El campeón detenido
No quedará duda: el mejor fútbol de esta semifinal de 180 minutos lo jugó Newell’s
Ñuls estaba embalado y los brasileños del Atlético Mineiro fueron capaces de cortarle las alas gracias a un buen trabajo destructivo, marcándolo apenas ponía el balón en movimiento. Cómo se habrá sentido el entrenador Gerardo Martino, que tuvo que resignarse a mirar cómo su equipo era doblegado con muy parecidos argumentos con los que hasta ahora logró con el equipo rosarino una notable campaña en el fútbol argentino.
Tuve siempre la impresión de que la Copa Libertadores de América es un reducto en el que se suele imponer la maña o el subterfugio de los equipos experimentados desde tiempos en que Osvaldo Zubeldía consiguió chapa de campeón para un equipo poblado de obreros de la mala leche encabezados por Carlos Bilardo y Carlos Pachamé, que conformaron ese Estudiantes de la Plata campeón de la Copa Intercontinental batiendo nada menos que al Manchester United en 1968.
La mejor cara de un discurso produce siempre su contracara y ese fue el llamado antifútbol que siguió ruta exitosa cuando la posta la asumió el “usa alfileres” Bilardo al que supongo el fútbol colombiano le tiene algún agradecimiento por las enseñanzas dejadas y por supuesto que la Argentina de México 86, que logró la Copa del Mundo. Pues bien, a algo de eso olió la semifinal en la que finalmente el Atlético Mineiro se impuso por la vía de los penales a un Newell’s Old Boys de Rosario que probó de la medicina que suele utilizar su entrenador, Gerardo Martino, a partir de un atosigamiento ejercitado por los brasileños en todas las zonas del campo.
Sobrevolaba un cierto desorden mental y anímico la noche del miércoles en Belo Horizonte, pues resulta difícil asumir como accidente el hecho de que la mitad de la iluminación del estadio comenzara a apagarse progresivamente para que el partido fuera interrumpido durante algo más de diez minutos, cuando solamente faltaban doce para la finalización del trámite reglamentario, y que en la primera etapa Gabriel Heinze y el portero Nahuel Guzmán resultaran feamente golpeados al extremo que el primero debió ser sustituido en el minuto 24.
Como para que quedara certificado que cada torneo tiene su propia energía, sus propios ángeles y demonios, el comentador de Fox Sports, cual si fuera hincha leproso del montón, se pasó durante toda la transmisión atribuyéndole furia y bravura a los locales y restándoles méritos futbolísticos, como si en el desarrollo del juego las virtudes del finalmente clasificado no merecieran mención alguna si tenemos en cuenta que los albinegros consiguieron el triunfo gracias a una muy potente combinación de actitud y disposición táctica, evitando que Bernardi y sus compañeros del medio sector argentino en momento alguno pudieran encontrar orden y concierto para sobreponerse a la tempranera inauguración del marcador, gracias a la única gran contribución ejecutada por Ronaldinho Gaúcho que metió un balón en profundidad para que Bernard lo recogiera en la línea del área grande, superando la marca de Heinze y anotando con envío bajito y cruzado dejando sin chance a Guzmán.
No quedará duda que el mejor fútbol de esta semifinal de 180 minutos lo jugó Newell’s en Rosario, con una vistosa exhibición de ensanchamiento del campo cuando se trataba de atacar, que en ese partido Dinho estuvo perfectamente controlado para evitarle toda iniciativa con la posesión de la pelota, pero que hace cuarenta y ocho horas los brasileños tremendamente mentalizados por Cuca, su entrenador, evitaron que los rojinegros tuvieran espacios suficientes para desplegar sus mayores virtudes, y que a pesar de verse imposibilitados de jugar por las bandas para ganar en rapidez y profundidad, consiguieron, por adentro de la cancha, con la movilidad de Tardelli, jugadas en ataque bien conjuradas por un portero atento, hasta que producto del vértigo por el que apostó el Mineiro provocó el error del rival con un mal despeje de Diego Mateo que en realidad entregó un pase-gol para Guilherme, quien con remate desde fuera del área puso el 2-0 que forzaba a la tanda de penales.
Mineiro jugó algo acelerado, producto de la ansiedad que suele provocar la obligación de marcar una determinada cantidad de goles, y para poder conseguir el objetivo supo hacer el doble trabajo de evitar cortarle la salida al rival por donde éste quisiera intentarlo y martillar hacia el arco de enfrente, dejando en algunos pasajes del partido desarticulada la línea de fondo que les permitió a Scocco y Maxi Rodríguez disparos que fueron bien neutralizados por Victor, que al final terminó convirtiéndose en héroe de la noche cuando atajó el quinto penal de Newell’s para conseguir el pasaje hacia la final contra Olimpia de Paraguay.
Sacado de su habitual patrón de juego con el que lograra ganar el último torneo argentino, con solamente una joya —el pase para el primer gol— y el quinto penal a cargo de su jugador emblemático, Ronaldinho Gaúcho, Atlético Mineiro recordó que fue el equipo que mejor fútbol practicó en la primera fase de esta Copa Libertadores a la que le quedan solamente dos partidos y que con menos calidad futbolística que la exhibida por su rival, demostró cuán importante es la mentalización para lograr compensar ciertas falencias que esta vez quedaron a cargo del equipo de Martino que sufrió de incomodidad durante los casi ciento veinte minutos que tuvo que permanecer en el césped del estadio Independencia.
Brasil ratifica supremacía, Paraguay demuestra que un histórico sabedor de copas puede llegar con el fútbol más tosco del continente, y así tenemos que la Libertadores terminará con uno de los mejores equipos del torneo por fuera de la competición, confirmando eso de que en torneos de características tan especiales como éste, cada partido es una historia en sí misma y que eso de conseguir regularidad invariable resulta prácticamente imposible.