Bolivia aplica normas propias sobre el trabajo de los niños
En el país se permite a niños de 10 años trabajar con algunas condiciones.
Los niños en las ciudades se exponen a varios riesgos.
Imagen: la razón-archivo
Pese a una serie de duras críticas, incluso de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el 2014 Bolivia aprobó un nuevo Código Niña, Niño y Adolescente que incluye la posibilidad de que niños de 10 años puedan acceder a un “trabajo especial”, siempre y cuando se cumplan algunos requisitos.
Con la aprobación de este Código, Bolivia se convirtió en el único país que permite el trabajo infantil a partir de los 10 años. Aquí, más que nunca, el contexto se pinta como lo más importante pues fueron los mismos menores de edad trabajadores, quienes, junto a sus organizaciones, presionaron para que se les permita acceder a una fuente laboral.
Pero más allá del mismo código, el debate que lo precedió hace que esta norma sea considera especial, aunque es evidente que no cumple con los acuerdos internacionales, que fijan los 15 años como edad mínima de trabajo, 14 en casos excepcionales y 18 para los llamados trabajos peligrosos.
Tanto la Organización Internacional del Trabajo como otras instancias y organizaciones internacionales advirtieron que se estaban violando los tratados internacionales, pero igual el proyecto se llevó adelante hasta el final
Sin embargo, la norma establece que los niños de 10 años podrán trabajar en actividades ligeras, que no demanden mucho esfuerzo y con el consentimiento de los padres. Mejor si son labores por cuenta propia de las familias.
Si bien la norma hace una distinción entre trabajadores por cuenta propia y trabajadores por cuenta ajena, se establece también para estos casos una edad de 12 años y se exige una “autorización excepcional” por parte de la Defensoría de la Niñez. Además, pone énfasis en la protección de los derechos de los niños y las niñas trabajadores, señalan los estudios de Naciones Unidas.
“Aunque todavía su implementación es débil, el código se enmarca en un discurso de derechos que trata de ir más allá de las lógicas internacionales y de encontrar una armonización con las prácticas y realidades locales”, añaden los informes.
No obstante, la realidad esta lejos de estas determinaciones, pues la mayoría de los niños trabajadores está en oficios y áreas por demás peligrosas y exigentes, como la en minería, ladrilleras, la zafra, y en las ciudades como ayudantes del transporte público o vendedores callejeros.
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El debate que precedió la reforma del Código Niña, Niño y Adolescente, entonces, mostró las complejidades que rodean a países como Bolivia, tanto con relación a los mismos menores trabajadores que se movilizaron en esa época, como a las distintas posiciones políticas e ideológicas que hay en el país. Este código fue condenado por ONG activistas. Además, la Comisión de Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la OIT denunció a Bolivia por la violación del Convenio 138 sobre la edad mínima de empleo, pero su aprobación tuvo el apoyo necesario.
“La solución adoptada por Bolivia, entonces, no refleja la falta de voluntad o interés en respetar el marco internacional de derechos humanos en general, y los derechos de la niñez en particular, sino más bien una concepción alternativa y matizada de los derechos humanos, que trata de tomar en cuenta las especificidades del contexto”, añade el reporte.
El gran reto es el fin del trabajo infantil
Pese a la pandemia y a los últimos y malos acontecimientos ocurridos en el mundo, Naciones Unidas mantiene firme la meta de erradicar el trabajo infantil.
“La abolición del trabajo infantil es una piedra angular de la aspiración a la justicia social, mediante la cual todo trabajador pueda reclamar libremente y con las mismas oportunidades y trato, la parte que le corresponde de la riqueza que ha contribuido a generar”, señala el informe de Naciones Unidas.
Con este fin, cada 12 de junio se recuerda el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, para que sirva como un catalizador para el movimiento mundial contra el trabajo infantil. Haciendo hincapié en el vínculo entre la justicia social y trabajo infantil. El lema del Día Mundial en 2023 es «Justicia social para todos. Poner fin al trabajo infantil».
La experiencia de las tres últimas décadas ha demostrado que el trabajo infantil puede eliminarse si se abordan sus principales causas. Las medidas para abordarlas incluyen el establecimiento y la aplicación de un marco jurídico sólido basado en las Normas Internacionales del Trabajo y el diálogo social, la provisión de acceso universal a una educación de buena calidad y a la protección social, así como medidas directas para aliviar la pobreza, la desigualdad y la inseguridad económica, y promover el trabajo decente para los trabajadores adultos, dice NNUU.
Este año se convoca a cumplir algunos nuevos retos como una acción más enérgica contra el trabajo infantil y la aplicación del tratado de la OIT sobre la edad mínima para trabajar.