‘La Hermandad’: el teatro que hay que ver
La obra de Guillén es teatro político del bueno con sello de identidad boliviana, cargado de humor, ironía, suspenso y crítica con palos para todos
La Hermandad cerró el martes una exitosa muestra del Espacio Alternativo que reunió a cinco de las mejores obras del teatro contemporáneo boliviano de los últimos meses. Y el broche de oro no pudo ser más adecuado con esta pieza sorprendente de Teatro Grito, dirigida por Carmencita Guillén Ortúzar.
La nueva versión de La Hermandad tiene múltiples tinos y ningún pero. Acierta con el uso dramatúrgico de las imágenes proyectadas (algo inusual en nuestro teatro) y balancea de manera magistral un texto inteligente (de Andrea Ibáñez Pantoja, mucho ritmo) con un trabajo actoral, corporal y coreográfico de gran talla gracias a una sabia dirección y un elenco brillante (Mariel Camacho, Bernardo Arancibia, Luis Gróver Mamani, Michael Apaza y René Suntura Mamani).
La obra de Guillén es teatro político del bueno con sello de identidad boliviana, cargado de humor, ironía, suspenso y crítica con palos para todos: la televisión mentirosa, los políticos del odio y el caos fabricado para enfrentarnos siempre a nosotros con ellos.
¿Lo mejor de todo? Quiénes se quedaron el martes afuera, tienen otro chance en El Desnivel de Sopocachi los últimos fines de semana de junio (21 y 22; 28 y 29). La Hermandad, el teatro boliviano que hay que ver.
Ricardo Bajo H. es periodista.