pronunciado en el proceso, ni ha defendido sus derechos por lo que podría perder en Mallasilla», dijo De la Riva a la red Uno. El concejal Silva lamentó que el Gobierno Municipal  no haya comunicado en su momento a la población sobre este tema.

«Se presume que este fallo puede afectar a la inversión municipal. Sabiendo eso hubo una omisión y un silencio cómplice porque la Alcaldía debería haber sido parte del proceso».

Sobre estos cuestionamientos, el asesor jurídico de la Alcaldía, Fernando Veláquez, aclaró que el Ejecutivo edil no podía intervenir en el litigio en el Tribunal Agrario porque era un proceso entre la Autoridad de Bosques y Tierra (ABT) contra un privado.

«Se  estaba discutiendo el título de un privado y la Alcaldía no podía inmiscuirse. Los efectos hacia adelante  involucra a privados, pero a nosotros, en cuando a la propiedad pública  está garantizada».

Periplo judicial del exfundo Mallasilla

1953
Comunarios denuncian que la extensión de la hacienda Mallasilla sobrepasa a la mediana propiedad   y que no se ha invertido capital ni hecho labores agrícolas.

1957
El 30 de enero el Juez Agrario de la provincia Murillo emite una sentencia declarando probada, en parte, la denuncia de latifundio.

1957
El fallo afecta en su totalidad la parte de Raúl Jordán Velasco, Jorge Rodríguez Balanza y del Club de Caza y Pesca, pero no 62,8 ha del Club de Golf La Paz.

1957
La citada sentencia dispone, además, la dotación de diferentes superficies a 22 campesinos y revierte al Estado 515 ha de terrenos incultivables.

1957
Este fallo es apelado por Raúl Jordán Velasco, quien alega que producto de diversas transferencias en 1953 sólo era dueño de una extensión no mayor de 20 ha.

1957
Auto de vista del Servicio Nacional de Reforma Agraria (SNRA) de 30 de agosto dispone se extienda título de consolidación por 20 ha a favor de Raúl Jordán Velasco.

1957
Se emite la Resolución Suprema Nº 75265 del 26 de octubre que aprueba un auto de vista del 30 de agosto.

1958
Un informe del  SNRA del 28 de abril concluye que la superficie consolidada a favor de Raúl Jordán Velasco alcanza  no a 20 ha sino a 705,5 ha.

1966
El  10 de mayo, un auto de vista del SNRA aprueba el informe citado, afectando las 515 ha revertidas a dominio del Estado en 1957.

1967
El auto de vista es aprobado por Resolución Suprema Nº 75265 del 26 de octubre, que dispone, además, la extensión de los títulos ejecutoriales.

1968
Se aprueba la Ley Nº 453 del 27 de diciembre, que incorpora al radio urbano de los municipios de La Paz y Achocalla los terrenos de la ex Hacienda Mallasilla.

1969
El Consejo Nacional de Reforma Agraria emite el Título Ejecutorial Nº 384319 Serie «A», del 24 de febrero, sobre 705,5 ha a favor de Raúl Jordán Velasco.

El Concejo Municipal  emitirá hoy su posición

El Concejo hará conocer hoy su posición oficial sobre el fallo 24/2011 del Tribunal Agrario Nacional (TAN), que anula el título ejecutorial de Raúl Jordán Velasco porque su superficie, de 705,5 hectáreas, no corresponde con las 20 hectáreas que le consolidó el desaparecido Consejo Nacional de Reforma Agraria.

El Concejo sesionó ayer a puertas cerradas y en la reunión se cuestionó al concejal Omar Rocha, de Unidad Nacional, por formular declaraciones  a nombre del Concejo.

Rocha había anunciado un proceso por prevaricato contra el vocal relator del TAN Antonio Hassenteufel. «Las declaraciones unilaterales no son compatibles con el criterio de todo el Concejo», dijo Jorge Silva, concejal del MAS.

