La economía, pese al entorno complejo
Deysi Mamani Tola
En 2022, la economía boliviana creció 3,5%. Analizando el comportamiento que tuvo la actividad a lo largo del año, queda claro que esta cifra hubiera sido superior de no haberse dado el paro en el departamento de Santa Cruz por 36 días y, en menor medida, las sequías de fin de año. En efecto, hasta septiembre —mes previo al paro— la economía nacional se expandía a un ritmo de 4,3%. Los datos del Índice Global de Actividad Económica (IGAE) muestran que octubre fue prácticamente un mes sin crecimiento y que en noviembre la actividad agregada se contrajo en 2,4%.
Estimaciones del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, presentadas en su reciente publicación Memoria de la Economía Boliviana 2022, muestran que el crecimiento que se esperaba a noviembre era del 4,1%. En contraste, la cifra observada resultó de 3,2%, implicando en una pérdida aproximada de 0,9 puntos porcentuales en el crecimiento a noviembre.
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Asimismo, todas las actividades económicas que crecieron en 2022 disminuyeron su dinámica en el cuarto trimestre (exceptuando a los servicios de la administración pública). Por ejemplo, la actividad de Transporte y almacenamiento pasó de un crecimiento acumulado de 11,7% en el tercer trimestre, a registrar una cifra de 9,3% anual.
Según actividad económica, entre las que más incidieron en el crecimiento destacan aquellas vinculadas a los servicios y al sector productivo. Los servicios se presentaron dinámicos debido a la recuperación de la demanda de la población, apoyada por un entorno de mayor normalidad para el desempeño de actividades frente a 2021. Desde el frente productivo, la actividad agropecuaria fue la de tercer mayor incidencia en el crecimiento del PIB, debido al buen desempeño de los productos agrícolas industriales y de los productos pecuarios. La industria manufacturera contribuyó con un destacable aporte de 0,4 puntos porcentuales al resultado agregado de 3,5%.
Por tipo de gasto, fue el motor de la demanda interna que nuevamente reportó la mayor incidencia en el crecimiento con 1,8 puntos porcentuales. Sin embargo, el desempeño remarcable de las exportaciones bolivianas en 2022 favoreció a que las exportaciones netas contribuyan con los restantes 1,7 puntos porcentuales.
Los datos del crecimiento económico se complementan con los resultados obtenidos en otras variables importantes: el saldo comercial registró un valor positivo, el déficit fiscal disminuyó con relación a 2021 y el balance corriente prácticamente finalizó en equilibrio, resultado más que importante considerando los mayores costos por la subvención de los combustibles. Asimismo, la cartera de créditos y el ahorro del sistema financiero continuaron expandiéndose, junto a una reducción de la tasa de desempleo. Finalmente, en 2022 la tasa de inflación posicionó a Bolivia como el país con la menor inflación de Sudamérica y una de las más bajas del mundo en un contexto externo caracterizado por inflaciones elevadas y muy por encima de la inflación meta de los bancos centrales.
Todos estos resultados son destacables considerando, además de los problemas internos, el complejo panorama internacional. El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania elevó la incertidumbre global, disparó la inflación y desaceleró la recuperación pospandemia de muchas economías. Que Bolivia haya preservado la estabilidad y haya sido capaz de crecer en este entorno, denota la responsabilidad y el trabajo con los que sus autoridades vienen encarando los temas económicos.
(*) Deysi Mamani Tola es economista