El proceso de cambio según Al-Azar
Este país tan complejo, con una democracia con altibajos y figuras políticas de comidilla, no es para tomarlo necesariamente en serio. Alejandro Salazar sabe contarlo a su modo. ‘El proceso de cambio según Al-Azar’ es el resultado, muy bien (con)textualizado por Exeni Rodríguez.
Este domingo 13 en la noche, en la Feria Internacional del Libro (ciudad de La Paz), el proceso de cambio en Bolivia se verá seriamente expuesto. Las consecuencias, además de inciertas, pueden ser terribles. Muy pocos eventos/personajes, ora de mantenimiento del orden, ora de transformación, han resistido al bisturí gráfico del Conejo Al-Azar.
Así que si usted, ciudadano/adana, tiene en suerte presenciar dicho acontecimiento, por favor, no vaya desprevenido/ida. De pronto se encontrará con un libro de combate. No de esos que nutren la crítica de las armas. Tampoco de aquellos que afilan las armas de la crítica. Usted tendrá en sus manos —es bueno advertirlo— un libro de convite. Cosa buena, cultivar la ironía en tiempos de pluri-solemnidad.
El proceso de cambio según Al-Azar es una exquisita recopilación de las mejores caricaturas políticas del artista plástico boliviano Alejandro Salazar. Casi todas ellas fueron publicadas durante la última década en diferentes diarios y semanarios del país, uno de los cuales es este Animal Político de La Razón, actual casa/parapeto del Conejo. Ahora esas ilustraciones están juntas en un libro todo terreno, como regalo-fiesta.
Sin ningún afán cronológico, el libro —publicado por Hivos— está organizado con arreglo a una secuencia de (d)años. Arranca con un breve repaso a la etapa previa de “crisis, inflexión y cambio” (2000-2005) y prosigue con ilustraciones de hechos relevantes que caracterizaron cada uno de los ocho años (2006 al 2013) del gobierno de Evo. A beneficio de di/gestión e inventario:
— 2006: Nacional/izando.
— 2007: Constituyente, ente, ente… (versus Autonomía, mía, mía…).
— 2008: El año que vivimos en peligro.
— 2009: Nace la Bolivia plurinacional.
— 2010: Gasolinazo interruptus.
— 2011: TIPNIS somos (casi) todos.
— 2012: La difícil gestión plurinacional.
— 2013: Barquito de papel…
Cada una de estas partes está precedida por un pequeño (con)texto. Su intención-alcance es simple: situar como provocación/anticipo algunos temas de coyuntura política, las más de las veces conflictivos, que marcaron la agenda pública y están retratados con arreglo a la radical mirada de Al-Azar. Es como un pequeño inventario cómplice, si acaso, a modo de introito, para acompañar la observación.
¿Qué habrá de encontrar en El proceso de cambio según Al-Azar? Tremendo festín: una colección selecta y reparadora de varios momentos del actual proceso de refundación estatal en Bolivia bajo el filtro irónico del artista. Siempre irreverente, siempre crítico. Es como repasar la historia corta, tan llena de grises, desde la irreductible trinchera del humor.
“Bolivia cambia, Al-Azar cunde”. Va la invitación pues a compartir sin titubeos ni concesiones este mosaico/recorrido alazariano por los patios interiores del proceso de cambio en Bolivia. Estoy seguro de que difícilmente habrá mejor testimonio/evidencia de estos intensos años que —a la manera de Octavio Paz— dicen adiós a lo que fue, se demoran en lo que será.
Ja-ja-jallalla proceso de cambio…
El preludio: Crisis, inflexión y cambio
Narices: una es pequeña, respingada, fina; la otra es grande, aguileña, ruda. ¿Se puede retratar un proceso de cambio —el antes, el después— contrastando dos narices? “Crisis, inflexión y cambio”. Con esas tres palabras se caracterizó el agitado camino que recorrió Bolivia desde la “guerra del agua” en Cochabamba (abril de 2000) hasta la inédita victoria electoral de Evo Morales (diciembre de 2005). Un ciclo de protestas en forma.
