Milei a través de siete miradas bolivianas
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miradas y reacciones en Bolivia
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La victoria del candidato libertario en Argentina no pasa desapercibida en la política nacional.
DIBUJO LIBRE
Para algunos añorada, deseada; para otros, vista como una calamidad. La victoria en tierras rioplatenses del candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, marca un antes y un después en la política del país vecino. A decir del politólogo cordobés, Mario Riorda, “la Argentina entra en un proceso serio de ‘reseteo’, cargado de incertidumbre, claro está”.
Las reacciones al zarpazo del candidato libertario en Bolivia no se hicieron esperar y abarcan un amplio abanico de sensaciones. Desde el partido de gobierno la actitud fue extremadamente formal. Algunos actores políticos lamentaron lo sucedido, otros lo festejaron. Siete intelectuales bolivianos presentan a continuación sus perspectivas.
Gabriela Canedo, socióloga y antropóloga
Una serie de actores extraños autoritarios que centralizan el poder están surgiendo, creciendo y saliendo victoriosos en elecciones en el continente. Personajes y caudillos ya sean de derecha o izquierda, de corte autoritario y de mano dura van emergiendo. Acaba de ganar en la Argentina Javier Milei, un caudillo de derecha que se identifica como ultraliberal. Si bien en el país vecino, los votantes no tenían buenas opciones entre las que elegir, optaron por un personaje mesiánico que sacará a la Argentina de la profunda crisis. Es así que, algo común de estos “enviados” es que surgen aprovechándose del descontento general, y ofrecen cielo y tierra.
Lo cierto es que la germinación de personajes de mano dura es un llamado de atención al sistema de partidos que sufren una progresiva crisis de representatividad y pierden contacto con la ciudadanía. Esto produjo en diversos países de la región estallidos de frustración social. Existe un desencanto con el funcionamiento de la democracia, lo que ha hecho crecer las preferencias por regímenes autoritarios.
Bolsonaro, Bukele, ahora Milei, manejan el discurso de la libertad. No se puede precisar con claridad su autoidentificación, pues rondan conceptos sin contenido preciso: pueden llamarse liberales, libertarios, ensalzar la libertad, etc. Al ser una ideología que recorre el continente, en el país no faltará el surgimiento de alguien parecido, a un Milei o una mala imitación. De hecho, en días recientes, en Santa Cruz se llevó a cabo la reunión de los libertarios. ¿Acaso no suena a Milei?
Esperemos que en Bolivia no prosperen estas alternativas que embaucan a jóvenes y viejos, pero preferentemente a jóvenes que ven opciones en posiciones ultrarreaccionarias que significarían el retroceso en la conquista de una serie de derechos. Solo como ejemplo en las demandas de mujeres y la población LGBT. En el caso de Bolivia una buena lectura sociológica del país es imprescindible para estos intentos de partidos mesiánicos que quieren germinar.
José Luis Exeni, politólogo y escritor
¿Afecta la elección de Javier Milei en Argentina el clima de la política boliviana?
Más que afectar el clima de la política boliviana, la elección de Milei alborotó el ánimo de algunos políticos neoliberales bolivianos (que hoy se bautizan como “libertarios”). Así, en la oposición aparecen algunos malos imitadores/repetidores de Milei, como el penoso caso de un diputado paceño que avergonzaría al propio Milei. Pero ello no incide ni en el debate público ni menos en el campo político. La propuesta de un nuevo candidato de eliminar ministerios, a la manera de Milei, parece una caricatura.
¿Puede esto alentar a que nuevos actores se lancen a la competencia por el sillón presidencial, más aún en un momento de fractura dentro del MAS?
Quienes abrigan las ideas “libertarias” de ultraderecha, y sueñan con parir un Milei o un Bolsonario boliviano, ya se habían lanzado a la competencia electoral antes de la victoria de Milei. Hace unos meses se anunció la creación de un Partido Liberal, que hoy es solo un nombre. Y sus promotores (“canos, calvos y camisas blancas”, como bien los describe Quya Reyna) tuvieron hace poco un encuentro en Santa Cruz. Allí se vio que por ahora son solo una hipótesis sin calle ni proyecto político. Es probable que anhelen lanzar una candidatura presidencial para el 2025. Igual es evidente que, en nombre de la unidad, van apareciendo diferentes nombres, todos ellos como “la alternativa única”.
Reymi Ferreira, abogado y exministro
La victoria, no tan inesperada de Milei, luego de su victoria sorprendente en las primarias en la Argentina, ya ha dejado ver algunos efectos, oficiales algunos y otros todavía bajo los entretelones de los proyectos que se vienen gestando para las elecciones del 2025. Evidente que la victoria del “libertario”, insufla de ánimos y da esperanza en la posibilidad de vencer al MAS, (que además se halla debilitado por sus fracturas y por las amenazantes nubes de la ingobernabilidad) a muchos de los opositore que durante casi dos décadas sólo han mordido el polvo de la derrota.
