Bacterias resistentes
Urge reforzar las medidas destinadas a controlar la venta indiscriminada de antibióticos
Hace varios años que diferentes instituciones vienen alertando sobre los riesgos de la ingesta inadecuada de antibióticos, lo que puede dar lugar a bacterias inmunes a estos medicamentos. A raíz de estas alertas, la OMS decidió elaborar por primera vez un estudio en el mundo al respecto, cuyas conclusiones, presentadas el fin de semana, constatan los peores augurios.
Para elaborar este estudio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió a sus operadores en los 194 países donde trabaja datos sobre la prevalencia de siete superbacterias susceptibles de infectar diferentes órganos del cuerpo, como la Klebsiella pneumoniae, resistente a los carbapenémicos, o la Neisseria gonorrhea, resistente a la cefalosporina.
No obstante, solamente 114 países pudieron notificar casos concretos, lo que pone en evidencia la poca información que se tiene al respecto, y nada más difícil que tratar un problema del que se desconoce su alcance. De todas maneras, con los datos recabados (en proporciones que no son despreciables), la OMS llegó a la conclusión de que las formas más resistentes ya están en todas las regiones del mundo.
Tanto así, que el subdirector general de la OMS para Seguridad Sanitaria, Keiji Fukuda, hizo un llamado a la comunidad internacional para que se adopten acciones urgentes orientadas a cambiar las costumbres de la población respecto al mal uso de los antibióticos: “Si no tomamos medidas importantes para mejorar la prevención de las infecciones y no cambiamos nuestra forma de producir, prescribir y utilizar los antibióticos, el mundo sufrirá una pérdida progresiva de estos bienes de salud pública mundial cuyas repercusiones serán devastadoras”.
No se trata de la primera advertencia en este sentido. De hecho, el científico que descubrió la penicilina fue el primero en alertar sobre este riesgo. “Existe el peligro de que un hombre ignorante pueda fácilmente aplicarse una dosis insuficiente de antibiótico, y, al exponer a los microbios a una cantidad no letal del medicamento, los haga resistentes”, afirmó Alexander Fleming durante su discurso al recibir el Premio Nobel de Medicina en 1945.
Lamentablemente, las palabras de Fleming están resultando proféticas, y no precisamente porque unos cuantos “ignorantes” han caído en la tentación de automedicarse para tratar alguna infección sin concluir el tratamiento como corresponde, sino que han sido millones, lo que está dando lugar a la formación de bacterias y de otros microorganismos resistentes.
De allí la importancia de reforzar las medidas destinadas a controlar la venta indiscriminada de esos fármacos, impedir la automedicación y sancionar a las farmacias que los entreguen sin receta. De lo contrario, se corre el peligro de volver a los tiempos en que las personas fallecían por enfermedades que hoy no provocan mayor temor, como la salmonella.