La presidenta del Concejo Gabriela Niño de Guzmán, declaró que bien el Legislativo edil reconoce la sentencia, es importante que el TAN haga llegar un plano para conocer qué espacios abarca la sentencia. Añadió, además, que el Concejo defenderá «el derecho a la propiedad privada de todas las personas que tienen papeles y que viven en esa zona (…) «.

Silva apuntó que mientras no se conozca el área afectada no se podrá tomar una acción. «Hay muchas versiones que lo único que generan es  pánico», expresó.

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ALP: bloqueo y parálisis

Por La Razón

/ 26 de mayo de 2024 / 00:24

Desde hace al menos seis meses, la ALP está en situación de bloqueo y de parálisis decisoria. Más allá de la convocatoria a las elecciones judiciales (todavía inciertas) y la aprobación de algunos créditos y otras leyes menores, la agenda legislativa está atrofiada. Predomina la trifulca entre las facciones del MAS y entre un minoritario oficialismo y el resto de bancadas.

En diciembre pasado, la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) suspendió sus sesiones sin resolver temas sustantivos como la cuestionada autoprórroga de los magistrados, los comicios judiciales (que debieron realizarse en 2023) y el ascenso de generales. Pese a que la mayoría de asambleístas decidió continuar trabajando a fin de año, el vicepresidente Choquehuanca, de manera arbitraria, declaró receso legislativo. Así, iniciamos 2024 con una ALP estancada: por mano propia y desde fuera.

Hubo un tiempo en que el partido de gobierno (MAS-IPSP del presidente Morales) tenía mayoría especial de representantes en la Asamblea y decidía en solitario.

En muy pocos casos hubo acuerdos amplios que incorporaran a las minorías de oposición, que eran prescindibles. Hoy la situación es diferente: por efecto de la división interna, el gobierno del presidente Arce perdió su condición mayoritaria. No controla, pues, la agenda legislativa. Y como no sabe, o no quiere, pactar, prescinde de la ALP.

En lo que va del año, solo se logró un acuerdo, in extremis, de todas las bancadas para garantizar la Ley de Elecciones Judiciales 2024. Fue el 2 de febrero, luego de cinco jornadas de diálogo en medio de un bloqueo de caminos. Se acordaron plazos concretos para convocar a los comicios judiciales, aprobar siete proyectos de ley “de financiamiento de la agenda económica” (créditos) y tratar dos proyectos de ley vinculados con los magistrados autoprorrogados. Fue un punto alto de concertación política.

Como resultado de tal acuerdo, se encaminó por consenso la ley de elecciones judiciales y se aprobaron cuatro créditos en Diputados. El arcismo se encargó de que las leyes antiprórroga quedaran hasta hoy en la congeladora y los otros créditos fueron aprobados con pelea y cooptación en Diputados, y con cuentagotas en el Senado. Todo lo demás es disputa, bloqueo, veto y parálisis. La ALP no legisla. Tampoco fiscaliza, ya que una medida cautelar suspendió desde agosto pasado las interpelaciones a ministros.

En esas condiciones, con una Asamblea en crisis, dividida, con muy baja legitimidad y elevado letargo, el Estado de derecho en Bolivia está en cuestión. Las decisiones relevantes las toman los magistrados del TCP y sus salas constitucionales en coordinación con los operadores del Ejecutivo. Este suprapoder pretende disponer incluso sobre atribuciones y competencias del Órgano Electoral. Es urgente e imprescindible desbloquear la ALP y construir acuerdos mínimos de gobernabilidad en un escenario incierto. 

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Amenazas y excesos

La incapacidad de poner freno a los excesos, verbales o no, es el mejor aliciente para que estos aumenten, con todo el costo que ello implica

Por La Razón

/ 23 de mayo de 2024 / 06:36

Probablemente a nadie sorprenda saber que un Estado débil poco a poco va perdiendo la capacidad de garantizar el Estado de derecho, con todo lo que ello implica para la seguridad interna o para los derechos humanos, ambas obligaciones estatales, y con ello también la voluntad de las personas de cumplir la ley. Poblaciones que amparan el narcotráfico o el contrabando son buena muestra.

