La creatividad como herramienta transformadora
Imagen: Daniela Gandarillas
Imagen: Daniela Gandarillas
La actriz, directora y educadora teatral Pati García habla sobre la obra ‘Vivos’ del taller Ser y Estar Teatro XIV
“Hace mucho calor. De cuántos grados estamos hablando. Cuánta presión. Dicen que el amarillo da mala suerte. También dicen que el teatro te libera…» Las luces del escenario generan un falso calor teatral, sin embargo, en este proceso nos hemos encontrado inmersos en el intenso calor de un proceso regido por la energía fuego. Un trabajo desde el cuerpo grupal hasta las emociones del clown, intensificadas desde un respirar, sin aire.
El calor inusual marca el escenario, pero más allá de la temperatura ambiental, la obra despliega un sinfín de energía. ¿Cuántos grados de intensidad estamos presenciando? ¿Cuánta presión emocional se libera en cada actuación? El color amarillo, a menudo vinculado con la mala suerte, desafía desde su verdadero fin, que es el de transmitir alegría.
Será en la obra Vivos el domingo 17 de diciembre a las 20.00 en Teatro Nuna Espacio Arte (Calle 21 de Calacoto, parada Pumakatari) que la luz de un sol de utilería iluminará nuevamente la muestra del proceso del taller Ser y Estar Teatro, en un viaje hacia la búsqueda de la felicidad.
La conexión entre los actores fue la búsqueda inicial, una exploración sobre los vínculos.
Los encargados de transitarlos, los 26 que conformaron este grupo: Favoh Murillo, Danicho, Raquel Angelelli, Cin Vertiz, Leo Pareja Luksic, Jaime Ortiz, Indira Vera, Luciana Otazú, Mateo Gonzales Montaño, Mélany Osorio Rioja, Clau Córdova, Vale Miranda, Ame Viscarra, Sofía Carriquiriborde, Alejandra Virreira Berrocal, Carol Challapa, Cristhian Conde, Josue Castillo, Vania Ortuño, Martina Leaño ,Nathan Leaño ,Guillermo G., Flores Quispe ,Jhamil Zenteno?, Ariel Cortez Rossel ,Guillermo Gómez A. y Rayner Escobar Morales.
Este grupo desafía las convenciones y abraza la idea de que el teatro no solo libera, sino que también transforma.
Este viaje comenzó en 2015, cuando un grupo de exestudiantes y apasionados del teatro, buscaban algo más allá de los límites educativos convencionales donde me habían encontrado, en diferentes talleres de teatro. Aquí me surgió la pregunta de qué era lo que tenía yo para ofrecer como guía a gente que está en búsqueda de la interpretación. Fue un ejercicio de mirar mi propio camino y desde ahí construir este taller. Así nació Ser y Estar, que comenzó como un experimento de fin de semana y ha evolucionado a lo largo de los años hasta convertirse en una experiencia semestral única, gracias principalmente a los mismos estudiantes que conformaron cada grupo.
La experiencia de los casi 20 años de profe anteriores me había dado ciertas pistas que eran importantes para el proceso. La estructura del taller, con su enfoque semestral y el tiempo entre clases para reflexionar, culmina en una presentación final. La obra final no es solo un cierre, sino una culminación de un viaje colectivo.
Cada premisa se honra hasta el último día, construyendo no solo una obra, sino un cierre colectivo donde el grupo es el verdadero protagonista.
Nuna, el espacio escénico de Luis Daniel Iturralde, es un regalo que nos permite trascender la tradicional sala de clases. Aquí, en este teatro, nos acercamos a un espacio artístico profesional que ha transformado la experiencia del espectador en estos ocho años. La conexión con un espacio artístico profesional ha elevado la experiencia, atrayendo a nuevos públicos y destacando la importancia de la colaboración entre la educación y la práctica profesional. El Ser y Estar tiene una función intrínseca de escuela de espectadores y los frutos se ven en público mismo de nuestras funciones y las de los artistas que están en cartelera.
Ser y Estar no es solo un taller, es un espacio donde la interpretación se entrelaza con la búsqueda del ser mismo. Desde sus inicios, los estudiantes expresaban que más allá de aprender a interpretar, el taller se convertía en un viaje terapéutico. Este año, respaldado por estudios formales en terapias expresivas, dimos un paso más y nació Espacio Intuitivo, un más allá del teatro. Desde la danza, música, arte y drama hasta la narrativa, esta extensión explora el acompañamiento a un proceso personal puntual, llevado por las técnicas que nos ofrece el arte de autoconocimiento, reivindicación y resolución de conflictos. Espacio Intuitivo busca ser una guía terapéutica para quienes buscan un acompañamiento grupal en su proceso personal. En los procesos de enseñanza artística se genera una posibilidad de desenredar el conflicto personal para poder entrar en un disfrute que dé la base para asumir una actitud diferente ante la vida. Todo ha confluido en este lugar que ha iniciado el pasado mes de octubre en Cultiva (centro de arteterapia) con una versión para adultos y empieza en diciembre una para niños y adolescentes.
El aprendizaje se ha vuelto colectivo a lo largo de los años. El equipo, que va más allá de mí y el grupo, se ha convertido en una red colaborativa. La contribución de artistas como Daniela Gandarillas en arte y foto, Marcelo Huarachi en video y el equipo artístico de Nuna, encabezado por Diego Ayala en iluminación, ha enriquecido nuestra experiencia. Así como los colaboradores itinerantes, Oscar Kellemberger en lo sonoro y una larga lista de dramaturgos que lo hicieron también a lo largo de estas 14 versiones.
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Este viaje me ha enseñado a aplicar en la vida lo que se enseña en clase. Estar aquí y ahora, confiar en el proceso y liberar el control son lecciones que trascienden las tablas del teatro. El grupo es el alma de la obra, determinando sin saberlo el tema, el tono y la búsqueda. Nuestra obra anterior reflejaba conflictos profundos, un regalo donde compartíamos nuestras heridas. Ahora, en Vivos, la comedia prima, exploramos el arte del clown más que nunca, riéndonos de nosotros mismos, tratando de invitar a la audiencia a hacer lo mismo.
El taller, flexible y adaptable, ha enfrentado desafíos externos como pandemias, conflictos sociales y seguirá demostrando su capacidad de adaptarse a las condiciones cambiantes, mutando con cada desafío. La obra fin de taller siempre refleja la capacidad del grupo para escucharse mutuamente y transformar los desafíos en oportunidades creativas. Eso mismo pasa con este espacio.
Al inicio dudaba si habría un próximo acto, pero ahora afirmo con confianza que el 2024, será el octavo año y vendrán las versiones 15 y 16, y lo que siga será parte de nuestro continuo crecimiento.
En este viaje teatral, el Ser y Estar sigue siendo fiel a su origen y demuestra que en la creatividad y las herramientas que ofrecen las artes están las claves para enfrentar cualquier desafío que el futuro nos depare.
Texto: Pati García
Fotos: Daniela Gandarillas