Voces

Thursday 9 May 2024 | Actualizado a 19:15 PM

Hegemonía cultural

/ 6 de marzo de 2014 / 08:32

El último Festival de Viña del Mar no estuvo exento de polémicas. En lo que respecta al país, dos hechos llamaron la atención. Por un lado, la cuestionada decisión de la presidenta del jurado, Paloma San Basilio, de otorgarle el primer lugar del concurso folklórico a la representante chilena sin mayores argumentos que su gusto por la canción, cuando, para propios y extraños, la superioridad artística del grupo boliviano Ch’ila Jatun era bastante evidente.

En segundo lugar, se cuestionó que el ballet que acompañó al cantante chileno Gepe estuvo compuesto por bailarines que lucieron trajes de danzas bolivianas, cuya interpretación ni siquiera coincidió con los pasos y los ritmos que correspondían. Respecto al primer asunto, a quienes más debería preocuparles la cuestionada elección debería ser a los organizadores del festival, por cuanto pone en duda el prestigio de ese reconocido evento, y en particular de su concurso folklórico, en el que siempre resulta ganador el representante chileno. En cuanto al (mal) uso de trajes y danzas típicas bolivianas por parte de un artista extranjero, lejos de indignarnos debería ser motivo de orgullo, pues el hecho de que otros países estén reproduciendo nuestra tradición, bien mirado, representa un acto de conquista, toda vez que las verdaderas hegemonías se establecen en el espacio de la cultura.

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Sionismo

Lo que hoy está en el poder israelí son judíos sionistas ideológicamente de extrema derecha

César Navarro

/ 9 de mayo de 2024 / 06:59

El mundo asiste al drama criminal que se ha vuelto cotidiano y normal; ojo, no es un eufemismo el genocidio en la Franja de Gaza contra el pueblo palestino.

Decenas de millones de hombres y mujeres en los cinco continentes, en cientos de ciudades importantes del mundo, universidades europeas, latinoamericanas y ahora norteamericanas… hay multitudinarias movilizaciones de condena al genocidio perpetuado por el ejército israelí, de rechazo al apoyo económico, militar y la protección diplomática que otorgan republicanos, demócratas y el gobierno de EEUU al gobierno sionista.

Consulte: Rózsa

Hay una denuncia ante la Corte Penal Internacional contra el primer ministro Natenyahu por “genocidio en la Franja de Gaza”, presentada por Sudáfrica y a la que se sumaron Brasil, Colombia y otros países; más de 250 juristas españoles le exigen al gobierno de Sánchez sumarse y varios gobiernos rompieron relaciones diplomáticas.

En febrero, los países árabes presentaron una resolución ante la ONU para el “cese de fuego” en Gaza y la ayuda humanitaria; en el Consejo de Seguridad, 13 países apoyaron la moción, Reino Unido se abstuvo y EEUU la rechazo, fue el tercer veto a ese tipo de iniciativas en menos de tres meses.

Argelia presentó un proyecto de resolución en representación de la Liga Árabe con respaldo de más de 60 países, para que Palestina sea reconocido como miembro pleno de derechos de la ONU: el país que vetó, como siempre, fue EEUU.

En la sesión del Consejo de DDHH de la ONU, la relatora y experta en materia de DDHH, Francesca Albanese, dijo que lo que “está sucediendo en la Franja de Gaza es genocidio”, funcionarios del Departamento de Estado y de la oficina de Democracia, Derechos Humanos para Medio Oriente de EEUU renunciaron porque no están de acuerdo con el apoyo militar a Israel y la negativa a reconocer el genocidio por el gobierno de Biden. El portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, manifestó: “en lo que respecta a Estados Unidos, no estamos viendo ninguna acción que constituya genocidio”.

Según denunciaron organismos internacionales, cerca de 35.000 palestinos murieron, la mayoría niños, es decir, desde la invasión militar del ejército israelí, por día 158 personas fueron asesinadas.

Toda trama política, militar requiere de una narrativa que justifique sus acciones, pero a su vez una línea discursiva para atacar a quienes critican o rechazan su accionar.

