La coartada del MAS
Fuimos tolerantes, en nombre de la democracia, incluso con el interés particular del poder.
El presidente Evo Morales acaba de remover otra vez el escenario político nacional al develar que “hay gente” que quiere “repetir” el referéndum que el 21 de febrero no le fue favorable en su intento de repostularse en las elecciones de 2019. Es más, volvió a decir que en el “segundo tiempo” se sabrá “quién es quién”.
Esas frases, sin una explicación clara y directa, son materia para la especulación y la crítica política en los medios de información, las redes sociales y la opinión pública. Como lo ha justificado el mismo Morales, en sentido de que su derrota fue resultado de las “mentiras” sobre el hijo que tuvo/no tuvo con Gabriela Zapata, el temor/riesgo es que su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), haga uso de las otras dos opciones —iniciativas presidencial y ciudadana— para intentar de nuevo un referéndum.
Ya resulta tedioso volver otra vez a esas discusiones fuera del curso político en un escenario político que, con la victoria del No en febrero, parecía normalizarse. Los bolivianos ya habíamos acudido al voto para respaldar el reacomodo político e institucional a través de, por ejemplo, las fallidas elecciones judiciales —a juzgar por los resultados finales de la decisión en la situación de Justicia del país— y la consulta para una eventual modificación del artículo 168 de la Constitución Política del Estado. Fuimos tan tolerantes, en nombre de la democracia, incluso con el interés particular del poder político.
Cuando el Presidente dice que “hay gente” que pretende repetir el referéndum por la repostulación, con el argumento tan curioso de la “mentira”, esa gente no es más que los movimientos sociales afines al MAS que —creyéndole— forzaron la peor catástrofe masista de los últimos tiempos el 21 de febrero.
La alusión a terceros de Morales no es nueva, y, como él, sus seguidores suelen atribuirle “al pueblo” el interés particular del MAS. Esta vez aparecieron el gobernador de Oruro, Víctor Hugo Vásquez, que pretende un “resarcimiento” electoral, y los cocaleros, que con mucho oficio, y sin trámites regulares, dicen haber iniciado una campaña de recolección de firmas con ese propósito electoral.
Con razón Morales, en las varias entrevistas que le hicimos, zafaba a la pregunta de si optará por un cuarto mandato con un “el pueblo lo dirá” o que actuará como manda la Constitución. Como es lógico, modificada, ésta es capaz de establecer una segunda repostulación presidencial, que será, pues, un “mandato” constitucional forzado.
Hay un “segundo tiempo” pendiente, como llamó el Presidente. En un intento por saber el concepto real de la frase, hace poco, en el programa Piedra, papel y tinta de La Razón, le pedimos una explicación. “Primer tiempo fue el referéndum (del 21 de febrero), segundo tiempo son las elecciones (de 2019)”, respondió Morales molesto por la pregunta.
Sensato uno ante la respuesta, entiende que en esas elecciones otra figura política del MAS será el candidato del segundo tiempo, aunque esa interpretación parece sucumbir ante los anuncios de un nuevo referéndum.
Si bien hay mucho tiempo hacia 2019, otra vez el debate se ha anticipado. Hablando el Presidente de esas sugerencias, suena a coartada, que, de consumarse, implicará la resignación del MAS a rendirse ante su líder, sin opción de reinventarse, y capaz de despilfarrar una larga gestión que, pese a sus sombras, tuvo aciertos importantes para la historia.