El crecimiento económico mundial disminuirá en 2024
Imagen: SEMANA
El desempeño de las economías caerá por tercer año consecutivo al 2,4%.
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Para Bolivia, el BM pronostica un crecimiento de 1,5% del PIB en 2024
INFORME
El desempeño de las economías caerá por tercer año consecutivo al 2,4%. El Banco Mundial prevé que América Latina y el Caribe se recuperarán lentamente y la región crecerá un 2,3% en 2024, impulsada por Brasil y México.
Cuando el mundo se va acercando a la mitad de una década, que se suponía que iba a ser de gran desarrollo y prosperidad, la dura realidad muestra lo contrario. La economía mundial se apresta a alcanzar el lamentable récord, hacia fines de 2024, del peor lustro para la expansión del Producto Interno Bruto (PIB) global en tres décadas. Así lo señala el último informe del Banco Mundial (BM).
Con todo, según indica el documento “Perspectivas económicas mundiales”, la economía del orbe está en mejor situación que hace un año. El riesgo de una recesión global ha disminuido, en gran medida debido a los resultados positivos y la resiliencia de la economía estadounidense.
Sin embargo, las crecientes tensiones geopolíticas podrían crear nuevos peligros a corto plazo para la producción y el comercio. Las perspectivas a mediano plazo se han oscurecido para muchas economías en desarrollo en medio de una desaceleración del crecimiento en la mayoría de los países más desarrollados. El intercambio global se ha ralentizado y las condiciones financieras más estrictas en décadas juegan también en contra.
“Sin una corrección importante del rumbo, la década de 2020 pasará a la historia como una década de oportunidades desperdiciadas”, afirmó Indermit Gill, economista jefe y vicepresidente senior del Grupo del Banco Mundial. “El crecimiento a corto plazo seguirá siendo débil, dejando a muchos países en desarrollo, especialmente a los más pobres, atrapados en una trampa: con niveles paralizantes de deuda y un acceso precario a los alimentos para casi una de cada tres personas. Eso obstaculizaría el progreso en muchas prioridades globales. Todavía existen oportunidades para cambiar el rumbo.
Este informe ofrece un camino claro a seguir: detalla la transformación que se puede lograr si los gobiernos actúan ahora para acelerar la inversión y fortalecer los marcos de política fiscal”.
Se espera que el crecimiento del comercio mundial en 2024 sea solo la mitad del promedio de la década anterior a la pandemia. Los costos de endeudamiento para las economías en desarrollo, espec ialment e aquellas con malas calificaciones crediticias, seguirán siendo elevados, con las tasas de interés globales estancadas en máximos de cuatro décadas.
El BM prevé que el crecimiento mundial se desacelerará por tercer año consecutivo: del 2,6% el año pasado al 2,4% en 2024, casi tres cuartos de punto porcentual por debajo del promedio de la década de 2010. Se proyecta que las economías en desarrollo crecerán solo un 3,9%, más de un punto porcentual por debajo del promedio de la década anterior. Después de un desempeño decepcionante el año pasado, los países de bajos ingresos deberían crecer un 5,5%, menos de lo esperado anteriormente.
Para fines de 2024, las personas en aproximadamente uno de cada cuatro países en desarrollo y alrededor del 40% de los países de bajos ingresos seguirán siendo más pobres que en vísperas de la pandemia de COVID-19. Mientras tanto, en las economías avanzadas, el creciesmiento se desacelerará al 1,2% este año desde el 1,5% en 2023.
Un factor clave a observar en 2024 es el endurecimiento económico. La subida de las tasas de interés referenciales de los principales bancos centrales del mundo encareció el dinero, en un esfuerzo por controlar las presiones inflacionarias.
“Creo que, si se dan recortes en las tasas de interés, probablemente se producirán en la segunda mitad del año. Y no creo que obtengamos tantos recortes como la gente parece estar esperando. Creo que tomará mucho más tiempo y será más lento”, dijo al respecto Ajay Banga, presidente del BM.
ALC. El crecimiento en América Latina y el Caribe (ALC) se desaceleró alrededor de 2,2% en 2023, aproximadamente la mitad de la tasa de crecimiento de 2022. En muchas economías, la inflación elevada, las condiciones financieras estrictas, el comercio débil y los eventos climáticos adversos frenaron la inversión y el crecimiento de la producción.
El crecimiento regional en 2023 fue 0,7 puntos porcentuales superior a las proyecciones anteriores, en gran medida debido a revisiones al alza en las previsiones de crecimiento para las dos economías más grandes de ALC: Brasil y México. En Brasil, la revisión al alza en 2023 se debió principalmente a resultados mejores de lo esperado en la producción agrícola, el consumo privado y las exportaciones en los primeros tres trimestres del año. En México, tanto el crecimiento del consumo privado como de la inversión fueron mayores de lo previsto anteriormente. En cambio, el crecimiento fue más débil de lo esperado en otras grandes economías de ALC, como fue el caso en Argentina, Colombia y Perú. Hay encuestas empresariales recientes que apuntan a un debilitamiento de la confianza y de la actividad manufacturera en la zona.
En general, la inflación en la región ha seguido disminuyendo, siendo Argentina una excepción importante. El incremento general de los precios al consumidor ha caído recientemente cerca de los objetivos de la mayoría de los bancos centrales, reflejando en parte la moderación de los precios de la energía. La inflación subyacente también ha seguido moderándose, pero se mantiene ligeramente por encima de la inflación general. Además, los indicadores de expectativas de inflación han disminuido en los últimos meses, excepto en Argentina y Perú. La desaceleración de la inflación subyacente en la mayor parte de la región probablemente refleja las primeras medidas de ajuste monetario iniciadas en 2021. Como resultado, las tasas de interés reales han aumentado durante el último año a medida que la inflación ha caído.
