Al Tigre que madruga, ¿Dios le ayuda?
El siguiente encuentro tendría que ser ante Royal Pari en Santa Cruz, programado para el domingo. Pero ya no se sabe a ciencia cierta.
The Strongest madrugó este martes. A las ocho de la mañana, cuerpo técnico y jugadores ya estaban en el Complejo de Achumani. Media hora antes o un poco más, los primeros en llegar fueron el entrenador Mauricio Soria y los integrantes de su cuerpo técnico.
“Al que madruga Dios le ayuda”, dice el refrán. El Tigre lo necesita. Marcha tercero en la tabla de posiciones (29 puntos), pero alejado del líder Wilstermann (36) e intentando también perseguir a Bolívar (33), que está segundo. Tiene 10 fechas para revertir la situación y obtener su único objetivo, que es el título, o al menos ser segundo si la Academia retiene la corona. Complicado de verdad.
“Nosotros siempre trabajamos en función del partido que viene y tratamos de alejar a los jugadores de esta coyuntura” que vive el país, dijo al pasar Soria, camino al complejo.
El siguiente encuentro tendría que ser ante Royal Pari en Santa Cruz, programado para el domingo. Pero ya no se sabe a ciencia cierta. Como que debido a las tres jornadas suspendidas el Tigre no pudo jugar frente a Guabirá en Montero, Nacional en Potosí y Sport Boys en La Paz.
Sobre lo otro, es igual complicado que los jugadores dejen de pensar en lo que está pasando. Los bloqueos en Achumani están duros y los enfrentamientos también.
Ayer, mientras el grupo se reunía en el centro de la cancha del estadio Rafael Mendoza, por la avenida aledaña al Complejo pasaba una marcha de comunarios y choferes que con ajos y cebollas amenazaban con desbloquear. Minutos después, los gases irrumpieron y todo el mundo se puso a correr.
No pasó nada con los futbolistas. Ellos ya estaban en su lugar de trabajo, adonde habían llegado de diversas formas. El único que lo hizo en su vehículo fue Raúl Castro, que encontró “por atrás” la manera de sortear los controles, las llantas colocadas en el piso y las fogatas prendidas.
Caminando desde Los Pinos, el golero y capitán Daniel Vaca completó varios kilómetros. “A mi edad, a veces esto es como una aventura necesaria”, matizó el número 1 a sus 40 años.
Con mejor suerte corrió su compañero Wálter Veizaga, a quien le cayó del cielo un par de “trameadas” en minibús que lo dejaron bastante cerca del Complejo.
Esta vez, el único que montó en su bicicleta fue el guardameta suplente Pedro Galindo, mientras que el resto del plantel atigrado fue a pie.
Para algunos, como el delantero Jair Reinoso, casi no hay drama porque viven cerca de la Casa del Tigre, apenas a unas cuadras. Incluso la gente los conoce y los saluda, y algunos de los bloqueadores hasta son sus amigos.
“Pero la pena es la situación, la preocupación es por nuestras familias”, admite del goleador.
Con todos en Achumani, Soria pudo llevar adelante su plan de trabajo. Todos pensando en Royal Pari y en ganarle en Santa Cruz. Pero tal vez tengan que cambiar el objetivo, porque hoy por hoy es difícil asegurar que el fútbol vuelva el fin de semana.
(30/10/2019)