Utama: identidad, medio ambiente y proyección
Alejandro y Santiago Loayza Grisi estrenarán su película el 29 de septiembre. En esta entrevista comparten sus experiencias y expectativas con el filme
Dos ancianos quechuas tratan de sobrevivir a la sequía y a la enfermedad en el altiplano boliviano. Esa es la premisa de la que parte Utama, película boliviana que ya consiguió hacerse de 23 reconocimientos en festivales internacionales, como el Premio Especial del Jurado en el Skip City International D-Cinema Festival de Japón, el lauro máximo del Festival Internacional de Cine de Transilvania (Rumania) y tres galardones en el Festival de Cine de Guadalajara (México).
Los cineastas Alejandro y Santiago Loayza Grisi son el director y productor, respectivamente, de la cinta que se estrenará en cines bolivianos el 29 de septiembre. Con su productora Alma Films, han producido antes filmes como Averno, de Marcos Loayza, entre otros proyectos. En una conversación con ESCAPE comparten detalles de la película, el proceso de filmación, la proyección internacional y las expectativas con el público nacional.
—¿Cómo surge la idea de la película?
ALEJANDRO
—La idea de la película surge inicialmente de las ganas de contar una historia de amor incondicional. Un amor en el que no necesiten nada más que el uno del otro. A ello se sumó una serie de cuestionamientos y búsquedas que tengo como persona. Por ejemplo, una búsqueda constante que tenemos los bolivianos de entender mejor nuestra identidad y nuestro país. Antes y durante el proceso de escritura tuvimos la enorme suerte de viajar mucho por todo el país y conocer distintas vidas, distintas realidades y problemáticas. Bolivia es un país hermoso con inagotables fuentes de inspiración. Me duele pensar que estamos en camino a perderlo todo por nuestro comportamiento respecto al medio ambiente y creo que eso también está plasmado en la película.
—El agua en todos sus sentidos, desde lo cultural, pasando por lo medioambiental, hasta lo económico, tiene importancia en el filme. ¿Cómo se ha abordado el tema?
ALEJANDRO
—Algo que queríamos explorar en la película es nuestra relación con el medio ambiente y nuestra relación con el agua. Muy pocas veces nos cuestionamos sobre cómo todo está interconectado en el medio ambiente y cómo afecta nuestro comportamiento directamente al acceso a elementos vitales como el agua, la lluvia, el bosque o el alimento. Recién cuando hubo la crisis del agua en La Paz, en 2017, los paceños comenzaron a preguntarse un poco más; pero si no, a nadie le importa y lo damos por sentado. Queríamos también mostrar cómo hay personas dentro de nuestro país que ya sufren las consecuencias del cambio climático, mientras que en las ciudades seguimos con nuestro comportamiento irresponsable e insensible. Pasa lo mismo en todo el país, esperamos la catástrofe para reaccionar y lastimosamente esa reacción será demasiado tardía.
—Actores naturales y quechua. ¿Cómo ha sido el trabajo con los protagonistas, desde el proceso de casting hasta la filmación?
ALEJANDRO
—Los actores de Utama son el alma de la película. Yo estaré siempre agradecido con ellos por su entrega, por su compromiso y su generosidad. Tuvimos mucha suerte en encontrarlos y en armar el equipo perfecto. Creo que lo mejor de la película fue el proceso, fue muy agradable y lo disfrutamos mucho. Sabíamos que iba a ser un casting muy difícil por las características de los personajes, así que decidimos buscar por todos los caminos posibles. Recorrimos toda la región hablando con todas las personas mayores y haciendo pruebas de actuación. Una vez que los tuvimos seleccionados, comenzamos a ensayar antes de que llegue el resto del equipo y durante dos meses. Fueron semanas muy agradables, éramos los tres protagonistas (Santos, José y Luisa), Freddy Chipana (coach de actores) y yo. Repasamos todo el guion varias veces para que tengan bien internalizada la historia y las emociones. Ellos son una pareja en la vida real, así que la química ya estaba dada. Santos, el nieto en la película, también decidió pasar tiempo extra con ellos para entablar una mejor relación. Fue un nieto adoptivo durante varias semanas y esa proximidad se sintió en el rodaje y se siente en la película.
—La crítica resaltó también la fotografía del filme. ¿De qué forma decidieron mostrar el altiplano boliviano?
