Voces

Friday 14 Jun 2024 | Actualizado a 05:43 AM

Una hija en Onlyfans

Esta plataforma y quien allí ofrece sus imágenes se vende también con un discurso de empoderamiento de las mujeres

Drina Ergueta

/ 23 de mayo de 2024 / 07:00

Hace unos días, varios medios informaron que la hija de uno de los integrantes de un famoso grupo musical boliviano había anunciado que abría una cuenta en la plataforma OnlyFans en su sección de venta de imágenes eróticas, lo que provocó una gran cantidad de comentarios en las redes sociales, ya que es un tema que tiene un efecto de alta polémica por su relación con la prostitución y la pornografía.

Onlyfans es una plataforma nacida en Inglaterra que principalmente permite a personas, fundamentalmente mujeres (97% según un estudio español de la Federación de Mujeres Jóvenes), ofrecer imágenes suyas en fotografías o vídeos, eróticas o sexuales a un público (casi un 100% hombres) que paga por verlas. La plataforma cobra un porcentaje por ello y la otra parte es para quien se expone públicamente, aunque desde esa especie de protección que aparentemente da lo online.

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El estudio denominado Onlyfans, un espacio blanqueado del negocio del sexo, al que hace referencia el diario 20minutos, afirma que allí se mueven verdaderos proxenetas que captan mujeres jóvenes para hacerlas “modelos”, “creadoras de contenidos” o camgirls, glamurizando la pornografía y la prostitución que resulta de venderse, aunque no de la manera clásica en la calle y sin que exista contacto físico.

¿Dónde está el límite en la venta del cuerpo? En un mundo cada vez más virtualizado en las relaciones humanas ¿debe necesariamente haber acceso carnal para llamársele prostitución? ¿Si hay amistades y noviazgos online, acaso no corresponde también que haya prostitución en ese marco? Por otra parte, ¿cuál es la línea que marca y define la prostitución? Si se ha vendido una sola vez ¿es prostituta? Si se casó por necesidad o ambición económica, ¿acaso no se vendió también? En ese sentido, del altar a la esquina de una calle es cuestión de grado, ¿y en lo virtual también?

Por los comentarios de gente de a pie, en las redes, parecería que lo relevante de participar en Onlyfans es la exposición, el hacerlo público. “¡Qué vergüenza para sus padres!”, dicen. Si bien las concepciones culturales, que incluyen lo que se considera moral o no, en una sociedad son relevantes, porque la constituyen, aquí desechamos la moralidad por varias razones que sería largo de explicar y nos centramos en aspectos que ponen en cuestión a la prostitución: su carácter de explotación, de coerción y violencia y de subordinación siendo, en la inmensa mayoría, las mujeres las que tienen la posición de desventaja.

Esta plataforma y quien allí ofrece sus imágenes se vende también con un discurso de empoderamiento de las mujeres, en sentido de que son dueñas de su cuerpo, hacen con él lo que creen conveniente y logran ingresos económicos que posiblemente no obtendrían con un trabajo común y corriente. Si bien las mujeres pueden obtener ingresos con su cuerpo, con ese mismo cuerpo obtienen cuantiosas sumas el propietario de la plataforma, las empresas de marketing Onlyfans, fotógrafos y camarógrafos y otros que muchas veces gestionan las cuentas y captan mujeres jóvenes para que participen. A título de empoderamiento se monta un aparato en el que muchos logran beneficios, ¿hay explotación?

También se habla de libertad de hacer lo que se desea. En la prostitución se cuestiona que las mujeres se vean obligadas por necesidad, por coerción o por violencia a ejercer la prostitución, en el caso de Onlyfans se supone que las mujeres se muestran por decisión propia. ¿Que acaso no hay un discurso hegemónico que marca estándares de belleza femenina y motiva a quienes no lo cumplen a tenerlo en base a cirugías y, luego, a exhibirlo como forma incluso de un tipo de ascenso social basado en la cosificación de las mujeres?  Quienes están en Onlyfans ¿acaso no reciben constantes propuestas de pasar de lo online a lo físico? ¿Qué no reciben mensajes violentos, de negarse, que hacen que sientan ansiedad y miedo? ¿Y de acceder, realmente ellas eligen? ¿Qué edad tenían para hacerlo? Cuando pasen los años y las imágenes queden ¿seguirán pensando lo mismo?

