México estamos
A pesar de tanta catástrofe en los últimos años, ¿se insistirá en construir más edificios?
Recuerdo un hecho vivido hace años en San José, Costa Rica. Una madrugada, dormía en el piso 10 de un hotel y sentí como si alguien me estuviese levantando y me comenzara a mecer…, me levanté y vi por la ventana al frente del hotel el cómo se meneaban los edificios… había sirena en el edificio. Por altavoces nos pidieron bajar por las gradas sin prisa… hasta el lobby del albergue. Se había producido un temblor de más 5 grados. Fueron segundos que parecían minutos y después comencé a sentir un dolor de cabeza muy especial. A partir de esta experiencia amarga, me imagino lo que es sentir más de 7 grados de movimientos sísmicos. Este 19 de septiembre, día cruel para México en 1985 y en 2017, 32 años de diferencia, pero con un cataclismo similar y feroz que hasta ahora quitó la vida de más de 200 personas, casi 50 edificios colapsados, cerca de medio millar de accidentados, en fin.
Mediante distintos medios de comunicación seguimos de cerca lo que vivió México, sintiendo su profundo dolor aunque estemos lejos. Me impactó de las tres primeras horas después de las 13.15 el rescate organizado por vecinos, voluntarios hombres y mujeres, que escarbaban la tierra o mejor dicho se topaban con el cemento duro en varias colonias, como se dice a las zonas o barrios. Ese esfuerzo, esa cadena humana, sin distinción de clase social ni color de piel, trabajando, autoorganizados y munidos con todo lo que sirva para retirar escombros y salvar vidas de personas atrapadas. Vi en medio de aplausos sacar a los primeros auxiliados. Esta ahí presente la comunidad vecinal, no solo en las acciones difíciles de rescate, sino también en otras actividades como el ordenamiento del flujo vehicular que se hacía caótico.
A pesar de que México tiene gran experiencia en afrontar en este tipo de contingencias, en las pantallas televisivas no se veía a gente especializada en rescate, búsqueda de personas, etc. ¿Qué pasó?, fue una ¿reacción tardía de las instituciones especializadas? Aunque se dijo que estuvieron haciendo una simulación de catástrofe minutos previos a la hecatombe. Algunos reporteros decían que los edificios colapsados fueron en los mismos lugares que los afectados en 1985. ¿Qué pasó? ¿No se aprendió la lección de hace 32 años para seguir construyendo edificios? Otros expresaban que algunas residencias colapsadas fueron construidas posteriores al sismo de 1985, quiere decir que son edificios construidos con reglas contra temblores o son antisísmicos; pero no aguantaron los mismos, o a pesar de que son antisísmicos los edificios es muy difícil que puedan hacer frente al temblor de la madre tierra. Aquí hay otra pregunta central, ¿por qué nos acostumbramos a construir edificios y vivir en ellos? Sabiendo que cuando hay temblores, como el sucedido, los escombros de cemento son mucho más certeros contra la vida humana y más difíciles de retirar. A pesar de tanta catástrofe en los últimos años, ¿se insistirá en construir más edificios? Creo que la apuesta por la vida y una manera modesta de afrontar a la madre tierra, es dejar de construirlos. Pero ¿qué tipo de casas construimos hacia el futuro? Sabiendo que serán atenuantes, ahí la gran pregunta para ingenieros y arquitectos. El otro gran reto es saber más sobre los temblores, sobre todo, ¿cómo predecir la irrupción de los temblores? ¿Habrá algún científico que lo haga, aunque sea como predicción preliminar? ¡Como estamos indefensos ante la madre tierra! aunque algunos prefieren llamarle naturaleza. Nuestro profundo dolor y solidaridad al pueblo de México. Jach’a México markichirinakawa wali chijiruwa puntapiés. Pachamanca pesiáis. ¿Kanamicinas uda Papasquiaro?