Saturday 27 Apr 2024 | Actualizado a 20:43 PM

María y la construcción de lenguajes para desear y soñar

‘Me declaro impostora del arte’, dice sobre sí misma. En cambio, el reconocido curador Paul B. Preciado la destaca como una ‘grande del futuro’ en la prestigiosa revista ArtReview. En las calles ella es ‘María’.

/ 17 de abril de 2019 / 04:00

Ni más ni menos que Paul Beatriz Preciado —filósofo y el curador más influyente del mundo, según publicó en noviembre de 2018 la revista ArtReview, especializada en el arte contemporáneo mundial— ha escrito sobre la boliviana María Galindo, destacándola como una de las “grandes del futuro”. Ella es activista, feminista, anarquista… ¿artista? “Cuando estoy en un contexto artístico —que he terminado viviendo de esto por azares del destino— me presento como una impostora”, aclara ella mientras toma un café en la Virgen de los Deseos, en la avenida 20 de Octubre, el espacio del colectivo Mujeres Creando desde donde desarrolla un intenso trabajo de reflexión, discusión y creación.

Es difícil escribir o decir “Galindo”, aunque lo mande la seriedad de una entrevista, pues así como la artista Ejti Stih la ha pintado nombrándola simplemente como “María”, la gente la conoce por su nombre de pila. Pintura en paredes de instituciones, penes pintados y otras acciones polémicas permanecen en el imaginario del boliviano. Es amada y odiada, pero nadie es indiferente. Y la institución del arte hace mucho que tiene puestos los ojos en su obra: ha sido invitada tanto a la Bienal Siart Bolivia como a la Bienal de Sao Paulo —dos veces— y a la Documenta 14, en Grecia.

“Tengo una posición tomada respecto a esta institución, que incluye al museo, la galería, la historia del arte y el concepto mismo de arte. En esos cuatro niveles hay un secuestro del arte. El talento era la moneda que se pagaba en el teatro griego. Hoy ha sido reinterpretado como un don que depende de la naturaleza, además de un privilegio. Yo trabajo desde una visión política de la creatividad como un hecho universal, presente en todos los seres humanos. Pero el conjunto de procesos de dominación nos va extirpando la creatividad, así que preservarte como un ser creativo ya es un acto de rebeldía”, explica María.

Ella es muy crítica ante una historia del arte basada en un canon masculino, patriarcal, de lectura de las fuerzas expresivas de una sociedad desde el punto de vista del poder. “Cuestiono la mercantilización, el manejo de las curvas salariales, donde un curador gana más que el artista y el artista se ha convertido en un accesorio del discurso de un curador. Yo declaro que los museos están muertos, que nacieron muertos, nacieron al servicio de unas élites, con todos sus complejos. Yo no tengo ninguna aspiración de legitimación de parte de esa élite o ese circuito”.

Pero el texto del filósofo y comisario español es distinto, pues quien la convocó cuando era director del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona—para presentar los conceptos de despatriarcalización y descolonización— y al Parlamento de los cuerpos en la Documenta 14 aprecia justamente esa mirada crítica. “Eso no quita que haya un ámbito indeterminado e indefinido al que se le llama arte, pero donde confluyen discusiones filosóficas y políticas de la historia contemporánea de la humanidad. En el Parlamento de los cuerpos, por ejemplo, intervienen muchas poéticas al mismo tiempo; ese es un escenario que me interesa, no como legitimación, sino como una confluencia de discusión”.

El texto de Preciado es un reconocimiento al trabajo de María. “Él tiene una enorme paleta de personajes a los que puede poner en pantalla, le dije que esto era algo insólito. Me respondió: ‘Es insólito, pero necesario’”.

La propuesta que destaca Preciado surge de un medio cultural boliviano que María ve anclado en el concepto de las bellas artes, gastado en el siglo XIX. “Nos hemos aferrado al folklore como tabla de salvación porque es más democrático, pero el folklore también es un disciplinamiento a la repetición, a la división sexual rígida y a la confirmación de una regla, no a la ruptura. Los escenarios culturales bolivianos están profundamente colonizados y patriarcalizados”.

