Noboa autoriza al Comando Sur operar en Ecuador
La presencia del Comando Sur es una estrategia geopolítica para evitar la presencia y participación de otros países en Ecuador
Alfredo Jiménez Pereyra
Tras los recientes sucesos de violencia extrema e inseguridad, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, aseguró que las autoridades de Estados Unidos están dispuestas a colaborar en su “guerra” contra la criminalidad, que fue declarada la semana pasada por su gobierno.
Noboa anunció el martes que ha llegado a un acuerdo con las autoridades estadounidenses para incrementar la cooperación en materia de seguridad y defensa con el Comando Sur, perteneciente al Departamento de Defensa del país norteamericano, para hacer frente al crimen organizado.
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Las palabras de Noboa llegaron después de reunirse con el exsenador estadounidense Christopher Dodd y la general Laura Richardson, comandante del Mando Sur de Estados Unidos, un encuentro en el que también participó la ministra de Exteriores ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld.
La posición de Noboa causó preocupación en Venezuela. El presidente Nicolás Maduro había advertido la semana pasada sobre el peligroso accionar del Comando Sur de Estados Unidos, si permite que los militares estadounidenses tomen la dirección de las fuerzas de seguridad ecuatorianas.
En su mensaje anual desde la Asamblea Nacional venezolana, Maduro denunció que Washington pretende “volver a poner una base militar”, acción que significaría “una violación a la soberanía de Suramérica” y que, además, no sería una solución.
Aseguró que “crear caos en los países” de la región, usando a grupos criminales, es una “nueva estrategia” con la que Estados Unidos pretende “ocupar con el Comando Sur” estos territorios.
Desde Ecuador, el analista político Orlando Pérez recordó que en noviembre de 2023 el entonces presidente Guillermo Lasso, en una reunión gubernamental, sin consenso nacional y de espaldas al país, estableció otorgar a Estados Unidos algunos puertos de seguridad.
Pérez fue enfático al señalar que el acuerdo suscrito entre ambas naciones otorgaba garantías de inmunidad o “impunidad” a los militares estadounidenses para que actúen en territorio ecuatoriano.
Según el analista, Estados Unidos quiere instaurar bases militares con el pretexto que Ecuador tiene un alto índice de violencia, pero que esta violencia no es nueva, ya que data desde hace tiempo atrás.
El expresidente Lasso, en varias ocasiones clamaba un plan para Ecuador similar al Plan Colombia, que consta de ayuda militar y económica para enfrentar al narcotráfico.
El Plan Colombia instaurado desde inicios del 2000, con un presupuesto de más de $us 20.000 millones, no ha tenido los resultados deseados, puesto que la producción de cocaína, cultivos de la hoja de coca y la violencia interna no han cedido ni un milímetro.
Respecto a la “invasión del narcotráfico”, los últimos gobiernos ecuatorianos, que sometieron al país por completo al dominio de Estados Unidos, no pueden ignorar el rol de la DEA, la CIA u otros organismos estadounidenses en la administración mundial y regional del narcotráfico.
El gobierno de Noboa emplea muy seguido el término “terroristas” y asegura además que “defiende” al Estado del crimen que, según este mismo discurso, está siendo “atacado por narco-cárteles”.
Recordemos que hace seis años se inició un rápido desmontaje del Estado ecuatoriano. En 2018, el cambio del modelo económico hacia la restauración del neoliberalismo y sus expresiones concretas, realizado por el expresidente Lenín Moreno, supuso una drástica reducción del gasto social, austeridad pública, enorme retroceso en aspectos educativos y culturales, generando aumento de la pobreza y la delincuencia.
Como el neoliberalismo exige también libertades financieras para su tesoro más valioso, el capital, la desregularización financiera de par en par abrió las puertas a los dineros de las mafias, que se sintieron atraídas también por una economía dolarizada, o sea, más cómoda para el lavado de activos.
Así, Ecuador se convertía en un nuevo centro regional para la logística del narcotráfico y todo su abanico de otros rubros ilícitos de la economía latinoamericana.
El gobierno de Lasso solo profundizó este abismo, mientras que el de Noboa representa la misma línea privatizadora, antisocial y enemiga del Estado, que en estos días jura tanto defender, al extremo de pedir el ingreso de tropas estadounidenses.
La presencia del Comando Sur es una estrategia geopolítica para evitar la presencia y participación de otros países en Ecuador que intentan llevar inversiones económicas, productivas y sociales.
Ahora queda en manos de la Corte Constitucional de Ecuador aprobar o rechazar el acuerdo de colaboración militar con Estados Unidos.
(*) Alfredo Jiménez Pereyra es periodista y analista internacional