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Thursday 2 May 2024 | Actualizado a 03:14 AM

El Congreso o la Cumbre de Panamá

La VII Cumbre de las Américas fue clausurada sin pena ni gloria, pero con bastante cobertura mediática

/ 18 de abril de 2015 / 05:24

La VII Cumbre de las Américas en Panamá fue clausurada sin pena ni gloria, pero con bastante bombo y cobertura mediática. Si bien registró un récord en la asistencia, estuvieron presentes los mandatarios de 33 de los 35 países miembros, no logró la típica declaración final, debido a que no hubo un acuerdo unánime. El Presidente de Panamá dijo que “se logró un acuerdo en el 90% de los mandatos propuestos (42 de 48), y que serán entregados a los organismos internacionales implicados, mientras que los restantes quedaron ad referéndum de pocos países”.

Los temas consensuados en el encuentro giraron en torno a los tradicionales ejes que apuntalan a la ahora nueva denominación de prosperidad con equidad: salud, educación, energía, medio ambiente, migración, seguridad, participación ciudadana y gobernabilidad democrática.

Los medios destacaron la política de ofertas y promesas que llevó Barack Obama al encuentro, como en el caso de energías limpias para la región (ello pese a la contaminación de Alaska y el fracking en Texas), un paquete de inversiones por valor de 1.000 millones de dólares para Centroamérica destinados a mejorar la seguridad ciudadana (en lugar de facilitar la migración), y un proyecto de intercambio de estudiantes con Latinoamérica.

De acuerdo con el periódico español El País, en la Cumbre en Panamá se dibujó el “nuevo tablero geoestratégico”, gracias a los acercamientos entre Cuba y Estados Unidos. Sin embargo, es necesario recordar que este acercamiento no fue fruto de la Organización de Estados Americanos (OEA), sino producto de la decisión unilateral del gobierno de Obama y las reuniones en La Habana, y en Panamá tuvo lugar solamente la presentación en sociedad de este entendimiento.

La Cumbre me hizo recordar que hace cerca de 190 años hubo otro congreso también de Panamá, denominado Anfictiónico, que en griego significa “fundación conjunta”, convocado por el Libertador Simón Bolívar, como proyecto de unificación continental. Asistieron al congreso representantes de la Gran Colombia (Colombia, Ecuador y Venezuela), México, Perú y las Provincias Unidas de Centroamérica (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Honduras). Bolivia no llegó a enviar a sus representantes a tiempo. Se dice que Argentina, el imperio de Brasil y Chile no mostraron interés, y que Paraguay no habría sido invitado. Bolívar invitó a Estados Unidos, país que envió dos delegados para intervenir solamente en los debates sobre los derechos de los neutrales, uno murió en el camino y el otro llegó tarde. También invitó a Inglaterra y Holanda, que enviaron a sendos observadores.

En ese entonces Europa, a través de la denominada Santa Alianza (la OTAN actual), quería devolver a España su régimen de gobierno absolutista y el control de sus excolonias. A su vez Bolívar quería aprovechar la doctrina Monroe, cuyo lema rezaba: “América para los americanos” (léase no norteamericanos) con el propósito de frenar cualquier intento de invasión de la Santa Alianza.

En las sesiones se observaron diferencias entre los representantes de cada país que obstaculizaban el proyecto de integración. Se preservó la soberanía de cada Estado en sus relaciones exteriores y no se pudo lograr una Confederación. Se acordó una Asamblea General con funciones de arbitraje ante conflictos, pero cuyas decisiones, como la OEA, no eran vinculantes. Al final no se ratificaron los acuerdos logrados.

Bolívar exclamó poco después que concluyeran las sesiones: “El Congreso de Panamá solo será una sombra”. Esperemos que la VII Cumbre no sea otro paraguas en las difíciles relaciones entre un vecino hegemónico y varios vecinos que quieren una relación recíproca y equitativa, respetando su soberanía.

