El futuro no se ve en el Tigre
Introducción: el Tigre se presenta en Fortaleza con la eliminatoria perdida y el “ajayu” extraviado. Los jugadores saben que es el último partido de la dupla Díaz/Ramondino. Nadie sabe quien asumirá como técnico en el partido del domingo en Potosí frente a Nacional. El “eleven” gualdinegro (4-1-4-1) vuelve a sorprender para mal: Gonzalo Castillo es el “nuevo” lateral derecho con Benegas y Jusino como centrales. Aponte es el lateral zurdo. Al medio, Ramondino puebla la cancha con Calleros de cinco; a su derecha Saucedo, a su izquierda Cascini; abiertos, como extremos, Ursino y Esparza para conectarse con el único punta, Triverio. Hay siete extranjeros y cuatro bolivianos en el onceno de la visita; sin identidad de juego, sin amor a la camiseta. Ceará llega invicto con siete partidos ganados al hilo.
Nudo: los locales salen sin presión y entregan la pelota a los stronguistas; la confianza en la goleada que va a llegar es total. El Tigre no hace pie, adolece de una condición física adecuada para competir a nivel internacional con los brasileños jugando a otra velocidad. Castillo hace aguas por el lateral derecho. Diego Wayar mira todo desde la banca. En tres minutos, el “vozao” hace dos goles “gracias” a las constantes falencias en la marca de la visita. Hasta el buen arquero Billy Viscarra se ha contagiado del estado comatoso del club.
Desenlace: el gualdinegro intenta maquillar el “score” pero llega temprano el tercero, el global ya indica 5-1. Con la eliminatoria resuelta (en realidad esto estaba cocinado después de la derrota en el «Siles»), Ceará mete tres cambios para guardar jugadores. Ramondino hace jugar sobre el final a Rodrigo Amaral, otro jugador con pie y medio fuera. Sin ideas y metido atrás, el Tigre ruega clemencia. ¿Alguien puede decirme cual es/fue el estilo de juego de Díaz? ¿Fue un técnico ofensivo o defensivo? ¿Armó un plantel o un grupo de amigos, al calor de los nefastos representantes de turno con la aquiescencia de Crespo?
Post-scriptum: es la cuarta derrota al hilo de The Strongest, un club que se descapitaliza a pasos agigantados con la marcha de Henry Vaca (y sin fichajes). La crisis galopante tiene su faceta más lacerante en la triste imagen; con el cuerpo técnico despedido; con un presidente transitorio fuertemente cuestionado; con una hinchada reclamando en las calles unas elecciones libres y democráticas. Lo peor de todo es que no se ve la luz al final del túnel. Crespo ha decidido inmolarse. ¿Cómo piensa sobrevivir en el cargo con semejante hostilidad, con un plantel roto? El presente es un fracaso y el futuro no se ve.