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Tuesday 28 Nov 2023 | Actualizado a 06:12 AM

Las bondades de las políticas públicas (I)

Es sabido que las políticas rara vez o muy poco frecuentemente se extinguen por completo

Jorge Lizárraga

/ 22 de septiembre de 2023 / 09:54

Hablar de administración pública o gestión pública puede conllevar a discusiones que no tendrían ningún sentido, sino más bien complejizar conceptos, aun si bien son diferentes al mismo tiempo son muy útiles para lograr resultados de políticas públicas.

Lo que pretendemos en este artículo es simplemente dar a conocer nuestra percepción respecto a la administración pública en Bolivia, definida como aquel conjunto de organismos estatales que prestan servicios a los habitantes y realizan las funciones administrativas del Estado, y cómo ésta se relaciona con la gestión pública, “acción capaz de influir en una situación dada”, definida como el conjunto de procesos y acciones mediante los cuales las entidades tienden al logro de sus fines, objetivos y metas, a través de la gestión de recursos y programas, y cómo o en qué medida ambos conceptos confluyen en la realización de políticas públicas coherentes y propias de un modelo preestablecido que puedan beneficiar a la mayoría de los bolivianos.

Hoy por hoy, el mundo atraviesa no solo una crisis financiera y sus consecuencias merced a un sinnúmero de variables y razones, sino también atraviesa una crisis energética, climática, alimenticia y crisis de políticas macroeconómicas, producto del modelo consumista y extractivista que ha desatado conmoción mundial, haciendo cada vez más ricos a pocos y más pobres a muchos, y estas inconsistencias solo podrán ser resueltas en la medida de la generación de ideas acordes a un modelo económico-político definido y, por supuesto, la colaboración y entendimiento de la comunidad internacional sobre la aceptación de estas crisis mundiales que afectan por poco a todos los habitantes del planeta, que sean entendidas en su verdadera dimensión y así recién plantear políticas públicas beneficiosas y acordes a nuestras necesidades.

Ahora bien, hablar de política pública no quiere decir hablar de política en sí misma, dado que son entidades diferentes, pero que se influyen de manera recíproca. Tanto la política como las políticas públicas tienen que ver con el poder social, sin embargo, la política es un concepto amplio, relativo al poder en general, mientras que las políticas públicas corresponden a soluciones específicas sobre cómo manejar los asuntos públicos y cómo su formulación y aprobación puedan responder a solucionar problemas o dificultades sociales principalmente.

Mientras más política sin políticas públicas, más demagogia se genera y menos resultados de gestión pública se concretan; una política pública procura cursos de acción y flujos de información veraz y oportuna con un objetivo político definido, los que son desarrollados por el sector público y frecuentemente bien acompañados con la participación de las organizaciones sociales y el sector privado, o al menos así debiera ser.

Las políticas públicas tienen por lo general las siguientes características enunciativas no limitativas, pero de alto grado de aceptación: fundamentación amplia y no solo específica sobre cuál es la idea y a dónde vamos con la ejecución de dicha idea; estimación de costos y alternativas de financiamiento; factores para una evaluación de costo beneficio social; críticas probables sobre lo que se pretende; oportunidad política y claridad de objetivos e indicadores (costo unitario, economía, eficacia, eficiencia), además del grado de compromiso político real y programático.

Ahora bien, es sabido que las políticas rara vez o muy poco frecuentemente se extinguen por completo; por lo general, solo cambian o se combinan con otras, aun sea por reforma constitucional y lo sabemos, las políticas siguen un curso natural salvo su modificación estructural y aun así no se extinguen por completo y todo dependerá de la programación y planificación desarrollada, por lo cual no hace un hombre a las políticas públicas, sino las ideologías o visión política hacen realidad a las políticas públicas planteadas.

(*) Jorge Lizárraga es abogado

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Prudencia y diplomacia, claves en este momento

Es un asunto aberrante que Naciones Unidas haya resuelto dicha división de Palestina en dos territorios

Jorge Lizárraga

/ 25 de octubre de 2023 / 09:23

Cuando se habla de confrontaciones bélicas, o se anuncia o confirma muerte de civiles, o se perpetran ataques desmedidos, es un claro indicador dentro el plano internacional de que nada bueno sucede y nada peor es poco que suceda.