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Aterrizaje suave pese a todo

/ 1 de mayo de 2024 / 07:43

Es interesante hacer un seguimiento de los informes del FMI sobre las Perspectivas de la Economía Mundial (WEO por sus siglas en inglés) que emite con una periodicidad de dos veces al año (abril y octubre), con actualizaciones en enero y julio. El último informe de abril hace una revisión de los pronósticos de crecimiento al alza y una revisión a la baja de las previsiones de inflación, y reiterando su tendencia a la baja, concluyendo que la economía mundial va hacia un aterrizaje suave.

El excesivo énfasis en la inflación del FMI es en las normas o recetas en materia de política monetaria, que, aunque no es un Banco Central, trató de imitar mandando subir las tasas de interés cuando la inflación era alta, junto con reducir el gasto público para contraer el exceso de demanda que identificaba como causa principal de las presiones inflacionarias, cuando la mayoría de los análisis de los propios bancos y analistas mostraban la incidencia de los shocks de oferta y el riesgo geopolítico.

El problema de fondo es la utilidad de los informes y las proyecciones sobre la economía global. Desde que me inicié en el seguimiento del entorno mundial a principios de los años 90, no encontré un informe oficial público que alertara anticipadamente sobre el efecto Tequila y la crisis de México, en pleno triunfalismo del FMI por la liberación total de la cuenta de capitales, aunque sí algunos papers, como el de Guillermo Calvo sobre el frenazo súbito, ignorados por los altos ejecutivos del FMI. Pasó lo mismo con la crisis asiática, en Tailandia y Corea, y después con las crisis del real en Brasil, en pleno auge de la liberación global. Tuvieron que irrumpir esas crisis para que se moderara la recomendación de la apertura de capitales por parte del FMI, una institución supuestamente encargada de prevenir y enfrentar los desequilibrios externos, pero que más bien los acentuaba. El caso más patético fue con la crisis financiera mundial de 2007 y 2008, que no fue solo una crisis de las hipotecas, sino de un sistema financiero con supervisión laxa y centrada en los derivados financieros. Se dice que un economista como Nouriel Roubini previno la crisis, lo que es preocupante, ya que las tres instituciones internacionales más grandes (FMI, BM, OECD) solo se limitaban a repetir los mismos datos y mantras, y ni siquiera tocan madera para prevenir las crisis.

Ahora, mientras los informes de la troika tenían consenso del aterrizaje suave, un solo dato como la tasa de crecimiento del PIB de los EEUU cambió el entorno optimista a uno pesimista donde se duda del aterrizaje suave. Así, el crecimiento del 1,6% anualizado en el primer trimestre de 2024, frente al 3,4% del trimestre anterior fue por debajo de las previsiones triunfalistas del 2,5%, afectó a los mercados y analistas. Fue el crecimiento más bajo desde las contracciones de la economía en el primer semestre de 2022, que mostraron una recesión técnica no aceptada oficialmente, puesto que hasta ahora se espera el pronunciamiento oficial del NBER, institución oficial sobre el tema de recesiones.

La cereza que cuestionó el aterrizaje suave del dato a marzo de 2024 del Índice de Precios de los Gastos de Consumo Personal (PCE Price index), que muestra un aumento de su tasa anualizada de 2,5% en febrero a un 2,7% en marzo, y que, si se excluyen combustibles y alimentos, lo que se denomina la tasa subyacente, se mantiene en un 2,8%. Es decir, la inflación no está queriendo aterrizar al 2% que espera la Fed, sino se mantiene terca, cercana al 3%, mostrando que los datos no siguen a las autoridades monetarias ni al FMI, por supuesto.

Lo que más me preocupa es que en medio de los informes sobre el aterrizaje suave, el 8 de abril, sea el CEO de JP Morgan Chase, el banco más grande de los EEUU, Jamie Dimon, quien alerte a sus accionistas, según recoge The New York Times, de que la inflación y las tasas serán más firmes de lo que esperan los mercados y se mostró más escéptico sobre las probabilidades de un aterrizaje suave. Advirtió que las preocupaciones geopolíticas deberían estar por encima de cualquier preocupación económica.