Crisis por triple vía: a) Del neoliberalismo con Estado mínimo impuesto mediante políticas de estabilización y de ajuste estructural bajo amenaza: “Bolivia se nos muere”. b) De la democracia pactada asentada en coaliciones multipartidistas de todos con todos que devino en “partidocracia” e ingobernabilidad sistémica. c) Del modelo de integración social con discurso “pluri-multi” y la falacia del solo reconocimiento de la diferencia. Crisis.
Inflexión con “empate catastrófico” entre las dos Bolivias. De un lado, con masacre en El Alto, la Agenda de Octubre (2003) exigiendo Asamblea Constituyente, nacionalización de los hidrocarburos y referendo sobre el gas. Del otro, con movilización cívico-regional, la Agenda de Enero (2005) bajo trinchera de las autonomías departamentales. Fuga en helicóptero del gonismo, dos presidentes interinos, inestabilidad política, incertidumbre…
Cambio. Diálogo entre dos damas alazarianas: “¿Puede un indio ser Presidente? Sí, pero de la India”. De Bolivia también. Lo que parecía impensable ocurrió en las urnas. Evo y el Movimiento Al Socialismo (MAS) llegaron al Palacio de Gobierno con mayoría absoluta de votos. Cambio de agenda con apuesta Estado-céntrica. Un adiós a la democracia (im)pactada. Lo “pluri-multi” rendido ante la evidencia, como sujeto político-estatal, de las naciones y pueblos indígena originario campesinos. Nueva nariz, ampliación de olores, olfatos diversos. Tras la crisis, la inflexión; luego de ésta, el cambio. ¿Y después? Importa el después…
2008: El año que vivimos en peligro
Al borde de cualquier cosa. 2008 fue uno de los años más difíciles de nuestra convivencia en democracia. Fue el año que vivimos en peligro. Con ocupación de instituciones y aprestos separatistas. Con violencia exacerbada y amenaza de guerra civil. Pese a ello, hay que subrayarlo y celebrarlo, la contienda se zanjó en las urnas.
Aquel año empezó con forcejeo de consultas. En tanto el texto constitucional esperaba la convocatoria a referendo aprobatorio, cuatro departamentos fabricaron estatutos autonómicos inconstitucionales y, liderados por sus prefectos y el “Komité Kru-Kru” (Al-Azar dixit), organizaron consultas ilegales. No querían nueva Constitución para el país, sino reglas propias.
Así, mientras en Sucre, manchada de racismo, decenas de campesinos eran humillados en la plaza pública, la élite de la media luna ondeaba su autonomía. Pero de pronto, vaya sorpresa, la oposición política en el Senado aprobó una revocatoria de mandato.
¿Mal cálculo?¿Por qué convocarían un referendo que luego trataron de frenar, sin éxito, con sinfín de escollos? El 10 de agosto de 2008 Evo Morales fue ratificado con el 67% de votos. Hubo respaldo también para los prefectos de la media luna. La manfredumbre fue revocada.Tablas otra vez.
Entonces vino el quiebre. El Ejecutivo convocó a referendo constituyente por decreto. Fue rechazado. Y la oposición regional alentó la toma violenta de instituciones públicas y aeropuertos. Si hasta mercenarios, se supo después, tenían consigo. Querían autonomías departamentales de facto. Hasta que cruzaron el límite, sellando su derrota, con la masacre en Porvenir.
Después vinieron los acuerdos que, bajo presión, viabilizaron el referendo para la nueva Constitución. Gobierno y prefectos ajustaron primero el régimen de autonomías y luego el Congreso Nacional, sin mandato, modificó más de 100 artículos del texto aprobado por la Asamblea Constituyente. Hubo pacto in extremis aquel 2008. Hasta nunca, sepultureros precoces, dijimos.
