¿Un Premio Nobel a la regulación?
Sorprendió la designación del último Premio Nobel de Economía a Jean Tirole, a quien los alumnos de esta parte del sur lo conocen por su libro La Teoría de la Organización Industrial, publicado en español. Esta teoría estudia la estructura y el funcionamiento de los mercados, las empresas que actúan en su interior y las políticas públicas que influyen sobre dicha estructura. Confunde generalmente al público la denominación de organización industrial, puesto que no se refiere al concepto de “industria” propiamente tal, como sector opuesto al sector agropecuario o al de servicios, sino que comprende al conjunto de empresas que actúan en un mismo mercado o se dedican a la misma actividad (ya sea industrial, agropecuaria, comercial o de servicios). Por eso es mejor referirse, como lo hace Tirole, como la “Teoría de la Firma”, puesto que las firmas son los actores básicos, definidos como minimizadores de costos.
La Organización Industrial (IO por sus siglas en inglés) se ubica en el campo de la microeconomía, entendida como aquella disciplina que estudia el comportamiento de las unidades económicas individuales y la formación de los precios. Dentro de la microeconomía, la organización industrial se ocupa especialmente de la temática que tiene que ver con el concepto de “poder de mercado”, es decir, con la capacidad de las empresas de influir sobre los precios. Solamente en la mente de algunos académicos y en los manuales de microeconomía existe el mundo de la competencia perfecta. La mayoría de los mercados del mundo real tienden a ser poco competitivos, en ellos no hay competencia perfecta porque las empresas en estos mercados cuentan con cierto poder para fijar sus propios precios, tal como lo hacen los monopolios y los oligopolios. A este tipo de mercado se le conoce como competencia monopolística o imperfecta.
En este contexto, como fundamenta el Comité del Premio de Ciencias Económicas de la Real Academia Sueca de Ciencias en su trabajo compilado sobre Jean Tirole: Poder de mercado y regulación, muchas industrias no son muy competitivas y que ésta laguna o vacío de competencia amplia el ámbito para intervenciones públicas en los mercados. Así, la teoría de la regulación y la política de competencia provee una guía científica útil para dichas intervenciones, donde resalta la gran contribución científica de Tirole, quien ha creado y unificado el marco para la teoría de la organización industrial y la regulación, fundada en un riguroso análisis del comportamiento estratégico y la información económica.
Entre sus contribuciones resalta la regulación de firmas dominantes, el comportamiento estratégico en competencia imperfecta y la política de competencia y pondera sus aplicaciones específicas a la industria de telecomunicaciones y la regulación a los bancos y mercados financieros en el marco de una política de “óptima regulación”. Lo que más me gustó es que, según la BBC Mundo, dijo que “cree que el mundo se está moviendo hacia el establecimiento de autoridades globales que regularán las empresas globales”, puesto que estas empresas se aprovechan del desorden global, hacen fusiones, alianzas y colusiones y no hay una autoridad de supervisión o regulación del mercado global que defienda al consumidor global.