Pareciera que Dimon estaba mejor informado que el FMI sobre los datos de inflación subyacente y del PIB.

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China: ¿En la trampa de ingresos medios o de EEUU?

Según las estadísticas de la OMC (2024), China ocupa en 2023 el primer lugar como exportador en el mundo

Gabriel Loza

/ 17 de abril de 2024 / 11:05

La semana pasada, dos tópicos llamaron la atención sobre China: el primero, el riesgo que corre China de caer en la “trampa de los ingresos medios”, nada menos de Nouriel Roubini, y el segundo, la declaración a Bloomberg de la Secretaria del Tesoro de EEUU, relativa a que “la aceleración de la industria china está distorsionando la economía mundial: Yellen”.

También revise: ¿La economía de Biden o de Trump?

Roubini (2024, abril), uno de los pocos que anticipó la crisis financiera de 2008, aunque hasta el presente todavía no registró otro éxito similar, advierte la trampa de ingresos medios para China: “¿Será China la excepción? Después de más de 30 años de tasas de crecimiento cercanas al 10%, su economía se desaceleró bruscamente en esta década; incluso el año pasado —cuando experimentó un fuerte rebote después de la era de la ‘política de cero COVID-19’— su crecimiento según los indicadores oficiales solo fue del 5,2%. Aún peor es que según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional su crecimiento caerá al 3,4% anual para 2028, y teniendo en cuenta sus políticas actuales muchos analistas prevén que la tasa de crecimiento potencial solo será del 3% para fines de esta década. Si eso ocurre, China habrá efectivamente caído en la trampa del ingreso medio”.

En 2007, el Banco Mundial sugería que Asia Oriental pronto se convertiría en una región de ingresos medios y planteaba la idea de la «trampa de los ingresos medios», concepto que no definió. En 2011, Homi Kharas y Harinder Kohli (2011) profundizaron en el concepto, especificando que cuando un país escapa de la trampa de la pobreza en la etapa de desarrollo de bajos ingresos y entra en la fase de desarrollo de ingresos medios, puede enfrentar un estancamiento del crecimiento y la incapacidad de seguir ascendiendo en la escala hacia el rango de ingresos altos.

Shaojie Zhou y Angang Hu precisan que: “…cuando un país entra en la categoría de país de ingresos medios desde la etapa de desarrollo de ingresos bajos, pierde las ventajas comparativas de un costo de mano de obra más barato y se vuelve menos competitivo en las exportaciones de manufacturas frente a los países de ingresos bajos y bajos salarios debido al aumento de los costos laborales (What Is the “Middle Income Trap”).

De esta manera, para salir de la supuesta trampa de ingresos medios había que ser más competitivos en las exportaciones totales, en las de manufacturas y en productos de alta tecnología.

Según las estadísticas de la OMC (2024), China ocupa en 2023 el primer lugar como exportador en el mundo con una participación del 14,4% del total y en el segundo lugar EEUU, con un 8,3% del total mundial. En las exportaciones de manufacturas, China tiene el primer puesto, así como, por ejemplo, en las exportaciones de equipo de oficina y telecomunicaciones, en cambio EEUU está en tercer lugar como exportador de manufacturas y en el sexto puesto en exportaciones de equipo de oficinas y telecomunicaciones. Es en las exportaciones de automóviles que EEUU está en segundo lugar, mientras que China en el quinto lugar, según la OMC (2024).

Lo cierto es el meteórico ascenso de China en el sector manufacturero, de un 5% de la cuota de la producción bruta mundial en 1995 subió a un 35% en 2020, mientras que EEUU, que en 1995 participaba con el 22% de la producción mundial manufacturera, cayó de importancia en 2020 a un 12%.

En este contexto hay que situar las declaraciones de la Secretaria del Tesoro de EEUU, que en nombre de todos los países y las instituciones encargadas de velar las reglas multilaterales acusa que “el exceso de capacidad de China distorsiona los precios y los patrones de producción mundiales y perjudica a las empresas y los trabajadores estadounidenses, así como a empresas y trabajadores de todo el mundo”. Es la primera vez que se acusa a un país por tener exceso de capacidad industrial y se cuestiona su política industrial.

