Eva Sofía Sánchez: un descenso al terror a través de la narrativa transmedia
La escritora cruceña Eva Sofía Sánchez Exeni
Un recuerdo de infancia, una necesidad narrativa y un personaje oscuro dieron origen a Tenemos sed, el nuevo trabajo de la escritora cruceña
No había oído sobre los libros transmedia. Lo que la escritora cruceña Eva Sofía Sánchez Exeni tenía en mente era un cuento basado en un recuerdo de juventud, nada más. Pero las obras suelen tener vida propia. Y así nació Tenemos sed (2021, editorial 3600), un libro transmedia que pasa del papel al teléfono celular y al ordenador, al blog y al audio, a las fotografías y al video; a la interactividad. Aunque suene cliché, más que una lectura, es una experiencia.
“Lo de transmedia surgió en la mitad del proceso del libro. Empecé a escribirlo en octubre de 2019 y era una anécdota que sucedió cuando era adolescente, en la que estábamos unos amigos en una montaña y nos faltaba agua, entonces bajamos a buscarla. Y luego se me ocurrió que habían asesinado a alguien y pensé en el por qué habían hecho eso, imaginándome quiénes eran y se me ocurrió que era una banda de heavy metal. Recordé que tenía un grupo de música que tenía su propio blog y en ese momento abrí uno y puse un link”. Así empezó todo. Sánchez Exeni, con amplia experiencia en el periodismo y acostumbrada a ser ella quien hace las preguntas, escarba la ideas en su cabeza y las ordena en su casa en el centro de Santa Cruz. Este trabajo ha sido muy intuitivo y ha significado un proceso inédito para ella.
“Cuando se lo comenté a un editor al que siempre recurro, Alexis Sánchez, me habló de la narrativa transmedia y fui añadiendo más links para que el blog crezca”. Entonces el libro se conectó con internet y esto impuso nuevas necesidades. “Al principio los referentes eran de trash metal: Metallica, Sepultura, etcétera. Luego pensé que los personajes tenían que escuchar algo cercano a las artes ocultas y el black metal era lo ideal. Decidí estudiarlo más a fondo y encontramos las canciones ideales para que estén relacionadas con el contexto de la historia del blackmetal noruego”, agrega la autora.
Luego se hizo necesario crear música original, para lo que convocó a Juan Manuel Chain. Libro y temas se hicieron de forma paralela y después de mucho ensayo y error se llegó hasta las canciones que fueron masterizadas en España.
Cada tema tiene su propósito: “La primera canción, Éxtasis, debía generar una atmósfera; en la segunda, Beginning, quería que la gente escuche algo más pesado y al final la gran apuesta es Devoramos, que dura 10 minutos aproximadamente, que es el tiempo de lectura del último capítulo. La idea es que la música acompañe a la lectura y se pueda advertir lo que se está diciendo en el texto”. Y sí, puede que mucha gente no esté acostumbrada a leer y escuchar música a la vez, pero puede ponerla en pausa y leer o ver antes el video, solo escuchar la música… cada persona tendrá una experiencia única.
Es así que esta obra llevó a Sánchez Exeni —que desde 2020 imparte el taller de escritura creativa Escribir, ¿yo?— del solitario rol de la escritora al de una directora de orquesta o de cine, pues cada elemento — música, videos y diseño web— son parte importante de la obra.
Esta ficción arranca con el hallazgo de unos documentos, que luego se amplían en un blog que está en la web. “Me gustaron siempre las películas como La bruja de Blair, de found footage (metraje encontrado). En el prólogo se menciona que apareció un escrito y no se sabe de dónde y eso le da la tónica de no saber qué es lo que va a suceder. Todo está narrado por un tipo del que no se sabe nada, ni el nombre. Tiene ocultas las intenciones, solo él sabe realmente lo que quiere”, adelanta Sánchez.
En su libro anterior, ¡Taxi!, hubo un momento en el que a la autora le asustó indagar más en un personaje tan oscuro, pero en Tenemos sed, el protagonista cobró vida de forma natural. “Daba para poder explorar mucho, yo perdí el miedo a trabajar con un personaje tan complejo y oscuro, con su con la sociedad y cómo interactúa con ella. Fue fascinante indagar cómo ve Santa Cruz del 2000, cómo ve a los metaleros. En un principio es una persona noble que comulga con la moral y que termina como el fascismo, con una intolerancia total. Si bien el personaje tiene un plan macabro, hubo un evento en su vida que lo corrompió y que al final de la novela se puede intuir”.
La obra es profusa en simbolismos: “El prólogo tiene siete partes y el hecho de que los detectives se llamen Sordello y Catón tiene un motivo espiritual, así como Fausto. Quería que el prólogo tenga una tónica pagana: si el lector conoce sobre las artes oscuras se dará cuenta de que es un homenaje”.
Por ello también la obra crece en sus 33 capítulos, la edad de Cristo. “En el último capítulo muestro la desestructuración en la psique de estos personajes y la forma que se me ocurrió para poder plasmarlo fue destrozando el texto, como si fuera un error en la matrix. Es la forma que hallé para expresar lo terrible de los actos que estaban ocurriendo, porque después de cometer esos asesinatos ya no sería la misma persona, volviéndose en la expresión misma de la maldad, algo que tienen relación con las imágenes y la música”. La interactividad, que tiene un importante ingrediente lúdico, además hace que la obra sea inmersiva, lo que resulta más que inquietante al tratarse de un texto de terror acompañado por música e imágenes que se quedan en la mente del lector.