Ante este panorama es que surge el trabajo de María Galindo, que no encaja en una específica disciplina o lugar. “El eje es principalmente la reflexión política feminista y la construcción de lenguajes. Las mujeres tenemos mucho que decirle al mundo, pero no tenemos palabras. Las mujeres somos carne sin verbo, no solo porque la Biblia nos ha calificado así, sino porque lo dicta el patriarcado. Las mujeres tenemos mucho que decir y no tenemos lenguajes propios, las herramientas con las que estamos hablando nos niegan de antemano. Y pasa lo propio en las luchas sociales, como con todos los seres subalternizados, enmunecidos y depreciados por la historia y las relaciones de poder. Por eso mi trabajo es producir lenguajes que nos permitan decir lo que somos, pero al mismo tiempo hablar del mundo con el que soñamos y de nuestros deseos. Para eso necesitamos construir lenguajes. Y es ahí donde mi universo se ha chocado con el del arte: hay que reconocer que este mundo es el más permeable a los nuevos debates, es el menos ortodoxo, es el que más disciplinas mezcla”.

Estos nuevos lenguajes nacen en la calle. “El acto de irreverencia de las mujeres más contundente surge cuando una vendedora hace siesta en su puesto de venta.

Ahí hay todo un lenguaje. La calle en Bolivia es un lugar de reconstrucción y destrucción. Hay una ciudad efímera no rígida que es la de las mujeres. Es el único espacio para la democracia y la historia (…) La insurrección la estamos produciendo mujeres en las calles”.

María toma distancia de la función del misionero en la calle, del que predica un mensaje. Sus intervenciones no pretenden una interacción de público y artista, rompe esos esquemas. “Todos somos actores, y cada quien actúa desde lo que es”.

Además se declara una desadaptada social que no se contenta con nada y que trabaja desde la insaciabilidad. “Si queremos justicia, queremos toda la justicia posible; queremos toda la felicidad posible y la imposible, también”. El escándalo no le espanta. “Creo que nadie se expresa de forma más concreta, barata y contundente para generar un debate en muchas líneas. No me interesa dar un mensaje, el significado está disperso para que cada quien lo atribuya según sus iras y sus sentimientos”.

Si bien estas acciones resultan desgastantes —más aún si implican insultos en las redes sociales y forcejeos con la Policía—, María ha desarrollado una forma de controlar esa euforia. “Me cuido mucho la salud; te degastas mucho físicamente. He llegado a quedar herida después de varias acciones, la última vez se sentó sobre mí un policía y me dejó muy dañada. Así como hago un acto de despliegue de energía, luego me retraigo sobre mí. Las acciones tampoco son muy seguidas, pues detrás hay mucho estudio, mucho compartir, mucho debate. Son horas y horas de trabajo en comunidad”.

Obras como El milagroso altar blasfemo, pintado en la fachada del Museo Nacional de Arte, se replicó también en Ecuador y Chile. “Tengo muchas ganas de volver a hacerlo. No sé si en el Vaticano”, se ríe.

Pero la expresión de María cambia: un dejo de tristeza y rabia toma su rostro cuando repasa las acciones que ha hecho con pintura roja en los muros de varios edificios gubernamentales. “Cuando estás en el cuerpo de una mujer y te enteras de una violación tras otra violación, de una ola de violaciones colectivas, sientes un manoseo. No es a ella, es al cuerpo-mujer. ¿Cómo vas a reaccionar? ¿Enviando una carta al Gobierno? ¿a la Alcaldía? Nuestras intervenciones son salvajes y deberían serlo más. El cuerpo ya no me da para todo lo que quisiera hacer”.

¿Qué pasará entonces en 20 años? “No importa. Nosotras no estamos luchando por ser alcaldesas, nuestras luchas son infinitas. Lo que hacemos llega hasta el presidente Evo Morales, llega a todo el país, hasta el último rincón. Y así como las violaciones se reflejan en nosotras, la dignidad también. Es un espacio de rabia, dignidad y rebeldía muy legítimo, se comparte y abre espacio social… Nosotras pasaremos, por supuesto, pero la dignidad queda. Nuestra venganza es ser felices”.

María Galindo

Paul B. Preciado –  curador de arte y filósofo transfeminista

  • Pintura. ‘Las tres Marías’, una obra de la artista Ejti Stih, en la que retrata a María Galindo. Foto: EJTI STIH

María Galindo (La Paz, 1964). “Soy puta, soy lesbiana, soy boliviana. Solo puedo existir construyendo alianzas prohibidas entre estas posiciones discursivas y políticas que están supuestamente en contradicción entre sí. Hablo desde el lugar de la tortura y la violencia, pero no para dar testimonio, sino para imaginar la felicidad desde una posición de desobediencia”. Estas son las palabras con las que se presenta María Galindo, una artista, performer, activista, escritora y cofundadora del colectivo boliviano Mujeres Creando. Trayendo a la conversación las prácticas y los conocimientos subalternos de mujeres indígenas y la tradición política y literaria del anarquismo, el punk y el feminismo no blanco, María Galindo ha creado en los últimos 15 años una práctica artística radical.