La narrativa que impusieron fue “en defensa legítima ante la incursión de Hamás en nuestro territorio”, para justificar la invasión militar y el genocidio; la línea discursiva: los movimientos que critican al gobierno, al presidente y al pueblo israelí son “antisemitas”. Sobre estas dos líneas generales, los gobiernos y políticos de derecha, extrema derecha, multimedias transnacionales, justifican el apoyo a Netanyahu y niegan el genocidio.

Me adhiero a la opinión de millones en el mundo: “no somos antisemitas”, somos respetuosos del pueblo judío descendiente de Sem, uno de los hijos de Noé; somos respetuosos de su historia, su espiritualidad y tradición religiosa; condenamos al nazismo criminal que asesinó y exterminó a millones de judíos en la Segunda Guerra Mundial. El antisemitismo es la manifestación de violencia racial contra la comunidad judía.

Lo que representa hoy el gobierno israelí y Netanyahu es el “sionismo”, que según la Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos No. 33 de la Universidad de Sevilla, es una ideología caracterizada por tres aspectos clave desde sus comienzos: el nacionalismo, el racismo y el colonialismo; convergió ideológicamente con la extrema derecha europea, americana y los movimientos xenófobos.

Esta afirmación no es una acusación, sino la identificación y caracterización del régimen sionista, por ello sus formas de manifestación política son los mismos métodos del fascismo y el nazismo.

Investigadores judíos identificaron que el origen del sionismo es antisemita, convergió previo al Holocausto con corrientes de extrema derecha antisemita europea. La descripción de M. Shaid Alam, docente pakistaní en universidades norteamericanas, es precisa: Hitler proscribió todas las organizaciones judías, excepto las que tenían objetivos sionistas, por ello la Federación Sionista Alemana ofreció colaboración al nazismo, porque compartían los mismas valores raciales y nacionalistas.

Lo que hoy está en el poder israelí son judíos sionistas ideológicamente de extrema derecha, que están empleando métodos nazistas y fascistas, y consideran al pueblo palestino una raza inferior que deben exterminar.

(*) César Navarro Miranda es exministro, escritor con el corazón y la cabeza en la izquierda

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Eva Pueblo

Hay mujeres que lideran en política, son pocas y les ha costado llegar, y les cuesta mantenerse o subir a primerísima línea

Drina Ergueta

/ 9 de mayo de 2024 / 06:55

En la tradición católica, Eva es la primera mujer creada por Dios y lo hace a partir de la costilla de Adán, el primer hombre, para que le haga compañía. Una historia que refleja siglos de pensamiento dominante, que quitándole lo religioso se afianzó en la Ilustración, y desde esa vieja Europa se ha trasladado a todas sus colonias, perviviendo hasta ahora en todas las manifestaciones sociales. Incluso en los congresos del dividido partido que gobierna Bolivia y la política en general del país.

Evo Pueblo es el nombre “comercial” y político que como eslogan se usa desde quienes apoyan a Evo Morales para que lo represente públicamente y para que, a su vez, él represente al pueblo, a ese pueblo que le sigue y que se lo muestra con rostro fundamentalmente indígena, pobre, marginado y también luchador y reivindicativo. Un pueblo que es fundamentalmente masculino, aunque hay también mujeres en calidad de costillas, de acompañantes de segunda línea, pese a que en las luchas suelen estar también en la aguerrida delantera.

Lea: Milei, Abascal y… ¡Andrónico!

Pasa lo mismo con todas las tiendas políticas que mostraron intención de presentarse a las próximas elecciones generales de 2025. No hay nada oficial, pero hace meses se habla de 14 posibles candidatos (J.L. Exeni 18/20/2024 La Razón), todos varones, no mujeres. Aunque surge, todavía tímidamente, alguna mujer: la alcaldesa Eva Copa o la economista Amparo Ballivián como posibles candidatas, y también se habla de alguna acompañante, como la diputada Luisa Náyar, que podría ir de vicepresidenta de Carlos Mesa. “Puntos de color” en el panorama masculino.

