Sociedad de información
La sociedad de la información o de conocimiento supuestamente es una tercera etapa de la humanidad. La primera es la agricultura, cuya forma de producción era manual y su economía de autoabastecimiento; la segunda es la era industrial, que separa las funciones de producción y consumo en reacción a la aceleración de la economía producto de la introducción de las máquinas.
La tercera, la sociedad de información o de conocimiento, está caracterizada por el incremento de los volúmenes de información como efecto del uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC).
Una parte del debate académico se coloca en los cambios cualitativos que ese incremento en los volúmenes de información provoca. Algunos autores (Toffler, Castells, Bauman) argumentan acerca de los cambios en las estructuras sociales y económicas que ahora serían en red, el tipo de actividades más concentradas en el sector terciario de servicios y en la sensación humana de perplejidad y confusión que provoca la necesidad de procesar esos enormes volúmenes de información incesante. Otros autores como Webster analizan críticamente esos argumentos y no encuentran mayor evidencia de los cambios cualitativos —una nueva sociedad—, aunque no niega los cambios cuantitativos —mayores volúmenes de información. Y, por tanto, concluye que este nuevo periodo no está marcado por una nueva sociedad con la ventaja del halo tecnológico que todo lo resuelve, sino que es la aceleración del capitalismo que vivimos desde la era industrial.
De ahí que surjan clasificaciones del capitalismo actual con adjetivos para denotar la actualidad: capitalismo informacional, capitalismo cognitivo, capitalismo de plataformas o capitalismo de vigilancia.
Este marco teórico que puede parecer pueril es importante para entender los imaginarios que desarrollamos y en los cuales basamos algunas decisiones vitales. Si de manera entusiasta decidimos cambiar de celular cada año buscando los últimos modelos de smartphones con características que no usamos, pero continuamos renovando celulares y ufanándonos de saber cuáles son los últimos modelos y mejoras tecnológicas, quizás no es que sepamos de tecnología sino que estamos embebidos del espíritu del solucionismo tecnológico, que nos lleva a pensar que si más tecnología logrará resolver nuestros problemas. Pero, en realidad, pasan dos cosas: 1) no se resuelven nuestros problemas previos porque para usar la tecnología de una manera efectiva hay una curva de aprendizaje que pocos están dispuestos a atravesar; 2) no se atiende a nuevos problemas como la extracción de datos que es nuestro aporte al capitalismo de vigilancia y nos dejan más expuestos a fraudes y otros delitos informáticos.
Eliana Quiroz es ciberactivista y burócrata.blog: www.internetalaboliviana.word-press.com.