Rousseff comparece ante el Senado brasileño antes del veredicto por el ‘impeachment’
Será la primera oportunidad que tendrá la mandataria, suspendida en el cargo desde mayo, de defenderse en el Congreso. Y también la última para evitar su destitución.
Dilma Rousseff se enfrenta cara a cara este lunes ante los senadores que deciden su destitución en el que será, si se cumplen las previsiones, su último y más dramático acto como presidenta de Brasil.
Un final inesperado para esta exguerrillera de izquierda, de 68 años, la primera mujer en ocupar la presidencia del país, y para el Partido de los Trabajadores (PT), que gobierna desde hace más de 13 años la mayor potencia latinoamericana.
«Irá con un espíritu altivo. Está tranquila», resumió uno de sus asesores consultado por la AFP pocas horas antes de su comparecencia en el Senado, la antesala de una votación final para decidir si es despojada o no de su mandato.
Será la primera oportunidad que tendrá la mandataria, suspendida en el cargo desde mayo, de defenderse en el Congreso. Y también la última para evitar su destitución.
Aislada políticamente, agobiada por la peor recesión económica desde los años 30 y con su partido ametrallado por denuncias de corrupción, Rousseff fue suspendida de su cargo en mayo, acusada de maquillar las cuentas públicas.
La votación será el punto final de un proceso que remece al país desde hace nueve meses, junto con una economía maltrecha y el descrédito en una clase política embarrada por escándalos la corrupción.
Desde que Rousseff comenzó su segundo mandato, el PIB retrocedió 3,8% en 2015 y se proyecta una caída de 3,1% este año, el desempleo trepó hasta alcanzar a un récord de más de 11 millones de personas, la inflación tocó los dos dígitos y el rojo fiscal estimado supera los 45.000 millones de dólares. A eso se le sumaron las revelaciones de la Operación Lava Jato (lavadero de autos), una red política-empresarial de sobornos que le costó a la estatal petrolera Petrobras más de 2.000 millones de dólares.
(29-08-2016)