Juan Carlos Calderón, la misión de la arquitectura como arte
En su última entrevista con La Razón, el arquitecto paceño habló de sus influencias y de la secuencia de edificios suyos en El Prado.
Juan Carlos Calderón (1932-2017) vivió para hacer arquitectura y no para ganar dinero. Es una aventura que consideró digna de un idealista, pero en la cual triunfó. Pensaba en su oficio como un arte que debía tener una ideología, una línea clara que marque la dirección del diseño y en la que se debía creer con mucha firmeza. Él eligió la arquitectura orgánica, cuyo principal cultor fue Frank Lloyd Wright.
En la última entrevista que dio a La Razón hace dos meses, en torno a la charla inaugural que debía dar en la 13 Bienal de Arquitectura Boliviana, de la que fue ganador en su primera versión, explicó la influencia que tuvo Wright en su vida y cómo la arquitectura orgánica guió el diseño del conjunto de edificios suyos que se levantan sobre la avenida Mariscal Santa Cruz.
En 1958, mientras el joven arquitecto trabajaba en Nueva York, frecuentó a la pintora boliviana María Luisa Pacheco. “Ella se había lanzado a Estados Unidos para empezar de nuevo, se abrió paso entre miles y fue una de las artistas bolivianas más reconocidas internacionalmente”. Ella le comentó que Wright estaba en la ciudad para participar en una entrevista. Calderón logró ver la conversación y quedó tan impresionado que buscó conocerlo.
“Allí comenzó mi ilusión de hacer arquitectura como un arte. Él estaba supervisando su gran obra, el museo Guggenheim, y me recibió. Yo le comenté que un gran auditorio de Nueva York iba a ser demolido para construir un edificio de varios pisos, un paralelepípedo que estaba diseñado para ganar plata. Y él me dijo algo que marcó mi vida, ‘les toca a ustedes, los jóvenes, no permitir que estas cosas sucedan. Tienen que agitar sus puños sobre sus cabezas para evitarlo’”, narró Calderón.
Desde entonces siguió la línea propuesta por el proyectista estadounidense, que identifica a la arquitectura con la naturaleza. “Un edificio debe salir de su entorno como una planta que crece y se desarrolla en el tiempo”.
Ministerio de Economía y Finanzas Pública. Síntesis. El Edificio Hansa resume nociones arquitectónicas importantes para Juan Carlos Calderón.
Bajo esta lógica, el arquitecto boliviano concibió tres construcciones que están en la Av. Mariscal Santa Cruz y que articulan una secuencia de diseño urbano que a sus ojos fue exitosa. Este conjunto funciona como una pequeña muestra de la puesta en práctica de su ideología.
El edificio del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas (en la esquina de la calle Loayza) fue inaugurado en mayo de este año, es el más nuevo de los tres. Se respetó el diseño original que Calderón había hecho para el Banco Boliviano Americano, que no pudo terminarse en su momento. “Por décadas quedó un bodoque de hormigón que era el escándalo de una ciudad y su centro, afortunadamente decidieron terminarlo, adecuándolo a las necesidades de un ministerio”.
El “alma de este edificio” es un cilindro pensado para que la afluencia de gente, que forma una curva, transite la esquina fluidamente. “Si la construcción fuera cuadrada esa esquina sufre, mientras que el cilindro hace que la curva se entienda mejor”.
La segunda construcción es el Centro de Comunicaciones La Paz (CCLP), conocido como el Palacio de Comunicaciones (en la esquina de la calle Oruro), que se concluyó en 1988. Su diseño tiene en cuenta sobre todo su ubicación, marcada por el Obelisco. “Es un punto neurálgico de la urbe, porque está en un espacio abierto, en una ciudad bastante cerrada”.
Para coincidir con esta característica, el proyectista paceño planteó un atrio y la construcción de un edificio de dos pisos, donde funciona Correos de Bolivia, que se relaciona más fácilmente con la escala humana. Y el auditorio es una transición que hace menos abrupta la presencia del inmueble de 24 pisos que está detrás.
El último es el Edificio Hansa (en la esquina con la calle Yanacocha), que se culminó en 1981. Si bien Calderón afirma que no puede elegir su edificio favorito, éste sintetiza muchos de sus preceptos: Aquí se relacionan naturaleza y arquitectura, pensadas como una semilla que se desarrolla. “El Edificio Hansa expresa ese crecimiento, que comienza en los primeros pisos y se desarrolla en el tiempo hasta llegar a su remate”. Además el diseño toma en cuenta la diagonal que forma la Av. Mariscal Santa Cruz y se inspira en las medidas de las manzanas originales de La Paz.