Plasmar el libro en línea tal como está en este momento —y que este año verá su edición física en papel— fue otro viaje. La autora no tenía una idea clara de cómo plasmar la obra y no sabía si se la entendía a cabalidad. La editorial 3600 se interesó y contactaron a Eva Sofía Sánchez con Melisa Balderrama, quien fue la editora final del texto y propuso que el formato sea totalmente digital. “Yo no conocía todas las posibilidades y a punta de ensayo y error surgió todo: desde el color de las letras para que tenga la estética de la época y se mantenga la mística del texto. Hay contenido extra en el blog, videos y obras de arte… también canciones no originales a las que el texto hace referencia”, dice la autora.
Eva Sofía Sánchez sabe que esta obra tiene un formato poco usual. Ella misma se encarga de mantener la página en internet debidamente actualizada y atenta para que la lectura de la obra no ofrezca ningún problema. “Espero que el lector pueda viajar con el libro y lo disfrute como una nueva experiencia”.
El texto está en la página Venbo.shop, con la que trabaja editorial 3600, y tiene un precio de Bs 50. Simplemente se paga el monto y se da acceso al texto y demás material. “Espero que a partir del boca a boca y las experiencias de cada persona se pueda socializar este producto, pues me interesa mucho la experiencia que pueda vivir el lector”. ¿Es este el nacimiento de una autora multimedia? Eva Sofía guarda silencio. Fue la obra la que pidió el formato, no pretendía una búsqueda de innovación. Su libro ¡Taxi! también implicó una vivencia muy fuerte. Es que las obras suelen tener vida propia. “Me gustaría trabajar en un futuro con un material más pausado, reflexivo y no centrado en la acción”, concluye tras esta aventura.
PERFIL
Eva Sofía Sánchez Exeni (1981, Santa Cruz) es escritora y periodista. Autora de ¡Taxi! (novela corta, E1 Ediciones, México, 2020) y de Matar lo amado (cuentos, Editorial La Hoguera, Bolivia, 2018). Su libro Aquí y ahora – conversando con artistas cruceños (entrevistas y crónicas, Fondo Editorial de la FCBC, Bolivia, 2019) fue galardonado con el premio Letras de Nuevo Tiempo 2018, otorgado por la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia. Su nueva novela, titulada Tenemos sed es una obra de narrativa transmedia y fue publicada en diciembre de 2021 por editorial 3600.
Escrituras líquidas y la sed
Reseña de la obra transmedia ‘Tenemos sed’ de Eva Sofía Sánchez Exeni
La sed es ansia y Tenemos sed de Sánchez Exeni llegó a mí en momentos de sequía y naufragio. Me encontraba navegando en la web, consumiendo imágenes, videos de máximo un minuto y deslizando en modo automático, saltando de una aplicación a otra sin calmar la sed. Al ingresar la contraseña y acceder al libro me encontré con la escritura líquida de Sánchez Exeni que se iba expandiendo con cada toque de mi pulgar, páginas que se sobreponen, creando lo que denominamos narratividad transmedia y podríamos resumir como el uso de diversos medios para contar una historia. Tenemos sed me recuerda a comunidades de internet que investigan y en algunos casos hasta han resuelto asesinatos o misterios a través de información encontrada en la web, pequeños retazos de pistas que se hacen visibles con cada clic. En ese sentido, el soporte de la obra es también, un personaje.
La experiencia de lectura en la narratividad transmedia es activa, pues como lectores/espectadores de la obra podemos avanzar y volver atrás las veces que queramos, pausar los videos, verlos sin audio, escuchar solo la música, navegar el blog de Somos Inercia y ser personajes de esta historia de suspenso y terror, ser cómplices del misterio. Por otro lado, la transmedialidad es casi imposible sin el trabajo colectivo, en Tenemos sed escuchamos la música compuesta por el músico Juan Manuel Chahin con guitarras distorsionadas, grabaciones caseras que completan el cuerpo y realismo de este universo, que también es nuestro y ese es otro punto desde el cual podemos analizar la obra, la hiperrealidad pues la línea entre la realidad y la ficción es muchísimo más difusa en internet; modificamos nuestros rostros con filtros, creamos alter egos, los medios comparten imágenes retocadas, una aplicación puede cambiarle el rostro a cualquier persona. El filósofo francés Jean Baudrillard relaciona la hiperrealidad con el concepto de simulacro, indicando que “el mundo contemporáneo es un simulacro, donde la realidad ha sido reemplazada por imágenes falsas, a tal punto que no se puede distinguir entre lo real y lo irreal. La hiperrealidad difiere de otras realidades en que la división entre realidad e imaginario desaparece.
La representación es más importante que lo que se está representando. Tenemos sed podría seguir expandiéndose, los mitos dejaron de ser urbanos para existir en los distintos niveles del internet. La escritura de Sánchez Exeni en Tenemos sed contiene otras dimensiones que se expanden por fuera de lo que conocemos como libro y con esto me refiero a que podrían surgir nuevos blogs relacionados al asesinato de la familia noruega, a los cuerpos encontrados en Samaipata, a la banda de black metal y mantener su estado líquido recorriendo y salpicando más páginas web. De eso se trata la complejidad de la narratividad transmedia, de generar un tejido infinito de amplitud para la obra, una sed constante que permanece.
(*) Por Lucía Carvalho, escritora