Tiempo, qué dijo Guamán de los relojes
Ver la hora al revés es volver a lo originario según el discurso, que se basa en las crónicas de la Colonia. Pasen y lean la historia ustedes mismos.
Es cuestión de acostumbrarse”, aseguró en una entrevista radiofónica el canciller boliviano, David Choquehuanca, cuando contaba que tiene un “reloj del sur” de pulsera que le regaló un expresidente boliviano (comprado en el norte, concretamente en Reino Unido). “Estamos acostumbrados a una lógica que no es la nuestra”, continuó diciendo en la radio estatal. “El propio Guamán Poma de Ayala, en las Crónicas de Buen Gobierno (…), refleja lo que han organizado nuestros abuelos el tiempo”.
El historiador Carmelo Corzón también se aferra al documento del cronista para justificar el “reloj del sur” (tanto el del Palacio Legislativo como los que se regalaron a los asistentes al G77+China). En concreto, apunta a la hoja 853 de la obra El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno (ver ilustración en la última página de esta nota): “Está plasmado en dibujo lo que sus antepasados ya habían usado: el reloj solar. Detalla que el sol en el hemisferio Sur marca las horas en sentido contrario que en el hemisferio Norte”. En la ilustración hay media circunferencia con 12 horas: de 6 a mediodía en la parte izquierda y de mediodía a las 6 en el lado derecho. Los números son arábigos, pero éstos no se conocieron en Abya Yala hasta la llegada de los españoles quienes, a su vez, los habían adoptado de los árabes (que ocuparon la península ibérica durante siete siglos). Al señalarle este dato al historiador, responde que en el reloj solar de los incas, en vez de este tipo de números, había surcos.
“Con este dibujo nos muestra la ciencia de medir el tiempo de nuestros antepasados: tiwanacotas, incas y otras culturas de los Andes que ya usaron el reloj solar que marca a la izquierda”, insiste Corzón, que añade que el cronista “se adelantó en más de dos siglos y medio a Carlos Marx (…). Ya en 1613 en la foja 854 detalla las partes de la jornada laboral de los indios; de ella resulta que solo deben trabajar ocho horas cualquiera que sea la ocupación”.
En el capítulo “De los indios cristianos”, el cronista escribió: “Que los indios en este rreyno en sus pueblos en grande, en chico, aunque sea estancia de ganados o sementera, en las dichas minas, engenios, obrage, trapiches, chacaras y güertas o estancia de los indios de cada pueblo tengan su capilla, oratorio y su rreloxo allí de tabla que es de poca costa (sic)”. Y da más detalles: “A de ser de esta manera: Que es muy necesario con su canpana, el primero para adorar a Dios que es el Criador. Y ací se a de seruirse, uiendo la ora y a la Uirgen María y a sus santos y santas, ángeles y por la ora se a de seruirse a su Magestad (sic)”.
En cuanto a la jornada laboral, dice: “A la buena cuenta un trauajante en minas o en otras ocupaciones o los oficiales o maystros de escuela de todas las obligaciones y seruicios, plasas y seruicios de indios, minga tiene obligación cada el día, ocho horas; aunque sea poca o cara, paga. Esto es la tarea de los cirues deste rreyno y de todo el mundo, asimismo las indias mujeres”.
“Estamos afanados en retornar a nuestra concepción ancestral”, afirma el investigador aymara y jefe de Ceremonial y Protocolo de la Cancillería, Fernando Huanacuni. Una de las finalidades del retorno es evitar ir hacia un abismo como Occidente, donde la crisis no es solo económica, sino de vida, según el estudioso. “Los originarios del continente no somos latinos. Nosotros somos nosotros”. Con diferencias entre nacionalidades, hay algo que las une: “Concebimos la vida como una común unidad (comunidad)”. Forman parte de ella no solo los humanos, sino animales, ancestros, plantas, montañas…
Hay otro motivo por el que volver a lo propio: “Quien recupere la medida del tiempo, recuperará su propio poder”. Es una frase de “los abuelos” que trae a la memoria Huanacuni. De ahí la puesta al revés de las agujas del reloj. Lo siguiente es recobrar el calendario propio pues el actual, el gregoriano, no está basado en los ritmos de la naturaleza. “El 1 de enero no ocurre nada”, apunta el investigador. Ese día es el primero del año desde que Julio César, uno de los impulsores del calendario juliano (antecesor del gregoriano, promovido por el papa Gregorio XIII, y basado en parte en el egipcio) propuso que el primer día del año fuese el equinoccio de primavera o el solsticio de invierno. Sin embargo, se impuso el capricho del Senado Romano, que empezaba su año oficial el 1 de enero.