El escenario político actual está pendiente de lo que pasa con el partido de gobierno, el MAS-IPSP, dividido en al menos dos fracciones lideradas por Evo Morales, por un lado, y el presidente Luis Arce, por el otro. Este último grupo, este fin de semana, eligió la nueva directiva del partido presidida por, evidentemente, un varón: Gróver García. Con relación a este hecho, en un diario como La Razón, en dos días hacen declaraciones o se mencionan nombres de solo hombres: el senador William Tórrez; los vocales Israel Campero, Alexis Angles, Francisco Vargas y Tahuichi Tahuchi; el ministro Iván Lima, el dirigente de los interculturales Vidal Gómez; el secretario de Cámara Fernando Arteaga… y así, hombre tras hombre en representación de todo el pueblo o la parte de éste que les toque.

Que no haya mujeres no es porque no estén en la vida política. Generalmente las mujeres ocupan gran parte de la base de toda entidad de la sociedad civil y de la política haciendo, eso sí, las labores menos visibles y, generalmente, las menos agradecidas. Que la ley obligue a las tiendas políticas a que haya paridad de género en el parlamento hace posible que ellas estén allí, generalmente a pesar de ellos, y es entonces que pareciera que aceptan incluir a las menos problemáticas, a las que puedan controlar. Hay ejemplos de que a las rebeldes las marginan o les hacen la vida muy difícil.

Esta lógica de entender la representación pública encarnada naturalmente en lo masculino es parte de la construcción de lo que es ciudadanía, que llega desde las conquistas de la Revolución Francesa y los derechos “universales”, donde todos son iguales siempre que sean hombres y no sean pobres y, en el caso de Bolivia, que no sean indios. Pese a las conquistas feministas de los años transcurridos, aún queda mucho por superar: en ciertos espacios se mantiene muy fuerte la idea de que lo racional es masculino y por ello también el espacio público, mientras que lo natural e irracional es lo femenino, por lo que se debe mantener en el espacio doméstico.

Por esa tradición, el ciudadano tiene también un aire más elitista, ya que llega con la idea de alguien con cierta ilustración y posición, además de ser hombre, mientras que el pueblo es una imagen vaga pero llena de gente de todo tipo, incluidas las mujeres. Pero estas mujeres de pueblo cumplen roles que les toca: madres, esposas y cuidadoras del hogar y la familia. Las que no están allí, son consideradas excepciones temporales.

Hay mujeres que lideran en política, son pocas y les ha costado llegar, y les cuesta mantenerse o subir a primerísima línea. Falta mucho por hacer y, en el caso de hombres, privilegios por dejar. A la sociedad y la historia les queda dejar atrás esa idea de costilla y asumir lo que es: mujer creadora y protagonista. Ya toca unas Eva Pueblo, María Gente o Juana Ciudadanía.

(*) Drina Ergueta es periodista y antropóloga

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Una estrategia para los camélidos

Rodrigo Roubach

/ 9 de mayo de 2024 / 06:51

El país se encuentra transitando hacia el cumplimiento de varios hitos para el desarrollo del sector camélido y uno de ellos es la implementación de una estrategia nacional para el manejo integral del potencial productivo del ganado camélido y el desarrollo agrícola sostenible para la seguridad alimentaria y la nutrición.

La estrategia es una iniciativa del Estado Plurinacional de Bolivia y su construcción ha contado con la asistencia técnica de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el marco del Año Internacional de los Camélidos, del que el país tiene la copresidencia junto con Arabia Saudita.

Revise: Madre Tierra y sistemas agroalimentarios

Desde la FAO ha sido un honor contribuir a través de un proyecto, con la expectativa de que sea un instrumento para el impulso de la potencialidad que tienen los camélidos en la lucha contra la pobreza y la inseguridad alimentaria.

En medio de los desafíos que afrontan los sistemas agroalimentarios a nivel mundial, como el hambre, la malnutrición y el cambio climático, la estrategia es un paso relevante para avanzar hacia la luz sobre la importancia económica, social y cultural de estos mamíferos.

Los camélidos ofrecen una gran variedad de productos y servicios, como carne, leche, fibra, fertilizante y medio de transporte, y dan apoyo fundamental a las comunidades y pueblos indígenas en tierras áridas y semiáridas. Están estrechamente vinculados a la identidad y cultura de nuestros pueblos.

Estos beneficios contribuyen a una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida, sin dejar a nadie atrás, por lo que los camélidos desempeñan una función importante en el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la lucha contra el hambre, la erradicación de la pobreza extrema, el empoderamiento de las mujeres y la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres. 