Tómese, por ejemplo, la feroz resistencia de “la familia gremial”, como le gusta decir a sus líderes, a cualquier norma que endurezca la lucha contra el contrabando o, incluso, la identificación y sanción de las fortunas que son fruto de actividades delictivas, cuando no criminales. Cuesta entender por qué miles de personas que, literalmente, viven al día de vender baratijas y caramelos, se muestran tan preocupadas por protegerse de la vigilancia estatal; lo mismo puede decirse de su preocupación por acceder a más dólares.

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También están las constantes amenazas de varios sectores de los movimientos sociales (divididos, todos ellos, gracias a la acción del partido gobernante), de ejecutar movilizaciones, bloqueos de caminos y otras medidas de presión ante la sola posibilidad de que las instituciones estatales cumplan con lo que indica la norma. Es aún peor cuando el líder afirma que poner límites a la anomia que parece haberse apoderado del partido sería “un genocidio”.

Y si de declaraciones incomprensibles se trata, el mismo líder del partido se causa un daño gravísimo a sí mismo cuando hace afirmaciones más propias de un jefe de la mafia que de un expresidente al tratar de negar que en el Trópico cochabambino campea el narcotráfico: “cuando no sea viceministro, los narcos van a matarlo”, amenaza. Si las mafias del narcotráfico no dominan en la región, ¿por qué habría de temer por su vida la autoridad gubernamental? Si hay conocimiento de que el narco amenaza la vida de una autoridad, ¿por qué no se denuncia ante las instancias competentes?

Habrá quien afirme que se trata solamente de una guerra verbal, en la que es comprensible el exceso, pues se trata de “pegar” más duro que el adversario o de causar temor, pero en todos estos casos, y muchos otros, lo que queda es la evidencia de que autoridades, exautoridades y personas dotadas de notoriedad o poder dicen y hacen cuanto les place porque se ha perdido, de un lado, la necesaria mesura y el respeto por las normas y las personas, y, del otro, la capacidad institucional de poner límite a los comportamientos reñidos con la ley.

Las palabras se las lleva el viento, se dice coloquialmente, pero en los hechos, dependiendo de quien las pronuncia, pueden ser más bien el incentivo para profundizar, en todos los estratos sociales o económicos, el desprecio por los principios y valores, comenzando por los referidos a la democracia y sus instituciones, y terminando en aquellos que permiten la pacífica convivencia social. La incapacidad de poner freno a los excesos, verbales o no, es el mejor aliciente para que estos aumenten, con todo el costo que ello implica.

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Dilemas opositores

Por La Razón

/ 19 de mayo de 2024 / 00:12

Un reciente estudio de opinión pública realizado por el Celag en el país revela importantes percepciones respecto a la oposición política. Estos datos son significativos en medio de los dilemas de las dirigencias opositoras en torno a su reiterado discurso de unidad versus sus prácticas divisorias. Corre cuenta regresiva para las definiciones rumbo al próximo ciclo electoral.

 La encuesta del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) incluye tres preguntas sobre el campo de la oposición. Las tres son críticas. La primera tiene que ver con la mentada unidad. ¿Podrá la oposición política unificarse para las elecciones generales 2025? Solo el 28% de las personas consultadas cree que habrá unidad. Hay, pues, un sentimiento mayoritario de escepticismo respecto a la posibilidad de que la oposición logre un candidato único o un frente amplio.

La segunda pregunta se refiere a la expectativa de los votantes opositores sobre el candidato o dirigente más capacitado para derrotar al MAS en las urnas. El 58% de los encuestados espera un candidato nuevo, reniega de las actuales opciones o no sabe. El apoyo a los candidatos en escena (Reyes Villa, Mesa, Cuéllar, Camacho, algún empresario) es muy bajo y estadísticamente irrelevante. No son buenas noticias para la oposición: la gente ve división y ausencia de un liderazgo ganador.