Era una chica “magnífica”, era la hija de la niñera boliviana de una artista colombiana, era la hija de un artista de Bolivia… todas entraron en esta plataforma y los medios difundieron la noticia de manera “objetiva”, pero sin añadir todos los bemoles y notas disonantes al discurso de “empoderamiento” de las mujeres por esta vía.  

(*) Drina Ergueta es periodista y antropóloga

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¿Crisis económica? Preguntemos a las ollas

Finalmente la gente sabe si está mejor, igual o peor que hace un mes, que hace dos años, hace 10 o hace 20 años

Drina Ergueta

/ 6 de junio de 2024 / 11:31

Hace ya varias semanas o meses, inclusive años, en espacios de opinadores e interesados se habla de la crisis económica que vive Bolivia y se esgrimen una serie de argumentos, cifras y pronósticos, unos para afirmar que existe y otros para refutarla, según cada quien y en qué posición política se encuentre, sea el oficialismo o la oposición.

Es que ser economista no significa que su argumento sea “objetivo” o “verdadero” o “científico”, no. No tengo la intención de desmerecer el trabajo de economistas, sino decir que la economía es una herramienta importantísima que se utiliza de una u otra manera para aplicar políticas. Entonces, no se trata de sumar 2 + 2, sino de ver quién tiene esos doses, cómo se los distribuye y, si hay beneficios, ¿para quién son?, ¿para unos pocos, para quienes se lo ganaron de alguna manera o para todos? Y así, según criterios políticos.

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Cuando en gran parte de los 14 años de gobierno de Evo Morales hubo un crecimiento económico de un 5% anual (algo menos), la oposición argumentaba que era por factores favorables externos y no por sus políticas económicas. Hoy, el entonces ministro de Economía es Presidente del país plurinacional, Luis Arce, y en los años que lleva como tal mantiene un crecimiento económico en Bolivia, aunque ya no con cifras tan optimistas. Además, la inflación se ha controlado bastante en relación a países vecinos, eso se dice desde posiciones próximas al Gobierno. Igualmente hay crisis, afirman los opositores y se habla de la caída de las reservas internacionales, de la reducción de las exportaciones de gas, de los problemas para conseguir carburantes, la extraña ausencia de dólares en el mercado.

¿Quién sabe si hay crisis económica? Además, ¿a partir de qué momento hay crisis? Cuando hay pérdidas en la economía del país, ¿allí hay crisis? Eso aún no ha pasado. Y en un país con índices de pobreza altos, porque el hecho de que se hayan reducido de manera importante no significa que se haya eliminado la pobreza, la crisis económica es permanente en estos sectores desfavorecidos. Y no hay que olvidar que, en general, quienes viven en mayor situación de pobreza son las mujeres. A la crisis por desventajas económicas se suma las de género.

¿A quién preguntar? Una opción es hacerlo directamente a las ollas que con su gran boca siempre abierta nos sabrán decir la verdad, sin ocultar nada. Unas ollas que habitualmente las utilizan las mujeres, salvo algunos varones que les gusta lucirlas y rara vez lavarlas… pero el problema está en que estas ollas están en la intimidad de los hogares y tendrían que hablar a través de las personas que las utilizan diariamente.

Para hacer hablar a las ollas, ¿habría que preguntar a las mujeres, que son las que más las utilizan? El otro problema, que es prácticamente insalvable, está en que las mujeres y hombres escuchan la radio, ven la televisión, leen poca prensa y están muy atentos a las redes sociales y a lo que allí se comparte. Además, muchas veces se creen lo que escuchan y ven en estos espacios comunicacionales. Entonces, ¿será posible obviar a esas voces contradictorias, gritonas y omnipresentes y prestar atención a las discretas ollas?

