¿Qué voy a estudiar?
Estudiar solamente con el objetivo de encontrar un trabajo es el peor camino para iniciar los estudios
Seguramente que varios jóvenes bachilleres hoy se formulan la pregunta que titula el presente artículo. Aunque toda mi vida la he dedicado a la universidad, sería demasiado presuntuoso por mi parte señalar que tengo una respuesta; lo único que puedo hacer es darles un consejo y contarles mi experiencia, para que sean ellos los que decidan qué van a estudiar. Lo que enseño en la universidad no es a dar respuestas a preguntas, sino simplemente un método, una forma de pensar, para que sean mis estudiantes los que encuentren las respuestas correctas o, para ser más preciso, intento conducirlos a que sean ellos los que se formulen las preguntas relevantes.
No se debe estudiar aquello en lo que uno cree que va a poder ganar dinero, es decir, aquellos estudios en los que uno piensa que le puede ir bien; se debe estudiar aquello que a uno le gustaría estudiar, simplemente porque las cosas más sencillas se pueden convertir en las más difíciles si a uno no le gusta lo que está haciendo, y las cosas más complejas se vuelven fáciles y divertidas si uno disfruta al hacerlas. Si uno piensa que puede hacer algo, podrá hacerlo, si uno piensa que no podrá hacerlo, está en lo correcto.
En la universidad existen dos tipos de carreras, las carreras que la gente considera que son difíciles y las carreras que se supone son fáciles. Se debe tratar de ingresar a las primeras, porque al terminar los estudios se enfrentará a menos competidores. En dicho contexto, conviene recordar el discurso de John F. Kennedy: “Elegimos ir a la Luna en esta década no porque sea fácil, sino porque es difícil. Porque esta meta servirá para organizar y probar lo mejor de nuestras energías y habilidades”.
Estudiar solamente con el objetivo de encontrar un trabajo es el peor camino para iniciar los estudios; si uno solamente busca tener empleo o ganar dinero, existen alternativas menos exigentes y más expeditas para alcanzar estos objetivos.
Cuando debía decidir qué iba a estudiar, mi elección fue física teórica, porque representaba un verdadero desafío a mi inteligencia. Lamentablemente no había la carrera de física en la Universidad Católica, donde yo deseaba estudiar, así que tuve que elegir entre las opciones que esta universidad me ofrecía, siempre y cuando cumpla mis expectativas, es decir que sea una carrera que me enseñara a pensar, así que decidí estudiar economía. Hoy no me arrepiento, aunque debo esforzarme cada día, porque dicen que los buenos economistas se reencarnan en físicos, mientras que los malos economistas en sociólogos y, ciertamente, no quisiera que me ocurra esta desgracia.