¿Pero qué puede hacer el arte en un contexto de neocolonialismo autoritario en el cual las lógicas del feminismo y del discurso identitario indígena han sido absorbidas por los discursos humanistas, religiosos y neoliberales como nuevas estrategias de control? María Galindo responde sacando el arte del mercado y de la galería y devolviéndolo al lugar donde nació: la plaza pública, el ritual social. Contra la purificación racial y sexual del cuerpo, el trabajo de María Galindo exorciza el terror de la historia colonial a través de una teatralización bastarda e iconoclasta de los símbolos católicos y patriarcales. Contra la economía capitalista de explotación y destrucción ecológica, el animismo artístico de María Galindo usa objetos y cuerpos “baratos y rotos”, otorgándoles nueva vida como tótems de una revolución poética que está por venir y que desafía nuestros modos convencionales de la percepción y nuestras economías deseantes. Sus prácticas más-que-artísticas pertenecen a un linaje de artistas-chamanes donde también podemos encontrar las obras de Pedro Lemebel y Las Yeguas del Apocalipsis, Ocaña, Miguel Benlloch, Sergio Zevallos, Beau Dick, Lygia Clark, Michel Journiac, Ulrike Ottinger, Annie Sprinkle y Beth Stephens, Vala Tanz o Guillermo Gómez Peña.

* El texto fue publicado por ArtReview,

revista internacional de arte contemporáneo (Londres).

La traducción es de Liliana Colanzi

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‘Hotel Hazbin’: entre pecados, música y redención

Vivienne ‘VivziePop’ Medrano ofrece una serie que deconstruye las ideas del infierno

Por Miguel Vargas

/ 7 de abril de 2024 / 06:47

Eso de que un pecador arderá en el fuego eterno y le rechinarán los dientes por los tiempos de los tiempos no va más: Hay sobrepoblación en el Infierno, motivo por el que un ejército de ángeles hace cada año una depuración, exterminando demonios para que entren nuevos caídos. Ese es el planteamiento de Hotel Hazbin (Amazon Prime), serie animada musical que deconstruye los conceptos del bien y el mal, del pecado y la redención.

Con una paleta donde predominan las formas punteagudas y el contraste entre el negro, el rojo y el blanco, la serie creada por la artista estadounidense Vivienne ‘VivziePop’ Medrano, inspirada en creencias judeocristianas y en la demonología, presenta a la cándida Charlie Morningstar, hija de Lucifer y Lilith. Como princesa del infierno, la rubia joven se ha propuesto combatir la sobrepoblación de su reino rehabilitando a pecadores y demonios mediante una insospechada estratregia: la redención hacia la bondad en su Hotel Hazbin.

El programa recurre a estas figuras mitológicas para replantear y explorar los orígenes de lo que consideramos malo y se lo contextualiza en la sociedad actual. Cada personaje representa el lado humano de la virtud y el pecado. Así se presenta a un Adán vanidoso, por tratarse del primer ser humano, sediento de sangre de demonio, a pesar de ser un ángel, y se plantea a Lucifer como alguien que confió en que el ser humano tome buenas decisiones en el momento de tener libre albedrío.

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Hotel-Hazbin

La música —creada en un estilo que navega entre la tradición de Disney y la ópera rock de Broadway— y la animación son la pieza clave para navegar por las aguas pantanosas de los dogmas de fe y cuestionarlos: ¿un ángel que no quiere salvar la vida de un niño demonio debe ser desterrado? ¿Quien es víctima de un proxeneta es un pecador? ¿Obedecer la ley aunque implique una injustica es lo más importante?

En un programa lleno de colores y de notas musicales, los grises se van imponiendo poco a pocoen una primera temprada sin pierde. Y es que más que respuestas, como hace todo buen arte, siembra preguntas que uno mismo debe responder.