Como ya se ha dicho, Bolivia es un país con una pobreza que en su grado extremo bajó del 33% en 2006 al 12% en 2022, según el Instituto Nacional de Estadística. Por otra parte, en 2000, el 66% de la población estaba en riesgo de pobreza, mientras que en 2021 es el 36%. Las ollas de estas personas siempre han estado en crisis, pero en menor magnitud en los últimos 20 años. Veinte años han pasado y ¿qué tan larga es la memoria de los estómagos siempre demandantes?

En las actuales circunstancias, para saber si hay crisis, hace falta un ejercicio de sordera hacia voces interesadas, por un lado, y de honestidad por el otro ¿Qué es lo que me dice la olla? ¿Está más vacía que antes o no? ¿Me es más difícil llenarla que antes, sabiendo que muy rara vez ha estado en niveles satisfactorios? ¿Qué perspectivas tengo de llenarla más a mediano plazo?

En la Bolivia de hoy vociferan posiciones enfrentadas; sin embargo, más allá de ello, finalmente la gente sabe si está mejor, igual o peor que hace un mes, que hace dos años, hace 10 o hace 20 años. Las cifras y datos seguirán bailando y circulando, contradiciéndose unos a otros. Para saber si hay crisis, busquemos más honestidad, menos voces interesadas.

(*) Drina Ergueta es periodista y antropóloga

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Eva Pueblo

Hay mujeres que lideran en política, son pocas y les ha costado llegar, y les cuesta mantenerse o subir a primerísima línea

Drina Ergueta

/ 9 de mayo de 2024 / 06:55

En la tradición católica, Eva es la primera mujer creada por Dios y lo hace a partir de la costilla de Adán, el primer hombre, para que le haga compañía. Una historia que refleja siglos de pensamiento dominante, que quitándole lo religioso se afianzó en la Ilustración, y desde esa vieja Europa se ha trasladado a todas sus colonias, perviviendo hasta ahora en todas las manifestaciones sociales. Incluso en los congresos del dividido partido que gobierna Bolivia y la política en general del país.

Evo Pueblo es el nombre “comercial” y político que como eslogan se usa desde quienes apoyan a Evo Morales para que lo represente públicamente y para que, a su vez, él represente al pueblo, a ese pueblo que le sigue y que se lo muestra con rostro fundamentalmente indígena, pobre, marginado y también luchador y reivindicativo. Un pueblo que es fundamentalmente masculino, aunque hay también mujeres en calidad de costillas, de acompañantes de segunda línea, pese a que en las luchas suelen estar también en la aguerrida delantera.

Lea: Milei, Abascal y… ¡Andrónico!

Pasa lo mismo con todas las tiendas políticas que mostraron intención de presentarse a las próximas elecciones generales de 2025. No hay nada oficial, pero hace meses se habla de 14 posibles candidatos (J.L. Exeni 18/20/2024 La Razón), todos varones, no mujeres. Aunque surge, todavía tímidamente, alguna mujer: la alcaldesa Eva Copa o la economista Amparo Ballivián como posibles candidatas, y también se habla de alguna acompañante, como la diputada Luisa Náyar, que podría ir de vicepresidenta de Carlos Mesa. “Puntos de color” en el panorama masculino.

El escenario político actual está pendiente de lo que pasa con el partido de gobierno, el MAS-IPSP, dividido en al menos dos fracciones lideradas por Evo Morales, por un lado, y el presidente Luis Arce, por el otro. Este último grupo, este fin de semana, eligió la nueva directiva del partido presidida por, evidentemente, un varón: Gróver García. Con relación a este hecho, en un diario como La Razón, en dos días hacen declaraciones o se mencionan nombres de solo hombres: el senador William Tórrez; los vocales Israel Campero, Alexis Angles, Francisco Vargas y Tahuichi Tahuchi; el ministro Iván Lima, el dirigente de los interculturales Vidal Gómez; el secretario de Cámara Fernando Arteaga… y así, hombre tras hombre en representación de todo el pueblo o la parte de éste que les toque.