¿Qué tienen entonces que hacer los países con sus políticas industriales y tecnológicas? Esperar el visto bueno de EEUU, una especie de “certificación mundial”. Me imagino a la India, dentro de unos pocos años, puesto que es el séptimo exportador mundial de productos y el tercer exportador mundial de servicios digitales. En conclusión: ¿No seria mejor denominarla la trampa de EEUU? 

(*) Gabriel Loza Tellería es economista, cuentapropista y bolivarista

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¿La economía de Biden o de Trump?

Actualmente, la economía de EEUU creció un 4,9% y un 3,2% en el tercer y cuarto trimestre de 2023

Gabriel Loza

/ 3 de abril de 2024 / 07:12

En tiempo de elecciones, la situación o estado de la economía pareciera que juega un mayor papel que los economistas, ya sean candidatos o asesores, como en el caso de los Estados Unidos.

Es mundialmente conocida la famosa frase utilizada por Bill Clinton, candidato de los demócratas, contra Busch padre en 1992, candidato de los republicanos: “La economía, estúpido”, que le permitió ganar la carrera presidencial y la cuestión, ahora, es si Biden la utilizará después de que la economía de EEUU capeó una posible recesión o si en cambio ganará de todas maneras Trump, como señalan algunas apuestas en Wall Street.

Lea también: ¿Hay o no burbuja financiera?

Generalmente se da por sentado que los problemas económicos o el estado de situación de una economía es muy esencial para definir al candidato ganador como, por ejemplo, en el caso reciente de Milei en Argentina. Sin embargo, utilizando la conocida cita del economista Dany Rodrik: depende.

En un estudio econométrico sobre los presidentes de EEUU y su economía, Alan S. Blinder y Mark W. Watson concluían que: “La economía estadounidense se ha comportado mejor cuando el presidente de Estados Unidos es demócrata que republicano, casi independientemente de cómo se mida el rendimiento. En el caso de muchas medidas, incluido el crecimiento del PIB real (en el que nos centramos), la brecha de rendimiento es grande y significativa. Este artículo se pregunta por qué. La respuesta no se encuentra en cuestiones técnicas de series temporales ni en una política monetaria o fiscal sistemáticamente más expansiva bajo los demócratas. Más bien, parece que la ventaja demócrata se debe principalmente a shocks petroleros más benignos, un desempeño superior de la productividad total de los factores (PTF), un entorno internacional más favorable y quizás expectativas de consumo más optimistas sobre el futuro a corto plazo”.

Tradicionalmente, antes y después de un proceso electoral se muestra la reacción de los mercados bursátiles como un indicador relevante sobre el candidato en cuestión, puesto que hay candidaturas más favorables y otras menos proclives al mercado. Así se tiene que el desempeño del Standard & Poor’s desde 1945 muestra que en promedio su rendimiento fue mejor con los Demócratas (11,2%) que con los Republicanos (6,9%). Esta diferencia se supone que se ampliaría si se toma el rendimiento récord hasta el primer trimestre de 2024.

También tenemos que desde 1945, el PIB de EEUU creció un promedio de 4,1% bajo los demócratas, en comparación con el 2,5% bajo los republicanos, debido a que muchas expansiones económicas han muerto durante las administraciones republicanas. Diez de las últimas 11 recesiones, que se remontan a la década de 1950, comenzaron durante una Casa Blanca dirigida por el Partido Republicano, ojalá no se cumpla esta regla para 2024 con Trump, que fue el primer presidente en no ser reelegido a pesar de ocupar el cargo durante tiempos ampliamente prósperos.

Actualmente, la economía de EEUU creció un 4,9% y un 3,2% en el tercer y cuarto trimestre de 2023 y a febrero de 2024, el desempleo está en 3,9%, la inflación en 3,2% y el crecimiento de los salarios reales ha vuelto a su tendencia alcista previa a la pandemia.

