#NiUnaMenos
El ideal democrático de deliberación que se pretende puede ser alcanzado con herramientas web.
La marcha convocada en América Latina el 25 de noviembre como una expresión en contra de la violencia de género, y específicamente en contra de los feminicidios, es una de las primeras en las que Bolivia se incluye a través de las redes sociales como parte de una iniciativa regional latinoamericana digital y física.
Si bien la violencia contra la mujer es un tema que ha tenido su propio proceso de inclusión en la agenda pública en Bolivia, en América Latina ha tenido también un otro proceso específico. Ambas parecen haber apoyado a la otra. El movimiento regional ha apoyado la visibilidad del problema en Bolivia. Y en sentido contrario, Bolivia ha hecho crecer aún más el movimiento en América Latina. Específicamente, el hashtag #NiUnaMenos surge en Argentina en 2015 y de ahí se difunde a otros países en varias movilizaciones que han derivado este último 25 de noviembre en concentraciones multitudinarias en Chile, Uruguay, Perú, Argentina y Bolivia. De hecho, las movilizaciones locales se llamaban #NiUnaMás o #CuántasMás; pero la influencia del movimiento argentino ganó en el uso del hashtag #NiUNaMenos.
Las estadísticas en Bolivia muestran 94 casos de feminicidio en los primeros 10 meses de 2016 y una elevada impunidad: solo 15 de 115 casos de feminicidio lograron sentencia en los últimos dos años y medio desde la implementación de la Ley 348 “para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia”. Es un tema nacional, pero con paralelos regionales.
Las redes sociales han contribuido al fortalecimiento de la convocatoria en Bolivia, que ha llegado (como ha sido también el caso en los demás países) a convencer a diversísimos grupos de base de feministas con igualmente diversas lecturas, algunas incluso contrapuestas; lo que enriquece aún más la movilización y la deliberación al interior de ella.
Esto me lleva a pensar que el ideal democrático de deliberación que se pretende puede ser alcanzado hoy más que nunca con el uso de herramientas web, y que no se lo logrará sin tomar en cuenta la faceta offline. Parece una obviedad lo que digo, pero hasta el momento se ha puesto énfasis en lo virtual atribuyéndole toda la capacidad de promover esta deliberación democrática y se ha tendido a olvidar las deliberaciones en grupos pequeños presenciales que son la muestra, en definitiva, de la energía social que una causa o una ideología es capaz de inspirar, y por tanto, del cambio que puede promover.
En este caso, lo que ha logrado el componente web es ser una caja de resonancia tanto en la amplificación de las voces como en su modulación.
Esto es muy importante, pero no deja de ser un mecanismo. Sin la fuerza de todos los grupos de base y sus deliberaciones internas, la web no tiene fuerza.