El calendario originario se basa en los ritmos de la agricultura y está dividido en 13 meses de 28 días (es luni-solar), según Huanacuni. Y no hay día 365: el 21 de junio es el día 0. Cuando cae un año bisiesto, hay dos días 0 (21 y 22). Después del “reajuste” de las agujas del reloj, vendrá la recuperación del calendario propio, que se sigue manejando “de forma interna”, afirma el investigador. De hecho, varios pueblos originarios de la región están trabajando en él para presentarlo oficialmente.
“Meses y años y domingos que contauan los Yngas en este rreyno, que los filósofos y astrólogos antigos contauan la semana dies días y treynta días un mes (sic)”, escribió el cronista Guamán Poma en el “Capítulo Primero de los Años, mezes de los Ingas”, en el que da los nombres de 12 partes en las que se divide el año: Cápac Raymi, Camai Quilla (el mayor festejo de los señores, mes del descanso), Paucar Uaray Quilla (vestimenta ceremonial), Pacha Pucuy Quilla (mes de la maduración de la tierra), Camai, Inca Raymi Quilla (descanso, festejo del Inka), Hatun cusqui, Aimorai Quilla (gran búsqueda, mes de cosecha), Haucai Cusqui Quilla (descanso de la cosecha), Chakra rikuy chakra qunakuy chawa warkum killa (mes de la inspección de tierras, de la distribución de tierras), Chacra Yapui Quilla (mes de romper tierras), Coya Raymi Quilla (mes del festejo de la reina), Uma Raymi Quilla (mes del festejo principal), Aya Marcay Quilla (mes de llevar difuntos) y Cápac Ynti Raymi (festejo del señor del sol).
“La Tierra gira sobre su eje en una órbita elíptica alrededor del Sol. Si observáramos desde un satélite estático sobre el Polo Norte veríamos que la Tierra gira en sentido antihorario y, si es desde el Polo Sur, lo hace en sentido horario. No es correcto decir que en todos los relojes solares del hemisferio Norte la sombra se mueve a la derecha. En el Sur, dependiendo de la latitud geográfica del lugar, de la posición del Sol y del tipo de reloj solar (vea ejemplos en www.la-razon.com/suplementos/escape), puede girar en sentido horario o al revés. Por lo tanto no se puede justificar que los relojes solares en el Sur siempre se mueven a la izquierda”, explica el director del Observatorio Astronómico Nacional de Bolivia, Universidad Autónoma Juan Misael Saracho, Rodolfo Zalles Barrera.
“Cuestión de acostumbrarse”, asegura Andrés Nakaozome, dueño del reloj del Bocaisapo, en La Paz, que gira al revés y que tiene más de 30 años.
Hay diferentes tipos de relojes solares dependiendo de la posición en la que se encuentren. Algunos de ellos son los verticales, los horizontales, los ecuatoriales (en los que la sombra aparece en la parte superior o inferior del plano del reloj en función de la época del año) y los analemáticos (la fecha de observación de la hora está indicada en una escala dentro de una elipse y el indicador de la hora –gnomon- es la persona que observa, que debe colocarse sobre la fecha en la que se encuentra. La intersección de su sombra sobre la escala horaria da la hora. Este reloj suele estar dibujado en el suelo).
“No es correcto decir que en todos los relojes solares del hemisferio Norte la sombra se mueve a la derecha”, indica el director del Observatorio Astronómico Nacional, Universidad Autónoma Juan Misael Saracho, Rodolfo Zalles Barrera. Depende del tipo de reloj solar: en los horizontales, la hora avanza de derecha a izquierda en el Norte; sin embargo, en los verticales, lo hace de izquierda a derecha, como en los de la torre del Altes Rathaus, en Munich (Alemania), o el de la Rambla de Palma Mallorca (España). Y sucede al revés en el hemisferio Sur. En Bolivia hay dos ejemplos de relojes de sol en los que la sombra va de derecha a izquierda: el de La Recoleta, en Sucre, y el del segundo patio de la Casa de la Moneda, en Potosí, indica Zalles.