2009: Nace la Bolivia Plurinacional
¡Puje! ¡Puje!”. 25 de enero de 2009. Luego de 16 meses de difícil gestación en la Asamblea Constituyente y más de un año de atascado trabajo de parto, una nueva Constitución Política fue adoptada mayoritariamente en referendo por las bolivianas y los bolivianos. Dos semanas después sería promulgada en un solemne acto en la ciudad de El Alto.
En su mensaje, tras recordar las dificultades del proceso, el presidente Morales proclamó el nacimiento del Estado Plurinacional con autonomías. “Ahora pueden sacarme del Palacio, pueden matarme. Misión cumplida por la refundación de una Bolivia unida”, dijo llamando a la reconciliación.
Así, con celebración, concluía el largo recorrido iniciado dos décadas antes en la histórica Marcha por la Dignidad y el Territorio (1990), cuando indígenas de tierras bajas demandaron por primera vez una Asamblea Constituyente. Y se iniciaba, con juramento, el no menos complicado camino —sembrado de avances, letargos, retrocesos— de implementación del texto constitucional. Tiempos de refundación.
Aquel año hubo también dos sucesos emblemáticos. En febrero, el hombre fuerte del Gobierno y cabeza de la empresa estatal de petróleo, Santos Ramírez, cayó en uno de los hechos de corrupción más bochornosos del régimen. Dos meses después, un confuso operativo policial en el hotel Las Américas (Santa Cruz) revelaba una todavía irresuelta trama de terrorismo/separatismo: el “caso Rózsa”, hoy todavía en faena judicial.
2009 llegó con respaldo en las urnas para el “proceso de cambio”. Y se despidió dando la victoria electoral a Evo Morales (reelecto con el 64% de votos y dos tercios en la flamante Asamblea Legislativa Plurinacional). Las autonomías departamentales ampliaron su alcance mediante referendo y 11 municipios dijeron sí a las autonomías indígena originario campesinas. La plurinacionalidad, el autogobierno, estaban tocando la puerta…
2013: Barquito de papel
Sentado en su bañera mira fijamente. Solos él y su barquito de papel ondeando la tricolor. Es el alazariano Evo Morales con indicaciones precisas para transformar el Tratado de 1904 en un barco listo para disfrutar. Lo que falta es mar. Ah, esa carencia que nos une.
El derecho irrenunciable se llama acceso soberano al océano Pacífico. Con tal convicción/anhelo, tras el fracaso de los enfoques precedentes, el Estado boliviano planteó en abril de 2013 una demanda contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Corre proceso.
Pero este año enfrentamos no sólo cuestiones marítimas, sino también bloqueos aéreos. El 2 de julio, cuatro países europeos cerraron su espacio al avión presidencial boliviano cuando retornaba de Rusia. Ese colonial acto de “piratería aérea” fue ampliamente repudiado. Y la imagen de Evo creció tanto en el ámbito internacional como en el frente interno.
Buena imagen, nueva reelección. En atención a una consulta, el Tribunal Constitucional habilitó la candidatura de Evo Morales para las elecciones generales 2014. Tres “frentes amplios” de la oposición buscan hacerle frente. Y eso que algunas de sus figuras, como el senador Pinto, fugaron con bulla en busca de refugio político. Los comicios mediáticos ya empezaron.
Empezó también la disputa por los resultados oficiales del Censo 2012. Somos apenas poco más de diez millones de habitantes. Y la autoidentificación indígena bajó al 41%. ¿Cambio demográfico? ¿Manipulación? ¿Error censal? Surgen prevenciones en torno a los nuevos datos que habrán de sustentar el pacto fiscal y la redistribución de escaños, esas batallas.
¿Hacia dónde navega el proceso de cambio en Bolivia? ¿Cuánto avanzó la refundación estatal? ¿Somos en 2013 —como país, como colectividad— más plurinacionales e interculturales que en 2009, cuando se aprobó la nueva Constitución, o que en 2005, cuando Evo llegó al Palacio de Gobierno? ¿Somos más democráticos? Preguntas… Hay Al-Azar para rato.