Con el triunfo de Biden sobre Trump en 2020, se pensó que iba a cambiar su política exterior agresiva y en especial su política comercial neoproteccionista. Sin embargo, Biden no solo continuó la política de seguridad nacional de Trump, sino que la profundizó, estableciendo, por ejemplo, en su estrategia nacional como objetivo explícito contener a China.

El neoproteccionismo de Trump, basado en parte en la aplicación de aranceles y restricciones para proteger a algunos productores, se amplió creando oportunidades para construir proyectos, contratar trabajadores y fabricar equipos necesarios para fortalecer las cadenas de suministro nacionales con la aplicación de más de 20 incentivos tributarios, dentro de la llamada Inflation Reduction Act.

Al final, parece que América Latina y el Caribe seguirán esperando, como siempre, algunos cambios de la política exterior de EEUU hacia su patio trasero, que ahora cuenta con un interesado como es China y posiblemente, en un corto plazo, con el arribo de la India.

(*) Gabriel Loza Tellería es economista, cuentapropista y bolivarista

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¿Hay o no burbuja financiera?

La exuberancia reciente en las bolsas se relaciona con las empresas tecnológicas y en particular con la IA

Gabriel Loza

/ 20 de marzo de 2024 / 06:38

Hace un año ocurrió en EEUU una crisis bancaria o minicrisis que se gatilló con la caída del Silicon Valley Bank, uno de los principales prestamistas de las empresas tecnológicas estadounidenses, el décimo sexto banco en el ranking de EEUU y el primer banco grande en desplomarse después de la gran crisis financiera de 2008. Desató una clásica corrida bancaria relacionada con las empresas start up tecnológicas y el colapso del Signature Bank, un banco regional que se había centrado en los activos digitales al convertirse en uno de los pocos bancos que aceptaban criptodepósitos.

Lea también: Derrotar la inflación y el mediano plazo

El gobierno de EEUU actuó rápidamente y después se hicieron algunos cambios regulatorios. Sin embargo, Paul Davies en Las crisis financieras son una característica del sistema estadounidense, no un defecto, en Blomberg, señala que ha transcurrido un año desde los descalabros de Silicon Valley Bank y Signature Bank con los gritos renovados de “nunca más”, pero que los esfuerzos de las autoridades no solucionarán esencialmente el problema de la banca ni dejarán sin crédito a la economía. Concluye que “se trata de simples retoques de acuerdos políticos y sociales de largo plazo, en un país donde el sistema bancario se construye a partir de un equilibrio entre el poder de los grupos de interés para reclamar acceso a los créditos, la habilidad de los banqueros para ejercer presión en favor de sus protecciones y beneficios, y las necesidades de endeudamiento de los propios gobiernos”.

En este contexto del supuesto aterrizaje suave y de condiciones financieras relativamente más laxas, llama mucho la atención la efervescencia de algunos mercados financieros. Así tenemos el ascenso del Standars & Poors 500, uno de los índices bursátiles más representativos, desde un nivel cercano a los 4.000 hace un año hasta escalar a 5.117 el viernes de la semana pasada, equivalente a una suba del 28%

La exuberancia reciente en las bolsas se relaciona con las empresas tecnológicas y en particular con la Inteligencia Artificial. Parece que el capitalismo en su sobrevivencia, pese a fuertes perturbaciones y crisis, encuentra distintos salvavidas y drogas que le permiten alargar su vida y gozar de buena salud hasta ahora.

Según Reuters, el índice de referencia S&P 500 ha subido más del 25% en los últimos cinco meses, un fenómeno que ha ocurrido solo 10 veces desde la década de 1930. En un avance liderado por las sorprendentes ganancias del fabricante de chips Nvidia, el S&P ya ha alcanzado 16 máximos históricos este año, la mayor cantidad en cualquier primer trimestre desde 1945.

Es justamente la exuberancia del mercado, y en especial el boom de empresas como Nvidia (cuyas acciones han subido más del 80% este año después de triplicarse en 2023) lo que hace recordar con crisis pasadas cuando los precios de los activos se dispararon a alturas insostenibles solo para desplomarse, como la crisis de las puntocom de 1999 y los repuntes de las acciones meme (acción que gana popularidad entre los inversores minoristas a través de las redes sociales y generalmente se basa en memes de internet) de 2021.

