Del unilateralismo al multipolarismo
Se puede plantear que las relaciones internacionales están en constante construcción y evolución
Diego Pary Rodríguez
La historia de las relaciones internacionales es una construcción colectiva en el transcurrir del tiempo de la misma humanidad, marcada por transformaciones significativas que han dado forma a la manera en que los Estados interactúan a nivel global.
Desde la antigüedad hasta el complejo entorno del siglo XXI, la diplomacia ha sido la herramienta más importante para promover la paz, la estabilidad y el desarrollo a lo largo del planeta.
En los inicios de la civilización, los griegos establecieron las bases de la diplomacia, entendiendo la importancia de las alianzas y tratados para mantener la estabilidad. Años más tarde, los romanos institucionalizaron este concepto al establecer tratados y enviar emisarios para negociar con otras civilizaciones.
En este transcurrir histórico, el Tratado de Westfalia (1648) marca uno de los hitos en el inicio de la diplomacia moderna, al establecer los principios de soberanía estatal y la igualdad entre los Estados.
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El siglo XX, caracterizado por la primera y la segunda guerra mundial, tuvo importantes impactos en las relaciones internacionales, en el primer caso se establecieron las condiciones para la paz a través del Tratado de Versalles (1919) y la posterior aparición de la Sociedad de Naciones (1919). Por otra parte, la segunda guerra mundial dio pie a la creación de las Naciones Unidas (1945), con lo que se reconfiguró el poder global y se consolidaron las normas y protocolos diplomáticos modernos.
En este panorama, la diplomacia se ha diversificado en múltiples enfoques, desde la diplomacia tradicional entre Estados hasta la diplomacia pública, cultural, digital económica y la diplomacia de los pueblos, mediante las cuales se pretende enfrentar los desafíos globales como el cambio climático, el terrorismo, la ciberseguridad, entre otros.
En este contexto, la transición del unilateralismo al multipolarismo representa un quiebre fundamental en la historia de las relaciones internacionales, simbolizando una mayor colaboración y comprensión de la interdependencia global. En este nuevo paradigma, los países trabajan juntos para abordar problemas comunes y avanzar hacia un mundo más equitativo y estable.
El actual orden internacional no implica un sistema unipolar en el que un solo país ejerce su influencia dominante sobre otros, como lo fue durante la Guerra Fría (1947-1991) con Estados Unidos y la Unión Soviética. El mundo ha transitado al multipolarismo, donde varias potencias del pasado ya no son únicas y comparten influencia y poder en la arena internacional con las potencias emergentes.
Las potencias del pasado, como Estados Unidos, todavía pretenden mantener el unilateralismo, aunque el nuevo contexto lo ha obligado a comprender que el poder está más distribuido y que debe trabajar en colaboración con otros actores internacionales para abordar los desafíos globales. La Unión Europea, como un bloque económico y político significativo, busca también ejercer su influencia a través de la cooperación y la integración regional.
Por otro lado, en esta reconfiguración del contexto internacional, no se puede prescindir del rol de China, que gracias a su crecimiento económico y expansión en diversas áreas ha logrado tener un papel relevante y busca una mayor influencia en la arena internacional, especialmente en Asia, África y América Latina. A pesar de los cambios geopolíticos y la reducción de su influencia, Rusia sigue siendo una potencia importante, especialmente en asuntos geopolíticos y de seguridad, manteniendo una influencia significativa en la región euroasiática y en otras regiones del mundo.
Adicionalmente, se observa la aparición con mayor fuerza y con voz propia de los países africanos, los tigres asiáticos y los países árabes que reivindican derechos históricos y exigen una mayor participación con identidad propia en los espacios multilaterales, como el Consejo de Seguridad de la ONU.
A manera de conclusión, se puede plantear que las relaciones internacionales están en constante construcción y evolución, al día de hoy se dieron grandes transformaciones, para hacer de ellas un instrumento de diálogo y cooperación entre Estados, pero respetando la diversidad y la soberanía reconocidas internacionalmente. La transición del unilateralismo al multipolarismo es un paso sin retorno.
(*) Diego Pary Rodríguez es representante permanente de Bolivia ante las Naciones Unidas y vicepresidente de la Asamblea General de la ONU