En este ultimo tiempo, la comunidad internacional ha repudiado la intervención militar rusa a territorio ucraniano, imponiendo sanciones económicas, comerciales, no solo al Estado ruso sino a su población, o al menos a acaudalados personajes.

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Debido a esta intervención, la comunidad internacional ha acelerado de manera impensable procesos de cambio de matriz energética y/o fomentado la transición energética del carbón, el petróleo y el gas a energías verdes, baterías de sodio, hidrógeno verde; o promover la industrialización del litio, tratando de bajar el precio del barril de petróleo, e incluso desautorizar la representación deportiva rusa en campeonatos mundiales, y otras determinaciones como aprobar en Europa ayudas en forma de créditos a los miembros en calidad de subsidios para enfrentar la crisis alimentaria.

Posterior a ello, el dragón asiático arremetió contra la comunidad internacional y comenzó una escalada planificada y silenciosa, una arremetida en costas de Taiwán sin ataque alguno, solo presencia militar, posterior a una infortunada visita de la expresidenta del Senado estadounidense Nancy Pelosi.

Luego, Corea del Norte e Irán comenzaron a amenazar a la comunidad internacional dadas las sanciones aplicadas en su contra; al primero por promover y ensayar armamento bélico de gran alcance, y al segundo, por presumiblemente colaborar al frente ruso con drones militares.

Los conflictos bélicos en África también incidieron en que el contexto internacional no sea de los mejores en los últimos 30 años, empeorando su situación social, política y económica dadas las arremetidas contra colonizadores de la última década, angurrias de poder o desestabilización política, como los casos de Etiopía, Yemen, Congo, y la arremetida islamista en la zona del Sahel Burkina Faso, Mali y Níger parece no haber acabado.

Al margen de esto, ahora se suscita un conflicto de mayor envergadura, de mayor cuidado y de un alto grado de conflicto mundial, dado de que ya no se trata de poder geopolítico por amenaza de intervención, de poder económico o perpetuación en el poder, sino de un tema de territorio que unos reclaman como suyo históricamente, el asentamiento de unos contra otros, y lo peor es el desplazamiento inhumano, y peor aún, todo se constituye en un conflicto de carácter religioso, por tanto, de cuidado mundial por las consecuencias y efectos fundamentalistas.

Entrar en el terreno de manifestar posición sobre quién ostenta un derecho originario sobre territorios ocupados es un aspecto irrelevante porque mucho se ha escrito y relatado al respecto, incluso diría que es un asunto aberrante que Naciones Unidas, dos años luego de su creación, haya resuelto dicha división de Palestina en dos territorios; por tanto, los causantes de este conflicto al final deberán corregirlo o enmendar el error perpetrado, y veremos cómo lo hacen.

El asunto de fondo es que la ayuda humanitaria se hace esperar. Estados Unidos se aferra a la defensa de Israel; los gobiernos ruso y chino observan hasta dónde llegaran las decisiones internacionales; los países árabes están expectantes sobre el resultado del destierro o el desplazamiento de palestinos; Irán, a punto de entrar en escenario. Por ello, los únicos capaces de definir lo que pueda llegar a ocurrir a nivel mundial son los europeos (pero como bloque), lo cual agudiza la posible solución; no obstante, hay que recordar que si apoyan a uno contradicen a otros: si respaldan a Palestina estarían apoyando a Rusia y su entorno geopolítico, y si lo hacen a Israel, estarían respaldando a Estados Unidos, pero dejando desprotegidos a los árabes, aspecto que, como mencionamos, puede ser el detonante para conflictuar aún más el planeta.