El problema del auge de S&P 500 está en su alta relación con el desempeño de algunas empresas como Nvidia, aunque hace unos años estaba relacionado con el desempeño de las acciones de Tesla, llegando a decir JPMorgan: «Advertimos a los inversores que es probable que esta relación funcione a la inversa cuando la euforia de la IA alcance su punto máximo».

Adicionalmente, está el auge del Bitcoin (BTC) con un precio rondando los $us 70.000, cuando hace un año estaba en $us 28.000, como resultado de la aprobación en la bolsa de valores, en enero de 2023, del ETF (Exchanged Trade Fund) de Bitcoin, que es un instrumento de inversión que, aunque regulado, funciona como una acción en función del rendimiento del Bitcoin.

En conclusión, es muy difícil predecir si este auge es una burbuja y cuándo va a estallar. Ex post se dice que Roubini predijo el estallido de la crisis subprime en 2007-2008, pero desde hace tiempo sigue insistiendo en una crisis financiera y de deuda. Como ya no existen el oráculo de Delfos ni Nostradamus, las predicciones de los economistas han perdido aceptación y lo que único que podría decir, desde que empecé en mercados financieros internacionales con el Efecto Tequila, en el Banco Central, es que en el ambiente de los mercados financieros algo huele mal.

(*) Gabriel Loza Tellería es economista, cuentapropista y bolivarista

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La otra cara del dólar

Hay que poner un nuevo blindaje acorde con los misiles de esta megacrisis y corregir nuestros errores o tocar madera

/ 10 de marzo de 2024 / 06:46

OPINIÓN

Como de costumbre, cuando se enfrenta un problema la idea no es tanto enfrentarlo sino el arte es echar la culpa a algo o a alguien. En el caso del fuerte desequilibrio externo que atraviesa la economía boliviana, expresada en una elevada escasez de divisas no tan transitoria porque lleva más de un año, aprovechando los datos del INE apareció el culpable, el déficit comercial en 2023 a diferencia del superávit de 2022 y en especial la balanza deficitaria de combustibles. Sin embargo, estos déficits son solo una parte del problema, un lado de una moneda de un dólar.

Como no tenemos los datos de balanza de pagos a diciembre de 2023, con base al tercer trimestre de 2023 podríamos analizar otros componentes; como el pago de intereses por deuda ($us 407 millones) y la remisión de utilidades al exterior ($us 394 millones), que al no ser compensadas por las remesas ($us 809 millones), la balanza de pagos en cuenta corriente presenta un saldo deficitario de $us 457 millones equivalente al 1% del PIB, mientras que en el mismo periodo en 2022 teníamos un superávit de $us 815 millones (Gráfico 1). Lo más probable es que para todo el año, dado además el déficit comercial a diciembre, el saldo negativo en cuenta corriente de la balanza de pagos sea mayor al 1,5% del PIB.

Todo este párrafo quiere decir simplemente que además del problema con la balanza comercial, el país tiene salidas netas negativas de divisas por concepto de servicios financieros, que no son compensadas por el ingreso neto de remesas del exterior, lo que ha ocasionado un déficit en cuenta corriente. Así, el saldo negativo de la cuenta corriente representa el endeudamiento neto (déficit) de la economía frente al resto del mundo. No obstante, este déficit es manejable y menor al de otras economías de la región, dado que las señales de alerta están en torno al 4% del saldo negativo respecto al PIB y, justamente, existe el financiamiento para apoyo de desequilibrios de balanza de pagos por parte del FLAR y el FMI. Cabe recordar que Colombia, Perú y Chile recurrieron al FMI con anticipación en 2022 justamente por los efectos de la pluricrisis. Hace un año exactamente, el 8 de marzo de 2023, en mi artículo de