Que no haya mujeres no es porque no estén en la vida política. Generalmente las mujeres ocupan gran parte de la base de toda entidad de la sociedad civil y de la política haciendo, eso sí, las labores menos visibles y, generalmente, las menos agradecidas. Que la ley obligue a las tiendas políticas a que haya paridad de género en el parlamento hace posible que ellas estén allí, generalmente a pesar de ellos, y es entonces que pareciera que aceptan incluir a las menos problemáticas, a las que puedan controlar. Hay ejemplos de que a las rebeldes las marginan o les hacen la vida muy difícil.

Esta lógica de entender la representación pública encarnada naturalmente en lo masculino es parte de la construcción de lo que es ciudadanía, que llega desde las conquistas de la Revolución Francesa y los derechos “universales”, donde todos son iguales siempre que sean hombres y no sean pobres y, en el caso de Bolivia, que no sean indios. Pese a las conquistas feministas de los años transcurridos, aún queda mucho por superar: en ciertos espacios se mantiene muy fuerte la idea de que lo racional es masculino y por ello también el espacio público, mientras que lo natural e irracional es lo femenino, por lo que se debe mantener en el espacio doméstico.

Por esa tradición, el ciudadano tiene también un aire más elitista, ya que llega con la idea de alguien con cierta ilustración y posición, además de ser hombre, mientras que el pueblo es una imagen vaga pero llena de gente de todo tipo, incluidas las mujeres. Pero estas mujeres de pueblo cumplen roles que les toca: madres, esposas y cuidadoras del hogar y la familia. Las que no están allí, son consideradas excepciones temporales.

Hay mujeres que lideran en política, son pocas y les ha costado llegar, y les cuesta mantenerse o subir a primerísima línea. Falta mucho por hacer y, en el caso de hombres, privilegios por dejar. A la sociedad y la historia les queda dejar atrás esa idea de costilla y asumir lo que es: mujer creadora y protagonista. Ya toca unas Eva Pueblo, María Gente o Juana Ciudadanía.

(*) Drina Ergueta es periodista y antropóloga

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Milei, Abascal y… ¡Andrónico!

¿Que acaso Andrónico Rodríguez no sabe que en política hay que tener cuidado cuando se hacen declaraciones públicas (e incluso privadas)?

Drina Ergueta

/ 25 de abril de 2024 / 11:25

Mucho se le ha criticado al presidente del Senado boliviano luego de que dijo que la Ley 348 es una “ley antihombres”. ¿Que acaso Andrónico Rodríguez no sabe que en política hay que tener cuidado cuando se hacen declaraciones públicas (e incluso privadas)? El delfín de Evo Morales abrió la boca y se colocó solito al lado de representantes de la extrema derecha.

Evidentemente, se trata de un malentendido, tal como él mismo lo explicó posteriormente ante las críticas. Es decir, se trata de un “mal-entendido” o un “no entendido” o un “en el fondo no quiero entender porque no me interesa perder mis privilegios masculinos” que comparte con muchos hombres y con un grupo —que no menciono para no darle mayor relevancia— que está buscando suavizar la Ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia (Ley 348) que, con los fallos que pueda tener, es una conquista de las mujeres.

Revise: Relaciones familiares

En España, el partido de extrema derecha (VOX), liderado por Santiago Abascal, tiene una posición muy conservadora que niega que exista la violencia de género o la violencia machista, por lo que busca también que se eliminen las conquistas legales en ese sentido. En Argentina, el presidente Javier Milei ha prohibido que se enseñe algo que esté relacionado con la igualdad de género en las escuelas. Con anterioridad, en Brasil, cuando Jail Bolsonaro era presidente igualmente rechazó cualquier demanda en relación a combatir la desigualdad de género. Así, en todas las regiones del mundo occidental donde está la extrema derecha, una de sus posiciones es oponerse a cualquier conquista de las mujeres y la población LGTBI, y negar la violencia machista. ¿Qué hace en este grupo Andrónico Rodríguez?