ALEJANDRO
—El altiplano boliviano tiene una belleza particular que sobre todo se puede apreciar estando ahí. Hay algo en el aire, en la luz, en el mismo sonido que lo hace tan especial. El objetivo era retratar de la forma más cercana posible el sentimiento de estar ahí y poder transportar al espectador a este lugar en la tierra. Tuvimos la enorme suerte de trabajar con Bárbara Álvarez, una de las directoras de foto más importantes del continente. Cuando ella se sumó a la película y tuvimos nuestras primeras reuniones, me di cuenta de que el trabajo iba a fluir muy bien; le conté lo que quería para la película, le mostré referencias y ella estaba plenamente de acuerdo, se la había imaginado de la misma manera al leer el guion. En la película era importante mostrar la dureza del clima, el poder del sol tan vertical, el contraste entre interior y exterior, la desolación del paisaje, la soledad de los personajes, la piel y la tierra castigadas. Y también la dulzura, intimidad y complicidad. Todo ello lo conversamos mucho con Bárbara para encontrar las mejores formas para resaltar lo que teníamos que resaltar.
—La migración del campo a la ciudad, atravesada por temas generacionales y culturales, también son puntales de la cinta. ¿Cómo abordaron estas temáticas en Utama?
ALEJANDRO
—Creo que tiene que ver con lo que mencioné anteriormente, la búsqueda de identidad. Parte de nuestra identidad en Bolivia está marcada por el flujo entre el campo y la ciudad. Somos un país enorme en territorio que históricamente ha estado más poblado en el campo que en la ciudad y que en las últimas décadas se está convirtiendo en un país de ciudades grandes, invirtiendo por completo esa relación campo/ciudad. El tema es que en las ciudades perdemos colectividad, tenemos preocupaciones más individuales, más globales también. Y nos alejamos de conocimientos básicos que no está bien que perdamos. Dejamos de entender de dónde viene el alimento, cómo se produce y cómo afecta una helada, una sequía, una lluvia excesiva, temperaturas extremas o cualquier embate del cambio climático. Damos la tierra por sentada y como inagotable fuente de nuestras necesidades de consumo. No la cuidamos y no la respetamos. No exigimos leyes que la protejan y, lo peor, hacemos vista gorda a los problemas ambientales que ocasionamos. Quisiera que la película también despierte un poco de preocupación por la gente que aún vive en el campo y que sufre de primera mano por nuestra indiferencia.
Desde el punto de vista cultural, también es algo que me preocupa, la pérdida de identidad y de cultura. Cada vez las ciudades se parecen más entre sí y dejamos de aprender lo particular de nuestras culturas. Consumimos vorazmente contenidos culturales hechos en otros países y no nos damos cuenta de que necesitamos nuestra propia voz y nuestras propias historias para existir como nación. Una cultura existe en la medida en que su historia sea contada. Por eso la importancia del apoyo gubernamental al arte. Se trata de reafirmar tu existencia e identidad para encarar el futuro.
—Los premios internacionales han creado bastante expectativa sobre este estreno. ¿Qué esperan del público boliviano?, ¿qué buscan transmitirle?
SANTIAGO
—Sí, creemos que desde el primer premio, el que conseguimos en el festival de cine de Sundance en enero de este año, la expectativa sobre Utama ha crecido mucho. Esperamos que el público boliviano se conecte con la historia, que se identifique y se sienta orgulloso. Hasta la fecha, Utama ha conseguido cautivar audiencias en muchos países, no solamente en festivales (donde conseguimos cuatro premios del público) sino también en las salas comerciales de cine, por ejemplo en Francia, donde se estrenó en 83 salas en mayo de este año, logramos superar los 30.000 espectadores. Es una muy buena cifra para una película latinoamericana, sobre todo teniendo en cuenta que desde el inicio de la pandemia los números no han sido los mejores alrededor del mundo.
—Se acaba de anunciar la preselección por Bolivia de la cinta para los Goya. ¿Cuáles son los siguientes pasos en la difusión de Utama a nivel mundial?
SANTIAGO
—Estamos muy felices por la preselección a los premios Goya, esperamos poder alcanzar la nominación que Bolivia no consigue desde hace más de 15 años con American Visa de Juan Carlos Valdivia.
Después del estreno en Bolivia, este 29 de septiembre, la película va a continuar el recorrido por festivales, tendremos la premier en el Reino Unido en el prestigioso evento del Instituto Británico el BFI London Film Festival, luego la estrenaremos en Corea en el festival de Busan, muy importante para el país asiático. Posteriormente vamos a tener una seguidilla de estrenos en salas comerciales de cine en distintos países; empezamos en Rumania, luego Italia, España, Suiza, Finlandia, Noruega, Taiwan, República Checa, el Reino Unido, Albania, Croacia, Eslovenia, Serbia, Kosovo, Macedonia del Norte, Montenegro, Bosnia Herzegovina, Alemania, Austria, Grecia, Uruguay, Chipre y finalmente Estados Unidos, que después de Francia será el estreno más importante de Utama fuera de Bolivia.
Haber conseguido una distribución mundial en theatrical nos llena de satisfacción, sobre todo ahora que la tendencia es que las películas pasen muy rápido a las plataformas de streaming, donde Utama estará recién a partir del próximo año, por ahora está confirmado el estreno en HBO Europa.