Obra trascendental
El teleférico será una obra tan trascendental como lo fue en su momento el tranvía
Por fin un proyecto que aplauden propios y extraños, montescos y capuletos. El teleférico se convertirá en una solución, momentánea, pero solución al fin, al problema del autotransporte. ¿Se ha puesto a pensar, amable lector, en la cantidad de tiempo que perdemos los paceños en esperar movilidad? En las horas pico puede uno estar hasta más de una hora intentando bajar a la zona Sur o subir a El Alto. Esto incluso asumiendo que habrá que hacer, en la mayoría de los casos, un obligatorio traspaso.
Súmele a ello lo que pierden los transportistas en las trancaderas, en los bloqueos y por las marchas. Y todo gravita sobre el cuerpo. Muchos de nuestros dolores y enfermedades tienen que ver con eso de vivir con los nervios en punta por tener que recorrer la Ceja de El Alto o el centro de La Paz.
Se estima que el futuro teleférico transportará a 9.000 personas por día. Una cifra todavía pequeña. Pero complementada con el sistema de transporte ayudaría mucho. A los transportistas les quedaría un montón de rutas para seguir brindando servicio; se les aliviaría el recorrido por las calles céntricas y, por ejemplo, en el caso de la zona Sur tendrían la oportunidad de partir desde Las Cholas hacia los barrios de esta parte de la ciudad en carreras cortas y medias, que serían más factibles económicamente que las distancias largas.
Veinte meses pasarán volando, y ésta será una obra tan trascendental como lo fue en su momento el tranvía, que comenzó conectando Challapata con San Jorge en su línea uno, y Challapata con el Montículo en su línea dos, recorrido que aumentado es el mismo del colectivo del mismo dígito.
Pero claro, se requiere de la acción de todos. Del Gobierno central, porque las alcaldías por sí solas no podrían financiar semejante obra; de los ciudadanos, con su apoyo y buen trato del servicio; y de los transportistas. Cualquiera de estos sectores que no haga lo suyo pondría en peligro la que podría ser la obra más importante para La Paz de los últimos 100 años.
Auméntele un detalle que no es insignificante: las hermosas vistas que tendremos de la sede de gobierno recorriendo sus aires en el teleférico. Imagino, por ejemplo, un julio de cielo azul intenso con los cerros nevados. ¡Viva el teleférico!