Acción climática a orillas del Mar Rojo
Cada 24 de octubre se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático para alertar acerca de los efectos devastadores de este problema en el mundo, mientras que los desastres climáticos sin precedentes están provocando disrupciones generalizadas y devastadoras batiendo niveles históricos de lluvia, calor, sequía, incendios y tormentas que impactan en casi todos los rincones del mundo.
Este año la crisis climática, el efecto dominó del COVID- 19 y la guerra en Ucrania, marcan más que nunca la necesidad urgente de que los países trabajen juntos en la Cumbre Climática (COP27) para acelerar la acción climática y reconstruir la confianza de que la acción colectiva global puede resolver uno de los mayores desafíos de la humanidad.
La COP27 se llevará a cabo en Sharm el Sheikh, Egipto, del 6 al 18 de noviembre de 2022. Es esencial que los tomadores de decisión avancen varios temas clave para promover la acción y el apoyo climático internacional en el futuro: 1) Crear un mecanismo financiero para hacer frente a pérdidas y daños, ya que para varios países en desarrollo y la sociedad civil los mecanismos financieros existentes no son suficientes para atender las necesidades diferenciadas y adicionales a la financiación para la adaptación, la asistencia humanitaria o la ayuda al desarrollo; 2) ampliar el apoyo para la adaptación, ya que la intensificación de los impactos del cambio climático requiere que se aceleren y amplíen las medidas de adaptación para abordar adecuadamente las necesidades de los países y comunidades vulnerables; 3) fortalecer los objetivos nacionales de reducción de emisiones, se espera que los países “revisen y fortalezcan” sus objetivos de reducción de emisiones para 2030, conocidos como “contribuciones determinadas a nivel nacional” o NDC; 4) mecanismos financieros, el financiamiento climático volverá a ser un tema clave en la COP27, para asegurar que se cumplirá la promesa de financiamiento climático de $us 100.000 millones y avanzar en nuevos compromisos; 5) avanzar en el inventario mundial para marcar el ritmo de la acción climática.
Y el reto más importante: 6) Convertir en acción los compromisos climáticos de Glasgow. En Glasgow, los gobiernos, las empresas y otras partes interesadas hicieron una serie de compromisos emocionantes: frenar las emisiones de metano, detener y revertir la pérdida de bosques, alinear el sector financiero con emisiones cero-neto para 2050, acelerar la eliminación gradual del carbón, duplicar los niveles de 2019 de financiamiento para adaptación al 2025, escalar la adaptación liderada localmente y poner fin al financiamiento internacional para combustibles fósiles, por nombrar solo algunos. Sin embargo, estos compromisos deben traducirse en acciones concretas, y debe hacerse visible la evidencia del progreso real hacia estos objetivos elevados.
El sabor a poco de los resultados de la COP 26 y el contexto de un mundo inestable, pone a la COP 27 en la mirada de los jóvenes y la sociedad civil que ven con escepticismo la posibilidad de un progreso en las negociaciones multilaterales. Sin embargo, el contexto también ofrece la oportunidad de fomentar una mayor cooperación en el momento en que el mundo más lo necesita. Ese es el potencial que los líderes, los gobiernos y las empresas deben aprovechar en las próximas semanas para la acción climática a orillas del Mar Rojo.
Nuestros ojos estarán sobre los gobernantes que nos representan en la instancia más importante de multilateralismo para la acción climática, con la esperanza de que realmente hagan todos los esfuerzos necesarios para encaminar al mundo hacia un futuro más próspero.
Natalia Calderón es directora ejecutiva de la FAN.