Musk y Twitter, un matrimonio tempestuoso
CEO. Musk busca alguien ‘lo suficientemente tonto’ para que le reemplace dirigiendo Twitter.
Elon Musk encabeza la lista de las personas más adineradas del mundo de la revista Forbes.
Noticias
Elon Musk tomó control de Twitter en octubre, a la fecha su turbulenta gestión está afectando negativamente los números de la red social del pajarillo azul. La propia capacidad de deuda del millonario se está viendo comprometida.
Elon Musk, el propietario de Tesla y SpaceX, lanzó su dramática oferta de adquisición de Twitter en abril. Lo hizo después de comprar suficientes acciones para convertirse en el mayor accionista del sitio. Luego rechazó un puesto en el directorio de la compañía.
Lo que siguió fueron seis meses de enfrentamientos públicos en los que el multimillonario criticó a los ejecutivos, las políticas y las estadísticas de Twitter. Sobre todo, se centró en las cuentas de spam, lo que en un determinado momento casi echa por la borda el trato. Un caso judicial inminente hizo que Musk cediera y pagara el monto de $us 44.000 millones para tomar el control de la plataforma.
Antes de asumir el cargo, Musk había dicho que planeaba cambiar las políticas de moderación de contenido de Twitter para permitir una mayor libertad de expresión. Argumentó que se había censurado a las personas con demasiada frecuencia y dijo que permitiría que las cuentas suspendidas, incluido el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, regresaran.
Esas promesas generaron preocupación sobre el futuro de Twitter y los grupos de seguridad advirtieron que los planes de Musk conducirían a más abusos y a la difusión de información errónea en el sitio.
A raíz de la adquisición, a fines de octubre, los investigadores informaron aumentos en el discurso de odio y algunos usuarios comenzaron a migrar a otras plataformas de redes sociales.
Se despidió a más de la mitad de la fuerza laboral global de la compañía de más de 7.000 funcionarios. Luego se emitió un ultimátum a los que quedaban, en el que se les decía que aceptaran un trabajo más “duro” con más horas, lo que provocó más salidas.
El enfoque de moderación de Musk de hecho comenzó a generar controversia porque, como prometió, Donald Trump y otros fueron reincorporados a la plataforma, y se eliminó la política de desinformación de vacunas y COVID-19.
Luego estuvo el lanzamiento fallido de una nueva función de verificación pagada, que permite a cualquier persona obtener una insignia de marca azul simplemente pagando una tarifa mensual, lo que llevó a varias cuentas falsas a comprar la verificación y luego hacerse pasar por figuras públicas para difundir contenido abusivo.
Después de un incidente en el que se suspendieron las cuentas de varios periodistas por su cobertura sobre Elon Musk; el propietario de Twitter publicó una encuesta preguntando a los usuarios si debería dejar el cargo de jefe de la plataforma, y agregó que haría “cumplir” el resultado.
Más del 57% dijo que debería hacerlo.
A regañadientes, Musk aceptó hacerse a un lado como CEO tan pronto como encontrara a alguien “lo suficientemente tonto” para reemplazarlo.
Parece que Musk liderará Twitter en 2023, pero su reputación y la del sitio claramente se han visto dañadas por unos meses turbulentos de controversias, cambios de sentido y decisiones políticas fragmentadas.
¿Será capaz de encontrar un director ejecutivo dispuesto a trabajar con él? ¿Y cuánto control tratará de ejercer Musk en las decisiones políticas? Las dudas están.