Parece que es muy fácil diferenciar posturas políticas de derecha o de izquierda, salvo cuando se cruzan otras discriminaciones como la de género, porque es cuando muchos de los varones hacen espíritu de cuerpo y se unen, pese a sus diferencias políticas. Se sienten atacados, es así que unos hacen de la vista gorda frente al machismo y no se pronuncian al respecto porque no es asunto suyo, y otros se ofenden y tienden a defender a los agresores. Parece que es el caso de Andrónico.

Seguramente, Rodríguez conoce a alguien que dice haber sido acusado falsamente de violencia de género. Entonces eso le llevó a decir que “le consta” que la Ley 348 es injusta con los hombres. Esta mirada, que comparten muchos hombres e incluso mujeres, que asegura ver casos de injusticias, es muy miope e interesada, además. Puede haber algún caso muy raro de cierto nivel de abuso de una mujer frente a un hombre, ven eso mientras cierran los ojos a las estadísticas terribles de feminicidios, violencias físicas, violaciones, acosos y un sinfín de violencias machistas registradas contra las que lucha la ley.

Hay que incidir en las acusaciones falsas. Para una mujer que sufre violencia machista es muy difícil que se le crea y lo demuestre, mucho más para alguien que se inventa y esto no prospera. Es posible acusar de robo a alguien siendo inocente, pero se debe demostrar su culpabilidad. ¿Por esto hay que modificar o eliminar en el Código Penal las leyes contra el robo? Un absurdo.

El patriarcado y su violencia es es-truc-tu-ral. Esto es que todo el sistema social está construido para los hombres, hombres como líderes de esta sociedad, como personas que deciden y como representantes de su familia: las mujeres, niñas y niños, y también personas mayores que no pueden valerse por sí mismas. Este sistema, históricamente se ha mantenido mediante leyes (que priorizan a los varones en la educación, en el trabajo y posiciones públicas) e instituciones (como el matrimonio, la iglesia, entre otros), por lo que romper con ello es muy difícil; sin embargo, las mujeres lo han ido haciendo y ganando espacios y normativas.

La derecha y la extrema derecha, incluso los libertarios que propugnan la libre elección siempre que no sea cambiar de sexo o hablar de derechos de las mujeres, son muy conservadoras en lo que a patriarcado se refiere. Así, la defensa de la familia es una de sus ideas básicas que, como estandarte, llega a la gente de esa manera básica. Parecería que la familia hombre-mujer-hijos/as es lo ideal, pero ese ideal se desdibuja cuando se habla de violencia machista, violencia que se ejerce principalmente en ese ámbito y desde el varón, fundamentalmente. Se trata pues de un discurso falso y útil. Tan útil que hasta alguien que supuestamente es de izquierda cae.

(*) Drina Ergueta es periodista y antropóloga

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Relaciones familiares

Es pues una familia común y corriente, aunque con una trayectoria paceña de varias generaciones

Drina Ergueta

/ 11 de abril de 2024 / 06:46

Este fin de semana se produjo en la ciudad de La Paz un hecho de carácter privado pero que tiene cierto interés público por ser inusual: 60 personas pertenecientes a una familia, correspondientes a cinco generaciones vivas, se reunieron bajo el paraguas de una pareja antecesora que vivió en la segunda parte del siglo XIX y generó siete prolíficas ramas familiares, con más de 300 integrantes, extendidas en diversas partes del planeta.

Que forme parte de esa familia es muy secundario; sin embargo, vale la pena analizar —aunque con la superficialidad que permite una columna de opinión— y compartir las características de una familia paceña que, como muchas otras, generación tras generación refleja los rasgos y los cambios histórico sociales que se observan desde los estudios de parentesco y, también, desde la mirada feminista.