La tercera indagación de opinión pública del Celag es la más sensible. Casi dos tercios de las personas consultadas, nada menos, afirma que cuando la oposición pierde elecciones “no reconoce su derrota y está dispuesta a generar violencia”. Esta conducta antidemocrática de no reconocimiento del resultado electoral y falta de respeto a la institucionalidad, quizás se deba a que algunos candidatos opositores proclaman “fraude” cuando pierden elecciones. Y a veces lo hacen por anticipado, como en 2019.

Estas percepciones mayoritarias de la ciudadanía respecto al actual campo de la oposición son preocupantes. Más todavía en el actual contexto, degradado y contaminado por la división interna en el oficialismo. Y nos lleva a preguntar en qué condiciones llegará el país al próximo ciclo electoral: con un MAS-IPSP fracturado, muy lejos de ser nuevamente un partido dominante; y una oposición fragmentada, que reafirma su debilidad, su carencia de líderes y su falta de propuestas. El escenario es incierto.

Una democracia de calidad requiere partidos democráticos, líderes representativos y sólido pluralismo político, entre otras condiciones. Ello implica que tanto el oficialismo como las oposiciones deben consolidar sus estructuras partidarias, renovar liderazgos y, en especial, diseñar proyectos de futuro y plataformas programáticas. Nada de eso ocurre a poco más de un año de las elecciones 2025. Hoy la disputa política, entre la división, la polarización y la fragmentación, está concentrada en las minucias. Urge cambio de rumbo.

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Riesgo de convulsión

De nada sirvieron las escasas y tardías explicaciones de algunas autoridades, el rumor había echado raíces

Por La Razón

/ 16 de mayo de 2024 / 06:25

En menos de una semana, el Gobierno promulgó un decreto supremo y lo abrogó debido a amenazas de movilizaciones y actividades de protesta contra la norma, que, como tantas otras, no había sido promocionada y mucho menos socializada, lo cual permitió que circule abundante desinformación que galvanizó las posiciones de rechazo. El Gobierno dio el paso atrás para evitar la “convulsión”.

Se trata del DS 5143, creado, según autoridades de gobierno, para transparentar los trámites de propiedades en las oficinas de Derechos Reales y desburocratizar el procedimiento, que actualmente puede tardar hasta dos o tres años. Según el viceministro de Defensa del Consumidor, el decreto disponía la bancarización, para pagos en línea, y la interoperabilidad, para el cruce de información entre gobiernos municipales, el Servicio General de Identificación Personal (Segip) y el Servicio de Registro Cívico (Serecí); además, se trataba de la actualización de un decreto promulgado durante el gobierno de Carlos Mesa en 2004.

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Nada de esto es lo que se discutía en las calles y centros de reunión de opositores: se especuló que el decreto serviría para posibilitar la intromisión del Estado en la administración y la tenencia de la propiedad inmueble de privados o que exigiría una nueva certificación para trámites de compra-venta. De nada sirvieron las escasas y tardías explicaciones de algunas autoridades, el rumor había echado raíces y se multiplicaban las amenazas de movilizaciones.

Más tardó el Presidente en anunciar la abrogación de la norma que los líderes de las únicas dos fuerzas políticas con representación parlamentaria en salir al espacio público y celebrar la “derrota” del Gobierno. En tiempos de política de suma cero, poco o nada importa la relevancia o necesidad de políticas públicas: todo se reduce a imponer las ideas propias y evitar a cualquier costo las opuestas. Agréguese a ese estado de cosas una gestión gubernamental llena de contradicciones y se produce lo que tantas veces se ha lamentado en este mismo espacio: pérdida de confianza de la población en las instituciones gubernamentales.

