El mundo oscuro de Antagónica Furry
Su trabajo en collage es conocido en Europa y América, ha publicado siete libros y su figura se ha convertido en un personaje seductor de internet.
Ella es Antagónica Furry. Antagónica, porque su mamá le decía que no tenía el perfil de la protagonista, de la chica sumisa que siempre dice sí, sino el de la antagonista, la que tenía malas relaciones con otras mujeres y que decía lo que pensaba sin tapujos. Furry, por el furry fandom, esa subcultura que encarna animales antropomórficos, en que los individuos utilizan una máscara u otras partes de animales, personificándolos. En las redes sociales, la artista paceña provoca furor, misterio, controversia… Sus obras de collage se exhiben en Perú, Argentina, Francia, Alemania y otros países más. Publica poesía. Hace fotografía, es modelo de talla grande. Muchos la aman. Muchos la odian. Hasta corrieron el rumor de que era transexual. Ella es Antagónica Furry.
Yannet Delgadillo llega apresurada a la entrevista llevando un vino de edición limitada que tiene como etiqueta a una de sus obras en collage y su más reciente poemario en una bolsa floreada. Lleva el largo cabello, tiene la mirada incisiva, curvas generosas y una sonrisa tímida. Como periodista, yo nunca la había visto en persona, aunque seguía sus obras desde hace mucho tiempo. Eso sí, la reconocí ni bien la vi, y es que proyecta el aura mística de Antagónica Furry, su nombre artístico. No suele mostrarse en público, por un lado, para no romper el encanto —entre oscuro y erótico— de sus publicaciones en Facebook y, por otro, para evitarse problemas con la gente, los que no desea volver a atravesar.
Nació en La Paz, pero radica actualmente en Sucre: llega a la sede de gobierno de vez en cuando para visitar a su familia. Pronto se irá a Europa con su esposo, que es francés. “Nunca pensé que viviría de mi arte, que mi familia iba a estar tan orgullosa de mi trabajo o que me mudaría a Europa. Vengo de una familia muy humilde, en el que mi mamá ha trabajado muy duro para sacarnos adelante. Muchas veces tuvimos que comer pan duro, pero salimos adelante. Yo a veces me sentía la oveja negra, pero ya no, todos en mi familia están orgullosos de mí”.
Tienen de qué estarlo, pues su obra se ha expuesto y vendido en varios países. Es una artista que puede decir que vive de su trabajo, sus piezas circulan en el mercado internacional, destacando las portadas que ha hecho para libros en el exterior. Lo paradójico: no ha conseguido tramitar su carnet de artista, pues le dijeron que en las notas de prensa y en catálogos apenas figura su nombre.
De pequeña, la artista era muy retraída, así que empezó escribiendo poemas para expresarse. Poco a poco llegó el arte a su vida, el que podía aplicar en momentos de ocio. Pero como no tenía medios para comprar material, vio cómo hacerse de lápices, colores, recortes y revistas antiguas. Para los cumpleaños hacía tarjetas personalizadas reciclando imágenes: había un talento especial. “Un amigo me dijo que lleve este material al Espacio Cultural IMA —que se encontraba en la plaza Abaroa—. Fue la primera vez que expuse mi trabajo en un lugar público, luego entré a trabajar allí y produjimos con la artista China Martínez un fanzine: una fotonovela erótica. De ahí participé en el festival Viñetas con Altura y en ferias y espacios de todo tamaño. Poco a poco fue creciendo”. Si bien es autodidacta, trata de formarse de forma continua para expandir tanto su técnica como sus conocimientos.
Entonces su trabajo como legalista —estudió Derecho— se detuvo: sus obras de arte empezaron a tener demanda hasta que llegó la primera gran venta de su carrera. “El actor Arturo Byron, que también es mi manager, me comentó que había una convocatoria en francés para el Mundial del Collage. Aplicamos y fui invitada a París con todo pagado. Estuvimos una semana en el evento y dejé dos obras en una galería muy pequeña. Al mes me llamaron para decirme que se vendieron ambas obras, que eran pequeñas. Pagaron 10.000 euros. No me lo esperaba: pasaba en ese momento por problemas financieros y los pude superar. A raíz de esta oportunidad llegué a más ciudades y mi carrera empezó a ascender. Ya sabía cuánto valía mi obra”.
De ahí llegaron varias invitaciones para exponer y trabajar en Chile, México, Perú, España, Italia, Bélgica y Alemania. También la chance de crear piezas de collage para figuras internacionales como Daniel Castelau (escritor argentino), Lourette Gordon (novelista francesa), Daniel Olortegui (autor peruano) y Darwin Fuentes (artista ecuatoriano), entre otros.
Sobre ella ha escrito Forthes Gordon Batallie, editor de la parisina revista Rouge. “Detrás de su debut hay una labor casi secreta de muchos años, una entrega constante y firme a la escritura de ficciones, un minucioso pensar y aplicarse a la ideación de personajes y de circunstancias: el afianzamiento, en fin, de una vocación, ese pacto con uno mismo para convertir la escritura y el collage no en una tarea complementaria, sino en una tarea primaria. No en un accesorio de la identidad, sino en la clave de una identidad. Se piensa que un día posfuneral, muchos se inventarán historias de cómo era ella. Creo que no es prudente hablar mucho de trabajo sin antes haberlo tenido frente a frente, como quien confronta al maleante, revelar sus claves ni desentrañar las características de sus personajes, ya que no se debe privar al lector y espectador del placer de adentrarse en un territorio del todo desconocido, sin señales orientativas, sin pautas marcadas, sin indicios. Pero sí vamos a decir algo: su obra está llena de aciertos, como el de ser crudamente fisiológica. En ella se describe, sin filtros, la enfermedad, el sacrificio de animales, la sexualidad, esa especie de supuración continua que es la vejez… de evanescencias líricas. A ella ni por concepción ni por estilo se le escora jamás la sensibilidad hacia la sensiblería. No hay un afán de endurecer las cosas, pero tampoco de ablandarlas. La suya es una mirada fría, aunque sigilosamente implicada”.
Antagónica se alista para vivir en París con su esposo y de esta forma proyectar su carrera. Eso sí, antes espera sacar en Bolivia un nuevo libro de poesía en el que por esta vez utilizará fotografía. Ya ha publicado Pus de fresa, Consciencia de bidet, Poesía caníbal, Requiebro, Cofradía de seres acuarelados y Bypass en Pasadizo (publicado en Colombia), agotado en su primera edición. La nueva edición propone cambios de forma y de fondo, como el prólogo de su padre, el escritor Leo Castillo.
Antagónica Furry no tiene empacho en contar las desgracias que ha pasado, pero siempre sonríe mirando el futuro. Su trabajo, descrito como oscuro y sensual, también sabe mostrar luz en medio de la desesperanza. Permanecerá un tiempo más en La Paz para concretar sus trámites e irse y, quién sabe, quizá hasta este artículo ayude a obtener, al fin, su merecido carnet de artista.