La Razón (https://www.la-razon.com/voces/2023/03/08/los-efectos-de-la-guerra-y-las-opciones-de-politica/), advertí oportunamente: “El impacto más notorio en la economía boliviana de esta pluricrisis fue en el desequilibrio del sector externo, el cual se puede enfrentar con mayor endeudamiento externo, modificación del tipo de cambio y con uso de las Reservas Internacionales Netas (RIN). Bolivia optó por las RIN, las cuales, en enero de 2020, antes de la primera crisis, eran de $us 6.374 millones y que, a enero de 2023, como resultado de la pluricrisis, cayeron a $us 3.616 millones, mostrando una pérdida acumulada de $us 2.758 millones”. Si actualizamos la caída a $us 1.708,6 millones a diciembre de 2023, la pérdida acumulada desde el inicio de la pluricrisis es de $us 4.665.4 millones, equivalente a un 9,7% del PIB (Gráfico 2).

Empero, además de la cuenta corriente, el problema de fondo de la economía boliviana está en la cuenta financiera que registra “las transacciones relativas a los activos y pasivos financieros que tienen lugar entre residentes y no residentes”, la cuenta financiera mide la forma como se financia el endeudamiento neto según el VI Manual de Balanza de Pagos del FMI. Según el Banco Central (BCB): “La Cuenta Financiera registró un resultado equivalente a -4,7% del PIB ($us 2.142 millones), debido a desembolsos netos de deuda externa pública y el uso de Activos de Reserva, este último por las repercusiones del contexto internacional marcado por incrementos en el nivel de precios de los combustibles respecto al primer y segundo trimestre de 2023 y las tasas de interés a nivel global aún elevadas, desencadenando mayores presiones en el uso de divisas para la importación de carburantes y pago del servicio de la deuda externa”.  Sin embargo, el financiamiento externo neto fue mínimo y todo el ajuste recayó en la pérdida de RIN, puesto que el BCB señala que: “Por su parte, la Cuenta Financiera sin considerar el uso de Activos de Reserva presentó un financiamiento neto del exterior igual a 0,2% del PIB ($us 99 millones), principalmente por el aumento de pasivos en la Cuenta Otra Inversión por préstamos del gobierno general”.

También puede leer: Los inversores prevalecen sobre los ahorradores en el largo plazo

Empero, el reporte de Balanza de Pagos del BCB no hace mención escrita sobre la partida errores y omisiones, solo presenta sus cifras en el balance de pagos en forma separada de la Cuenta Financiera, donde aparece al tercer trimestre de 2023 el dato negativo de $us 1.688 millones, equivalente a un 3,5 % del PIB. El problema es que este saldo siempre ha estado presente en la economía boliviana históricamente (Gráfico 3). Según el FMI, “un valor siempre NEGATIVO para los errores y omisiones netos podría indicar que los asientos de crédito están sobreestimados o los asientos de débito están subestimados”, es decir, son saldos no registrados, ya sea de las transacciones corrientes, como por ejemplo el contrabando o de las transacciones financieras, como la salida de capitales.

Por tanto, podemos concluir que los problemas del desequilibrio externo en 2023 no solo están relacionados, por un lado, con el déficit comercial sino también, por otro lado, la Cuenta Financiera (amortización de la deuda, inversión directa extranjera e inversión en cartera) de y sus servicios (interés de la deuda y remisión de utilidades), a la que se añade un lado oscuro, un lado oculto, que es el monto significativo de la partida de Errores y Omisiones.

En síntesis, estamos frente a un desequilibrio estructural de varios componentes en los flujos comerciales y financieros, legales y no legales, que no responden a una coyuntura determinada ni son transitorios, sino que expresan problemas latentes gatillados por la conjunción de varias crisis desde 2020.  

Para terminar, reitero desanimadamente lo señalado hace un año: “En consecuencia, hay que poner un nuevo blindaje acorde con los misiles de esta megacrisis y corregir oportunamente nuestros errores o tocar madera”.

https://www.la-razon.com/voces/2023/04/05/incrementar-la-liquidez-en-moneda-extranjera/

Gabriel Loza Tellería Economista, cuentapropista y bolivarista

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