Se proyecta que el crecimiento en ALC aumente ligeramente en 2024, a 2,3%, antes de fortalecerse aún más a 2,5% en 2025. Los efectos retardados del ajuste monetario pasado seguirán pesando sobre el crecimiento a corto plazo, pero con una potencia cada vez menor. Dado que se prevé que la inflación en la región seguirá desacelerándose y convergiendo hacia los objetivos nacionales a finales de 2024, se espera que los bancos centrales sigan reduciendo los tipos de interés. A medida que se flexibilice la política monetaria, se espera que el crecimiento de la inversión repunte en 2024 y 2025. Sin embargo, no se prevé que la política fiscal apoye el crecimiento durante este período.
La revisión al alza del pronóstico de crecimiento de ALC en 2024 refleja una demanda externa más fuerte debido a mejores expectativas de crecimiento en Estados Unidos, así como a un gasto gubernamental mayor al esperado. Se prevé que el menor crecimiento de China tendrá efectos limitados en los precios de las materias primas y, por lo tanto, no se prevé que afecte sustancialmente a ALC. En términos más generales, los cambios en los precios de las materias primas se prevé que serán modestos y no constituirán un motor importante del crecimiento regional.
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Para el caso boliviano, el BM pronostica un crecimiento de 1,5% del PIB en 2024. Señala que Bolivia está expuesta a diferentes riesgos asociados al contexto internacional, como la volatilidad de los precios de las materias primas, la desaceleración económica global y el aumento de las tasas de interés internacionales. Bolivia también es vulnerable a desastres relacionados con el clima, como el fenómeno de El Niño a principios de 2024.
Se pronostica que la economía de Brasil crecerá un 1,5% en 2024, aproximadamente la mitad del ritmo estimado en 2023. La disminución esperada en el crecimiento del PIB refleja tanto el remanente de la desaceleración en la segunda mitad del año pasado como la moderación de las cosechas agrícolas en 2024. Sin embargo, la disminución gradual de la inflación general y básica debería permitir nuevos recortes de las tasas de interés, respaldando las perspectivas de inversión y consumo a mediano plazo. En consecuencia, se pronostica que la producción aumentará un 2,2% en 2025, aun cuando el apoyo fiscal se vea limitado por el objetivo de las autoridades de lograr un superávit primario.
Se espera que el crecimiento de México disminuya al 2,6% en 2024 y continúen en declive al 2,1% en 2025, frente al 3,6% en 2023. Si bien la inflación ha caído, sigue por encima del rango objetivo del banco central. Es probable que los recortes de las tasas de interés oficiales avancen gradualmente, y las tasas de interés reales se mantengan elevadas, aunque en una trayectoria descendente. La desaceleración prevista de la actividad en 2024 refleja en parte un entorno externo debilitado, mitigado en cierta medida por una mayor inversión pública y transferencias fiscales para programas sociales. Se espera que la inversión siga fluyendo en medio del aumento del nearshoring por parte de las empresas.
En cuanto a Argentina, el BM prevé que recupere, expandiéndose un 2,7% en 2024 y un 3,2% en 2025. El repunte refleja una recuperación de la sequía de 2023, que provocó una disminución en las principales exportaciones de productos básicos del país (maíz y soja), que en el caso argentino bordea el 3% del PIB. No obstante, el país enfrenta una importante incertidumbre económica y política en medio de una alta inflación y una pronunciada depreciación de la moneda, que continúa erosionando la confianza de los consumidores. La inflación anual ha superado el 150% en 2023 y no hay señales de alivio. También hay poco margen de maniobra para que el gasto fiscal respalde la actividad, mientras el nuevo gobierno de Javier Milei busca abordar cuestiones apremiantes de sostenibilidad fiscal.
Colombia llegó a un crecimiento del 1,2% en 2023 y el BM estima que subirá a 1,8% en 2024 y a un 3% en 2025, cerca de la tasa de crecimiento potencial de la economía. Se espera que el banco central reduzca las tasas de interés más tarde que sus pares regionales ante la inflación persistente. Como resultado, no se espera que el crecimiento del consumo privado y la inversión se aceleren hasta 2025.
La economía de Chile se expandirá un 1,8% en 2024, después de contraerse aproximadamente un 0,4% en 2023. Se espera que el crecimiento aumente aún más hasta un 2,3% en 2025. La caída de la inflación básica y general debería permitir que las tasas de interés se reduzcan en el corto plazo, relajando gradualmente la postura restrictiva de la política monetaria del banco central. También se espera que el lastre que las débiles condiciones externas suponen para el crecimiento de Chile se alivie a medida que la demanda de productos básicos relacionados con la energía verde siga expandiéndose.
Se proyecta que el crecimiento de Perú repunte al 2,5% en 2024 y pase al 2,3% en 2025, después de contraerse un 0,4% en 2023. Se espera que la expansión de la producción de las principales minas de cobre contribuya a una actividad más sólida. Además, como la inflación sigue una trayectoria descendente, es probable que nuevas reducciones de las tasas de interés oficiales respalden el crecimiento durante el período previsto. Sin embargo, la incertidumbre política continúa afectando la confianza de los consumidores y las empresas y obstaculizando los proyectos de inversión. Aunque se espera que el precio del cobre baje modestamente en 2024, el aumento de la producción minera seguirá contribuyendo al crecimiento general de las exportaciones.