Texto: Miguel Vargas

Foto: Internet

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Silvia Cuello saca a la luz el abismo

A través de ilustraciones, la artista visual recorre en un libro y en una exposición en el Museo Nacional de Arte su proceso contra la depresión

Por Miguel Vargas

/ 25 de febrero de 2024 / 06:49

No son frecuentes las valiosas oportunidades en que podemos encontrarnos con una narración tan bien ilustrada y elocuente de algo que resulta ser muy profundamente subjetivo: las vivencias de experiencias y emociones de la depresión, descritas por una persona que nada más y nada menos es una de sus protagonistas”, escribe la doctora Elizabeth Patiño Durán, presidente de la Sociedad Boliviana de Psiquiatría, en el prólogo del libro El abismo ilustrado, obra que con motivo de la exposición de igual nombre que la artista Silvia Cuello presenta en la sala Diez de Medina el Museo Nacional de Arte (Comercio y Socabaya) se plasmó en un tiraje inicial de 50 ejemplares. “Mi objetivo es lograr apoyos para realizar una tirada grande y que el libro pueda distribuirse en escuelas y centros psiquiátricos y sanitarios”, visiona la artista española radicada en Bolivia.

“En un despliegue de genialidad, Silvia nos muestra con una impresionante sutileza, en los trazos diáfanos, precisos y hermosos de sus pinceles y de su pluma, las diferentes manifestaciones del cúmulo de vivencias y emociones tormentosas, que caracterizan este trastorno”, continúa la especialista que trató a la artista, quien fue diagnosticadahace varios años con depresión crónica.

“En medio de todo ello, la motivación y el eje central que movió a Silvia nos muestra su gran capacidad de resiliencia, sobreponiéndose a la adversidad y presentándonos esta obra de arte que además se constituye en una innovadora guía, para ayudar a quienes atraviesan cualquiera de las formas de depresión, a sentirse menos solas y menos ‘locas’, y brindar valiosas pautas de empatía a las personas que las rodean, para entender, comprender, acompañar e impulsar a buscar ayuda a tiempo”, finaliza Patiño Durán, presentando la serie de 26 ilustraciones que conforman la exposición.

“La depresión es una enfermedad que despierta poca empatía. Apenas se habla de su existencia y muchas personas la padecen en silencio, o incluso sin saberlo.  Aunque es una idea extendida, la depresión no equivale a estar triste, sino que se trata de un trastorno mental complejo y difícil de describir, que en los casos agudos impide desenvolverse en la vida cotidiana”, introduce Cuello sobre la temática que explora El abismo ilustrado.

La artista nació en 1980 en Barcelona, España, es licenciada en Bellas Artes y se dedica a la pintura y a la docencia. Llegó a Bolivia como voluntaria a Cochabamba, y se quedó explorando distintos lenguajes, como el collage. Para esta muestra, el vehículo fue la ilustración.

“La depresión no es algo a tomar a la ligera, es la principal causa de suicidio a nivel mundial. Mirar hacia otro lado, tanto si el problema lo padece uno mismo, como si lo sufre alguna persona de nuestro entorno, agrava la situación. En la mayoría de los casos la depresión se puede curar, pero solo si se trata a tiempo con ayuda profesional”, acota la creadora.

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“Cada persona sufre de manera distinta la depresión pero, aunque los síntomas sean diversos, lo que siempre está presente es un padecimiento mental atroz, muy activo y difícil de describir. Es por ello que, en un intento de darle una forma visual a ese sufrimiento, he querido hacer este libro, cuyos principales propósitos son tres: En primer lugar, tratar de que las personas con depresión se sientan un poco menos solas en su lucha, al mostrarles que lo que están sintiendo no es algo raro. En segundo, enfrentar el tabú y dar a conocer mejor la enfermedad, para que personas que tal vez la padezcan sin saberlo, tomen conciencia de ello y busquen tratamiento.Y en tercer lugar, hacer la depresión un poco más entendible al resto, para que los familiares y amigos de los afectados sean más capaces de empatizar con ellos y poder ayudarles”.

Y así como fue una poderosa catarsis, la exposición tomó también la forma de un impreso y continúa hoy su propio camino. “Culminar este libro ha sido un objetivo personal que me ha dado sentido y dirección durante lo dos últimos años. El proceso creativo ha sido duro, ha habido varios momentos de desmotivación y amarga autocrítica. Así que estoy muy orgullosa de haber seguido adelante, hasta el final”.