El problema para la derecha es que hay varios que creen que pueden ser la revelación estilo Milei, y ahí se repetirá el problema de la oposición boliviana, que nunca han podido armar una estructura política y programática para derrotar electoralmente al MAS. La única vez que lo hicieron fue en un referéndum en el que la unidad estaba fácil porque se trataba de apoyar el NO, y no de disputar ningún cargo. Por ello, aunque es seguro que aparecerán muchos Mileis, eso de por sí no garantiza que uno de ellos logre hacer lo que hizo el argentino en su país, y por más copiones que sean, las experiencias son distintas, y lo que es peor, este fenómeno producirá múltiples aspirantes a ocupar la presidencia, tratando de emular lo que se hizo en el vecino país.
Armando Ortuño, economista y analista político
Por la cercanía de la Argentina con el país y la fuerte influencia de los medios de ese país en las lecturas mediáticas bolivianas, la victoria de Milei tendrá efectos en el microclima de la política boliviana, sobre todo entre las elites politico-mediaticas. Sin embargo, creo que su efecto en la gran opinión publica y en las orientaciones de los electores será muy pequeño. Las definiciones políticas locales rara vez toman como referencia los sucesos externos, es la historia y las percepciones propias sobre el momento sociopolítico nacional las que deberían preocupar más, eso es lo vital sin distraerse demasiado en otras especulaciones.
Dicho eso, ese evento puede complicar la estrategia y el despliegue táctico sobre todo de las oposiciones, porque refuerza dos cuestiones que ya son un problema en el armado opositor hacia el 2025: la tensión entre lo nuevo versus los viejos partidos y lideres opositores tradicionales; y el grado de radicalidad de la propuesta política opositora futura.
A priori, Milei podría alentar aventuras de personajes por fuera de las fuerzas tradicionales, con un lenguaje directo y rupturista con todo, no solo contra el masismo; desordenando más un panorama ya muy fragmentado.
Muchos se creerán el Milei boliviano de manera superficial o hasta frívola pero al hacer eso desordenarán el escenario opositor o pueden complicar la construcción de coaliciones.
Y en lo ideológico, la tentación será leer el triunfo de Milei como la demostración que se debe ser radical, en una concepción liberal o de superación total del «populismo». Acusando a los que no comparten eso de «tibios». Me parece que esa radicalidad no funciona en Bolivia, pero lo intentaran y complicaran todo.
Gustavo Pedraza, abogado, excandidato vicepresidencial
La elección de Milei en Argentina tendrá efectos en dos campos de la política nacional. El primer campo afectado será el del oficialismo que con la derrota del peronismo ha perdido a uno de sus aliados más importantes de Sudamérica. El kirschnerismo fue leal a Evo Morales hasta el final, le dio refugio político, con casa incluida, junto a varios ex ministros del MAS. El gobierno del MAS sentirá mucho la victoria de Milei, con la perdida de ventajas y el cambio en las relaciones bilaterales políticas y comerciales.
El otro campo afectado será el de las oposiciones, ya que algunas corrientes han festejado con entusiasmo la victoria del libertario. Incluso hay un grupo ciudadano que está articulando una organización liberal, inspirado en el éxito electoral de Milei. No cabe duda que la emulación discursiva a Milei será practicada por algunos actores de la oposición boliviana. Hay quienes reclaman a un Milei boliviano, que tendría que aparecer como candidato, creyendo que esa es la fórmula para derrotar al masismo. Estas creencias y percepciones alentaran a que nuevos actores políticos ingresen a la competencia electoral; motivados también por la división del masismo. Por tanto, el factor Milei, en vez de cohesionar, puede fraccionar más a la oposición boliviana.
En la política nacional hay que saber diferenciar las variables externas que afectan de las variables internas que determinan. Los opositores que creen que la victoria de Milei causará un efecto dominó en la región se equivocan, pues cada sociedad y cada Estado tiene sus particularidades y sus diferencias. En Bolivia lo que hace falta es la construcción de un instrumento político que esencialmente se inspire, se fundamente en lo que la gente quiere en el país y no en la autosatisfacción por lo que suceda en otras sociedades y naciones.
Quya Reyna comunicadora y escritora
Hay que entender que el panorama boliviano implica una resistencia al gobierno central, diferenciada entre lo urbano y lo rural o en otro caso, entre oriente y occidente, pero que es visible, principalmente por medios de oposición. Esto nos lleva a entender que cualquier experiencia de “derecha” que llegue al poder o que tenga relevancia política en el exterior y a nivel regional implica en el país cierto agrado en esta población opositora.
Primero fue Bolsonaro, en Brasil, que influyó incluso en la lectura política de la religión entrando al palacio el 2019, con la llegada de Añez. Posteriormente aparece Bukele que, si bien él se identificó como izquierdista, ejerce políticas de derecha y se confronta con otras autoridades de izquierda, como Gustavo Petro, presidente colombiano. Esto ha llevado a que se busque un Bukele boliviano y no sólo aquí, personas de otros países de la región quieren su Bukele en su país.
Milei, desde hace un corto tiempo, ya llamaba la atención del panorama social de Bolivia. No sé si el liberalismo pudo concentrar mayores simpatizantes con la influencia de Milei (en su mayoría joven), pero es evidente que grupos de oposición, conservadores y antifeministas en Bolivia generaban discursos contra la “casta” refiriéndose al gobierno del MAS o denunciaban la “ideología de género” promovida supuestamente por el gobierno y grupos feministas. En lo social, llegó este modelo de confrontación derecha-izquierda, yo creo que, en muy poca escala, pero llegó.