También consulte: Un censo sabor a poco

La antropología en un inicio observaba y valoraba las relaciones familiares desde una mirada del mundo occidental colonizador y masculina, hasta que en los años 70 todo cambió y se hizo evidente que lo familiar es diverso, según el tipo de cultura y pueblos, y también con el transcurrir de los tiempos. Hoy, en gran parte del mundo, las familias tienen características variadas, son ampliadas, mono-paren-marentales, con padres o madres del mismo sexo, con inclusiones no consanguíneas puntuales o grupales.  

Datos del INE de 2017, a la espera de los resultados del Censo de 2024 y otras encuestas, señalan que en Bolivia hay tres millones de familias, de las cuales el 45% son “hogar nuclear completo” (padre-madre-hijos/as), remarcando así, con “completo”, esa triple relación como imprescindibles en una familia, cuando actualmente para la percepción de quienes integran un núcleo familiar no siempre es necesario ese tipo de pareja o que haya descendencia. Las estadísticas también mencionan un 11% de familias “monoparentales”, invisibilizando a las madres que en gran parte de los casos son las jefas de hogar, por lo que debería llamarse “monomarentales”. Las estadísticas siguen siendo patriarcales.

Dado el momento del inicio o raíz del árbol familiar de la pareja paceña (Manuel Ergueta y Salomé Tamayo) en cuyo nombre se convocó a la reunión, es evidente la presencia del patriarca y de la descendencia patrilineal, donde el apellido masculino es el que cuenta. Es así que las ramas familiares generadas por las hijas adoptaron el apellido del marido (Antezana, Peñaranda, Nardín…). Hoy, de la prolífica descendencia, son pocos los varones que llevan el apellido original y eso “es de lamentar”. Por este tipo de sentimientos que tienen que ver con la identidad, hace un año y sin que se sepa más al respecto, se propuso en el Legislativo una normativa legal que permitiría elegir qué apellido irá primero, considerándosela como una “justicia de género”.

Además, está el hecho muy actual de la disminución, en algunos casos a cero, del número de descendientes. De ese árbol frondoso de las primeras generaciones se pasa a unas despobladas ramas. Es que de las esposas-amas de casa-madres prolíficas originales se ha pasado cada vez más a las mujeres, liberadas, que priorizaron su profesión y tienen pocos hijos o ninguno.

También, en el origen de la familia que da pie a este artículo está el hecho de que es una familia urbana con relevancia cultural del mundo occidental europeo, vale decir con rasgos coloniales marcados —además del énfasis en señalar que el apellido proviene de una región vasca ibérica— y poco relacionado consanguínea y culturalmente con el mundo indígena del país, revelando esa separación por razones de clase y raza que se producía en las ciudades, en especial, en las generaciones más antiguas, ya que en las nuevas sí se da una mayor diversidad en ambos aspectos, aunque la mezcla no siempre es puesta en valor. Parte de la diversidad incluye la orientación sexual, donde lo gay o lo lesbiano o bisexual queda oculto y se resguarda en los espacios más íntimos familiares.

Es pues una familia común y corriente, aunque con una trayectoria paceña de varias generaciones y con ciertos aportes a la ciudad y al país en momentos y personajes concretos. Para terminar, algo paradójico: se temió porque el comunismo destruyera a la familia y hoy se observa que es el liberalismo, con su marcado individualismo y la pérdida de ciertos valores lo que está haciendo que las familias tradicionales sean cada vez más escasas.

(*) Drina Ergueta es periodista y antropóloga

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Un censo sabor a poco

Poco cambio en las políticas de obtención de datos poblacionales, al menos en lo que toca a las mujeres

Drina Ergueta

/ 28 de marzo de 2024 / 10:16

Por la ventana se cuela un día espléndido en La Paz, luego de mes y medio diarios de amaneceres generalmente grises, constantes lluvias y noticias en los medios sobre inundaciones por todo el país. ¿Será que con la llegada del otoño cambia el clima? El timbre de la puerta nos saca de esa contemplación y genera movimiento en la casa, hasta cierta emoción. Ha llegado la persona que hará las preguntas del censo. Pasa una media hora y luego de llenar un formulario se va dejando sabor a poco.

