Fika, una pausa para pensar sobre nuestro futuro
El 2 y 3 de junio se celebró en Estocolmo, Suecia, una reunión internacional crucial sobre medio ambiente, bajo el lema “Estocolmo+50: un planeta sano para la prosperidad de todos-nuestra responsabilidad, nuestra oportunidad”. Estocolmo+50 conmemoró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano de 1972 y celebró 50 años de acción medioambiental mundial. Al reconocer la importancia del multilateralismo para hacer frente a la triple crisis planetaria de la Tierra —el clima, la naturaleza y la contaminación—, como antesala para acelerar la aplicación del Decenio de Acción de las Naciones Unidas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, incluida la Agenda 2030, el Acuerdo de París sobre el cambio climático, el Marco Mundial de la Biodiversidad posterior a 2020, y fomentar la adopción de planes de recuperación verdes posteriores a la Conferencia de Estocolmo-19.
Hubo una serie de “diálogos de liderazgo”, que junto a las declaraciones en el plenario arrojaron ideas y conversaciones interesantes sobre los últimos 50 años y las acciones necesarias para avanzar. El principal resultado de la reunión fue una serie de recomendaciones centradas en el derecho a un medio ambiente sano y sostenible, cambiando nuestro sistema económico, acelerando la implementación de los compromisos existentes, reconstruyendo la confianza y fortaleciendo el multilateralismo.
La pausa para el café, en Suecia, es una práctica esencial de la identidad nacional, la palabra para esto es fika. Para los suecos, fika implica algo más que un breve descanso con café o capuccino para refrescarse. De hecho, podría decirse que el café es la parte menos importante de un ritual mucho más sofisticado y arraigado. Para los suecos, la pausa para el café o fika se trata de tomar una “pausa”, ya sea solo o con colegas o amigos, para salir del trabajo del día, conversar o pensar, reflexionar sobre eventos recientes o planificar con anticipación. Uno podría describirlo como la creación de un claro, un espacio que interrumpe suavemente los patrones rutinarios recibidos del pasado y refresca nuestro sentido de propósito y compromiso con las tareas que tenemos por delante.
De alguna manera, Estocolmo+50 fue el momento fika definitivo. Fue la oportunidad de salir del modo de negociación habitual de los delegados, hacer una “pausa” y hacer un balance del progreso desde 1972, y reflexionar sobre lo que está surgiendo en toda su complejidad en 2022.
Nos encontramos en la antesala de eventos del multilateralismo clave, y necesitamos pensar en la oportunidad que todos tenemos de pensar y sobre todo actuar por nuestro planeta. De las decisiones que tomemos hoy depende el futuro de las futuras generaciones. Es nuestra responsabilidad y nuestra oportunidad de actuar. En estos momentos, las esperanzas de la humanidad y, sobre todo, de mucho jóvenes que a partir de los resultados de Estocolmo+50 tengamos una hoja de ruta sobre recomendaciones y compromisos orientados a los resultados, que podrían traducirse en una acción de seguimiento audaz y transformadora a través de un multilateralismo justo y eficaz.
Después de esta pausa, es nuestro turno de actuar y de alzar la voz para que nuestros gobernantes actúen en consecuencia con la triple crisis planetaria que estamos afrontando.
Nuestra responsabilidad, nuestra oportunidad.
Natalia Calderón es directora ejecutiva de la FAN.