Todas estas razones han sido ponderadas por las Naciones Unidas que dedican 2024 a reconocer la función esencial que desempeñan estos animales, colocando a la FAO como la organización que facilite la observancia del año internacional, en colaboración con el Estado.

La estrategia es el primer resultado de un esfuerzo coordinado y se constituye en una oportunidad para reconocer y valorar la importancia económica y cultural de los camélidos en la vida de nuestros pueblos. También es un buen diagnóstico de los desafíos que hay que enfrentar: Necesitamos identificar qué causas limitan la calidad y la productividad del ganado camélido. Las enfermedades, las condiciones de crianza, los sistemas de manejo de las especies, entre otras causas.

Estamos seguros de que a partir de la estrategia el país logrará caracterizar y evaluar los sistemas de manejo y aprovechamiento, el potencial de producción y cualquier información relevante para la construcción de una política para fortalecer y promocionar la conservación y el manejo sostenible de los camélidos, más allá de 2024, Año Internacional de los Camélidos.

(*) Rodrigo Roubach es representante de la FAO en Bolivia

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Antihombres a la carta

/ 8 de mayo de 2024 / 12:53

Habló Andrónico Rodríguez, se incendian los discursos, se exhiben los fundamentalismos, afloran los indignados. Se descaran, o se desenmascaran, que para el caso es lo mismo. Nos paramos en una acera o en la otra, mientras ayer enterraron a Viviana, hoy mataron a Remigia. Mañana, con seguridad, seguiremos descontando.

¿Que la Ley 348 debe modificarse? Por supuesto que sí, el sistema de justicia y sus operadores instalan y replican decenas de obstáculos para que la norma no cumpla su cometido, lo sabemos. Así como sabemos que esta ley establece que las denuncias falsas sean sancionadas o que los hombres pueden valerse de ella para denunciar hechos de violencia.

Lea: No salgas de casa, ni hables con extraños

“No aclares que oscurece”, decían las abuelas. Andrónico no lo entendió e insistió en un desentonado discurso patriarcal, “esta ley es antihombres”, y entonces resulta que la ley es el origen de todos los males; que si ayer las mujeres fuimos brujas, hoy somos las abanderadas de una ley que destruye familias.

Pero no son los violadores los que destruyen familias, no son los padres que dejan de pagar la manutención infantil, no son los más de 50.000 hombres denunciados anualmente por violentar a sus parejas, no son los 81 feminicidas que en 2023 asesinaron a una mujer de su entorno afectivo. Ellos no, porque siempre será más cómodo culpar a las mujeres, dónde andaba, qué tomaba, cómo se vestía; preguntas que reflejan una incapacidad de preguntarse qué tienen que ver los hombres con las violencias que el patriarcado ejerce sobre las mujeres y sobre ellos mismos.

¿Antihombres? No existe un movimiento social o político que sea anti-hombres. Los feminismos no se sustentan en la discriminación ni la violencia contra los hombres. No hay grupos de mujeres organizadas para cometer actos atroces como violaciones, mutilaciones genitales o para comprar y vender cuerpos de niños, pero tienen el descaro de usar la palabra feminazi, acuñada para desacreditar al movimiento feminista, desconociendo que su apuesta es una sociedad donde hombres y mujeres vivan en igualdad derechos, condiciones y libertades. El feminismo existe como respuesta a la rabia, al dolor y la impotencia frente a un patriarcado que insiste en la falsedad de que “todos somos iguales”, aunque esa “igualdad” le cueste la vida a decenas de mujeres cada año.

¿Que los hombres sufren violencia? No lo negamos, como tampoco negamos que si un hombre denuncia a una mujer por maltrato, recibe a cambio la burla de sus congéneres y el estigma de que es “menos hombre”, pero estas etiquetas las han creado y sostenido los propios hombres. 

¿Que odiamos a los hombres? El discurso de odio viene del patriarcado, no lo queremos, no lo aceptamos. No hay una agenda antihombres, lo que hay es una arremetida contra los derechos de las mujeres y contra el feminismo, un interés por ponerlo en el banquillo de los acusados, por invalidarlo equiparándolo con el machismo, por mantener el statu quo, por no perder privilegios, por la incapacidad de mirar que ni la calle, ni la escuela, ni la casa son iguales para todas y todos.