Este sábado se realizó el Censo Nacional de Población y Vivienda en Bolivia. Toda la población permaneció en su casa a la espera de participar no sólo en el recuento de personas que habita el país (en el último, en 2012, se llegó a 10.059. 856) sino para dar datos sobre cómo y con quién vive, su nivel de estudios y poco más.

Lea también: Uso de mujeres en la democracia a puñetes

En los medios se ha resaltado, fundamentalmente, la importancia de este hecho en el aspecto político, ya que del número de habitantes depende la asignación de representaciones y de recursos a las regiones y municipios. En las redes han circulado una serie de denuncias conspiranóicas y desmentidos centrados en lo mismo, en los intereses finalmente político- partidarios. Poco sobre la importancia de un censo que va más allá de estas mezquindades y que son fundamentales para la aplicación de políticas estatales serias.

Hay tanto por conocer, por contar y sumar. Asuntos urgentes, importantes y necesarios de atender que, para ser tomados en cuenta, deben existir formalmente, deben nombrarse y apuntarse en un cuestionario. Y esos temas no están y de ello no se ocupan los medios ni mucho menos las redes.

Por ejemplo: si bien según las respuestas sobre el tipo de vivienda se puede llegar a resultados que señalen desigualdades de clase y, luego, actuar en consecuencia, no se registran datos que permitan definir las desigualdades de género, ya que señalar quién es el o la jefa de hogar, su nivel de estudios o si tiene un trabajo remunerado no es suficiente.

Así, si una mujer dice que tiene un trabajo por el que cobra, en el cuestionario del censo quien entrevista salta a otro tipo de preguntas y no se queda para saber si ella realiza el trabajo de cuidados en el hogar no remunerado. Entiende que hace una cosa o la otra, cuando lo habitual es hacer las dos. Si el hombre o la mujer dicen que sí realizan trabajos de cuidados no hay manera de especificar cuáles hacen cada uno.

Las preguntas concretas para las mujeres tienen que ver con la maternidad, si tuvo hijas o hijos. Pregunta que a los hombres no se les hizo, sobre la paternidad, como si tener descendencia no fuera asunto de ellos. Así se ve, nítidamente, cuáles son los roles de género establecidos y afirmados en asuntos institucionales como es el censo.

Se preguntó, a las mujeres, por los hijos nacidos vivos, ¿qué de los que no nacieron?, ¿de los abortos? ¿Qué de las razones para abortar? También se debió preguntar por violencia machista y por violencia intrafamiliar hacia niños y niñas ¿Acaso los índices de feminicidios, infanticidios y agresiones no son muy altos o no son importantes en Bolivia? ¿O es que no se quiere saber sobre ello? 

Es impresionante cómo las personas son capaces de contar a gente extraña asuntos que en general se consideran íntimos, porque de esa manera están pidiendo ayuda, y son asuntos públicos en sentido de que son de interés de política pública. En una encuesta del 100% de la población los datos sobre violencias machistas serían impresionantes. Hay infinidad de asuntos relacionados a roles, desigualdades y violencias por razón de género que podrían salir a luz, es cuestión de pararse a verlos.

También hay sectores concretos que piden que se les tome en cuenta en sus asuntos; sin embargo, las mujeres no son un sector, son al menos la mitad de la población.

Evidentemente, en Bolivia el Instituto Nacional de Estadística suele hacer encuestas específicas para según qué temas y lo hace con un universo poblacional representativo; sin embargo, con las dificultades de recursos que tiene el país para llevar a cabo estas iniciativas, aprovechar el censo para lograr la mayor cantidad de información posible debió ser una prioridad. 

Poco cambio en las políticas de obtención de datos poblacionales, al menos en lo que toca a las mujeres cuya situación de desigualdad seguirá siendo invisibilizada desde el mismo Estado.

(*) Drina Ergueta es periodista y antropóloga

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