Esta minuciosidad en el diseño, que respeta la fisonomía de la urbe, y sigue coherentemente una línea de trabajo, son algunas de las razones por las que Calderón recibió distinciones tanto nacionales como internacionales: premio al Catedrático del Año, Florida A&M University (1986-1988 Florida, EEUU), Medalla de Oro del Colegio de Arquitectos de Bolivia (1995), Premio Nacional de Cultura (2005) y título Doctor Honoris Causa por la Universidad Mayor de San Andrés (2017), son solo algunos de ellos.
Juan Carlos Calderón Romero partió el 18 de diciembre, a sus 85 años, dejando una huella tangible en La Paz, tras poner en práctica sus ideas y contribuir al diseño de una ciudad más armónica y respetuosa del ser humano.
Maestro del Organicismo
La Casa Soria, primer encargo que el arquitecto recibió en Bolivia, es una especie de manifiesto
Ernesto Urzagasti / Arquitecto
Juan Carlos Calderón nace en La Paz el año 1932. En su juventud abraza la carrera de Arquitectura en Oklahoma State University, en Estados Unidos, donde se queda a ejercer su profesión entre 1958 y 1972. Allí se desenvuelve en el ámbito de varias firmas de arquitectura. A la edad de 40 años regresa a Bolivia y a partir de 1973 desarrolla la mayor parte de su prolífica obra arquitectónica.
Para entender a Juan Carlos Calderón debemos relacionar su obra y su pensamiento con las ideas y el legado del maestro Frank Lloyd Wright, célebre arquitecto norteamericano que dictó los elementos teóricos del Organicismo, corriente de la arquitectura que se diferenciaba del funcionalismo reinante durante la primera mitad del siglo XX. Calderón entonces se declara organicista y dice que la función y la forma son simultáneas, y deben comprenderse ambas para proyectar los espacios para el hombre.
Todo arquitecto que trasciende ha diseñado en algún momento una “casa manifiesto”, entendida como una expresión espacial donde se plasman las ideas o teorías que forman la visión espacial del proyectista. En el caso de Calderón, queda aquello plasmado en el primer encargo que recibe en Bolivia, la célebre Casa Soria.
Esta vivienda posee un partido generoso con dos alas funcionales que convergen en una espectacular escalera circular, que hace a la vez de “rótula” espacial de ambas alas con un generoso despliegue de luz natural cenital. Exteriormente, la Casa Soria nos hace recuerdo a las “casas de la pradera” del maestro Frank Lloyd Wright con sus amplios alerones, texturas de ladrillo visto y ritmos seriados que juegan con los aventamientos, sin lugar a dudas la casa Soria es un manifiesto de los postulados que en vida abrazó Juan Carlos Calderón.
La obra de Calderón abarca una variedad de usos y funciones, destacando los edificios de oficinas, viviendas, hotelería, comercio e institucional. Sin embargo, nos detendremos en analizar y reconocer dos de sus más famosos y reconocidos edificios: El Palacio de Telecomunicaciones y el Edificio Hansa, ambos ubicados sobre la principal arteria vial del centro de la hoyada paceña.
El Edificio Hansa parte de un diseño esbelto que se genera a partir de un terreno de dimensiones modestas. Calderón conjuga magistralmente la trama del damero español y la superpone con la diagonal de la avenida Mariscal Santa Cruz, donde se reconoce el zig zag en escuadra en los pisos del basamento y se identifica la diagonal con los balcones diagonales en el remate de la torre. A decir de Calderón, el Edificio Hansa es su favorito, dado que en él pudo explayar su teoría del “tiempo y movimiento en la arquitectura”, logrando el desarrollo progresivo en proporción y en volumen que se aprecia en el cuerpo del edificio.
En cambio el Palacio de Telecomunicaciones es un edificio público de uso masivo que requería en planta baja un desarrollo funcional para albergar las oficinas de Correos de Bolivia. El edificio se resuelve con una torre con plantas libres para oficinas albergando un virtuoso espacio vertical como elemento que vincula los diferentes niveles, generando bandejas de jardines verdes colgantes, “en una ciudad que adolece de ellos”, decía Calderón. Acompaña a la torre un bien logrado basamento horizontal que alberga Correos y un auditorio a los que se accede por la avenida Mariscal Santa Cruz. La lectura tectónica del edificio es fuerte y claramente marcada con el omnipresente hormigón que acompaña la mayoría de sus obras.
Calderón fue uno de los más prolíficos e insignes arquitectos bolivianos del siglo XX; de carácter pausado pero firme, apasionado en su pensamiento arquitectónico organicista decía que “para diseñar una forma el arquitecto debe haber digerido todo lo que esta forma necesita tener como función, es decir, las relaciones entre áreas y el tamaño de cada área”, lo que nos lleva a la conclusión de que para él la arquitectura era un todo que implicaba sumar función, estructura y forma.
Sin lugar a dudas fue un icono de la arquitectura, a sus 85 años deja un legado importante de obra construida y de pensamiento crítico. Tuvo un exquisito manejo del hormigón, riguroso en la función y soberbio para concebir espacios en sus edificios.