La fuerte vinculación del masismo con el gobierno kirshnerista genera aún más esta relación Estado-casta en el contexto boliviano, aunque es una lectura muy condicionada por la polarización, fruto de la crisis del 2019, más que por una lectura legítima a la realidad boliviana.
Bolivia no es Argentina, pero hasta en la política existe el “boligaucho” que busca con ansiedad un “Milei boliviano”. Me pregunto si en Argentina buscaron alguna vez al “Evo argentino”, yo creo que no, por obvias razones: el contexto argentino no tiene una relevante población indígena, no tiene movimientos sociales con características sindicalistas a la de Bolivia y se podrían dar más ejemplos. ¿Entonces por qué buscamos un Milei? Es resultado de una fuerte crisis de representatividad política y originalidad en nuestros políticos, como José Ormachea que solicita buscar al “Milei boliviano” en el legislativo, debería nomás ser sincero y decir que él quiere ocupar tal rol.
Pero más allá de eso, el fenómeno Milei en Bolivia influyó en lo políticos opositores y la población opositora. Ya vimos a Vicente Cuellar anticipando su candidatura, manifestando una copia del discurso mileísta de cerrar ministerios. No se da cuenta que para que Milei haya llegado al poder se requirieron muchos años y otros elementos, entre ellos un discurso que articule a la población y que resultó en un populismo de derecha en contra del gobierno kirchnerista. Ahí fue importante Agustín Laje y su confrontación al feminismo. En Bolivia, el feminismo no tiene la trascendencia social ni política que tiene en Argentina, pero se siguen copiando los mismos contra discursos de Laje aquí y por ende sus mismas propuestas.
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Sin embargo, antes del triunfo de Milei en las últimas elecciones, los políticos y algunas figuras dirigenciales ya estaban animados a ser las alternativas políticas y en la actualidad aún más, no necesariamente por el triunfo de Milei, porque tienen que ver muchos factores, entre ellos, la fracción del Movimiento Al Socialismo, principalmente. No hay claridad sobre esto, pero la gente está buscando fórmulas de oposición: los menos radicales mencionan a Andrea Barrientos y los más extremistas al capitán Edman Lara, esto pasaba desde hace mucho antes del triunfo de Milei; sin embargo, sí se intensificó en los últimos días.
Más allá de que esto motive a supuestas postulaciones a la presidencia, creo que en Bolivia debemos enfocarnos en la sociedad, ¿el liberalismo puede ser un movimiento grande como el argentino? ¿El triunfo de Milei podría convocar a los bolivianos a sumarse al liberalismo como fórmula frente al masismo o el Gobierno central?
Yo creo que por los menos en la población joven sí está generando simpatía, pero no desde la población que sí es liberal en la práctica y que se encuentran en los mercados, en las villas y en las grandes ferias de comercio. El liberalismo todavía no es sólido y no tiene un rostro representativo en el país, además de ser sumamente utópico e idealista, pero podría ser el nuevo modelo de oposición discursivo frente al MAS. Nuevamente, la influencia del liberalismo argentino dependerá mucho del gobierno de Milei. En la medida de que esto sea efectivo en Argentina, las otras regiones podrían simpatizar con el liberalismo o la derecha como alternativa política. Dependerá también de la dinámica política regional e internacional a partir de sus figuras de oposición: Jair Bolsonaro, Antonio Kast y otros que no están lejos de poder ser electos.
Marité Zegada, politóloga cochabambina
Las democracias latinoamericanas están asediadas por procesos de inestabilidad política, incertidumbre económica y un extendido sentimiento de rechazo a la política partidaria. Los esquemas partidarios de fines del siglo pasado se han derrumbado y hemos ingresado en una etapa marcada por una alternancia que responde más que a adscripciones ideológicas, al «rechazo» a la ineficiencia y la corrupción.
La elección de Milei va en esa línea y llama la atención su alta popularidad sobre todo entre los jóvenes. De hecho, en Bolivia se generó mucha expectativa en relación a los resultados de Argentina y se ha percibido, desde hace algunos años, esta búsqueda de alternativas al MAS, sobre todo entre quienes se sienten excluidos y amenazados por el Gobierno. En ese sentido, existe una incidencia porque abre la expectativa sobre la aparición de algún líder «antipolítico» capaz de enfrentar al MAS con éxito.
La fractura del MAS ha abierto nuevas posibilidades a las oposiciones, pues significa mayores opciones de ganar la próxima elección. El problema reiterado es la gran ausencia de liderazgos opositores capaces de seducir al electorado.
El triunfo (inesperado y algo incomprensible) de Milei, abre el escenario a apuestas algo impensadas y novedosas con posibilidades de llegar al poder. Este hecho político podría animar a la emergencia de nuevos liderazgos, al mismo tiempo que debilita al bloque «progresista» que está tratando de sobrevivir en la región.
(*)Pablo Deheza es editor de Animal Político