Bolívar se queda sin luces
Introducción: Antonio Carlos Zago coloca su sistema favorito con los hombres que ha escogido para formar su onceno ideal. Con ese “dibujo” y con esos futbolistas va a matar o morir. La línea de tres zagueros no se negocia: Martins es el capitán junto a Sagredo y Guitián. Los carriles son para Bejarano y Roberto Carlos Fernández. El “cinco” inamovible es Justiniano; a su izquierda un perdido Granell y a su derecha un eléctrico “Pato”; arriba los brasileños, Sávio y Da Costa. La Universidad Católica de Ecuador sorprende con un planteamiento atrevido: un 4-3-3, sin miedo a nada. Los quiteños van a correr más y mejor, van a imponer su poderío físico, su orden táctico.
Nudo: lo mejor de la “Academia” son los primeros y los últimos minutos de la primera parte. Los celestes empujan más con el corazón que con la cabeza. En diez minutos el “score” luce empatado. La rápida reacción de la “Cato” golpea anímicamente a los de Zago. Guitián queda mano a mano y pierde en velocidad ante el panameño Ismael Díaz. Bejarano queda muy alto como carrilero, ni defiende ni se asocia con el “Patito”. No siente el puesto, está lento física y mentalmente. El vacío dejado por Saavedra no tiene sustituto. ¿No sería mejor adaptar el sistema a lo que tienes, señor Zago?
Los tres centrales bolivaristas marcan a un hombre, el nueve Martínez Borja y de yapa pierden por arriba. Los dos equipos atacan mejor que defienden. Roberto Carlos no encuentra en Granell a un socio; Rodríguez con Bejarano, tampoco. Nadie excepto el “Pato” filtra pelotas al espacio. La presión en bloque alta de los ecuatorianos complica la salida. Zago recibe la amarilla de la desesperación; es la metáfora del extravío.
Desenlace: el mejor armador celeste se llama Cordano. Y no es broma. Roberto Carlos mejora en la segunda y busca a la dupla brasileña que defrauda, especialmente un errático Sávio. La Libertadores no es el torneo local. Los cambios tampoco mejoran nada. Bejarano se para incluso de nueve, desprotegiendo la banda derecha, el dolor de cabeza “académico”. Bolívar se queda sin luces y sin aire. El desorden impera sobre el final.
Post-scriptum: el nivel del fútbol boliviano queda retratado ante una Universidad Católica, superior en lo físico, lo táctico y lo futbolístico. Mientras no elevemos el juego/velocidad/preparación física de la División Profesional seguiremos dando pasos de cangrejo, hacia atrás, lenta e inexorablemente.