Mimar las remesas
Las remesas suelen aumentar después de las crisis financieras y los desastres naturales
Del impacto económico de las remesas se ha escrito mucho, principalmente en América Latina, principal receptora de estos flujos de ayuda en el mundo. La reducción de los montos enviados, con punto de inicio en el año pasado y con un motivo principal: la crisis económica del globo, no sólo afectó a Bolivia. Las Américas íntegras, sin dar ocasión a la salvedad, fueron abarcadas con este fenómeno y los que más la sintieron son los países centroamericanos, en alguno de los cuales las remesas llegan a representar hasta un 20% del PIB nacional.
En efecto, la mejor forma de exponer el valor de las remesas es relacionándolas con el PIB. En Bolivia, mientras el 2009 representaron el 5,9 por ciento del PIB y un año antes el 6,5%, para este 2010 se da por hecho que supondrán un porcentaje menor.
Las consecuencias, por lo tanto, se sienten en todas partes. En ningún lado da lo mismo recibir 100 dólares que 70 ó 50. Pero, ¿por qué importan tanto las remesas? Porque son un componente económico básico en miles de familias de la región.
Volviendo al caso boliviano, España, Argentina y EEUU —en ese orden— continúan siendo los países de donde proviene la mayor cantidad de dinero por este concepto. La caída del 10% se debe, entre otras causas, a la crisis financiera que el 2008 incidió negativamente en el desempleo, sobre todo en los sectores de la construcción y los servicios de EEUU y España. Así lo explicó el Banco Central al informar los indicadores del primer semestre. Se prevé una recuperación en el segundo.
El que envía remesas tiene el cada vez más extraño don de la solidaridad; un don que lleva a pensar en el otro desinteresadamente, a trabajar no sólo por uno sino también por el bienestar del otro. Tal es el valor humano del que recibe un dinero por su esfuerzo del mes y, en vez de destinar una parte para darse un gustito, la reserva para sus familiares de la América eternamente pobre.
Las remesas suelen aumentar después de las crisis financieras y los desastres naturales; conviene mimarlas, hasta julio sumaron $us 521 millones. Al ser transacciones entre privados, a veces se cree que el Estado no tiene mucho que hacer por ellas. Pero ésta es una falacia. A los países receptores se les aconseja mantener un entorno normativo favorable para la inversión privada, porque esto mejora el impacto de las remesas en el desarrollo y en la lucha contra la pobreza.