Desde un punto de vista de política internacional, mantener viva la resistencia palestina es un deber, denunciar lo atropellos israelíes es una obligación, como reconocer que el ataque sorpresivo y abusivo de Hamás fue absolutamente desproporcional. Lo fundamental en esto es manejar el asunto israelí-palestino con la mayor prudencia y diplomacia internacional en estos momentos, porque como lo mencionamos es un conflicto del cual quizá se puede esperar lo peor.

(*) Jorge Lizárraga es abogado

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Bondades de las políticas públicas (II)

Se entiende que algunas políticas públicas son más importantes que otras y esta es la naturaleza del buen gobierno

Jorge Lizárraga

/ 10 de octubre de 2023 / 09:37

En esta segunda parte será preciso señalar de que no toda idea entra en agenda, no todos los temas se convierten en programas, el paso de la discusión pública al programa y de éste a la agenda siempre generan fugas o no se logra captar toda la riqueza de la discusión, aun y a pesar de las buenas ideas o buena voluntad de plantearlas como opción, muchas veces fracasan por su falta de objetividad política, por su diseño de aplicación o simplemente por el riesgo político que genera solo el hecho de plantearlas como idea.

James Madison, uno de los padres del constitucionalismo en Estados Unidos, pensaba que cuando distintos grupos de interés o facciones tratan de influir en adhesiones del gobierno, es probable que ninguno de ellos prevalezca y el resultado sea la búsqueda del interés general, por lo que muchas veces al plantear políticas públicas, siempre deba pensarse a quiénes beneficia, cómo los beneficia y cuál es el costo para beneficiarles, y así lograr captar el interés general y no así los intereses particulares.

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Habitualmente un programa político bien definido es una selección de temas y propuestas hechos por el sistema político, principalmente por los partidos, por lo que con la falta de partidos y estructuras políticas poco o nada podría esperarse de la concreción de reales políticas públicas, salvando excepciones de consistencia programática.

Los gobiernos deben especificar sus programas en políticas públicas para un determinado periodo, esta determinación es un modo efectivo para no darle a mucha gente lo que quiere, sino que reciba lo que es políticamente importante, lo relevante es que existan políticas públicas óptimas, sin que sea necesaria la continuidad perpetua de nadie, sino que las personas salen, mas los ideales permanecen y habrá que ser consecuentes con esas ideas o visiones y no fieles a personas o figuras circunstanciales.

Es muy importante para el diseño de las demás políticas públicas el rol del Órgano Legislativo, que en dicho escenario debe buscar acuerdos basados en la negociación; en este caso las coaliciones se constituyen en un intercambio de concesiones a veces negociadas, a veces consensuadas y más que por la virtud de una política, más bien por no quedarse fuera de la propuesta que se entiende beneficiosa para todos; su participación y discusión sobre una idea de política pública son relevantes y si no se requiere de coaliciones la virtud en la hegemonía es plantear políticas públicas acordes con un modelo, o a una visión de vida de la mayoría y que no sea perjudicial para la minoría. Difícil labor, pero no imposible reto a cumplir.

Se entiende que algunas políticas públicas son más importantes que otras y esta es la naturaleza del buen gobierno, es decir que su acción se ordene principalmente en torno a orientaciones y políticas estratégicas, siendo políticas estratégicas aquellas que prefiguran el legado del gobierno. Como es el caso del Gobierno actual, su legado, entre otros, será el proceso de industrialización y potenciamiento o fortalecimiento del aparato productivo.

El modelo económico, social, comunitario y productivo del Estado Plurinacional de Bolivia sienta las bases para la transición hacia el nuevo modo de producción socialista, en el que gradualmente se irán resolviendo los problemas sociales, y así consolidará la base económica para una adecuada distribución de los excedentes económicos, por lo que la política pública debe ir acorde a esta esencia política, que puede mejorar, que puede cambiar más o podría desaparecer; sin embargo, recordando que los hombres mueren, mas los ideales perduran, y ante toda identificación de problemas estructurales, deben emerger nuevas ideas revolucionarias que beneficien a un país y fortalezcan al Estado, y todo ello para “vivir bien” y “vivir mejor”, y a eso justamente denominamos las bondades de las políticas públicas.

(*) Jorge Lizárraga es abogado

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