Es duro ilustrar la propia vulnerabilidad, “pero pienso que como artista tengo la posibilidad y en cierto modo el deber de usar mi don para ‘tocar’ a los demás de algún modo. —concluye la autora— Con esta obra he querido transmitir el mensaje de que no es fácil vivir con depresión, pero que se puede salir, y que vale la pena el esfuerzo. Personalmente estoy agradecida por las lecciones valiosas que he aprendido en este camino”.

Texto: Miguel Vargas

Imágenes: Silvia Cuello

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Un singani de Villa Abecia guarda el alma de un teatrista

¿Es posible que un actor pueda concentrar su esencia en una bebida espirituosa? Así lo prueba Kike Gorena

Por Miguel Vargas

/ 18 de febrero de 2024 / 06:42

Que un perfume lleve el nombre de un actor famoso es cosa de todos los días en Hollywood, pero que un destilado —un singani, y de Villa Abecia, además— lleve el nombre —y el alma— de un teatrista boliviano es menos común. El actor, director y dramaturgo potosino (1978) Kike Gorena es el hombre en cuestión. Y él mismo va a relatar este su paseo por los élixires de la uva moscatel de los Cintis.

— Cómo surge la idea de lanzar tu propia marca?

— Como alguien diría, “me han obligado” los amigos que han sido mis primeros clientes cuando vendía este embotellado como singani de Villa Abecia. Como buen embajador cinteño me tocó propiciar varias degustaciones donde pude ver cómo este singani, literal, les acariciaba el alma… aunque una amiga por molestar decía que también le acariciaba el hígado. Estos degustadores muy entusiastas siempre alimentaron entre broma y broma la fantasía de que el Tonelito algún día será un singani top, súper famoso y reconocido. Así nació la idea de bautizarle como ya le llamaban de cariño: Tonelito de Gorena.

El segundo paso fue hacerle una etiqueta. Todo entra por los ojos y un producto artesanal sin nombre y sin etiqueta no te entusiasma mucho, salvo que ya lo hayas probado. Así fue que, jugueteando con mis primos y primas, hicimos la fotito que después sería nuestra primera etiqueta, que se basó en el Dios de Miguel Ángel, quien alcanza una copa de singani a un mortal. Como reza en nuestra actual etiqueta “Un día el maestro singanero, cual fresco de Sixtina, alcanzóme su bebida, sostenido por querubines, que cantaban hasta los confines.”

Archivo Tonelito

En nuestro caso el maestro singanero es mi tío Ramiro Ibañez, todo el honor y gratitud al mago de la uva que convierte el fruto divino en ese singani exquisito, al que de cariño todos en el pueblo le conocen como Calacho.

— Esta bebida evoca además imágenes: ¿Qué ha significado en tu vida el singani?

— Yo me crié viendo cómo mi papá preparaba sus cocteles y chuflays con el singani que le llegaba de Villa Abecia, de donde él era. Nosotros vivíamos en Potosí y todos los fines de semana, antes del almuerzo, era de rigor tomar unos aperitivos. Ni siquiera a los niños se nos mezquinaba el vino ni el singani; por supuesto sorbitos, no van a creer que me daban en mi mamadera.

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Así fue que me contagié del entusiasmo de mi viejito para preparar sus finos cocteles. Se notaba que le causaba orgullo convidar el traguito de su tierra, y qué mejor si era con limones de Villa Abecia, si de chuflays se trataba. El singani para mí es un vínculo directo con la tierra cinteña, donde pasé mis mejores vacaciones. Es el verdadero cable a tierra donde realmente se ejerce la libertad. Supongo que por eso me da por romantizar sobre ese líquido que tiene contenido el esfuerzo del viñatero, el talento del destilador, el trabajo de la naturaleza para producir esa uvita y lo más increíble es que todo eso se logra sentir cuando tomas un sorbo del Tonelito. Algo mágico pasa ahí, no es así nomás. Por eso la misión que tengo como El Duque del Singani es lograr que más personas tengan la posibilidad de tomarse y conocer un Tonelito de Gorena.

— ¿Cómo describes la personalidad de tu marca, que se evidencia en la publicidad que sueles hacer al singani?

