Registro biométrico
El registro biométrico de los militantes políticos permitiría evitar varios problemas recurrentes.

La democracia y sus prácticas institucionales deben modernizarse, ora porque la composición de la población votante cambia, ora porque el contexto institucional se transforma o, finalmente, porque la tecnología posibilita nuevos y mejores sistemas de registro y control. Por ejemplo, el Tribunal Supremo Electoral boliviano propone un registro biométrico de militantes.
La iniciativa del TSE busca en principio dejar de depender de los libros manuscritos que cada partido político o agrupación ciudadana deben hacer llenar con sus militantes a fin de demostrar que están listos para terciar en una elección. Dependiendo si la votación será nacional, departamental o local, el número de registros con sus respectivas firmas es diferente, no así el requisito de que esas personas no tengan militancia en otra tienda política.
Según explica el vocal Antonio Costas, probablemente la persona más autorizada en este ámbito, no solo se trata de hitos “en el fortalecimiento de la democracia en el país”, sino que la introducción de la tecnología redundará en un mejor manejo del tiempo y, sobre todo, permitirá controlar que una persona no aparezca como militante de varios partidos a la vez.
A su vez, el vicepresidente del TSE, José Luis Exeni, añade que el uso de un registro biométrico permitirá evitar en el futuro dos problemas recurrentes en este tipo de procesos: el uso de datos falsos y la inscripción de personas sin que éstas sepan que su nombre aparece en el registro. Como evidencia de que estos problemas son más frecuentes de lo que se admite, la autoridad señala que hay un caso de una agrupación política que tiene hasta 90% de registros falsos, razón por la cual el caso está en manos del Ministerio Público.
Asimismo, el uso de registros biométricos, indica el vocal Costas, servirá para sustentar iniciativas ciudadanas de revocatorio, referéndum o cualquier otro proceso que demande la recolección de firmas de la ciudadanía. Es este el punto que inspira la desconfianza de dos portavoces políticos.
Por un lado, Jaime Paz Zamora, expresidente y ahora propulsor del renacimiento de su sigla, el MIR, piensa que este registro de militantes permitiría al Gobierno identificar, perseguir y castigar a quienes militen en opciones diferentes a la oficialista. Por otra parte, José Luis Bedregal, asambleísta departamental y portavoz de Sol.Bo, cree que el Gobierno podría usar esos registros para fraguar adhesiones a un nuevo referéndum sobre la Constitución. Es evidente que ambos olvidan que el TSE es un poder del Estado y no un apéndice del Ejecutivo, y que sus sospechas implican un gran desprecio por el trabajo del Órgano Electoral.
Por ahora es todavía una propuesta que implica reformar la Ley del Régimen Electoral. Sin embargo, a simple vista se nota que la iniciativa puede tener muchos beneficios a la hora de administrar los procesos electorales y toda su complejidad.