La creciente conflictividad, las dirigencias opositoras claramente orientadas a la solución por el desastre y la incapacidad gubernamental para crear y sostener alianzas y consensos (excepto cuando se trata de apropiarse del partido político), son un buen caldo de cultivo para la convulsión, lo cual no significa que haya, en realidad, planes para provocarla y forzar la caída del Gobierno.

En tiempos cuando menudean los discursos desinformadores y polarizadores, además de la memoria reciente de hechos sediciosos, es tentador acusar a la oposición, o a agentes no identificados, de buscar la convulsión; sin embargo, también suele ser evidente que los conflictos pueden ser fabricados con el propósito de influir sobre el ánimo de la población. Identificar quién gana más con la polémica, el conflicto y la abrogación del mentado decreto serviría para señalar quién es el más interesado en que haya miedo por la amenaza de convulsión.

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Día del Periodista

Por La Razón

/ 12 de mayo de 2024 / 00:57

El 10 de mayo, las y los periodistas de Bolivia recordamos nuestro día. ¿Hay algo que celebrar?, nos preguntamos. Y sí, existen motivos. Pero también hay nubarrones para el oficio. Por ello, más allá de los homenajes, fue un día de balance y reflexión. ¿En qué condiciones realizamos nuestra labor? ¿Cuánto aportamos a la conversación pública en democracia? ¿Cómo nos ve la sociedad?

Hace más de ochenta años, en 1938, el presidente Germán Busch promulgó un decreto supremo – luego elevado a rango de ley– que creaba la Caja de pensiones, jubilaciones y montepíos de los trabajadores asalariados de la prensa. No fue una concesión, sino una conquista como resultado de años de exigencia de derechos. Así, el 10 de mayo fue declarado Día del Periodista. Tiempo después, en 1953, un decreto supremo del presidente Víctor Paz Estenssoro estableció ese día como feriado para los periodistas.

De ese modo, cada 10 de mayo las y los periodistas revindicamos nuestro oficio y recibimos homenajes, salutaciones, reconocimientos. Es como un día destinado a elogiar el lugar que ocupa el periodismo en una sociedad democrática. Celebramos pues que, pese a dificultades y condiciones adversas, seguimos en el empeño diario de brindar información y opiniones como insumo para la deliberación colectiva. Sostenemos asimismo la necesidad de garantizar la libertad de expresión y el derecho a la información.

Pero el Día del Periodista es, o debiera ser, además, una ocasión propicia para el balance, para mirarnos puertas adentro y evaluar nuestro desempeño. Este ineludible ejercicio frente al espejo no puede ser autocomplaciente ni tampoco de solo flagelación, sino autocrítico. Para empezar, es importante evaluar las condiciones difíciles, a veces precarias, en las que estamos realizando nuestro trabajo, en un contexto donde las nuevas tecnologías digitales plantean serios desafíos a los medios de comunicación.

Es preocupante asimismo para el oficio periodístico el escenario de crisis no solo político-institucional en el país, sino también la complicada situación económica. Trabajamos en medio de la incertidumbre, sin horizonte de futuro. Y somos parte de la persistente polarización, que bloquea el diálogo plural y dinamita los puentes de encuentro. Diferentes estudios de opinión señalan que la ciudadanía y los liderazgos ven a los medios como promotores del enfrentamiento. Y hasta nos perciben como actores políticos.

¿Cuánto estamos contribuyendo, en el día a día, a la convivencia en democracia? ¿Cómo mejorar nuestras condiciones de trabajo, libres de presiones y amenazas? Y la pregunta esencial: ¿estamos haciendo buen periodismo, conforme a nuestros códigos de ética o, más bien, un periodismo instrumental, con arreglo a nuestra propia agenda y otros intereses? Hay que celebrar el Día del Periodista con llamamiento urgente para cuidar el oficio y, entre otras cosas, frenar la degradación de nuestras asociaciones. 

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