— Su personalidad está en el atribuirse poderes y títulos que dice que te otorgan cuando tomas Tonelito. Sin admitir que se trate de publicidad engañosa, más bien, tiene que ver con jugar con lo que no está del todo descartado. Porque Tonelito sí te puede mostrar las estrellas, o te ayuda a conectarte con tus raíces y te hace hablar en lenguas. También te puede dar glamour, aunque flotando en un estanque sobre una cama de botellas pet. O te puede dar la inmortalidad de un vampiro. O te ayuda a conquistar a tus suegros. Quizá te ayude a cruzar a pie el salar de Uyuni.

Revisando en el “Face” las primeras publicaciones que hacía, ya estaban en esa línea de afirmaciones marketeras y osadas, como una que decía que “Tonelito de Gorena no te abandona ni en el auto de buen Gobierno #pedidosInbox”. Más allá de tratarse de algo serio o en juego, creo que hay un limbo de lo indefinido donde siempre me ha gustado jugar, incluso desde el teatro.

Si solo ofrezco el mejor singani de Villa Abecia no es suficiente, por muy verdadera que sea esta afirmación. Hace falta propuestas publicitarias más arriesgadas para salir del molde y sobresalir del resto. Alejarse de la pretensión de ofrecer, clase, distinción, exclusividad, status… valores que están lejos de la mayoría de la población. Sería más lindo querernos tal cual somos y apreciarnos también con nuestras imperfecciones. Recuerdo que cuando sondeaba el impacto de mis publicidades con los compañeros de mi promoción, la sensación era parecida. Me pedían que se muestre personas más elegantes, vasos mas finos, como si el encanto del singani no estuviese también en sus alegres borrachitos. Otras amigas se fijaban si las uñas de la actriz estaban bien pintadas. Detalles a los que conscientemente me rehusé porque quiero que quede la sensación de que el singani no es ni para algunos ni para todos; es para cualquiera, como el teatro, según Javier Daulte, gran director y dramaturgo.

— ¿Cómo se funde el singani con tu trabajo en el teatro?

— Tengo que admitir y agradecer que la mística de mi singani está construida también por quienes me acompañan de buena voluntad a hacer las publicidades, donde participan desde la técnica o desde la actuación. Son grandes valores como Coco Toro, Mizkicho Valverde, Pedro Grossman, Diego Massi, Javier Badani, Ale Molina, Eric Calancha, Nicole Terrazas, Francia Oblitas, Ale Viviani, Carlos Guzman y Alejandra Sanzetenea, todos ellos del teatro o el cine. Este apoyo es una evidencia de que el teatro y el singani tienen que ver y pueden conversar saludablemente a través de nosotros, que somos honestamente felices con las cosas sencillas.

La publicidad de Tonelito de Gorna apela a la vida bohemia, a la fantasía y al arte.

— ¿Cuál ha sido la recepción en La Paz?

— Creo que la gente aprecia mi singani por las demostraciones de cariño que hacen al comentar su experiencia, muchas veces con palabra llenas de poesía y auténticos deseos de que me vaya bien. Una vez, por ejemplo, en el comprobante de una transferencia pusieron como referencia: “pago de trago rico”. También me mostraron los lugares donde guardan sus botellas, los tragos que  preparan o sus maneras de consumirlo, como el estilacho sublingual de Luis Bredow o el sorbo a sorbo sostenido de Fernando Figueroa.

Como es un singani artesanal, la venta es de tú a tú. Se puede pedir por la página en Facebook e Instagram o al WhatsApp 72141212. En Rayuela, El Bestiario o Casa de Piedra en La Paz, les pueden hacer con Tonelito de Gorena un rico traguito.

Texto: Miguel Vargas

Fotos: Archivo Tonelito

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Diseños desde Oruro para el mundo

Pinky Arias combina la arquitectura con la moda para crear sus propuestas para grupos folklóricos

/ 4 de febrero de 2024 / 07:07

La arquitectura se unió al diseño de modas en la vida de Pinky Arias gracias al Carnaval. Durante sus estudios universitarios, ella comprendió que su carrera es madre del diseño. “En ella se estudia la antropometría y la sensibilidad del ser humano, siendo estas las bases para diseñar un singular vestuario, ya que es un ser humano quien habitará cada una de las prendas”, recuerda Pinky Arias, que este año vuelve a llevar la imaginación y sus conceptos desde su atelier en Oruro a las calles de su ciudad para la celebración del Carnaval.

Pinky Arias nació el 20 de septiembre de 1978. Arquitecta de profesión y diseñadora de modas para ambos sexos, ha bebido desde niña de la influencia folklórica de la fiesta que en 2008 fue inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. “El minimalismo, donde “o menos es más, y la riqueza cultural histórica es la fuente de inspiración para mis diseños”, expone la creadora.

