CAN o Mercosur
El país no puede estar ausente de ningún proceso de integración económica en América Latina
Parecería que las decisiones económicas, en el caso boliviano, están enmarcadas en dilemas como el de exportar o morir, globalización o antiglobalización, mercado interno o externo, y ahora, CAN o Mercosur. Sin embargo, las decisiones no requieren generalmente situaciones tan extremas, puesto que existen combinaciones intermedias y soluciones posibles.
En el caso de la integración económica, es conveniente ante todo identificar el problema para después buscar las mejores respuestas. Es evidente que Bolivia no puede estar ausente de ningún proceso de integración económica en América Latina; y fue, en la práctica, una política de Estado, desde la ALALC (actual ALADI), el Acuerdo de Cartagena (hoy CAN), Unasur y ahora el caso de Mercosur.
Desde el punto de vista de la teoría de la integración, tanto la CAN como el Mercosur, además de asumir compromisos de acuerdos de libre comercio entre sus países miembros, corresponden a un esquema de integración que implica compromisos de conformar una unión aduanera. Es decir que busca una política comercial externa común y un arancel externo común. Por lo tanto, la pregunta sería: ¿un país puede pertenecer a dos uniones aduaneras, que lógicamente tienen aranceles distintos?
En la realidad concreta es necesario distinguir entre los regímenes de jure o de facto. Es decir, una cosa es lo que dicen las normas y otra la que aplican en realidad. En el caso de la CAN, en la práctica, no es una unión aduanera completa, sino parcial perforada por diversos lados. Si aplicáramos la norma de respetar un arancel externo común, cada país miembro pierde la autonomía de su arancel nacional, y por lo tanto no debería suscribir acuerdos de libre comercio, los llamados TLC, como el que firmaron Perú y Colombia con EEUU y con la Unión Europea. Eso significa que la CAN daba una protección común a la soya boliviana de X% y no podría otorgarse para ese producto una arancel 0 a EEUU. Así de simple, pero que de facto no se respeta ni se cumple porque acordaron darse excepciones que perforaron la idea de un mercado común andino.
Es posible que Perú y Colombia ahora se rasguen las vestiduras y digan que jurídicamente no corresponde que Bolivia pertenezca al Mercosur, y que debe escoger entre un falso dilema. Pero eso es falso, porque en realidad el país aplica su arancel nacional en la Unión Aduanera perforada de la CAN, como el resto de sus países miembros. Por tanto, en la práctica, Bolivia haría lo que hacen los otros países miembros y podría asumir compromisos arancelarios con los países del Mercosur, al no respetarse en los hechos el mercado ampliado protegido como tenía que ser mercado andino.
Siempre se dijo, y hay estudios realizados en el pasado, que el mayor costo de la integración para Bolivia es la adopción de un arancel externo común que sea más alto que su arancel nacional; y ése es el problema de fondo: ¿Bolivia adoptará un arancel externo común del Mercosur? Paraguay y Uruguay, como países de menor desarrollo económico relativo, a los cuales tendría que sumarse Bolivia, tienen problemas en su integración comercial con los países grandes, e incluso Argentina lo tiene con Brasil.
La tendencia ya no es tanto a los regionalismos o mercados cerrados, sino a la adopción de compromisos más flexibles de apertura externa gradual y selectiva. Y éste es un debate central al interior del Mercosur, y ahora aún más con la apertura a Venezuela y Bolivia. Caso contrario, serán negociaciones muy engorrosas, largas y con listas de excepciones y tratamientos diferenciales.