Delitos que se creían desaparecidos se modernizan
La Policía sugiere cautela al compartir la información en redes sociales.
Los delincuentes captan a sus víctimas a través de las redes sociales para cometer estafas.
Imagen: ARCHIVO-LA RAZÓN
Las especialidades delictivas que se creían desaparecidas continúan vigentes y cambiaron de escenario, es decir, se digitalizaron. La Policía Boliviana recomienda cautela al subir publicaciones en las redes sociales para evitar ser víctimas de los antisociales.
“La modernización en la comunicación y el uso indiscriminado de las redes sociales influyeron en la innovación de especialidades delincuenciales que parecían haber desaparecido; sin embargo, continúan vigentes”, explicó el subdirector de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) de La Paz, coronel Juan José Donaire.
La autoridad agregó que al igual que las actividades rutinarias de los ciudadanos, las especialidades de los delincuentes sufren modificaciones y se innovan conforme a los contextos. “Llama la atención el ingenio, la habilidad y la modernización que algunos delincuentes implementan para sus fines”, dijo el jefe policial a La Razón.
Entre los delitos que se creían que habían desaparecido están el ‘cuento del tío’, que consistía en estafar a la víctima con falsos ofrecimientos, los t’ipidores (jaladores) que acostumbraban robar joyas a mujeres en movimiento y los cumbreros que sustraían sombreros a mujeres de pollera. Todos esos delitos continúan vigentes, pero cambiaron de escenario.
El conocido ‘cuento del tío’, de acuerdo al jefe policial, es una de las especialidades más antiguas que usan los antisociales. En este tipo de delito, los amigos de lo ajeno habilidosamente dejan caer una billetera o simulan haber encontrado pepas de oro. “De esa manera captan la atención de la víctima a quien le ofrecen entregar lo hallado a cambio de dinero. Después de la transacción, el antisocial abandona el lugar. La víctima al poco rato se da cuenta de que fue estafada porque se quedó solamente con piedras sin valor o billetes falsos”, detalló el subdirector de la FELCC de La Paz.
Para Donaire, esa especialidad migró a las redes sociales donde se hacen ofertas llamativas que involucran supuestos electrodomésticos, celulares, joyas y hasta prendas de vestir. “En este caso, los antisociales piden un monto de dinero a través de giros bancarios para la reserva de algún producto; sin embargo, una vez que consiguen el dinero borran la oferta y perfil del anunciador. En este caso, es difícil formalizar una denuncia porque se desconoce la identidad del estafador que opera bajo nombres ficticios”, dijo.
En el caso de los jaladores, conocidos como t’ipidores de joyas, y de los cumbreros, estos delincuentes que operaban en calles concurridas, cambiaron el escenario delincuencial a los salones de fiestas, adonde ingresan con facilidad gracias a la información obtenida a través de redes sociales.
“Esto potencia a la delincuencia porque ellos tienen información a la mano de quiénes asistirán, qué cantidad, en qué lugares e inclusive se caracterizan o visten acorde al evento. Si es una cena irán vestidos formalmente, si son fiestas patronales ellos simulan ser devotos. En algún caso la tecnología, así como tiene bondades, también permite este tipo de cosas”, manifestó.
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NORMALIDAD.
En ese entendido, el jefe policial mencionó que el retorno a la normalidad, después de las restricciones por el COVID-19, provocó que mucha gente vuelva de forma descontrolada a las actividades sociales ( fiestas, eventos culturales, entre otros). “La situación también fue aprovechada por la delincuencia que incluso se dio el lujo de realizar circuitos por diferentes salones de fiestas en una misma noche, adonde llegan para apoderarse de objetos de valor gracias a la información publicada en redes sociales”.
Otra de las especialidades delincuenciales vigentes es el de los ‘descuidistas’. El modo de operar consiste en la sustracción de teléfonos móviles en el transporte público mientras las víctimas están concentradas revisando sus equipos. “En ese caso actúan al menos tres delincuentes, uno que sustrae el aparato, el segundo bloquea la puerta del vehículo y el tercero recibe el móvil y huye del lugar”.
Un otro delito es el de las ‘pildoritas’, que son grupos organizados que usan somníferos para dormir a sus víctimas. Esta modalidad, según la Policía, se la utiliza en reuniones sociales o centros de diversión donde algunas mujeres dedicadas a esta especialidad se infiltran y tras ganar la confianza de los asistentes les invitan bebidas con somníferos a las ocasionales víctimas.