El Carnaval en Oruro se siente en el aire, y en estos días previos a la fiesta, el trabajo para Pinky es desafiante. Creció junto a sus nueve hermanos, siete mujeres y dos varones, fruto de padres orureños, artistas y artesanos.

En diciembre de 2008 fue que abrió su atelier Pinky Moda y Arte, donde hace diseño de decoración interior y mobiliario. Su imagen corporativa causó impacto y su popularidad fue inmediata, naciendo así una de las casas de moda más significativas de la ciudad de Oruro.

Otoño-Invierno Primero lo nuestro (mayo, 2009) y Primavera-verano De rosa a fcsia y punto (septiembre, 2009) fueron las primeras colecciones. Para enero de 2011 creó su Calendario del Carnaval de Oruro, en formato de lujo, con siete fotografías de trajes de antaño y trajes actuales elaborados en su taller.

En noviembre de 2012, ya en pasarela, presentó la colección Tridimensión de colores y le siguieron Obras a mano alzada (2013), 7 placeres (2015), Kiswara (2016) y Foklor art (2018), entre muchas otras presentaciones en Oruro, Cochabamba, Sucre, Potosí, Beni, Santa Cruz y en Chicago, Estados Unidos.

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Si bien el atelier diseña y confecciona durante todo el año vestidos de gala, de novia, de quinceañeras, trajes dos piezas, abrigos, vestuario para niñas y organiza sus colecciones, se ha especializado en la creación de vestuario para las figuras y ñaupas de la morenada, trajes de china supay de la diablada y trajes de caporal.

El tiempo apremia. El nerviosismo por la llegada del Carnaval empezó en octubre de 2023, cuando se concentró en elaborar la prendas que lucirán los danzarines de diferentes conjuntos este año. “Nuestro atelier en esta época maravillosa en la ciudad de Oruro respira Carnaval”, dice.

Algunos de los trabajos del atelier de

La orureña Pinky Arias es arquitecta y diseñadora de modas.

“Ostentosas corsetería de china morena, tentadoras polleras de la china supay, el encanto de la blusa de la Negra María Antonieta, las capas dimensionales de los Siete pecados capitales que brillan en pedrería y swarovski, el encuentro de mostacilla-lentejuela/canutillo-perla de los tocados para las tobas, al son de cascabeles y dragones en oro milan, posando en un entallado enterizo de macho caporal y una elegante coqueta charretera de kullawada en cuentas rojo, amarillo y verde componen un nuevo cuadro de tendencia tridimensional que, puntada a puntada, y hecho con amor a mano, medida y personalizado; brillarán en esta Obra Maestra del Patrimonio Oral e intangible de la Humanidad”, describe con orgullo.

Texto: Miguel Vargas

Fotos: Pinky Arias moda y arte

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Barbie andina y un Milei ‘coquette’, en La Razón de Alasita

El periodiquito, con todas las secciones, circula este sábado. Su precio es de Bs 4

Portadas de La Razón y sus suplementos de Alasita

/ 20 de enero de 2024 / 07:23

Bolivia compra el Banco Central de Argentina, Del Castillo crea un equipo militar de élite con influencers, yatiris tomarán las decisiones judiciales… Unas veces descabelladas, otras demasiado cercanas a la realidad: así son las noticias de Alasita.

El tradicional periodiquito de La Razón rebosa de humor, ironía, picardía e identidad. Este “ejemplarcito” reúne en sus páginas los titulares más sonados del año.

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Alasita

La definición de la jefatura del MAS en un realitity show, la “guerra santa” de Camacho por el control de Santa Cruz, la inclusión de las vacunas en el desayuno escolar o la creación del dólar plurinacional son algunas de las principales noticias.

Escape contará el rodaje de la película de Eva “Barbie” Copa y cómo los animales de los parque nacionales han decidido vengarse y quemar las ciudades. El Financiero relatará los acuerdos del presidente Arce con el Banco de la Fortuna, mientas Energías y Negocios anunciará el cambio de rubro del Tío de la Mina: buscará oro.  

La pobreza anunciada del club Bolívar y el premio en canchitas de Messi estarán en Marcas.

Ocho “cuerpitos” son los que ofrece este periodiquito por Bs 4. ¡A reír!

(20/01/2024)

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