(*) Cecilia Terrazas Ruiz es feminista y comunicadora social

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Mil oficios: autorretrato

¿Puede un niño ‘cobrar’ como salario tres revistas deportivas de un mismo número? Así fue

Rubén Atahuichi

Por Rubén Atahuichi

/ 8 de mayo de 2024 / 06:56

El niño recorre feliz los campos sobre la espalda de su padre, cual si fuera el lomo de un corcel, con la diferencia de que las manos cruzadas hacia atrás hacen de estribo. Abrazado del hombre bueno de cerca de 40 años, desde las alturas, el pequeño tiene una vista privilegiada: un horizonte de cerros blancos, el bofedal, la planicie de espinas, thola y yareta; el camino polvoriento, los pasos y al fondo, Llallagua, la serranía azul en forma de conos, tendidos por la naturaleza lado a lado.

Van camino a la cantera en Cantuyo, a picar piedra a punta barreno, combo y cincel. Maestro de profesión, el joven padre había decidido mejorar sus ingresos con la venta de piedra caliza, cotizada por los constructores del pueblo para los cimientos y la base de las casas. Pilas y filas de pesadas piedras, algunas pulidas finamente y otras brutas, esperaban a los camiones.

Lea: En vida, hermano, en vida…

Acompañado de su hermano mayor, un flaco moreno y con el ceño siempre fruncido, pero capaz de domar toros bravos y montar el yugo para el barbecho o la siembra, el pequeño supo que las piedras eran la gallina de los huevos de oro, aunque para su edad ser picapedrero resultaba inalcanzable. Era una inspiración de mil oficios.

Un día, el niño fue confinado, un decir, a la estancia de su tío Esteban. Partió con el encargo de ayudar en tareas pecuarias, al cuidado de ovejas y llamas. Ha debido ser su primer oficio.

Al llegar a Qutaña, las primas lo esperaban con un asado. Luego, serían las compañeras de faena y de juegos.

Pero el chiquillo no aguantó la ausencia y a los pocos días decidió volver a casa. Tomó la misma ruta, aunque tuvo que —entre lágrimas y temor— armarse de valor para cruzar praderas y pajonales, escarpados caminos y desoladas rocas. La reprimenda que lo esperaba.

Meses después, otras tareas le abrieron los ojos. Con la intercesión de su padre, llegó a la pensión de don Gilberto, un tipo dicharachero y hasta matón. Solo la sazón de las comidas de doña Rogelia pudieron retenerlo por un par de vacaciones escolares. Y los dos panes de yapa diarios que don Pedro le daba al recoger el saco.

¿Puede un niño “cobrar” como salario tres revistas deportivas del mismo número? Así fue. Eran del homenaje a la Academia Tahuichi, campeona del primer Sudamericano Infantil de Clubes en Argentina. Aquel memorable equipo de Rolando Aguilera (+), Eduardo “Zorro” Rivero o de Francisco Takeo, Joaquín Ardaya, Rolly Paniagua y otras pequeñas figuras descollantes.

Pero sus expectativas mejoraron cuando fue “contratado” como el vendedor de la cooperativa comercial del pueblo. Uno a uno, los socios le encargaban su turno a cambio ropa, dinero o una cámara fotográfica instantánea Polaroid.

¡Qué gran emolumento resultó este novedoso aparato con el que logró su independencia laboral! El Carnaval era la época propicia para sus ganancias, aunque el dolor de hacerle un retrato a su primo fallecido a las horas de nacer, Sócrates, y no uno a su abuela Micaela lo marcó.

Con más experiencia en los negocios, aprovechó cada campeonato de fútbol y básquet del pueblo para sellar números y nombres de los clubes a plan de soplete, pintura y gasolina. Era todo un oficio, desde dibujar y cortar moldes con Guillete, hasta plagiar logotipos de Nike o Adidas.

Artista, tuvo que incursionar en el dibujo a lápiz y a marcadores Faber Castell para sus compañeras de la promoción, que le pagaban cómodos precios por un cuadro o unas carátulas.

Pero el radio Philips de la abuela y la simulación de comunicación con un hilo y dos vasos a cien metros de distancia, en el colegio, fueron la inspiración de su oficio de vida: periodista.

(*) Rubén Atahuichi es periodista

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