Un envión para Quito
Introducción: el plantel al completo del club Bolívar salta al césped con una pancarta que dice: “Paren la guerra”. También visten camisetas de color azul y amarillo (de la bandera de Ucrania) con la leyenda “no a la guerra”. El gesto honra pero al presidente Marcelo Claure se le olvidó hacer lo mismo con los bombardeos en Siria, Yemen o Gaza. Zago coloca sobre la cancha un equipo alterno pensando en el partido por Copa Libertadores en Quito. Luce el sol y llueve en Miraflores. En el lado de la “banda roja”, Abreu no está en la banca al viajar a Montevideo por la operación quirúrgica de uno de sus hijos. Cristaldo “jugará” pegado a banda derecha donde se pierde.
Nudo: la primera parte es una guerra; no es fútbol, acaso boxeo. Las patadas reinan por doquier como si entre los jugadores hubiese cuentas pendientes. Antes del inicio del “match”, por supuesto, todo han sido abrazos entre ex compañeros. Uzeda en Bolívar actúa como carrillero por izquierda y por delante de chapaco está Villamil, otrora dueño de ese lugar. Son las cosas de Zago. Cronómetro los minutos de juego real antes del descanso y no llegan al cuarto de hora. Así no elevaremos el nivel de nuestro fútbol jamás de los jamases. Always Ready tiene muchos problemas, uno de ellos es la falta de gol: no hay sustituto para el sancionado Riquelme.
Desenlace: Zago decide meter a los titulares y la segunda parte –solo ella- es lo mejor de este Bolívar 2022. Cuando entran Roberto Carlos y Sávio (y más tarde, el “Patito”), el partido es otro. Ambos se comen con papa frita a Marc Enoumbá en su banda derecha. El camerunés no recibe tampoco ayuda de Cristaldo y cuando sube tampoco existen los relevos defensivos. El CAR es un equipo roto; no tiene ni alma, ni vida, ni corazón. Cuando sale a la contra, no tiene tampoco gol. Y abajo, no tiene marca con una defensa displicente y un arquero lejos de sus mejores días. La goleada llega a placer con dos tantos de Sagredo y uno de Villamil para decir que la “Academia” es líder de su grupo. La hinchada despide al equipo con gritos de “sí se puede”.
Post-scriptum: la buena segunda parte –con “olés y olés”- es un envión anímico para soñar con la clasificación en Ecuador aunque las lagunas defensivas –Bolívar retrocede lento y mal- siguen siendo un dolor de cabeza. En Villa Ingenio, la duda es otra tras el mensaje en redes sociales en pleno partido del presidente Costa contra su ausentado técnico: ¿seguirá Abreu?